Castro Chao Samartín

Textos:
-Riñas del mio llugar.
-Asturias.
-Inscripción sobre pizarra.
-Edad del hierro.
-Riqueza asturiana.
-Al príncipe de Asturias.
Castro de Samartín
El origen del Chao Samartín como asentamiento  humano se remonta a la Edad del Bronce, cuando  en el  año  800 a. C., se  estableció sobre su  explanada superior un primer recinto  fortificado. Durante la edad del hierro sus defensas fueron renovadas  en varias ocasiones y en época romana se convierte en una próspera  capital administrativa, hasta que en el siglo II d. C.,  un terremoto  destruye el poblado.
Grabados prehistóricos  de la Xorenga. En este lugar  pueden  aún observarse  los canalillos y cazoletas insculpidos  en la roca. Son representaciones muy sencillas  consistentes en surcos y cuenca  vaciados  de significado desconocido que debieron estar asociados en su momento  a liturgias de tipo ritual. La singularidad  de la Xorenga respecto a conjuntos  similares es la presencia reiterada  de una figurilla, de traza  laciforme, en la que se ha querido  ver la representación esquemática de una figura humana

El Chao Samartín se mantuvo como un asentamiento estable hasta el siglo II d. C., en parte debido a las fértiles minas de oro  que se concentraban en la región hasta que las violentas sacudidas de un terremoto pudieron provocar la ruina definitiva del castro romano. Se atraparon en su caída  un ajuar insospechadamente rico y cuantioso  en el que menudean las vajillas de importación, monedas e incluso algunas joyas. 
Riñas del mió Llugar
Cuntóme una ocasión la tía Morriña  
  L´historia d´una riña
Qu´hebo ´n un llugarín ó Villa corta, 
   Cuyu nombre y razón no vos importa.
Había en el dos muyeres  
 Qu´estaban al xugar las anfileres,
Llamadas, si no miente la memoria,  
 Una Mari-quiñón y otra Frichoria.
Aquella, qu´era roxa como el día,  
 Por rosa ´n el llugar se conocía:
De l´otra nombre nunca tevo aumentu  
 Y Frichoria no más i llama el cuentu.
Cuntan qu´un día la Roxa,  
 Qu´andaba desipando una congoxa, 
Topó con la Frichoria 
 Que diba con un xarru por salmodia, 
Y á parllar entamanen guapamente 
 Como sabe jacelo aquella xente.
Parlla que parllarás, las dos muyeres, 
 Si quieres, si no quieres, 
Consultando  el carpir de so apetitu  
 Opinaren dir char un gorgolitu;
Y, sin meter la llengua ´n ´a cebiella, 
  Del camín pe l´oriella, 
Jórense despacín las dos parleras;  
   Echaren sos goteras
Y golviérenlas char pasau el sustu  
  Pa quitar de las otras el mal gustu.
Caliente ´l pasapan con los sorbinos,  
  Sacaren de seguida los cuarticos, 
Pagaren en concencia lo gastau,  
 Y viraron después jacia ´l mercau,
Diendo á dar con so rilla,   
  Parlla que parllarás, á Cima-Villa.
Y d´allí no pasaren, ni, lo qu´es,   
 Jora la gacelas pasar un par de güés,


Riñas del mió Llugar 
Qu´el diañu, que no durme ni dipicua, 
  Con intención enicua 
Quixo armar cantillana  
   E… ¡mal añu par´elli y pa so llana!
No sé como demongrios á la Roxa, 
   Que non tien llengua coxa, 
Antoxósei dicir  de prontu ¡gloria!   
 Y, en cuantas que lo oyó la tia Frichoria,
Púsose enfurecía    Como vaca paría,
Y, sin mirar p´atrás, jecha un demoñu
Agarrase del moñu    
 De la Roxa enfeliz qu´á voz en gritu,
Aclamaba perdon pa ´l so delitu.  
 Pero l´otra, qu´en dar jalla consuelu,
Zacurrei el fardel duru y sin duelu,  
 Jasta que la Quiñón, muy ofendida, 
Al ver que va de veras la partida, 
   Retenoxada ya, dixo: ¡recoya!
Y, en cuantas eso dixo, allí jué Troya,  
  Y lo que allí pasó no e pa cuntau, 
Qu´el diañu del pecau  
  Por sembrar la zizaña, 
Capaz de regolver á toda España.  
 A la bulla que armaban las guerreras
Jo llegando la xente á las carreras  
 Y detrás de la xente, á las señales, 
Los dos municipales,  
 Que, apaciguando jueron pocu á pocu
Aquella San Quintin de sorbi mocu.   Axuntáron

Riñas del mió Llugar
se allí pa en tosmás güeyos 
Qu´en palaciu del Conde hay d´esperteyos 
   Sin que por eso, ni por tantu briu, 
Llegar la sangre hubiera jasta el ría:
   Hebo daqué moquete
Y el brasu pe la manga to metete;
   Unos cuantos rasguños,
Mas de venti docenas de repuños,  
  Muchu, “t he de matar repicotera, 
Tengo que abrite en canal, mal sacaviera 
   Y otras hazañas mil de lengua solu
Que no hay a quien no i duela el pasabolu.  
 Non quedó moñu vivi, ni jorquilla, 
Que no jora á bailar la xiraldilla; 
  Ni oreya con pendiente, 
Ni chinchón que no jora á dar n´a frente, 
  Siendo eso de la riña la desgracia, 
Y quedando  depués  en paz y en gracia 
  Sin golver á acordase
De lo que ya pasó, ni á propasase.   
Y hay quién diz, qu´otru día ´n la mañana 
En amor y compaña   Joren 
Quiñón y la Frichoria en puntas 
A tomar sos goteras las dos xuntas. 

