Pola del Pino (Aller)

Textos:
-Dibujo de Luis M. de Luarca.
-Carta de Jovellanos a Floránes.
-La pistola del vaqueiru.
-El Nachu Buscabreiru.
-El bable.
Dibujo de Luis M. de Luarca.

Pola del Pino. Lugar de la parroquia de El Pino (Aller). Dista 10 km de Cabañaquinta y 22 de Moreda.  Se conservan algunas edificaciones antiguas, ciertas de ellas con el boledru y el imprentón de cebatu. Aun existe en el barrio denominado la Corralá, una casa que conserva todas las características del siglo XIX, y un monumento fálico que llaman el moyón de La Corralá. en un monolito hincado verticalmente en tierra, monumento a la fertilidad. En torno a él se encuentran leyendas de tesoros "Del moyón de la Corralá al prau Ratero hay un peyeyu de güé pintu txenu de dineru" . En las cercanías de la Pola hay cueva que denominan el Castillo, de la que dicen se han extraído algunos objetos de bronce descubiertos por un pastor. 

Jovellanos a Floránes
Muy Señor mío y de mi mayor estimación: también empezaré esta carta disculpándome. Deseé  contestar mas prontamente a la estimable de Vm. de 27 de Abril, y mis distracciones lo estorbaron.  Háyome disponiendo un viajecito a la Capital, donde relaciones y negocios domésticos me llamaban. Di al punto orden para que se copiasen las eruditas notas de Vm. sobre mi Informe sobre L. A. Son largas, produjeron 84 pliegos de escritura, y la mano empleada en ella, tenía que llenar las demás atenciones ordinarias. Yo tengo también las mías, siempre multiplicadas por mi genio, y siempre prolongadas por mi falta de orden y previsión en el trabajo. Libre, al fin, de ellas, y renovando a Vm. mi gratitud por la continuación de su favor, tengo el gusto de devolverle su precioso original, franqueado por el correo.  Si yo he deseado su copia, fue solo para mi privada instrucción, y no para corregir o mejorar su trabajo, que aunque perfuntorio y privado, lleva consigo, como todos los de Vm. el sello de la erudición y el talento. Mas como en materia de interés general, importe mucho concordar las opiniones de los que sinceramente le buscan, cual creo de entrambos, era también mi deseo añadir á las de Vm. algunas observaciones dirigidas solo á este fin: el único que pudiera disculparme de emparejar  mi pluma con la de un literato  de tanta nota.  Haciéndolo ahora, usaré de la misma franqueza de que Vm. me da ejemplo: sin que por eso le tome  de cierta acrimonia, con que , más de una vez exacerbó su estilo para corregirme. Ora naciese de humor momentáneo, ora del horror  con que el hombre justo mira las doctrinas que aparecen nuevas y aventuradas, a mi me toca  sólo respetar su principio: por mas que conozca que tanta delicadeza suele a veces precipitar el juicio, y a veces destemplar el tono de quien no se precave contra su influjo.  Dígolo  porque también yo imploraré la misma indulgencia para cuando Vm. vea  manchado su original con algunas apostillas de mi mano. No pude resistir la tentación de ponerlas en su primera, rápida lectura: pero tardé tan poco en arrepentirme, como en conocer que la importancia y muchedumbre de los reparos, requería para su satisfacción, mas plaza y vagar, de los que el tiempo y los márgenes permitían. No importa: si Vm. para sí sólo, yo escribí sólo para Vm; y el público, ni nadie, se podrá meter entre los dos. En cuanto a mí, la amistad misma no ha tenido ni tendrá este derecho. Por otra parte, espero que Vm. no me negará esta indulgencia, cuando considere que el amor propio siempre mal sufrido, es sobremanera quisquilloso en todo lo que se roza con la moralidad. Mi genial moderación, bien cimentada en el conocimiento de lo poco que valgo, pudo hacerme muy tolerante acerca de mi reputación literaria; pero no pudo hacerme insensible a las tachas de inconsideración, precipitación y mala fé que se me achacan. Tachas, que si son muy ajenas de mi carácter, lo son mucho mas del de una obra que solo pudo ser escrita con la intención mas pura, y solo dictada por el mas ardiente celo del bien público. No haré yo de ella un objeto de discusión, porque en fin, este público nada ganaría en ello. Aun pasaré las de inconsideración y precipitación, que pueden muy bien ser inocentes, y compatibles con un buen celo. Mas ¿cómo lo sería la falta de buena fé en un escrito de tal importancia?  ¿ Y cuánto se agravarían esta culpa  el respeto del Cuerpo a cuyo nombre hablaba, y el decoro del tribunal a quien se dirigía? Diré, por tanto, alguna cosa acerca de esta nota, siquiera para lavarla con el concepto de Vm.;  pues aunque no pretendo sus alabanzas, creo tener algun derecho a su estimación. Vm. manifestó tan injusta sospecha, desde que empezó a mover su pluma.  ¿y por qué?  porque califiqué de extravíos, algunas proposiciones contenidas en el expediente de L. A. En prueba de este cargo, observa: primero:  que nada halló  en mi papel que no estuviese propuesto en aquel expediente, y a veces, con ventaja. segundo: que hallándose demostrada en él, por el Procurador general del Reino, la injusticia de algunas de mis proposiciones, me desentiendo de ello; esto es, ni le cito ni le satisfago.  Vamos á la calificación; y para que Vm. juzgue si pudo ser más justa o mas templada, sírvase de reflexionar que se trataba del más grave negocio que proponerse podía a la decisión del Consejo:  que le había promovido  el magistrado más sabio y celoso de nuestra edad: que en éste, se habían refundido  una muchedumbre de expedientes suscitados  por los gritos de varios propietarios, colonos y cuerpos de labradores del Reino, y por los clamores de sus provincias más agricultoras: que en él se habían informado diferentes tribunales, Intendentes, Ministros y Magistrados  particulares, y se había oído repetidamente la voz del Procurador General del Reino, de los fiscales del Rey: en una palabra, que allí se habían recogido todos los hechos, y reunido todas las luces que la Nación  poseía  en tan grave materia. ¿Quién, pues, no esperaría hallar en este expediente un tesoro de doctrina legislativa y económica? ¿Quién por lo menos no esperaría hallar  constancia en los principios, uniformidad en las máximas, unidad, consecuencia, congruencia, en los medios que debía presentar la nueva pretendida ley, reformadora de nuestro  sistema agrónomo-político? ¿Y es esto lo que ofrece el expediente de la L. A.?  ¿Es esto lo que nuestra pobre Nación presenta a la Europa, por muestra de sus conocimientos políticos a los fines del siglo XVIII? Decídalo Vm. Señor Floránes, mientras yo cotejo  con sus mismos principios algunas de las proposiciones  censuradas: por que para salvar la mía, no apelaré jamás a otro tribunal que al de su buena fe.  Sin grave injusticia, no pudiera  yo negar que en el expediente de L. A. se han propuesto pensamientos muy sabios, ni tampoco, que de ellos he recibido mucha instrucción. Pero ¿negará Vm. que con ellos andan envueltos otros muchos tales y tan….. (no lo diré)  que bastaría adoptarlos  para arruinar la pobre agricultura? Tasar la renta de la tierra; constituirla precisamente en granos, regularla establemente por partes alícuotas de frutos; fijar la extensión de las suertes laboreables, y su cultivo,  y su destino: prolongar los arriendos, perpetuarlos, hacerlos transmisibles  y hereditarios:  recontar, empadronar y medir las tierras, y forzar a cultivar las rotas, y a romper las incultas, y todo esto por leyes  fijas, o providencias locales, y bajo la dirección tutelar del Gobierno; en fin, conceder preferencias , tanteos, tasas, privilegios, mandar, prohibir, dirigir, encadenando a un mismo tiempo a todos los agentes de la agricultura  para consumar su esclavitud  y su ruina, he aquí lo que se propone, he aquí por lo que acaloradamente se clama en este desdichado expediente.  Sin contar,  pues, que no hay máxima  perniciosa, error envejecido, preocupación absurda que no tenga en él algún patrono, y salvando siempre la buena fe y la pureza de intención de sus interlocutores; dígame Vm.  por su vida, si puede calificar más honesta, más templadamente sus dictámenes que con el nombre de extravíos  de la razón y el celo?  Es verdad que no los cité, por que la Sociedad a cuyo nombre hablaba, se declaró desde luego, tan distante de censurar como de seguir estos dictámenes. Sin esta precaución, en vez de un Informe hubiera hecho un tratado de controversia económica. Por la misma razón, no se citó ni satisfizo  al Procurador General del Reino. La Sociedad, estableciendo su doctrina, aprobaba y desaprobaba en el hecho, cuanto era conforme o contrario a ella. ¿No se refería a un expediente impreso,  para el Consejo que debe juzgarle, y para el público  que nos debe jugar a todos? ¿Qué superchería, pues, no que mala fé pudo  haber en la supresión de estas citas? Acaso quiso Vm. defraudarme de un mérito a que ciertamente no aspiré, y que sin embargo, pudiera pretender sin nota de liviandad. Estén, enhorabuena, todas mis proposiciones contenidas en el expediente de L. A. Pero ¿ las halla Vm. allí,  con la claridad, en el orden,  y con el método raciocinado  que presenta mi papel? ¿No es cierto  que yo procuré establecer un principio,  indagar por el la causa, y referir  a el los síntomas del mal, y deducir  de él sus remedios? ¿No es cierto que yo traté como médico  una dolencia que todos pretendieron curar como empíricos? Pude, sin duda, haber errado, porque en la medicina económica, como en la física, los principios no son absolutamente infalibles: pero en ambas, se debe discurrir  y resolver según ellos; y si la originalidad fuese un mérito, yo creo que tampoco debería Vm. negármele.  Esta es mi respuesta: si presentada ante la razón imparcial de Vm. bastare á absolverme de la fea nota de mala fé, yo, en cambio, echaré un velo sobre todas las demás censuras, y amargas invectivas que andan salpicadas en sus largas observaciones, bien que mezcladas con muchas alabanzas, que fueran mas preciosas, si yo no las mereciese menos. Punto pues, sobre unas y otras, y vamos adelante.  No es para una carta, concordar todas nuestras opiniones, pero hay un medio de acercarnos á este acuerdo, y es el de subir a su origen. Todas deben ser consecuencia de un principio. Veamos, pues, si podemos acordarnos acerca de él.  Pero yo advierto que Vm. aprueba abiertamente el que yo establecí, y que confiesa repetidamente que es cierto, sencillo y luminoso: ¿porqué pues, no lo serán sus consecuencias? ¿He pecado por ventura de su inducción?¿ Y seremos lo dos tan desgraciados que nuestro desacuerdo se reduzca a una mera cuestión de Dialéctica?¿ Y cuáles son estas consecuencias? Puedo decir que una sola, bien que general y fecunda, y tan enlazada con el mismo principio, que es, por decirlo así, una ampliación de él.  Asentando: primero, que el objeto de las LL. AA. no es otro que el que la Nación saque de su industria agrícola, la mayor utilidad posible: segundo, que no se puede sacarla, sin que cada agente de esta industria, saque de sus propiedad ( de tierra, o trabajo) la mayor utilidad posible; tercero: que estos agentes, cuando obran libremente, tienden constantemente, a sacar de aquella propiedad, la mayor utilidad posible; infiero, que las leyes favoreciendo esta tendencia, deben reducirse a remover  todos los estorbos que de cualquiera manera, puedan  detener el libre y justo ejercicio de su acción. Tal es la suma de mi doctrina.  ¿Y no lo será también de la de Vm. cuando cediendo a la luz del mismo principio, profesa, tan altamente como yó, que el remedio de la agricultura, se cifra en su libertad? ¿No clama Vm. tan altamente como yo, porque se suelten a la Nación los andadores para que se fortalezca y recobre? ¿No ha  anunciado  tan altamente que dejada mano a mano con la Naturaleza, esta benigna  madre que la sostuvo contra tantos insultos, le restituirá la salud, y la levantará  a la mayor prosperidad? Y subiendo al origen del mal, ¿no se halla Vm. como yó, en tantas leyes tímidas, impertinentes, disparatadas como oprimieron la Agricultura? Y dictando  su remedio ¿no echa Vm. como yó,  sobre todas, su guadaña para derogarlas de un golpe? He aquí nuestro acuerdo.  No no puedo advertirle sin gran consuelo; y diría sin vanidad, si mirase solo a mi amor propio, o si escribiendo para el público, pudiese animarme otro sentimiento que el de su bien, Si, Señor Floránes, mi único  objeto ha sido ilustrar su opinión acerca de tan importante negocio; porque ¿qué otra mejora era de esperar en estos días? Mas si mi doctrina obtuviere en su favor  votos tan distinguidos  como el de Vm. si estos votos reuniéndose en torno de tan importante y redentor principio, le infundieren en la opinión pública, Vm. no dude que a su fuerza imperiosa, se deberá la restauración de la Agricultura.  Por lo menos déjeme Vm. saborearme con esta esperanza. Mi Informe, se lee, se aprueba, se cita por todas partes, y este era mi deseo.  Si la semilla es buena, tanto mejor que aguarde para fructificar el oportuno tiempo. Mas cuando me lisonjeo con nuestro acuerdo, no crea Vm. que olvido nuestra discordia. ¿En qué consiste? En que Vm, aprobando mi principio, reprueba  su aplicación, o por lo menos la retarda. Dice, que pues señala al interés, por primero o mas principal móvil de los agentes de la Agricultura, es necesario  ilustrar este móvil antes de ponerle en acción. En suma, Vm. quiere que primero se instruya a la Nación, y que después, se la deje obrar. Por tanto, he aquí el problema. ¿Suspenderemos la aplicación de nuestro principio, mientras no obtengamos la instrucción, o le aplicaremos, sin perjuicio  de buscarla simultáneamente ? Mas claro: La instrucción ¿es un medio de previa, absoluta necesidad, para que obre el principio, o solo un medio necesario  para que obre mas eficaz y plenamente? Cuanto mas medito  sobre este problema, mas me admiro de que en la firme y bien organizada cabeza de Vm. cupiese la resolución que le da. Esta admiración pasa a ser pasmo, cuando recorro las inconsecuencias y contradicciones en que le hizo caer el empeño de impugnarme; las cuales no solo están en lucha con aquella parte de mi doctrina que Vm. aprueba, sino también  con la doctrina misma que establece para contradecirme. De todo he sacado una consecuencia  que no  le callaré, y es, que si Vm, en vez de echar rápidamente sobre mi papel una lluvia de observaciones casuales y fugitivas para apostillarle, se hubiese detenido de propósito a reunir y ordenar las ideas que tenía, tiene, y no puede dejar de tener acerca de su objeto, Vm (salvo algunos puntos de historia y erudición, en que tal vez estoy justamente  corregido) se hubiera hallado tan perfectamente de acuerdo conmigo como consigo mismo. ¿Es esta una ilusión del amor propio? Veámoslo. El objeto de ambos escritos, es buscar los medios de levantar la Agricultura a la mayor prosperidad. Ambos la suponemos atrasada, aunque no en el mismo grado, pues que Vm. la supone decadente, y aun espirante, y tanto, que ve a la Nación dar las boqueadas por consecuencia e su ruina. De ahí es, que ambos reconocemos la necesidad del remedio: pero si para mí, esta necesidad es urgente, para Vm. deberá ser extrema.  Ahora bien; si este remedio  está o se cifra en la aplicación de mi principio,  ¿cómo es que Vm. la retarda?¿ Como hace pender esta aplicación de otro medio tan difícil , larga y dudosa adquisición?  ¿Como quiere dejar la Nación expuesta a una súbita muerte? Vm.  sabe, que la instrucción supone instituciones; las instituciones maestros; los maestros, fondos; y todo ello, luces, celo, actividad, sin lo cual ninguna institución se organiza y prospera. Vm. sabe  en fin, que no se trata solo de infundir ideas especulativas, sino  de comunicar conocimientos prácticos, dirigidos y perfeccionados por ellas; y esto, no a personas perspicaces y estudiosas, sino a hombres rudos y sencillos, a quienes no pueden descender las altas teorías, sino  solamente sus resultados: a hombres que no teniendo  otro órgano para alcanzarlos  que sus sentidos, solo pueden recibir  después de conducidos al último grado de simplicidad, y identificados con la experiencia. ¿Y es posible que Vm. haga pender el remedio de la Agricultura de un medio tan difícil, tan lento, tan dudoso? Pero demos un paso más. La aplicación de mi principio, o por mejor decir, del nuestro, se cifra  en la remoción de los estorbos que se oponen a la acción del interés. Estos estorbos, vienen de la Naturaleza, de la política y de la opinión. ¿Cuál es el privilegio  que hace respetar los primeros, mientras no se remueve el último?¿ O cuál es el inconveniente que puede haber en que mientras  se abren con una mano las fuentes de la instrucción para esclarecer a todos los agentes de la prosperidad nacional, se remueven, con otra, los estorbos que la Naturaleza y la política embarazando su acción, oponen a la prosperidad? Mas:  Vm. alguna vez deriva todo el mal de las leyes, y ve todo el remedio, en su derogación. Reconoce también como causa parcial, aunque poderosa, del atraso, la falta de riego, comunicaciones, etc. Ahora bien, el buen médico, para curar la dolencia, debe buscar su raíz, y sin tardanza, atacarla, aplicando a ella el remedio.  ¿Como es, pues, que Vm reconociendo  la causa del mal, y la eficacia del remedio, retarda su aplicación?¿ Y porqué extraño  principio  condenará esta pobre Nación a que sufra el influjo  de tantas malas leyes, y a que carezca de canales, caminos, puertos, etc, por todo el tiempo que tardare en recibir instrucción?