Caranga de Abajo

Textos:
-El avellano.
-Carta de la Nueva España.
-El valle de Caranga a Teberga.




Avellano- Esta especie ha tenido un significado mágico, especialmente para combatir las víboras, por lo que en ocasiones se plantaban en los lindes de las fincas para ahuyentarlas. - Puede alcanzar los 6 metros de altura. Su madera se utiliza para cestería y cibiellas usadas ataduras en el medio rural. - Las avellanas o {ablanas} son ricas en aceites y tienen gran importancia en la economía rural. - En Asturias es frecuente que se asocie con los fresnos, arces, olmos y tilos en los bosques frescos, y también se pueden encontrar en robledales, hayedos e incluso es frecuente observarlo en las fisuras de las rocas calizas como compañero de las encinas






Varios pueblos en Quirós , antaño habitados, ahora sólo tienen la vida en las sombras solitarias. Por diversas causas tres poblaciones quirosanas fueron abandondas y de ellas sólo queda el recuerdo de lo que fueron. Dos pueblos unidos por la leyenda y la desgracia son Santolacha y Mengollo. Las causas de sus desapariciones están escondidas en los enigmas de la historia, aunque la peste y el veneno fueron acusados de dar el fin a sus vecinos. - El Chanu los Muertos, por su parte , desapareció por un derrumbamiento de la sierra del Aramo , hace un par de siglos. El hambre, la falta de higiene y de remedios llevaron al contagio completo a este núcleo habitado. La leyenda cuenta que sólo se salvó una muchacha que se fue a vivir a Villagime. Los habitantes de dicho pueblo, enfermos, cuidaban sus ganados o iban a los montes portando unas banderas blancas que hincaban allí donde se hallaren. Así, si la muerte los sorprendía los vecinos podían ir a buscarlos. En las alturas encima del pueblo de Caranga de Arriba, pero perteneciente a Quirós, se encontraba el pueblo de Mengollo. La fecha fatídica fue en abril de 1854, y el coste humano fueron veintidós vecinos. La leyenda sobre su final tiene variantes. Todas coinciden en la existencia de una fiesta o celebración que fue el último suceso ocurrido en el lugar. Todos murieron envenenados excepto el cura y un pastor que no se encontraba en el pueblo. Para unos fue el agua usada para amasar el pan de la fiesta. El agua fue envenedada por una salamandra. Se contaminó el alimento que consumió todo el pueblo, falleciendo todos sus vecinos. La imaginación podría llevarnos a buscar una trama de envidias y rencores, pero lo que es cierto es que ya no existe en Mengollo más que unas piedras de unas caballas . - Una antigua braña sustituyó al pueblo, un llano en mitad fue el lugar de una tragedia que todavía recuerdan los vecinos de la zona. En los años que sucedieron al hecho, nadie osaba acercarse al lugar y no dejaban que sus ganados llegasen allí. Tan sólo el tiempo logró que ese miedo se diluyera en la memoria.-La Nueva España

El valle de Caranga a Teverga
Hoy  que las vías de comunicación  van siendo fáciles y cómodas en España , hoy que en treinta horas se sale de Madrid y se llega a Oviedo, diez y ocho  en camino de hierro  á León y doce á Oviedo, hagan por Dios este viaje en lugar de irse a Suiza o al Pirineo como van tantos españoles en verano, no tendrán las comodidades que allí ,no tendrán ni los hoteles, ni los caminos, ni nada de lo que la civilización moderna tiene dispuesto para la comodidad, recreo y diversión de los viajeros.  Es verdad, nada de esto hallarán, en cambio mucha suciedad, mucha porquería  y casi tanta miseria  y tanto harapo como en Galicia. Pero hallarán un país tan fresco como Suiza o los Pirineos, tan primitivo casi como en tiempo de los pastores de Arcadia, y costumbres parecidas; tan pintoresco o más que Escocia  y las famosas orillas del Rhin, y tan fértil en algunas partes como la Lombardía o el valle del Arno; tan agreste o más que la Selva Negra, Suiza ó los Pirineos. La vida no es en Asturias tan cómoda y agradable como en estos sitios; pero en cambio es tan barata como en Suiza y se gozan  placeres desconocidos á la vida civilizada.  Vengan, ó mejor dicho vayan a Asturias; oigan los consejos  de un pobre hijo del país;   que lo había dejado a los catorce años  y vuelve a los cuarenta  cumplidos, después de haberse paseado y de conocer  a casi toda Europa en las circunstancias  tan ventajosas como puede haberlo hecho otro alguno, y dice sin temor de verse desmentido: Asturias es el país más hermoso de la tierra.  Vedlo, y os convenceréis.