Asturias
Asturias- Remóntase su origen primitivo á épocas fabulosas de la historia, pudiendo ya fijar conocimiento de ella en cuanto, según Estrabón, Plinio y Columela, residían allí los turdetanos, los cuales comerciaban y habían recibido su civilización de los fenicios, que traficaban  en sus costas como luego los cartagineses, cambiando los productos de su industria y de sus artes por los ricos metales de sus minas.
Mas cuando los romanos aportaron á la península ibérica, halláronla poblada de diversas naciones divididas  en dos grandes razas ó castas primitivas, la indoescítica y la galocelta, subdivididas, sobre todo la primera, en  multitud de tribus errantes, como en casi toda la parte occidental de Europa, compuestas de pastores  y guerreros que, procedentes de la antigua Escitia,  llegaron á poblar gran parte de la Iberia.
La raza de los celtas, bárbara y guerrera, fué la que con más estabilidad llegó a ocupar las fértiles comarcas de la antigua Iberia; pero las razas más nobles y más valientes que hallaron los romanos en la España antigua fueron  las que ocupaban el litoral del Norte; la de los cántabros y la de los astures.
Servíanles de límites los elevados montes Herbáseos y se denominaban Augustanos y  Transmontanos, dividiendo el territorio montuoso  de cántabros  y astures, no el río Duero, como algunos pretenden, sino el río  Salia ó Sella.
Según el célebre poeta, geógrafo también é historiador español, Silio Itálico, el poético origen  y el nombre de la fértil nación de los astures procede de la famosa Troya, después de cuya horrenda destrución el griego Astyr, armígero de Memón, conducido  por las cristalinas lágrimas de Aurora, se estableció en tal selvático país, tan remoto del suyo, con sus heroicos compañeros á la orilla de un caudaloso río, que de su nombre se llamó Astura, y que por corrupción se llama Ezla.
Del río Astura, a su vez, se deriva Asturias, nombre que tomó  la comarca extensa, cuya opulenta capital fué  la antigua Lancia, en torno de la cual se dilataba un bosque misterioso en que celebraban  las salvajes funciones de primitivo culto, como el de los druidas, á un Dios Criador y único, adorado en el amor al sol, la luna y las estrellas.
Estrabón describe con extremada propiedad el carácter, costumbres y trajes de los primitivos astures del modo siguiente:
“Es pasmosa su destreza en disponer emboscadas y en adivinar  y eludir los lazos  que se les tienden. Son robustos, ágiles y sueltos, y ejecutan sus evoluciones guerreras con rapidez  y orden”…..”Son muy dados á los sacrificios; observan las entrañas  palpitantes de las víctimas sin arrancarlas  del cuerpo, y tocan con ahinco las venas del pecho para sacar agüeros y vaticinios..” “Con el mismo  objeto acuden  á las entrañas de sus esclavos, á los que suelen cubrir con un manto antes de inmolarlos.” “No bien la víctima recibe el golpe  mortal de las manos del agorero, saca éste sus predicciones  del modo con que cae, y consagra á los dioses los cautivos hechos en la guerra…” “Viven frugalmente; su bebida es el agua y su lecho el suelo ó haces de heno…” “Prefieren la carne del macho cabrío á cualquier otra vianda. Las ofrendas que hacen al dios de la guerra  son los prisioneros, los caballos y los machos cabríos…” “También en las ocasiones solemnes  tributan á los dioses  hecatombes ó sacrificios, en que se inmolan cien víctimas. Pelean á pie o a caballo, armados a la ligera ó completamente dispersos ó reunidos,  y se ejercitan  en la carrera y en la lucha……” “Suelen montar dos en un caballo, y en el momento del combate uno de ellos echa pie á tierra…” “La mayor parte del año se alimentan de bellotas, las que después  de haber secado, las quebrantan y muelen, amasando con su harina  un pan que se conserva largo tiempo…. “ “La bebida más estimada es una especie de cerveza. También usan del vino, pero es muy escaso, y el poquísimo que su país produce se consume en los banquetes de bodas y funerales.  Usan la manteca en vez de aceite. Comen sentados en poyos, se sitúan por orden de edad ó dignidad y las viandas pasan de uno a otro…..” “En los convites  danzan al son  de la flauta o del clarín, y forman pasos figurados, doblando las rodillas y saltando alternativamente…” “También usan mucho  una danza guerrera en que los hombres, asidos de las manos, empuñando la lanza y moviendo los brazos, forman un gran círculo que gira sobre sí mismo.  Acompañándose entonces con canciones belicosas, en que se refieren los altos hechos de los héroes, que acaban de formar un simulacro de batalla…” “Trafican por medio de cambio ó se sirven de láminas de plata que van cortando en fragmentos para pagar los efectos que quieren adquirir… “ “Apedrean á los condenados á muerte y ejecutan  á los parricidas fuera de las ciudades…” “Sus casamientos son á la manera de los griegos….” “Colocan  sus enfermos en los caminos públicos, cual lo hacían los egipcios, para utilizar los consejos de los viandantes que hubiesen sido acometidos  de la misma enfermedad….” “Hasta la conquista de los romanos sólo conocieron barcos de cuero, con los que recorrían las costas, pero hoy usan canoas….” “Llevan en la guerra unos broqueles cóncavos, de dos pies de diámetro, que cuelgan de las  correas sin  hebillas ni asas.  Usan también el puñal…” “Sus cotas  de armas son generalmente de lino, y apenas se encuentra  quien las lleve de malla. Tampoco se ve  entre ellos el morrión de tres  garzotas, y regularmente  los tejen de nervios…” “Los peones llevan botines largos ó polainas y van armados  de venablos ó lanzas con la hoja de bronce…” “Todos usan sayos  negros, y las mujeres vestidos bordados….”
Tales eran, según Estrabón, los antiguos astures, con sus costumbres  semejantes á las de los escitas, de procedencia asiática.
Su industria era especialmente el pastoreo, la cría de abundantes ganados vacunos, cabríos y de cerda, por la excelente calidad de los pastos, de sus accidentadas y fértiles campiñas; siendo también  excelentes sus hermosos y ágiles caballos  que los romanos, estimando su clase, llamaron asturcones.
Covadonga.  Tradiciones, historias y leyendas. D. Acacio Cáceres Prat.-1887-