¡Oh! ¡Bien se yo cuanto vale esta deseada instrucción para la agricultura, y cual es la que necesita para subir a su prosperidad! Vm. sabe también cuanto he clamado por ella en mi papel ¡Qué digo! para mí , la instrucción, es la primera fuente de toda prosperidad social, y a la demostración y a la persuasión de esta verdad, están consagrados  mi celo, mis luces, mi tiempo mi existencia.  Sé cuán urgente es la necesidad de ella; sé que no  hay que perder un instante en buscarla: sé que este debe ser nuestro grande nuestro primer cuidado, nuestro uno necesario. Ms en tanto que le obtenemos, ¿cruzaremos las manos? ¿dejaremos  existir  y arraigarse  las demás semillas de nuestros males? Y cuando tantas otras causas, fuera de la ignorancia, influyen en el atraso de la agricultura, ¿nada haremos para removerlas? Y cuando alejadas, la agricultura ¿no sufrirá  otro mal influjo que el de la ignorancia?¿ no acabaremos de reconocer que del mal , el menos?Y al cabo, ¿qué es lo que teme Vm. de la libertad no esclarecida? Que su tendencia estimulada por el interés ponga en contradicción a los mismos agentes del cultivo? Pero la esfera de su acción, y por consiguiente, de su libertad, está señalada. El nombre solo de propiedad, ya se aplique a la tierra, ya al trabajo, la circunscribe para cada uno. Dentro de ella, su movimiento puede ser libre, y seguir el impulso del interés, siempre con ventaja, y siempre sin inconveniente. Si alguno traspasase sus límites, hará ya nacer un estorbo: entonces nuestro principio le saldrá al aso, y invocará las leyes para que le repriman. Su solo oficio, es la protección, y si esta se cifra en la remoción de los estorbos, mal pudieran proteger la libertad de todos, sin reprimir la licencia  de cada uno: mal proteger el libre uso de su acción, sin reprimir sus abusos. ¿Por ventura teme Vm. que el interés privado se ponga en lucha con el público? Líbrele Dios de semejante error. Esta herejía política, es la única fuente de todas las leyes injustas, todos los absurdos  reglamentos, y todas las vejaciones autorizadas, contra que Vm. y yó hemos declamado.. No, mi Señor Floránes: la libre acción del ciudadano dentro de los límites de la justicia (porque yo no conozco libertad legítima fuera de ellos) no puede dejar de producir el bien público; porque bien público, no es, ni puede ser otra cosa que una suma de las porciones de bien individual. Gloria, riqueza, poder, prosperidad, cuanto se refiere a la felicidad social, debe componerse de estos elementos; y ¡mal y vergüenza y desolación para el pueblo que los derivare de otro principio! ¿No es la desviación de esta máxima la que ha producido tantas guerras sangrientas, tantos proyectos ambiciosos, tantas instituciones absurdas?¿No es la que inspiró a la política , y la que le hace abortar todavía estos monstruosos planes de poder y engrandecimiento que afligen al género humano, y que tal vez tientan al hombre filántropo a creer, con  Bolingbroke  que fuera mas feliz si no le atasen los vínculos sociales? Dominar, entre los antiguos; comerciar y enriquecerse, entre los modernos; he aquí el grande objeto de la política ¿Qué ha hecho, han  logrado, por el bien de la humanidad? ¿Y cuál es la prosperidad que haya sabido combinar con la felicidad individual? Jovellanos. Manuscritos. Tomo IV. 
La  pistola del vaqueiru
You chámome Pedru Prietu
 Vicinu desti cuncechu 
natural de treinta´n Sierra 
qui d´achí vienu miou buelu.
Miou padri  murríu di mal 
ya mia madri di duelu.
You cumu  era piquinín 
 haridéilu di miou buelu.
Muitas ouvechas  ya cabras
  tamién un famosu perru.
D´iviernu tou na marina 
 di branu subu pal puertu.
Axuntéi bona manteiga 
tamién un zurrón di queisu.
You quit ví tou esto xuntu  
marchéi a vendelu a Uviedu.
A la entrada d´un cunventu  
qui bien cuntéi  qui era ´l cielu. 
You quitéi  la mia muntera 
ya fuime intrandu pa dientru.
Achí vi tantu palanquín 
ya tantu palancar ardiendu, 
cumu pa achumar di 
día tantu santu di maderu.
Había una escudichona
 taba atada con un rechu,
ya tamién una misona
 tapada cun sabaniechu.
Ya dilantri había cuatru 
 palanquines ardiendo.
Tamién vi una siñurona
  asintada nun tayuelu.
Salienun tres bigardos riburdiandu 
chevantandu ya caendu
iban faciendu crucis ya ´l 
más viechu iba nu mediu.
Cheganun a la misona ya
 achí fixienun sou cuentu; 
chevantandu un cachu pan 
 qui era más blancu qui ´l cielu.
Ya dachí a un poquitín
  chevantanum un pucheiru,
y´antós  dachi qui chi das
  il viechu  foy consumiendu.
You nou séi si tindría cheite 
 ou si quiciáis  fuera sueru,
qu´inda nun quidóu fartucu  
ya mialma  siguióu richambiendu.
D´achi a outru  puquinín 
outru bigardu cumu echus 
salióu tamién reburdiandu,
 il cilebru  tinía piechu.
Subióu pur una escalada  
ya mitigues nun queisiechu. 
You di bonu ni di malu 
nun l´ intindí más qui estu:
Piecha la boca Farrucu, qui
 ti tán cuminedu ´l queisu; 
You di la vuelta p´atrás, 
ya era vira pa San Pedru.
Qui ´l diantri di un alguacil 
 mi taba cumiendu ´l queisu; 
tinía la boca cena, ya 
inda las manos dientru.
You alcéi  el miou palu  ferráu 
ya dichi mitá nu cilebru.
Sangre d´engulla chi fixi 
qui fui lu mixor dil cuentu.
Peru dichi pa curar pa 
sieti mesis ya mediu; 
qui busca qui buscarás 
nun s ´atopó curandeiru.
Y´al qui quiera vender queisus 
vaya vincules a Uviedu,
que achí chivei yoy lus mious  
y´al diablu cuartu ví d´echus.
Aleluya…. Aleluya……
Composiciones en dialecto vaqueiro. José Mª Florez y González. 
Jueyinas del mió güertín 

A mió amigu Xuan del Cercau
Más de un mes jará que 
al dite Xuan, pa la teyera, un día
justi á veme, acompañau  
de una soberana mica.
¿Qué tal era la carrada 
 que Xuan del Talo quería 
echati podrellu y cuarta
 pa dir per Pozos arriba?
Encamentéstimi  munchu 
 el que ti unviara noticias 
del to ganau, y anque
 nada dixisti de la familia, 
barrunto que júi  olvidu, 
no´ ti echo culpa maldita, 
pensando que andevo en
 ello la jumera que traías.
