Cartas de Jovellanos
Jovellanos a Cabarrus Jadraque, septiembre 1808 Mi querido amigo: Yo no sé por qué Vm. admira tanto la fuga del rey intruso y sus partidarios. Ella pudo muy bien ser precipitada, pero no fue imprevista. ¿Quién es el que no veía el inminente peligro, que los amenazaba? Los frecuentes descalabros del ejército de Lefebre, la retirada de Money con mengua y sin gloria, la completa rota del de Dupont, tenido por invencible, tanta gente perdida por la deserción, las enfermedades y en los choques parciales habían reducido a la mitad el ejército invasor, habían desalentado la mitad restante y habían exaltado la mitad restante, y habían exaltado hasta el último punto aquel disgusto y repugnancia con que todo entraron en esta guerra no sólo injusta sino ignominiosa para la nación a cuyo nombre se lidiaba. Por otra parte ¿qué haría en Madrid un rey recibido sin una sola demostración de aprecio, proclamando sin un solo viva, sin más obsequio que el de la baja adulación, sin otro séq