 Inscripción sobre pizarra:
En la  piedra desde la que un día decidí comprar los derechos necesarios sobre la casa y terrenos del siervo difunto,os ordeno y conjuro a vosotros  todos los patriarcas,Miguel, Gabriel, Ceciteil, Oriel, Rafael, Ananiel, Marmoniel, que tenéis sujetas en vuestras manos las nubes deteneos, dejad libre  la villa de nombre Ciuscau, donde habita  su siervo Auriolo,carda de mi posesión,  con sus hermanos y vecinos.  Que se alejen  de todas sus posesiones, de la villa y de aquellos edificios suyos, que vayan y vuelvan por los montes, donde ni el gallo canta ni la gallina cacarea, donde ni el arado ni el sembrador siembran, donde no hay nada para darle nombre.Te conjuro a ti, Paloraso, por el  miso  señor de nuestros hermanos, que  te recluyó, en la ciudad de Cirbes, donde no dañes ni árbol,ni a los segadores, ni a los huertos, ni los frutales, ni otros árboles, ni cualquier oveja, ahí  tienes a mi gran señor  con firme cetro. Que con arte furtiva  consigas  que Rufilirio,  en nombre del Señor, acepte traer consigo a la niña Aviene, desde su retiro. 

 Inscripción sobre pizarra:
 su apartamiento, santo Cristóbal, a su dejadez, y sin temor ni a granizo ni a perro, en Puvigina, oré por intercesión de Cristóbal ante el Señor, diciendo: señor Dios mío, dame confianza para hablar, que el Señor os conceda volver al único puerto astur, y , señor, no te entristezca  el estar sediento, estar verdaderamente sediento  de los bienes que poseyeras suyos, por dejarlos; tendrán que comprar  rápidamente tus terrenos, Señor, junto a los míos. Que habites en Regiela, vuelve más allá hacia levante, ven a dar  a mi residencia, utilizarás la casa de Brosinega, de mañana se cambió a Glatio.  Que conceda terminar el martirio en domingo, a la hora séptima, y que  trueques el granizo en lluvia hacia otra parte que mi residencia, que llegues  en el día de hoy.  En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, en el nombre del padre del Hijo y del Espíritu Snato, amén. Dirás amén, siempre amén, aleluya ( Siguen tres pentalfas y, en el borde inferior, se repiten otros amén hasta siete veces)




Esta enorme roca, desde su base hasta su parte central, está ennegrecida por la utilización del fuego permanente de carácter ritual. Fue, por tanto, un espacio ceremonial segregado de los lugares donde los habitantes del poblado realizaban sus actividades cotidianas. uso residencial, sino cultural o sacro, a modo de témenos griego (recinto consagrado a una divinidad y excluido de usos seculares) y podría haber pervivido poco más allá de un siglo tras su fundación. En la Acrópolis se han encontrado fragmentos de recipientes cerámicos, algunas piezas metálicas características del final de la Edad del Bronce como restos de caldero, asas de sítula y un gran disco fabricado sobre chapas metálicas remachadas y claveteadas. En un principio se creía que este disco, dadas sus dimensiones, era un escudo de un soldado indígena pero recientemente se da una nueva y distinta interpretación; sería una especie de calendario que reflejaría las cuatro estaciones del año lo que sugiere un destino ceremonial, un ambiente de carácter ritual que la segregación y aislamiento de la construcción parece refrendar.
Durante la Edad del Hierro sus defensas fueron renovadas en varias ocasiones adquiriendo a, partir del siglo IV a.C., las características propias de los castros.  En el yacimiento del castro encontramos, primeramente, los fosos exteriores, situados en el flanco Este del oppidum. Consisten en una doble hilera de fosos, excavados en la roca, y que se extienden a lo largo de 100 m. en dirección norte-sur, obligando a acceder al poblado por el sur, donde se encontraba la puerta de acceso, flanqueada por férreas murallas. El lienzo amurallado está formado por las denominadas “murallas de módulos”, tramos de murallas yuxtapuestos característicos de los oppidum astures durante la Edad del Hierro (ss. IV I a.C.) utilizando el granito en su base y la pizarra en el tramo intermedio y alto. La muralla, en su origen, tenía unos 5 metros de altura. 
En estos primeros siglos a. de C, el asentamiento de cabañas se extendió por todo el promontorio. En dichas viviendas se usaba predominantemente la pizarra, material muy abundante en esta zona de Asturias, para el alzado de las paredes y la preferencia por plantas sencillas, circulares o rectangu-lares con esquina de naipe, evitando siempre cualquier tipo de medianería.  En estas cabañas celtas no se observa indicio alguno de compartimenta-ción interna y su cubierta se cerraba mediante urdimbre vegetal para, poste riormente, en época romana, utilizar para la techumbre la pizarra local. Se construye, además, una gran cabaña oblonga y un edificio termal o sauna castreña, con cabecera absidiada destinada a la toma de baños de vapor. za el sector central. El pasador es un cordón de plata de 2 mm de diámetro. 