Por eso, como Dios manda,
 quiero, que tamién recibas
á la vez que de las vacas, 
de la to xente noticias.
Cuando al tiempu de la 
siesta dejes una migayina
de jacer teya y ladrillu, 
y eches los güeyos encima
de nuestro Eco de Socampu, 
ya verás en sos lletrinas 
cómo  lo que yo prometo 
 cumplo, de tou per encima.
La to muyer está güena, 
el sábadu en mercau vila,
y diz que los rapacinos 
corren como siempre y brincan; 
que i jacen munchu moler,
 y tantu en xugar se envizcan, 
que de la escuela y labores 
 no ´ se acuerdan una pinta.
Pero ella no anda en sermones, 
ni arma belenes, ni grita; 
tien por segura receta 
una güena cibiellina, 
y entiéndela que da gustu 
y andan derechos y aprisa.
Las vacas quedaren sordas
 de tantu como tú gritas, 
y ya, si quiés  que te entiendan 
cuando labres en ´a hería,
diz que, de xuru tendrás 
 que jablayos  con bocina.
La Clavela está preñada y 
pa parir la borrica; 
pero lo que é la Cereza…….
pae´mi que lleva la andina
  arte de non dar más xatas 
mentres i dure la vida; y que
 ninguna ios da 
 de lleche una goterina.
Que anda el plerru corteyando, 
(ya ves, nada se me olvida), 
y que los cochos ahora están 
á marea viva. La cabra y el cabritín
que cudia la muyerina, andan
 pe´ los cataraxos 
 arrincando  la comida.
Yo más quixera dimití, 
 pero queda pa otru día; 
muncha salú  y munchas 
perras, y adiós, Xuan,
 hasta que escribas. 
Jueyinas del mió güertín.  Amable González Abín.  1911.-

El banquete mortuorio
Xa chiegan, Antona; vechus 
pur el prau de la Vachina, 
ya sigún  cuerren lus diablus, 
traen floxa la barriga. 
Mialma nun séi  si pa echus 
 habirá abonda cumida, 
qu´anque  nun son más que diez 
 séi  que quemen más que trinta.
En estu  salíu Antona, 
pegando cada birrida, 
que un xato  que la escuitaba
 churaba a chágrima viva.
“¡Ay Bárbula de mi alma!
¡Ay Bárbula de mia vida!
¡Que mozu me chevóu Dious
  d´un  dulurcín  de  barriga! 
Ya si lu chevara solu, de mal el
 menus aínda, Peru chimpióume 
un garrafu  que 
espanzóu  pa dispidida.
De una patada Farrucu,
  al dache la pirlisía.
cuandu  ch´ esquitóu  el alma
 dispués  de aquecha cumida.
Cheganunm n´estu  lus mozus, 
ya a poucu  la cumpañía, 
que entre mucheres  ya vichys
  lu menus venti sirían: 
Asentánunse  a la mesa
 cun toda la curtisía; 
estoucinaban de afeitu, 
¡bona dentame tinían! 
Arrimeten a la xanta, ya sin
 afluxar la trincha  deixan a 
Antona pur puertas 
pa luz días de so vida. 
pa escanciar pur el camín  trai, 
Pachu, aquecha cabrita.
Pesca, Xuan,  un chacunín; 
 you  chivo esta fugacina, 
pur si quiciás  el estógamu  
se afloxa  cun la currida; 
Que una chegua inda falta
  pa chegar a la Vachina; 
Ya del cuerpo que nun cueme, 
 Antona, el alma che esquina……
Naide  se chimpie  el fucicu  
pa que en la braña nus digan 
que antruxamus bien: pardióus, 
¡fartéistenus  bien, amiga….! 
De güey nun anu nus xuntes 
 pa fer outra montiría; 
que si cun esta Farrucu 
 nun riblinca  achí arriba.
Enfórqueme el diablu, Antona;
  si en el cielu hay xusticia.
Ya cum estu, adióus, mia nena…. 
 cacha, nun berres, mia ficha…..  
Composiciones en dialecto vaqueiro. José Mª Florez y González.-
De Asturias la montañosa, 
 Por fragosas y escarpadas
Sendas baxan divisiones 
 A tenor de sus comarcas
O concejos repartidas,  
Y de su nombre llamadas, 
A la capital de Oviedo;
 Oviedo cuna acendrada,
Donde el Santo Patriotismo 
 Encendió su primer llama.
Allí de la Cueva antigua 
 Vuelve á revivir el aura 
Quieta y sóbria en almas 
limpias  De prividad aldeana,
Que a Pelayo y su pendon 
 Por mayor ultraje alzan.
Que no son estas hambrientas 
 Legiones de la Romana
Ferocidad y ambición;  
Ni son huestes arrastradas
Por Déspotas orgullosos  
 Del oriente; ni manadas
De bárbaros que vomitan
  Triste Cielo y tierra helada;
Ni Arabes bulliciosos;  
Ni vandoleros en danza,
De plumajes y divisas,  
Vicio impiedad y arrogancia; 
La gente ruda y sencilla  
De tesos y de montañas; 
Son honrados labradores 
 Que dexando sus cabañas; 
Sur cortijos y alquerías, 
De escanda mijo y castañas; 
Salen á venga ultrajes
 Que a la dignidad humana
Hizo un bribón atrevido: 
Trae una nación ufana.
Y aprenda esta vez con otras 
La atrevida faramalla
De bufete, que vomitan
 Las masas amontonadas 
De monstruosas poblaciones, 
En vicios y sublimadas
Pasiones, que la inocencia 
Oprimid, y la ultrajada 
Sinceridad, y á vileza 
La honesta vida llevada; 
Apoya en base remota  
Y firme, donde no alcanza 
Todo el despecho altanero
 De la astucia refinada,
Cuando a venganza se aníma ; 
Y verá que unas montañas, 
Cuatro cuétaras y riscos, 
De anguerina ó de polaina, 
Devuelven esa náusea toda 
De horrores vicios y trampas,
Al devorador estómago 
Que las fomenta y propaga,
Con doble valdon y ultraje; 
Auqne el ultraje e infamia
Mayor,es el no sentirlo, 
O no respetar la humana 
Moralidad con que el Cielo
 Nos cobija y nos regala. 
