Tapia y alrededores

Textos:
-Dietología popular.
-Medicina popular asturiana.
-La muerte del xilguerín.





Tapia de Casariego.  Con una extensión de 7,25 km cuadrados, la parroquia tiene una población de 2.357 habitantes, que se concentran casi todos en la villa.  El resto, poco más de cien, es de poblamiento disperso. Comprende las entidades de Casariego, Entreplayas, La Muria, Ol, As Poleas, Pontraviza y Tapia.  
Dietología popular
Feijóo alude  a la carencia o escasez nutricional de los asturianos concretamente a su mala comida.  De este modo se expresaba:  "Su alimento es un poco de pan negro, acompañado  de algún lacticinio, o alguna legumbre vil; pero todo en tan escasa cantidad, que hay quienes apenas una vez en la vida se levantan  saciados de la mesa".

La indigencia  de nuestros antepasados era por tanto grande y la misma podía hacerse extensiva a múltiples aspectos  de la vida; que obligaba al exceso  de trabajo,  a la austeridad, que tan bien se refleja en esta vieja canción:
"Véndeme el hoy,
 véndeme as vacas 
mais no  me vendas 
el pote d´as papas"
"Fariñes, madre fariñes,
 ye comida de cuyar, 
cuando non como fariñes
 non me soy a fartucar".
Medicina popular en Asturias. E. Junceda Avello.-
Las quemaduras fueron tratadas con aceites, unto o manteca. Como  también con emplastos de miel, cera virgen con aceite de oliva o aceite mezclado con vino. Tras untar con aceite la quemadura, se escupe tres veces sobre la misma y se pronuncia este ensalmo":
"El fueu nun fai frio
el agua nun fai sede, 
el pan nun fai fame.
Esta queimadura 
nun queime nin cale".
Garcia Oliveros, en su libro de "Dermatología práctica", en la que un enfermo desatiende la consulta y prescripción facultativa:
"Y si entá no lo tengo 
más gafientu ye, gracies 
al cuidau de la mio 
Xuana que, viendo 
que pa na valía ´l ingüentu,
 cambióme a los dos dís 
el tratamientu por moñiga de vaca".

La dislocación se denomina en el occidente astur salto de corda y se corregía  de la siguiente manera.  Se reunen nueve piedras de las goteras de un horreo y cogiendo  un de las piedras durante tres días, hará y dirá:
"Corda saltada,
corda cabalgada,
que na carne fuche criada,
da carne pasáchete al hoso;
vólvete al tou llugar,
Como Jesucristo al sou altar".
Cuando a un niño se le va a caer un diente de leche debe arrancárselo  sin demora, para evitar deformaciones en el que va a nacer.  En Ibias el diente es lanzado al fuego con la siguiente súplica:


"Dente vello, tráime un novo, 
nin ancho nin extreito,
ni grande nin pequeño
nin desgau nin gordo.
Como os de todos.
Pan as de comer,
Carne has de cortar.
Has de beber leite,
Hasme de fartar
Ven longo, mia prenda;
Non te faigas tardar".-
Medicina popular en Asturias. E. Junceda Avello.-
La cura de la queratitis se llevaba a efecto con nueve granos de trigo, nueve de mijo y otros tantos de sal.  A lo largo de los nueve  días se hacía sobre el ojo enfermo una cruz, con cada uno de los granos, antes de echarlos sobre el agua, diciendo:
"San Alfonso se levantó,
sus manos blancas lavó.
A la misa de Nuestra Señora llegó;
el que en la misa estaba
y la hostia no veía
la desfeita en los ojos tenía.
Dáles con trigo, mijo y sal,
echándolos  en agua de la fuente pernal"
...............................

Para tratar estos leucomas, manchas blancas o nubes en los ojos, que como secuelas de la desfeita quedan sobre la córnea, se rezaba esta oración:
-San Agustín, a la orilla del mar pasó
y a la Virgen encontró
-San Agustín, ¿por qué non dices misa?
-Porque tengo una nube en un ojo y no veo.
-Pues con este grano de trigo
este grano de mijo
este granito de sal
y la ayuda de Dios y la Virgen
la nube del ojo se te ha de quitar".- 
Es la ronquera o afonía afección frecuente en nuestra región a causa del clima, como canta aquella copla:
"Esta roquera que tengo
me la cogí en la majada
con el sol, con el nublado,
el orbayu y la rosada".