Sin duda, los importantes depósitos auríferos del área occidental asturiana propiciaron la difusión de los conocimientos necesarios para desarrollar una actividad artesanal, ya pujante, antes de la conquista romana.
El poder romano se asienta en el castro de Chao Samartín no por casualidad. Ángel Villa está convencido de que: “Este castro ya venía desempeñando un papel de capitalidad en su entorno. Lo que hace Roma es añadir poder a las estructuras de poder.El Imperio logra, en muy poco tiempo, una eficacia administrativa asombrosa. Finalizada la conquista militar, Roma se asienta, crea su mapa fiscal y patrocina una aristocracia local que le va a servir de intermediaria a la hora de la recaudación y que está plenamente consolidada a finales del siglo primero”. 

Edad del Hierro
En Asturias, a partir del siglo VII a. C,.  y hasta su incorporación  a la órbita del mundo romano, comienzan a surgir y desarrollarse  un nuevo tipo de poblado fortificado,los castros.
Se situarán en lugares geoestratégicos del territorio, es decir, en aquel territorio donde puedan controlar y explotar los recursos, materias primas, defensa y comunicaciones. Los castros se defienden  fundamentalmente con  fosos y murallas, delimitando y protegiendo  un recinto  donde se levantaran las casas  y otras estructuras de uso comunal. 
La influencia romana en las construcciones se manifiesta explícitamente con la implantación de edificios de nueva planta inspirados en los edificios de los castra (campamentos). 
Durante el siglo I d.C. el influjo de Roma provocó el paulatino abandono de las viejas tradiciones constructivas con la adopción de soluciones extrañas que habrían de transformar sustancialmente la arquitectura de los espacios domésticos: subdivisión interior mediante tabiques interiores, plantas ortogonales, yuxtaposición de edificios que se cubren con losa de pizarra y desarrollo en altura.


La ocupación romana entre los siglos I y II d. C. registra una populosa aldea, convirtiéndose en un centro administrativo dedicado a cuidar de los intereses económicos principales de las numerosas explotaciones de oro de la zona (Pedras Apañadas, Valabilleiro, etc.) en las proximidades de la calzada romana que iría desde Gigia (Gijón). Lucus Asturum (Lugo de Llanera) y Asturica Augusta (Astorga). 
Con la influencia romana, aparecieron las plantas ortogonales y la compartimentación de los interiores de las cabañas mediante tabiques. El poblado experimenta una gran transformación. Renuncian, incluso, al cinturón de fortificaciones, los fosos se rellenan y las murallas son desmanteladas utilizándose sus piedras para la construcción  de otros edificios. Las edificaciones que ahora se levantan presentan plantas más complejas. Las calles, están todas ellas enlosadas, con conducciones de agua, escaleras etc,indicando un elevado nivel de vida de sus habitantes así como un grado de romanización bastante importante. 
Frente a la puerta principal de acceso al poblado, se halla un gran edificio abierto de 100 m2 de extensión, pavimentado con losas de pizarra. Debía de ser el centro de reunión social y política del castro, equivalente al foro romano. Toda una casa del poder en el castro. Los muros fueron fabricados con mampuestos de talla informe alineados sobre su cara externa y amasados con mortero de cal. Este tipo de paramento que se denominaba opus incertum era desconocido en la arquitectura castreña.
El domus romano está intramuros del castro casi pegado a la muralla Norte. Está constituido por dos plantas con escalera de piedra de acceso al piso superior y según me comenta David, el joven guía del castro Chao Samartín, su extensión superficial estaba en torno a los 300 m2. Una de las estancias se abre a un patio columnado en donde los arqueólogos han sacado a la luz un total de ocho columnas de un granito quizá llegado de la zona de Boal o de canteras de Galicia; una estancia porticada que serviría para recibir a los visitantes y para despachar asuntos, y que además permitía nutrir de luz y ventilación a toda la casa. En una estancia de la domus fue encontrada una pintura al fresco sobre mortero, cuyo último enlucido es finísimo, datada en el siglo I después de Cristo, en la que se aprecia, con claridad,  la cara y el torso de un joven que sostiene una liebre. 