A Oviedo; mozos valientes;
A Oviedo, que la labranza 
Nos miraremos por ella; 
Nadie vuelva y muera Francia.
El asturo de Langreo, 
Adonde la trucha salta 
Por el mosquito, y se encuentra 
 Traidora pluma acerada,
En las aguas del Nalón  
Que le hermosea y le baña.
De las Astúricas aguas, 
 En gran torrente abreviado, 
Señor rico en pesca y fama; 
Formidable si se irrita; 
y apacible  en la templada
 Dulce estación del verano;
Cundo a la sombra lozana 
Del alto chopo y nogal, 
Verde aliso y vieja 
haya, El zafiro se pasea
Y el tímido corzo halla, 
Soledad en sus orillas,
Sana frescura en sus aguas: 
Hasta que a la primavera
Con corriente arrebatada. 
De tributos abundantes, 
Que como a Señor le pagan 
 Grandes súbditos de nieves 
Altos puertos y montañas; 
Que sacudiendo  sañudo
Su espesa melena y barbas, 
De juncos y matorrales, 
Verdes ovas y espadañas: 
Hambriento y voraz camina, 
Rocas sorbe ! valles traga! 
Hasta encontrar con amigos,
Que le templan y amenazan 
Con mas furia y mas torrente
Mas ímpetu  y menos aguas; 
Convidandole á buscar
Hondo suelo, y vegas anchas. 

El Nachu de Bucabreiru
Cun lus chabius rinigríus, 
pulgánduchis el picheyu, 
dous tutúmbanas ´na cara ,
 comu dous bonus chuviechus,
Tres chinchones ´na cabeza,
 seis malucas ´nel pizcuezu,
esmazanáu di cadriles, 
galdiu di lus cuatru remus,
Espatarráu ´ta ´na cama 
el Nachu de Buscabreiru.
Cunta el sou primu Andrisín 
qui lu mayanun de afeitu.
´Nuna quimera que armanun
  esturianos ya vaqueirus
sobru una moza, que andaban 
 puro galantíachela aquéchus. 
Unus dicen qui ricacha, 
ya qui faiga tistamentu,
outres qui nun  vei de aquecha,
 qui ha de chigar a pucheiru,
Qui aúnda  se tien de chombu,
 outrus qui nun tien rimediu 
ya qui desponga el defuntu 
cúmu se ha de fer el intierru.
Unos ricétanche  ruda, 
qui ye bona pa ´l hestéricu,
éstus pónin-y  ´na panza las 
untanzas de un carneiru…….
Esfregándu-y las tutúmbanas
  cun el sebu de un ribezu; 
aquéchus,  cheite de cabras
  cun chiculate rivueltu
Hasta qui chi  esquita al probe 
 pur las narices. In estu
El Nachu de Bucabreiru
chiega sufucáu un home,
 tous chi dictent el xeitu; 
Echa una güeyada al Nachu. 
 In seguida amira al techu; 
sumeya  cumu qui escurre;
 ponsi foscu  ya cun ceñu, 
Ya al cabu salta aquel home: 
(qui yera un gran curandeiru )
“lu qui-y pasa al Nachu, ye……
 qui las arcas chi cayenun, 
Pues tien, mialma, el brazu zurdu  
un focu más qui el direchu
Mientris qui  you lu sutrumu 
 ide a catame un ripegu; 
Buscádeme  vinu brancu  
ya un bon puñáu di rumeiru, 
media chibra di manteiga; 
 traédeme  un ciniceiru
Pa imbulubrachu….. Nastoncias 
xa nun ci cabíu ´nel cuerpu
el pan a la tía Fonsa: 
¿el d´ óu  sirá esti muletu?
Las tutúmbanas n´ a cara,  
lus malucus  del pizcuezu
son de las arcas caídas? 
¿óu diprindieste, magüetu,
que al qui chi  dan una zurra 
 hay que sutrumi-y  el cuerpu?
Traédeme  ´l alicorniu  q
ui tien la ficha del Riescu,
Qui si él nun lu resucita, 
catádelu  intri lus muertus.
El Nachu de Bucabreiru
Alburótase  el cutarru,  
purque  tous falan a un tiempu.
Aquechu ye Babilonia….. 
You tou por el curandeiru!
Ya you pur la tía Fonsa! 
Que chi traigan el ripegu
Ya qui-y  chivaten las arcas…. 
Qui lu tumben in il suelu
pasiánduche  bien el chombu….. 
faciendu abondus pucheirus…..
Saltóu la madri dil Nachu,
birrandu  como un carneiru:
You tou pur il alicorniu, 
purqui  lu demás ye cuentu;
Que si y calcan las cuestiechas, 
 ¡mal anu! pa disfacelu
nun  nicisita outra cousa…. 
chieve il diañu  tal rimediu,
Que nun  criéy  el miou fichu 
pa fer tales isprimentus.
Curtóuchi  el filu nastoncias
 un subrín dil curandeiru.
Qui ameraba pur la casa: 
Aúnda nun fará de estu 
ochu  meses qui Manteiga 
se esmazanóu in Busecu
Cuando caíu  de un castañu,
 isquitánduche lus sesus; 
punxiénunchi  ´l alicorniu ya
 ricachóu  cumu un pierru.
Ya nun visteis ´l outru día 
cuandu  el xatu del Cabreiru 
si iscurnóu  disdi la Pena  
hasta el fondo del rigueiru? 
El Nachu de Bucabreiru
Qui  chi sirvíu  ´l alicorniu? 
Cunucedes aquel viechu
qui anda pidiendu pa ´l santu  
nestas brañas dil cunceyu?
Pus díuche  la alfiricía, ya el
 miou tíu, cun un yesqueiru:
in qui queimóu dechas plumas 
ya raspaduras di cuernu
Vulvéulu  in sí. ¿Digu daque? 
Aplicádevus il cuentu; 
qui si vien il alicorniu,
 ta dimás el curandeiru.
