Fresneu (Teverga)
El árbol
Los árboles, como elemento importantísimo del reino vegetal, realizan la próvida misión de mantener en equilibrio los elementos del aire que respiramos, modifican de favorable manera las condiciones meterorógicas e higiénicas de las localidades en que se encuentran. ¿no nos importa a todos respirar un aire oxigenado y puro, vivir sanos y robustos, vernos libres en todo ó en parte de terribles inundaciones y de huracanados vientos? ¿cómo explicarnos las tales verdaderamente salvajes que han venido haciéndose en los montes maderables, el abandono y el olvido en que se ve puesto un tan importante ramo de bienestar y riqueza? Se trata de un destrozo que parece erigido en sistema, que destruye para no crear, que quita y no reemplaza, que busca la satisfacción de un momento para topar con la indigencia de mucho tiempo. Y si esto es así y si ello implica ignorancia, egoísmo y perversidad, necesario es que cada uno en medida de sus fuerzas y, sobre todo, la administración, con las muchas de que dispone, cuide de reparar el mal sin descanso y de evitarle para lo sucesivo en cuanto posible sea. ¿Quién sino el egoista se aprovecharía en un instante de lo que sus prudentes antepasados hicieron, y blandiría sólo el hacha destructora sin cuidarse del bien de los otros ni de las necesidades del mañana? ¿Quién sino el perverso aplicaría la incendiaria tea a la frondosa selva, despojaría de su corteza á los lozanos árboles, troncharía la vigorosa rama y dejaría detrás de sí inequívocas muestras de barbarie y de feroz instinto, cuando ni siquiera puede invocar un aparente título de propiedad particular, que tampoco, ni aún siendo verdadero y antiquísimo, justificaría la obra del capricho y del aniquilamiento estéril o poco menos? El árbol viene siendo perseguido en Asturias por el particular en sus propios dominios, por los vecinos en los montes de utilidad pública, por los pastores en los elevados puntos á donde conducen sus ganados, por estos mismos que destrozan los retoños sin que nadie lo impida, por la apatía y la incuria donde no la malicia y la mal entendida especulación. la impunidad con que se dejó hacer mucho que merecía correctivo severo, etc,. Extensos calveros lo invaden todo, los rodales que restan carecen de repoblado joven, siendo devoradas sin estorbo por los ganados las plantas tiernas, y los árboles están sumamente espaciados, merced a lo cual el suelo se cubre de espeso césped y las plantas invasoras, tales como el brezo, la arandanera, los helechos, etc,. se van apoderando de la superficie dificultando cada vez más la repoblación natural.
Félix de Aramburu y Zuloaga.
Revista de Asturias. Oviedo 15 de Junio de 1879.-
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