Riqueza Asturiana
Aldeana. - Ello ¿qué ye esto, Señor? 
Según veo va la danza,
Que quien más chirla, más chirla,  
  Y quien más fala, más fala.
Pues suelto la taravica  
  Y allá va mió cuajada,
Qu´é bono de cuando en cuando  
 Meter la pala cristiana.
Pos crea, señor, que aún   
 Ñon-i dixo la mió ama
Nin de la misa la media,   
  Nin del creu la metada.
¿Acasu ye xigomencia, 
   Tararira ó moxiganga,
De los granos la cosecha,   
  La fruta, la piesca y caza, 
Les fuentes, flores y yerres   
 Qu´hay pe la nuestra montaña,
Todo ello de bona trina   
 Y todo con abundancia?
CORTESANO.- Ciertamente, aquesas cosas 
  No deben ser olvidadas. 
Vamos, chica, nada temas; 
  Dí cuanto te diese gana.
ALDEANA.- Vusté  ansí lo quier? pues vaya. 
  Si é de cebera, tenemos,
Con abundancia no escasa,  
 Escanda, trigu y centenu,
Maíz, panizu y cebada.  
 Sobre todo, de maíz,
Lo más d´Asturies abasta. 
 Con él facen boroñes,
Que críen xente tan guapa,  
  Como denyure se topa 
Per esa tierra á la larga; 
  Cuando falta la boroña 
Una rosquía s´amasa,   
Y con el rescaldu en llar
Se cuez de pronto y se pasa.  
  Del maíz salen también 
Les farrapes, cosa guapa,  
 No hay comida más sabrosa 
Una mañana  celada, 
  Si con lleche s´acompanguen 
Y están blandies como ñata.  
  ¿Y con qué se cría el gochu, 
Que tien aquesto d´untanza   
Y á los probes aldeanos
Yelo que yos fay la barba, 
   Si non ye con el maíz
De que hay tanta abundancia?   
Agora l´otra simiente, leyenda

Riqueza Asturiana
Que acá llamamos escana, 
  Fai un pan como una flor
Qu´está bailando na palma.  
 Garbanzos acá ñon pinten,
Quédense como arbeyaca;   
Pero tenemos arbeyos
Y chichos en cualquier faza.     
  Hay fréxoles, arxelines,
Ñabos, castañes de Francia,   
 Berces, coliflor, repollos,
Cenahories, bona-dama,   
Alcachofes, cherivíes,
Berenxenes, verdoliaga,  
 Perexil, ayos, cebolles,
Fabes de Mayo, patata,   
  Calabazones y fabes, 
Panizu, miyu, centenu,   
 En fin, de toda metralla.
Nin falta el melón tampocu, 
  El pepín,la calabaza, 
Y el pimientu cebollón,   
 Y el que como fuebu abrasa.
Pa la mesa de señores,  
 Y pa fer ensalada,
Hay espárragos, llechugues,   
 Escaroles, bona-dama,
Perexil del mar, tomates, 
   Espinaques y mostaza.
Diga agora so mercé  
 Si aquento é cosa de gaita
Para que aquesti país  
  Por afamiadu se había.
¿Pos de carnes? ¡Xesucristo!  
 Ñunca mal sobre min caiga,
Si non ye la que abastez   
Ñuestra tierra media España.
Porque´hay carne de carnero,   
 De güé, tenrera y de vaca, 
Decabra, castrón, cabritu,    
 De gochín, gochu y marrana; 
Y todu con tantu excesu   
 Que Castía aquí lo carga, 
En cecina y en tocín    
Y ¡pardieces! ñon muy cara.
Tamién tenemos gallones, 
  Pavos, palombos á manta, 
Capones, gansos y coríos,  
   Y d´animales de caza,
Hay la lliebre en cualquier matu,  
 La perdiz en cualquier bárdia,
La arcea en cualquier región, 
  El tordu en cualquier rimada,
Riqueza Asturiana 
La corniz en cualquier suca, 
  El torcaz en cualquier rama,
El glayu en cualquier camín, 
   Y el picu en cualquier furaca.
Y de les aves del mar    
 Tópense en cualquier regata
El carabán, el coríu,   
 El cuervu marín, la garza,
El gansu, la gallineta,  
   El mazaricu, la gacha, 
El oliancu, el estornín,   
 El coriín de l´Irlanda.
De mar y tierra tamién 
 Hay páxaros para xaula: 
El silgueru, el ruiseñor,  
  El malvís y la calandria, 
Qu´é gusto é nes carbayeres 
  Oílos pe la mañana, 
Cuando por el Mayu canten  
 Al non día l´alborada.
Si ye de caza mayor,  
  En cualquier fondigonada
Hay xabalinos tan grandes 
  Que puestos é na palanca,
Apuxen  per sostenelos   
 Homes de bona puxanza.
Hay osos, y angunu entr´ellos 
  Que los caxellos abrasa;
Les abeyes bien lu piquen, 
 Pero con todu ño escarma.
¿Y quier ver qué entamu tien 
  El malditu de la trampa 
Para comeyos la miel?  
 Con el caxellu s´abraza, 
Y sufriendo los guixones,   
 Ya d´esta que lu turaza
En focicu, ya de l´otra  
 Que lu pica na garganta,
Aquélla nun corbión, 
 Aquest´otra nuna ñarga,
Váse gufando hácia el ríu,  
Y allí el caxellu se zampa, 
Y afogades les abeyes,  
 La miel ¡mal bregon!  se papa.
D´estos hay muchos, Señor,  
  Y unes bestias son tan bravas,
Que si s´agarren de un árbol 
  Danguna vez y se enfadan, 
Co les uñes nun instante 
  Como un paliquín lu engañan.
Riqueza Asturiana 
Y anque i tiren con dos bales  
 ¿Piensa que marcha? non marcha,
Que vien á buscar el tiru  
  Del fogón pe la llapada.
Del robezu, más gustosa   
 Y segura ye la caza:
Pe los cerros y les sierres 
  E nes pigurutes anda, 
Y lixeru com´el vientu   
 Sin tocar al suelu, salta, 
Salvando los percipicios   
 Y sorbiendo les distancias.
Esguilando pe les peñes   
Tien qu´andar el que los caza,
Más en el aire que en la tierra,
   Y cuando con elli enllana,
Améchai un par de bales, 
   Y taramíngai la llana, 
Y el animal arrollando  
 Per una cuesta emprunada
A picos picaños bien 
   Fasta ar é na llanada.
Non falten llobos y corcios,   
Y otra muncha cafarnaya
De venados y llebratos,  
  Que los eros nos abrasan.
¿Y el pescadu? Como estamos  
 Aquí á la llengua del agua,
Lu tenemos á porrillo,   
Fresco como el sol del alba,
Qu´esto ye comer pescadu,   
 ¡Oh! como en Madril lu vieren! 
Voto y ño á tal! que plasmaran.  
  Acá hay salmón como cuchu
En Rivadesella y Pravia,   
 Que sangra de puru frescu
Pe la boca y pe la galla. 
  Hay pescades como borra, 
Xardón á taca  retaca,  
  Cóngrios á trompa talega, 
Besugos á farta farta,  
  Meros á tente bonete, 
Aguyés á viti barra, 
  Morenes á zurriburri,
Sardina á vela y dexala,   
Les mielgues á balagares,
Cazón y xardes sin tasa,  
 Les rayes á goxa llena,
Barbos á pala cargada, 
  Y otru sin fin de pescadu,
Que non sé como se llama,  
 Que á non ser que los arrieros
(Esos de braga atacada)  
  Acuden acá por ello
Com´ urres á la carnada,    
 Para llévalo á Castía,
A  Riosecu y Villada,  
Bien pudiéramos estrar
Con pescadu la corrada.  
 Les llangostes y llocantos, 
Centollos y ñocles, fasta
   Empapizamos con elles.
Ora tras de cualquier lastra  
 Berberichos y percebes; 
Riqueza Asturiana 
En cualquier pedreru ó playa, 
  Morciones y alcalinos, 
De vígaros muncha castra,  
  Llámpares, ostres y almexes; 
Y para pescar con caña,  
   Con ñas a, refuelle ó rede,
Con traína ó con tarrafa, 
  Hay llovina de á dos tercies, 
Anguila  de más de á vara,  
 Como bárganos llamprees, 
Y truches como una estaca; 
  Soyes como la solera 
De una panera mediana;  
 Munchos más pescados hai, 
Cuntálos ye cuenta larga.  
 ¿Y de frutes? ¡Dios me asista!
Porque país por país 
  Naide al Prencipadu iguala; 
Pos hai ñisos, cerigüelles,   
 Y prunos, qu´en una plaza, 
Dan por un ochava á un ñeñu  
  Una montera apiñada:
Hay figos de San Miguel,   
 De San Xuan exhorbitancia, 
Albaricoques, marmiellos,   
  Peruyes, pera, manzana, 
El cadápanu, el alborniu,  
  El llimón y la naranxa,
La castaña, la cereza, 
   La guinda, la ñuez, la ablana, 
El arándanu, el brusel,   
 El mirándanu y granada, 
El melocotón, el duraznu,   
 El piescu en grandura tanta, 
Que son como la cabeza 
 D´una ñeñina tamaña; 
Damascu como dos puños,  
  Pavía com´una xarra,
El cidrón y la grosella,  
 La llima dulce y amarga,
Piñones y figos chumbos,   
 Com los de l´otra banda, 
Recimos blancos y ñegros, 
   Y la mora colorada. 
Vamos, dígame en concencia,  
   ¿Tanta fruta non lu plasma?
Pos ñon ye lo más aquisto;  
  Lo que más asombru causa
E que cada triba d´ estes,    
Otres munches so sí abraza.
Porque, á parte de cerigüeles, 
  Pera cereza y castaña, 