Contra la misma se aconsejaban las inhalaciones de vahos de agua de eucaliptus, hiedra, malva, orégano, cebolla o belladona. La yema de huevo disuelta y batida en una infusión de eucaliptus, bien templada, era bebida, como eficaz remedio casero.  
Un refrán  regional sentencia como axioma de buena salud:
"Cuando el home mixa claru
ya ´l burru color d´aceiti
miérda pál buticáriu
cagachones pál albéiti".
Los baños termales tuvieron también su aplicación en la cura del reumatismo, y concretamente, entre nosotros, con las aguas del Balneario de las Caldas, de Oviedo. 
"....¿Y que diré de les Caldes?
¿Y qué de la Fuente Santa?
Broboten agua caliente
que ansina el pelleyu  escalda,
Como la sal del fuegu,
Si en ella angunu se baña;
Y para el que tién gorguyos
Pa el romatismu y la sarna,
Pal estómagu toídu,
Ye melecina probada...."
Veámos los remedios populares aplicados en estas circunstancias por el vulgo, según nos los describe, el médico  y bablista, García Oliveros en su composición titulada "De consulta":
"Perú, na..... Nin los parches de boñiga
que i fexenon poñer e´na barriga,
ni el cogala del techu,
pa ver si se cierraba  ansi el pechu,
ni el comer nueve pioyos con verdura,
por si yera tiricia la gafura,
nin otres mil  recietes qu´aconseya
la céncia de caleya
non prestanon pa ñada....."
Cabal  recuerda que no era insólito  encontrar, hasta bien entrado el actual siglo, por las calles de Oviedo, a burras cuyas dueñas  vendían su leche a elevado precio,  tanto para la crianza de los niños como para el tratamiento de la tuberculosis pulmonar. Y que justificaron aquellos versos satíricos del fabulista Tomás de Iriarte cuando afirma:
"¡Que con la leche de burra
así la salud recobré!
Más le debo  a los borricos
que les debo a los doctores".
La sarna es, asimismo, enfermedad muy antigua  y común, y aún hoy endémica en medios pobres o desaseados. La lepra o enfermedad de San Lázaro tuvo también  su presencia  en Asturias.  Baste recordar los hospitales o lazaretos existentes en la antigüedad en nuestra provincia. Para curar este mal erisipelatoso se decía por boca femenina  un conjuro,  tras haber reunido en un plato de madera de "freisno" nueve ramas de ortiga, nueve ramas de sebe,  cardo o arto y otros tantos granos de sal; se revuelve todo en agua y se moja  un anillo de plata con el cual se humedece  la erupción a la vez que se pronuncia la fórmula:
"Lázaro en el monte está;
voces daba que sonaban.
-Tú, ¿que tienes Lazaro?
que tantas voces dabas?
-Toy metido entre culebras,
culebrún
sapo y sapagueira
y percebún....!
Veite, Lázaro, a tu casa,
coye un plato de freisnal,
con anillo de casar
tres picos de un ortigal
tres picos de un balseiral
y salitre de salar
y agua de fonte pernal.......
Votarás aquella agua por as tuas llagas,
 serán sanas y salvas.......!
............................................

Otra variante de la oración de San Lázaro es la siguiente:
"Te vi andando solitario
por los caminos del bosque,
te vi comiendo  las moras
que desprecian otros hombres;
te faltaba el alimento,
los hombres no son hermanos
viendo que caía la carne
de tus pies y de tus manos.
Tu dirás loque te pasa;
tu dirás lo que te abrasa,
si úlcera o pecirgún,
si cuxillo  o disipela.
Lázaro que en el monte estás,
y voces dás vete a tu casa
y cura tus llagas.
Con tres gromos de silva silvar,
tres puntas de ortigunto  ortial,
agua de una fuente preal,
Echarás todo en un plato
que sea de fresno fresnal,
llavarás todas tus llagas
con las manos a la par.
Si invocas a la Virgen
tus llagas se curarán".
Medicina popular en Asturias. E.  Junceda Avello.-
En muchas ermitas y santuarios asturianos a donde acuden romeros y peregrinos, es común  contemplar la ofrenda de ex-votos (brazos, piernas, muletas, etc),  como testimonio de gratitud  por curaciones logradas por intercesión de su titular:
"Si Dios te me guarda
has de ir a Candás,
y un neñin de cera
al Cristo darás".

Y en los casos extremos cuando el enfermo  queda deshauciado de toda humana posibilidad (pues como asegura la sentencia popular "pa ´lmalde muerte non hay mélicu qu´acierte", nada mejor que la visita del Santo Viático, a cuyo paso se rezaba:
"Ahí viene Nuestro Señor
en manos de carne humana,
va a visitar un enfermo
que está muy malo en la cama:
Dios le abra los sentidos
y le recoja su alma;
y lo mismo haga a la mía
cuando d´este mundo vaya".
Acevedo y Huelves recoge estas prácticas de "afumar les besties!, en las brañas vaqueiras, en la noche sanjuanera y  en el poema "La vaca pinta", verifica:
"Pa que la bruxa no l´agüeyara,
y pa qu´el trasgu non l´ámorriara
y la dexase vivir tranquila
punxo-i en cuellu  la piedra santa
que ´escurre bruxes, y cruz na esquila
qu´al diañu espanta".
........................