Vuelvo a la descripción del Hellenthal asturiano, ó sea el valle de Caranga a Teverga, que a mi juicio  ofrece la perspectiva mas agreste , más salvaje  más horriblemente hermosa  que hay en el globo, al menos en lo que he visto de Europa.  Quizá en los Andes haya habido algo  igual, según nos cuentan los historiadores del descubrimiento y conquista del Perú en tiempo de los Incas; hoy de seguro no queda nada parecido a la senda de Teverga. Quisiera tener el talento descriptivo de Marmontel, el historiador de los Incas el colorido de Claude de Lanrraine o de Salvador Rosa;el pincel de Flaxman y de Gustavo Daré, que ilustraron a Dante, todo reunido para echarlo en la senda de Teverga, porque aun si sería imperfecta la descripción que voy a hacer. Lo hago con el temor  más grande que se puede tener en la vida, con el mismo que tuve  cuando hablé  por primera vez en las Cortes. Esto lo comprenden  los que son o hayan  sido diputados y hayan hablado. Lo hago como reo que llevan al patíbulo, porque tiene que ir; lo hago porque lo considero un deber sagrado que me he impuesto  cuando atravesé la senda,  y desde niño estoy acostumbrado a cumplir todos mis deberes  por desagradables y penosos que sean.
Voy, pues, á entrar en la descripción del famoso valle y senda de Teverga. Para hacerla un poco más soportable,para dar alguna amenidad al relato, intercalaré mis impresiones al pasarla y las xstravagancias a que se ha entregado mi imaginación, esta loca de la casa, como con razón  la llaman los psicólogos franceses.
Por una tarde entre el 10 y 15 de noviembre de este año, llegué a Caranga, después de haber recorrido en coche casi todo el  concejo de Quirós, uno de los más montuosos e inaccesibles hasta hace pocos días, gracias al Sr D.  Gabriel Heim, que ha construido como por encanto, tal parece, el camino de primer orden de Trubia a Ventana:  al señor Heim  le ha pasado lo que pasa a todo hombre  que hace un gran sacrificio por sus semejantes.  Comprometió su fortuna y de la sociedad  que representa en la construcción del camino; hizo cosas  que parecían imposibles con tan poco dinero; construyó un camino hermoso en un terreno infernal; al principio ningún elogio  bastaba para el señor Heim: los ayuntamientos  daban a porfía su nombre  a la calle principal de sus pueblos, y el de Proaza fijó una plancha de hierro, por cierto bien mezquina con su  nombre, en la Peña de Caranga. 
El franqueo de esta peña será siempre una obra inmortal del señor Heim, y que merece por cierto que se haga un viaje desde Oviedo sin más objeto que verla, seguro el viajero de ser suficientemente  recompensado del trabajo de ir, y del dinero que cueste. Y a los pocos  meses  de abierto, porque los ingenieros  del gobierno dijeron  que le faltaban algunos perfiles, ¿cómo no le habían  de faltar si había costado a lo sumo el  10 por 100  de lo que ellos hubieran gastado en el camino?¿y había de tener los mismos perfiles? Esto bastó para que la provincia no le pagase los intereses del empréstito, que a Heim  había hecho; que los ayuntamientos  no le pagaran la prestación personal, que por veinte años  le habían ofrecido; en una palabra,  para que todo el mundo le abandonase hasta el punto de apedrearle por los pueblos, a él, que  pocos meses antes habían casi divinizado.  Así son todos los pueblos.  Yo le escribí sin conocerle,  diciéndole  que estaba avergonzado de la conducta de mis paisanos con él,  que después de todo  había hecho un camino, que ni soñarlo se podía  pocos meses antes, y que había transitado cómodamente en coche por sitios, por donde ni las cabras pasaban.