Riqueza Asturiana 
d´elles hay munches castes,   
  Tenemos de la manzana, 
Ranetes, blanques y pardes, 
  La taría y la temprana;
Camoeses, de rabu´llongu,  
  Les de San Pedru y de bara; 
De balsaín, vizcaines,   
 Peros d´inviernu y de alba, 
De ñuera, panera, Infiestu,  
  Balvonis, prieta, mesada, 
De coloradina, d´osu,   
 Carniadu, carne de vaca, 
Carabiones, de caleyu,   
 Repinaldes y d´escanda, 
Picones y castellanes,  
  Ramones y uñera blanca; 
De pardona, de Bilbao,   
 De San Xuan y de monsaca,
De Ana Menendi, de Aldonza, 
  Y otres de triba tan vasta, 
Que por ser inoperables,   
 Ye imposible ñumeralas.
Y, crea, que no hay denyure  
  Manzana más sazonada. 
¡Oh, si vusté p´el otoñu 
  Hácia acá se empobinara,
Cuando cuerre el maravayu   
 De la cosecha, ablucára! 
Pos viera montones tales 
  D´elles po las pumaradas, 
Que pensara en so concencia 
   Que d´oro  yeren grana, 
Salpicadines de pelres,  
 Co les gotes de orbeyada:
Y mire, i habín saber
  Como algaire y miel rosada, 
Si dempués de sazonades   
 Quiciavos les aprobara.
¡Qué sidre d´elles se fai!   
 ¡Qué sabrosa, qué dorada!
¡Y cómo el cuerpu callenta! 
  ¡Cómo refocila l´alma!
El que emburrió dos pucheres,   
 Quedóse como una pascua,
Falatible y gayasperu,   
Sin sede n´una semana. 
Y non piense: que ella sola,  
 Enriquez al que la gaga.
Da don al que lu tien   
Y horros y cases llevanta.