Otras veces y valiéndose de los pantalones ahumados con laurel  y romero, se lleva a cabo la cruz, sobre la nuca, el espinazo y rabadilla del animal, durante nueve meses y se añade  la siguiente oración:
"Dios que te crió,
Dios que te guardó,
salte los ojos
a quien te enolló. 
El mal de monte o el ramo, es el nombre con que nuestras gentes denominaban la mastitis de las vacas. Para curarlo se precisa un diente de lobo arrancado a éste en vida,  con el cual se hacen nueve cruces sobre la mama enferma. La hierba del Obispo, colgada al cuello, sirve para este mal y se recita:
"Melecina che fago de Santo Antón
de culebrón
Ramo de Señora.
¿que cuántas xuntas son?
Rosa María por el mundo marchou,
con Jesucristo encontrou.
-¿Qué calzas, Mermejo?
¿Qué comes, Mermejo?
-Como  carne y chupo sangre
y acabalgo criatura.
-Pues según eso,
voy a buscar lumbre al cielo
para quemarte......
-No, señor, no,
hágame usted una cruz
con los dos dedos de la mano derecha;
Jesús de aquí Jesús de allí.
El sería y se derretiría
como la sal en agua fría;
veite a las orillas del mar
que allí hay carne que chupar
y osos (huesos)  que quebrantar".-
Para combatir las enfermedades de los ojos en el ganado se recomendaba una mezcla de ruda, saúco, ortigas blancas, romero, ajos y pétalos de rosas, al tiempo que se pronunciaban los siguientes versos:
"Cristal te echo  contra el corte,
saúco  contra las bruxas,
pétalos de viejas rosas
contra malas picaduras.
Ortigas blancas de sebe
romero, ajo ya ruda,
tripas de un lumaco negro
por si el veneno perdura.
Todo mezclado con aceite y agua que bendixo el cura,
feito en conca de bon freno
non usao en cuosa algúa".
Medicina popular en Asturias.  E. Junceda Avello.-
La muerte del xilguerín
Taba ´l xilguerín cantandu e na rama d´un lloreu, 
retozandu  alborozau  al callorcín mañaneru de los rayinos del sol  que cayín sobre ´l del cielu. Ya foise a matar la sede,  d´amanecíu, a un regueru y andoviera  po les güertes axenciandu el so  pan nuestru;  isi pan que Dios nos manda ganar co nel propiu esfuerzu,  ente los verdes maizos y les caxines d´arbeyos. Yeren los sos cantarinos  metá verdá y metá sueñu.  Yeren dulces ellosiones que hollín  dientru del ñeru,  aondi la so xilguerina  chadina sobre los güevos taba a la ´spera de dai un bandiadín de xilgueros. Non pensaba ´l pasarín  feliz ´naquellos momentos,  tener denguna razón pa sentir  dengún recelu;  Por eso taba tranquilu  canta que canta ´n lloreu. ¿Dáu diaños pudu salir aquel candenau de neñu,  que mialma  non llevantaba  tres cuartes per riba ´l suelu,  tan gachu y azorramplau,  co nel andar tan arteru y tan males entenciones nes gomes del so gomeru?  ¿D´ au diaños pudo sallir aquel condenau de neñu? -Non cantes más, xilguerín, que au queden  pol mundu neños que non saben estimar  los cantos de los xilgueros. Non mires tanto p´arriba  pensandu  que sólu hay cielu,  qu´existen  también caleyes  au tá la maldá ´l acechu,  a l´ aspera d´atrapar  al que non té bien dispiertu. Mira ´l pelligru que cuerres  na más que por tar contentu. Non cantes más xilguerín, baxa los güeyos pal suelu y en viendu lo que hay debaxu llevanta rápidu ´l vuelu;  gritabai la xilguerina  desde les payes del ñeru. Pero antes que los sos gritos  llegó la piedra  al lloreu,  dexandu mudos  los trinos  d´aquel allegre alboreu  que na mañana apacible  enterpretaba ´l xilgueru. Morrió con él la ´speranza que taba  añerada en ñeru,  al dise la xilguerina, lloca de dolor y mieu,  pe los caminos allantre, dexandu solos los güevos a ondi s´estaba encubandu un bandadín de xilgueros  que cuando foisen crecíos  lo mesmo que el padre muertu ferín la mesma llabor de dir beber al regueru, y de axenciar el só pan entre maizos y arbeyos  pa llueu dir allegrar les rames de los lloreos. ¿D´au diaños pudo salir aquel condenau de neñu con tan torcida entención nes gomes del so gomeru? Adiós, xilguerín graciosu, asperu tar e no ciertu  al soponete cantandu llen d´ elosión y contentu   retozando alborozau al callorcín de lo eterno axenu a toda  maldá, en sin plizca de recelu,
sobíu sobre una rama d´un arbolín e nel cielu.- 






























































































































































































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