Dejé, como llevo dicho, mi coche en Caranga, y tomando un caballo del país  y otro para un amigo de infancia, que me acompañaba, nos dirigimos hacia la famosa senda.  Yo conocía un poco el país; tenía  de él la idea mas horrible que se puede tener;había oído muchas historias de la senda; pero confieso que todo es inferior a la realidad. Creo que la imaginación más calenturienta y fantástica no ha podido  inventar nada igual ni siquiera parecido.  Principiamos por atravesar el río de Quirós sobre un puente de madera tan rústico, que ni barandilla tiene; entramos en un castañedo de muy bellos árboles, y a poco rato llegamos a un molino  que mueve el agua que baja de Teverga, y tan bonito que no he visto nada igual por lo rústico en ninguna decoración de la Sonámbula. Traía bastante agua el río,  de lo cual resultaba que venía al molino mucha más  que la que necesitaba.  Entraba en la canal, que era de madera y cerrada; la canal tenía un agujero hacia el medio, y salía  el agua con tanta fuerza, que formaba un chorro como el de la Puerta del Sol. Al molino bajaba, sin embargo,  bastante para hacerle andar.  Pasado el molino se entra realmente o se sale de la senda, según se tome, y desde aquí  se descubre  en toda su horrible majestad el valle que se va a pasar. Figúrense mis lectores un valle estrechísimo por cuyo fondo solo hay sitio para el río,que por el eterno y constante murmullo  se conoce la impaciencia y la estrechez  con que se desliza, y a los dos lados  dos murallas naturales  de peña  llamada cuarcita, muy descompuesta y muy negra, á 100 pies por lo menos de altura del río una sendita abierta  en la peña del Morimium, de tres pies de ancho, sin mas vegetación que algún roble, haya, castaño o madroño de trecho en trecho,  y entre el detritus  de la cuarcita crecía el erica gigántea, brezo gigante, en asturiano llamado uces, que para agregar al horror  de la escena padecía la misma enfermedad  que he visto en Valencia y Murcua padecer a los naranjos y olivos, una especie de hollín, sarro o capa negra. Nada hay en la naturaleza que iguale al  horrible silencio que allí reina. Antes de abrir  la senda era dominio xsclusivo de osos, cuyos vestigios se encuentran a cada paso en los madroños desgajados que se ven en sitios inaccesibles a persona humana, y que ellos rompen para comerse la fruta.  Siguiendo la senda  hacha en muchas partes  con estacas clavadas en la peña,  subiendo unas veces, bajando otras,  pero siempre sobre el abismo, tanto que a cada momento veíamos las piedras que lanzaban  nuestros caballos con las patas ir a caer directamente al río, suerte que nos esperaba a nosotros  si faltaba el terreno a nuestros caballos o daban un paso en falso; de esta manera se andan  sobre tres kilómetros, y es preciso entonces  pasar el río para tomar la senda, a la orilla derecha del valle, pues ya el otro lado desde aquí es completamente inaccesible. Como se va despacio y no hay nada que le distraiga a uno, la loca de la casa, la imaginación se me echó a volar  qué sé yo por dónde, por todas partes. Yo no he visto nada igual ni que se le parezca , ni en los Pirineos, ni en los Alpes,  y los he visto bien, pues casi los he andado  todos a pie.  Ni los valles del Pirineo desde Louvie por Eaux  Chaudés a Gabas, ni a Aguas Buenas, ni de  Cauterets al puente de España, ni por último, el famoso  Hellenthal de la Selva Negra, he visto nada que se parezca a éste; así es que mi imaginación  me lleva a las escenas del infierno del Dante, y sin darme cuenta iba repitiendo los versos del célebre autor de la Divina comedia, habiendo empezado por estos el canto primero del infierno.
Seguí recitando todo el canto I, y cuando llegué al encuentro del poeta con las tres fieras, casi me creí en una situación parecida.  También a mí se me ha presentado  en mi camino  la sombra refulgente de un grande hombre, detrás de su sombra y formando parte de ella, vi una alimaña, ratón hediondo, y detrás de él, en la penumbra  de la sombra, la loba de Dante con su misma significación simbólica de la concupiscencia. 