Riqueza Asturiana 
Y si tantu la empondero,  
 Non ye porque á min me cuaca,
Que non fora cosa bona 
 Dase á ella una rapaza,
Nin conveniencia ternía 
  Si á bebela s´avezara.
Para min munchu meyor  
 Cincuenta veces ye el agua:
En todes partes s´atopa   
 Tan fresca, clara y delgada, 
Tan gastiza de comida  
 Que naide d´ella se farta.
Non hay monte que non lleve  
  Un regatu á la llamada; 
Nin peña que non dé un chorru,   
  Ni sin tontica la llastra.
Atopa vusté les fuentes 
  Que parecen pura plata, 
Allá  en el más altu picu, 
  Como na fondrigonada.
Nos en pocu les tenemos    
A causa de so abundancia, 
Que solu puede apreciales   
 El que conoza  so falta.
Pero si en Madril y en Caid 
  Ansí manaren ¡(caramba)!
Naide al serviciu de Dios  
 Deseara otra ganancia.
Tamién tenemos acá, 
  Fuentes de ñatura tala 
Que gorgoliten salmoria, 
  La que muncbu meyor sala 
Una fornada de pan,   
Que la que del mar se saca.
¿Y qué diré de les Caldes?     
   ¿Y qué de la Fuente Santa?
Borboten agua caliente
  Que ansina el pelleyu escalda, 
Como la que sal del fuegu,   
 Si en ella anguno se baña; 
Y para el que tien gorguyos, 
  Pal romatismu y la sarna,
Pal estómagu toidu,  
 Ye melecina probada. 
Flora de mines y piedres  
 Y otres coses d´importancia, 
El ama bastante i dixo  
 Cuando  ahí relacionaba. 
El puxu q´acá traín  
 La nación Gorxa y Milana, 
Romana, Cartaxinesa,   
   Xándala, Suela y Balana.  

Al Principe de Asturias 


Neñin del alma queridu ¿quién te trazo por acá, tan risueñu y tan hermosu como la Flor de San Xuan?

Bien venidu: Dios te guarde pa consuelu de to Má, que apuesto yo á que te mira como el enfermu el cordial, y como el agua de Mayu la mortiguada heredá. ¡Qué güeinos! ¡Qué boquina, y que llabios de coral! Nin la cereza temprana nin la rosa al despuntar, cubiertes de la orbayada en el huertu de mió pá son mas galanes que tú, mas por ciertu de admirar. ¿Quién te dió esa risiquina que tanta gracia te fai, y esi mirar gayasperu y esa bondá celestial? Cuando pones pucherinos y una llágrima no más á los tos güeyos asoma, rabiando por escapar, quixera comete á besos; querete como to Má. Reitán del alma queridu, veyura de hechizos das, pareces en mió concencia un anxelin del altar cuando lu visten les monxes pal día de Navidá. Yo achochezco : alguna Xana tan hechiceru te fai, pa cautivar corazonesy rendir la voluntá. Esi gorriquin que lleves, non puede estar mas galan, con sos perles y sos flores y su menudu cendal. ¿Y les faches? ¡Ay que hermoses ! non les atopaste acá: venieron apuesto yo, col llino de sobremar. Pero faltate la cigua: ¿Y quién sin ella te trae, andando pel mundu bruces, que te pueden agüeyar? Tengo una yo de acebache, bien curiosina en verdá, que la punxe munches veces de pequeñucu al mio Xuan: has atála na muñeca con medides de Candás, y pondraste mas llozanu que cuantos ñeñinos hay. ¿Riste? pos non ye mentira, y tu mismu lo verás.- Apuesto yo á que me entiendes, anque non sabes falar.

¿Non lu veis? Los braciquinos hacia min tornando está, y parez que de so boca un besin se va á escapar. No é verdá que ye pa mí? tráilu reitán, trailu acá, que lu quiero, y non lu dó por cuantu val el llugar. Déxame ponete en cuello; falagate a voluntá: que xuegues con mios corales, ó que dormiéndote en paz, descanses sobre el mio senu, fartucu de trebeyar. Non quies, ñeñín? Tengo date bollinos de pan candial y rosquies de la Pola y ñata de calidá. Cereces guardo pa tí, y manzanes á fartar, y ñisos y cerigüeles, y los figos de San Xuan. Hemos de fer xiblatinos de salgueru y castañal, y dir en busca de ñeros