Tircióu ´n estu el de la Pinta 
 qui ye cuñáu dil infermu:
You tou pur intrambas cousas:
 qui chi  cuelguen dil piscuezu
´L alicorniu, ya después
 pónganchi  vinti  ripegus
in la boca dil estógamu, 
ya si quieren un feisuelu 
In metá de la barriga; 
las untazas de un carneiru
cun un chagartu  esfucháu 
 qui chi tape bien el pechu, 
Ya denche mil melenas 
qui chi revuelvan el cuerpu
pa que el miu cuñáu gumite;  
que si el mal chi queda dientru
Cuidado di embulubrachu, 
ya desprende il intierru.
El Nachu de Bucabreiru
Cuélganche antós ´l alicorniu, 
espatárranlu  ´nel suelu, 
Álzalu en pelu ya ´n aires 
el diañu  del curandeiru; 
Estáchan-y las custiechas
 cumu nueces  en un cestu; 
Póusalu después cachandu,  
ya, cun lus zapatus puestus, 
paséyase pur el chombu pa
 sintache bien lus güesus,
Chivantáilu, dixu antós; que 
vus xuru  pur San Pedru
que mañana xa ta bonu, 
pus salíu  bien il rimediu.
Van a puneche la manu 
ya tópanlu  in sin fuelgu.
¡Aquí fuenun las birrias, 
las voces ya xuramentus!
In estu, a la cachandina, 
esmucíuse il curandeiru
pur qui quiciaves al bultu nun 
chi  salten lus vaqueirus.
Traédeme  el cerruxanu  
pa faer  ´nél  un iscarmientu,
dixu  el xenru di la Fonsa, 
esmesánduse lus pelus. 
El subrín que tal ouíu  puxu
 las barbas a muechu, 
pus, atupábase, mialma 
cumu chobu  ´nun  calechu.
Díuche un muquete al candil 
qui che isquitóu a lus güechus
a la ficha de Bandurria; 
ichóu  dous ou tres al suelu.
El Nachu de Bucabreiru
Ya, sin outra dissipada  
salíuse  a tumar il frescu.
Tou  si quidara a chumbisas; 
 peru lus tyres qui cayenun,
Cuidandu qui il qui emburriara 
quiciás siría unu de echus,
imbilórtanse a xustradas: 
lus outrus  qui tal ouyenun,
Impircipian  a mayar 
cumu si fora in cintenu.
Daban abondas birridas
  las mucheres ya lus nenus:
Unus xuran, outrus ouchan; 
séi qui andaba el diablu sueltu!
intróu la madre dil Nachu 
 cun una vela  di sebu
Achurando  aquel cuatro:
 al ver al fichu  ´nel suelu
espatarráu  ya di bruces  
ou lu deixaran pur muertu,
Impizóu a escunsulase 
puniendu el gritu ´nel cielu, 
hasta que fixenun  corre,
 deixandu al Nachu ´nu mediu
Rizánduche  pur il alma
 vinticincu  padrinuestrus.
Disqui  quidóu cuncirtáu 
 cumu se ha fer el intierru.
Isquitanun pur las andias. 
 ´Nestu iba amaniciendu; 
lus qui cun echas vinían 
iban a pousalu dientru,
Cuandu  vienun  que el defuntu
  arriguilaba lus güechus.
Salíu la xente espantada 
 por aquechus  piricuetus,
Xurandu a Dious  ya cien crucis, 
qui´l Nachu de Buscabreiru
El Nachu de Bucabreiru
 rusucitara dil tou,
 istandu muertu de afeitu.
Chamóulus  la tía Fonsa
 ya más la ficha dil Riescu, 
qui con bona cherza intraran
  a sucurrer il infermu.
Tupánunlu panza arriba  cun 
lus güechus bien abiertus 
ya richandu lus caniles 
 pur arrincase  el ripegu
Qui nu y deixa  chivantase: 
 ¡Pártavus Xudas lus güesus!
Escurríais qui sanara 
cun il gargüelu tan secu,
Que xa fai cerca  de un día 
qui n´ entra gota ´n  il cuerpu? 
Traédeme  una cañada
 de esi vinu  de Rusecu: 
Chieve il diañu ´l  alicorniu, 
las untadas ya ´l rumeiru,
que hay qui dache  vinu al home 
 pa qui chi  crezan lus fégadus.
Bibíu de la primer pousa
  cincu pucheras lu menus
matando bien la zapera; 
 de outra pousa fui el restu.
Qui chi pintóu de piricha , 
pus púxose  antós direchu.
Andrisín, disque lu vu  dixu,
 chisgandu lus güechus:
Si chi dan la melecina 
 a Manteiga de Busecu
en chugar dil alicorniu , 
el diañu  qui ouviera muertu!
Achargóu la manu al Nachu 
cuntra la ficha dil Riescu, 
ya díxuche: ¿Quiés, Marica, 
 qui pa midiáu di Fribeiru, 
In chugar del gori-gori, 
mi xunzan pur il piscuezu, 
ya truquemus  ´una  vida lu 
qui iba a ser un intierru?
El Nachu de Bucabreiru 
Si ti empeñas, dixu echa, 
nun habrá más remediu,
pus siempri ti tuve chey. 
Xa, cuando yéramus nenus.
Riblincadu  ´na cabana,
 fíxiti  abondus  ribelgus; 
ya, intri couces ya muquetes,
  unda nun fai muitu  tiempu,
Qui vulviendu, xa di nueiti, 
di la fiesta dil Acebu,
chéistimi  la zancadiecha ya
 rudamus pur el suelu……
Ya arrabuñéistimi  bien; dixu 
el Nachu, qui unda tengu
echas uñadas ´na cara;
 peru xa ves si ti quieru, 
Qui escontra  ochu esturianus
 yera solu  un Buscabreiru,
ya si mi mayanun bien, 
una esnandraséi in echus.
Echuvus  la bendición, 
dixu Andrisín: pa Fribeiru  
desponede bona xanta, qui,
 ansí you miedre, siremus 
You ya más la tía Fonsa lus 
padrinus; ya un carneiru
andoscu  pa acho vus mandu, 
ya, pa muchalu, un pecheyu
Dil qui al Nachu  vulvéu vivu. 
Pus pa  qui istedes  cuntentus, 
you una ouvecha  machorra  
ya más treci  durus nuevus 
“Pa las arras”, dixu Fonsa:
 ya güey cunvíduvus , nenus
a xantar, qui tengu in casa
  cuatru chacones a muechu.