Al Príncipe de Asturias

de cerica y fraypayar con paxarinos pintados que en to mano piarán, y güebinos como pelres de que has facer un collar. Comigo irás á la fuente; comigo al huertu vernás, en pos de les mariposes asentades nel rosal, ó á coyer freses madures, que ya esperándote están. Allí entre xuncies y flores echadin descansarás, oyendo los paxarinos de rama en rama cantar. Y les brises que trebeyen co la flor del romeral, la to carina encendida llivianes refrescarán. Yo les llevaré hacia tí con un ramo de pomar, empapades en esencies de trebol y naranxal.
 Si tu quies dempues iremos donde les vaques están, y allí verás los xatinos reblincando acá y allá, y el ñevadu corderin que empieza agora a mamar.
 Y tengo datelu yo, que no hay otru mas galan, pa que lu lleves al prado, el delante, y tú detrás, guiándolu despacin como el que a la llende vá co la verdasca na mano por si afalalu te plaz. Col cordon de la cotilla, que ye de seda torcial, y un collar fechu de flores y de xunclos al empar, lu tendremos atadin, que no escape con so má.Y mandare que te faga al rapaz del sacristan un carriquin de madera con ruedes y pertegal, pa que el carnerin lu arrastre sometidu al to vagar. Cargaraslu de tarucos, ó fueyes de castañal, ó garavinos del monte, ó cascarines del mar; y dirá pe la caleya, cantando que cantarás fasta dar é na quintana á la puerta del corral. Otres veces, si tu quies, asentada cabo el llar estaré cómo que duermo, y tu calladín vernás á meter na mió corexa les manines al empar; y has sacales todes llenes de rosquíes, ¿no he verdá? Y to féme que despierto, y tu rie que rirás mirarasme gayasperu como quien la suya fai. A dormir volveré yo, y tú tornarás allá, fasta vaciar la corea, fartucu de trebeyar sin que en ella quede ripiu, ni el rosario, ni el dedal, nin tiseres, ni aguyeru, nin cosa que preste ya. Entos mirarásme en tientes, y direte yo: no hay mas; acabóse el pan de bodes, y la moza por casar. En pudiendo tu valete, que ya non te fagas mal sin traspieses, nin galanes derechu como un Roldán, to llevate á les fogueres, y á la fiesta de Candás, y á la esfoyaza y al sallu y á la ermita del Pradal. Allí entre lluces y flores á tos anchures verás el neñín que tien la Virxen, llenu de gracia y de sal, tan hermosu que ye cosa de amalu siempre xamás. Co les manines á Dios, en tientes lu has de mirar,




Al Príncipe de Asturias



y pa que te quiera bien, to enseñate yo á rezai. ¡Ay Señor ! ¡Qué gustu ha ser! ¡Cómo te divertiras! Y es amigu de cantares? Pos sé yo mas de un miar. Añandote na cunina reposau como un Abá, mientres cierres los güeinos y empieces á pigazar, cuando de les tos manines caiga el zoquetin de pan, la risiquina e nos llabios y en el corazon la paz, empezaré el Ora, ora, que sueñu y galbana dá, Y sinon te quies dormir y ye cosa que te plaz, cantarete les folies, les lletres de Navidá, el son de les esfoyaces que con pebre y so azafran, y “ Ay el galan de esta villa”, que ha gustate en mió verda. Dexarete entrar en narca y el estoyu ciplar donde guardo los corales, les sorties de metal, el chupador y les cigües les medides de Llugas, los escapularios nuevos del Cármen y del Portal, la regla de San Benito y el llibru de confesar. Pos todo esto ye pa tí y con ello munchu mas. Cuando vayas pa la escuela, ¡qué guapiquín has de estar! To ponete calzoncinos de botonada formal; un chalequin de cien flores  con medides á fartar, y la montera de pana tiradu el picu hácia tras, col ramu de siempre vives ó plumes de pavu rial. Terciadica e nel costazu la chaquetina has llevar pa que luzcas la camisa tan limpia como un coral callentada con lloreu bendecidu nel altar, que arrecinda de cien legües a frescura y sanidá.
 Has de calzar zapatinos con un llaciquin de ral, anque cuesten e na Pola mediu celemin de pan. Y del mió pañu de seda que vieno de sobremar, arreglarete una faca como los homes la tran. ¿Falta daque? ¡Digo yo! ¿Era acasu de olvidar el garrotin con sos ñudos de bon espinu ñegral? Pos tendraslu pa que seas el mas cucu y mas galan, embelesu de les moces y veyura del llugar. Pero qué digo? Estó loca; amoriada en mió verdá. ¡Ay, que non ñaciste tú pa vivir en mió lugar! Diz que Dios te tien guardadu en so enfenita bondá, pa gobernar esta tierra y llibertada de mal: diz que Préncipe de Asturies non te dexa aquí to Má, y que vives en Madril entre xente prencipal ¿Si ansí ye, pa que veniste á facenos enaguar, y conocete y marchate, y quicias non vete más?

Cuando mandes el Conceyu, acuérdate bien de acá: abáxamos les gabeles; fai porque tengamos paz; danos veredes sin cuestes, que de pelres non vendrán; y en Xixon llevanta un muriu pa servir de brigadal á los ñavíos que agora non pueden llegar allá. De Covadonga á la Santa llabrai una catedral, 

y yo rezaré por tí y ella te lo pagará. Adios anxelin hermosa; que non te asoceda mal: llevesme el alma contigo; dexesme lloru y pesar. 

José Caveda y Nava. 1796- 1882.- 


















Epoca Romana 
 La llegada de los  romanos al castro supone importantes cambios y novedades. Algunos reflejos de esta nueva situación, es la llegada de objetos y productos  de importación de tierras lejanas, la incorporación  de nuevos hábitos y costumbres, el uso de la escritura y la moneda, la compartimentación de las viviendas, la cubación de las techumbres con pizarra. 








Edad Media:
Entre el siglo VII y X en el espacio dónde estaba situada la antigua domus romana, se ubica  una necrópolis  donde hombres, mujeres y niños buscaron su último descanso  entre las ruinas del antiguo poblado. 










Iglesia de Castro 

Iglesia de Grandas de Salime 































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