¡Vivan Fonsa ya Andrisín! 
¡Vivan lus novius!  ¡Un cuernu!
El Nachu de Bucabreiru
dixu Sabel di  Gabriela:
 ¿Nun sabe tou  Buscabreiru
Qui il Nachu  mi díu inguanu 
 “palabra di casamientu”?
Díxuche il noviu a la ourecha, 
sutrumiéndusiche il cuechu:
Quiés cuatro ouvechas  ya cachas?
 Nun ti arrivintara el cuerpu;
“primita Dious  qui cun e
cha nada ti sala al direchu,
Ya qui nunca chogres cousa  
qui nun  te coste dous pleitus!…..
¿Cunvidádesme  a la boda?
 Pus el trato queda feitu.  
Composiciones en dialecto vaqueiro.  José Mª Flórez y González.
El bable
Gústesme porque yes probe,
 tan probina como vieya, 
fabla dulce de mió Asturies, 
encanto de la mió tierra.
Gústesme porque, homildica, 
como l´homilde violeta, 
que non piensa  ´n ser carbayu
 nin  pino, nin clavelera, 
vives como fai mil años
 escondida nas aldeas, 
sin apetecer les gales 
nin cobiciar la riqueza
de to fíu ´l castillano  que
 t´escarnez y  disprecia.
¡To fiu!…. Medráu ´ stá esi  
´ngratucu fachenda! Fosi munchos 
años fa de la quintana ú naciera,
 y con dotores y sabios trabó amistá 
 ´n  otra tierra; 
y  ¡mal añu! inchose  tanto
 de vanidá  y de soberbia


El bable
que non quier llámate má  
el mazcayu, por vergüenza…
como si non fueses tú, 
 anque probe y anque vieya,
cien veces más noble 
 q´ il  y que toa  la  Cademia.
Dicen q´está ricu…. 
 ¡al diañu doi yo toa su riqueza! 
Robóte les gargantilles 
 que tien llatines y griegas; 
cuando tú matabas moros 
 con faces, palos y piedras,
dependía  el sos lladríos pa 
dir lladrando á Castiella:
más tarde garró goxáes
 y xiringonza  francesa 
y ahí lu tienes,  que non sabe 
de ú yé, ni aonde s´alcuentra.
Quien lu arrepare non diz que 
tal madre ´n ti tuviera, leyenda
El bable
porq´ il ye mar cenagosu,  
traidor y amargu ´n concencia, 
y tú yes regatu  mansu  de
 corriente  clara y fresca, 
onde se miren les flores 
 y los ablanos s´espeyan 
y onde texe filos d´oro 
 la xana  zaragatera.
¡Que lu fala Castelar  y
 que Cervantes lu enseña!
¿Y qué? Por eso ye bono 
 el castillán? ….. ¡Ya quixera!
Cervantes y Castelar
  falarín faciendo  señas, 
que lo  grande de lus dos 
non ye ´l verbo, ye la idea; 
y anque ´sto  non fora ansina,  
cuántos los más grandes fueran 
si su pensar  engarzasen 
en la fabla de mió  tierra 
blandina, dulce, sabrosa 
como la miel de l´abeya. 

El bable 
Facer una gran estauta 
 teniendo  gran ferramienta 
non ye, pa Dios nin pal mundo, 
nin nunca fó, una gran cencia; 
el méritu  ´stá  en que salga 
con una navaya  vieya, 
y…, salen, porque lo dicen 
 el Niño  enfermo Caveda, 
nel Cantar…  Xuan Acebal, 
na Danza  Tiadoru  Cuesta; 
Tiadoru, esi  namoradu  
del bable, esi gran  poeta 
que tien más premios ganaos 
 q´ hay  en el cielo  d´estrellas. 
Non, castillanos, non; mi alma,  
por más que i déis  cien vueltas, 
vuestra llengua fiede á moro, 
 y á cuchu  francés apiesta, 
mientres q´al vieyu llatín 
solo  arreciende la nuestra.
¡Ay! si como ye de pura
 tuviese un poco de fuerza,
El bable
s´erguiés  y se cepillara 
vistiéndose á la moderna, 
sería río caudalosu  d´agua
  traspariente y fresca, 
y non se trocara nunca
 enjamás  per otra llengua 
El castillano  ¿qué yé?
  ¡Don Naide Mucha fachenda!
Que güelva á Francia  el francés 
 que se metió por  Castiella, 
y al moro güelva lo moro,
 y al inglés  á Ingalaterra; 
que quede ´ strañu  l´ strañu, 
 ¡y á ver, dempués, que i queda!
Quiérote, bable, y non 
sé remediar esta querencia; 
quiérote porque yes probe…. 
 Siempre mi atrae la probeza 
cuando  ye,  como tú, suave
 y sencilina y melguera. 
Bernardo Acevedo.  El Carbayón . 1890.-

Cantares
- En el huerto de este mundo 
 No siembres  tus liviandades, 
Que es semilla que florece 
 Para luego avergonzarte.
- Dicen que el amor es ciego,  
Porque nunca vé las faltas, 
Pero tiene ojos de lince
 Para distinguir las gracias.
- Cuando lloran nuestros ojos
 los desengaños del tiempo, 
Es que vamos ya buscando 
 La sombra del cementerio.
- La constancia en las coquetas
 Una flor las simboliza:
Hermosa … por la mañana y
 por la noche… marchita.
- Nunca pienses  que la dicha 
 Eterna será en tu hogar; 
Si no tienes hoy tormentos, 
Espéralos….. 
que vendrán
- Ayer al salir de misa, 
Agua bendita te dí
De las pilas de mis ojos Q
ue derramaron por tí.
- A los hechizos mundanos, 
Nunca tu virtud sucumba,
Que la virtud es la honra,  
Y la honra es la hermosura.
- Las esperanzas del triste
 Son como las plantas secas
Que por mucho  que las rieguen 
 Siempre permanecen muertas.












































































































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