También estas dos alimañas, protegidas por la sombra del grande hombre, se me atravesaban en mi camino momentáneamente; a la sombra le dirigí las mismas palabras que el Dante dirigía a la de Virgilio:
Miserere di me gridai á lui -qualque  tu sia ad ombro ad oumo cato. Y me contestó la sombra: Non oumo, oumes giá, fiú.
Despierto de mi sueño y siguió  la triste realidad sombría, como dice uno de nuestros mejores poetas modernos.
No los traduzco porque el italiano es bastante fácil de entender. Síguese  con el alma en un hilo  hasta la salida del valle, que presenta una escena  a mi entender sin rival en la naturaleza. La cuarcita se va volviendo  mas compacta  y se sale  por entre dos peñas, que el ánimo se sobrecoge al pasar, porque una,  la más alta de la izquierda, tiene por lo menos 200 piés de altura, y está completamente inclinada sobre el río y sobre la senda: se llama Peña negra.  ¡Poder omnipotente de Dios! no pude menos de exclamar: “si á esta masa le da la gana de aplastarse,  ¿qué fuerza animal  se necesitaría para levantarla?”La contestación me la di bien pronto: “ninguna; solo el que la creó podría volverla a poner como está.” Se pasa el río, sobre las dos peñas por un puente, que ni ideal  se podría hacer como es. Aconsejo a cualquier pintor o fotógrafo que vaya y le saque  en fotografía ó dibujo, seguro que no hay nada que se le parezca. En el medio del río hay una peña, por debajo de la cual sale el agua con la fuerza de una esclusa, que es lo que viene a ser esta peña,  pues el agua tiene por lo menos cinco pies mas de altura de la parte de arriba del puente. El puente que es de madera, está fundado sobre esta peña, que le sirve de tramo, y forma con las dos grandes peñas y el río un conjunto tan bello,  que no es posible ni imaginarlo. No es mía solo esta opinión; es la misma que ha formado alguno de los ayudantes del general Prim en la cacería de osos  a que asistieron con él, el verano en este mismo sitio.
Antes de proseguir con esta descripción, debo hacer mención de una cosa notable en todo el país, y que llamará  la de todo viajero; el famoso  roble de Olid. Antes de llegar a la Peña Negra se ve salir  del fondo del valle un magnífico roble que tendrá por lo menos 100 pies, y descuella  entre los demás, como decía Virgilio que descollaba  el ciprés  entre arbustos, inter viburna eupressi. Unos leñadores le incendiaron por la base, y se ve quemado parte del tronco.  Sin embargo, todavía se  puede sacar de él una viga de 80 pies de vara en cuadro.  Existe hoy, por la imposibilidad  material  de sacarlo de donde está.  Salgo al fin de este valle de sublimes horrores, y salgo como pudo haber salido el Dante del infierno, después de haber presenciado  las horribles escenas que nos describe, recitando los dos últimos versos del Canto V, y en la misma situación que él, solo que él era de lástima  por los infortunios de Francesca  Rimini, que siempre que los leo me hacen derramar lágrimas de ternura, y hoy el miedo de los peligros que acabo de pasar me hace oírlos repitiendo al atravesar el puente: IO venni meno como s´io morisse. E caddi   como corpo morto cade.
Al fin, he salido sano y salvo de este maldito valle, que así puede llamarse  sin hipérbole; pero aun  me queda, antes de llegar a Teverga, que atravesar la capa  caliza.  Aquí “está lo bueno,” como se suele decir.  Todo lo que he referido es nada, comparado con lo que queda.  Esta senda es la realización  del sueño del inmortal poeta italiano. En sueños debe haber tenido origen la Divine Comedia. El plan es el mismo; no hay más  diferencia que este es realidad; allí se empieza describiendo horrores, y desde  el Canto III  que describe lo que sufre en las antesalas del infierno, y luego el paso de las almas del Acheronte, y que dió lugar al famoso fresco de Miguel Angel en la capilla Sixtina en Roma,  reputado  la primera pintura del mundo, cree el lector  que la naturaleza humana no puede sufrir mas, y va leyendo 33 cantos  y cada vez nuevos y formidables horrores, tanto que desde el año 1300 acá  no ha habido nadie  que haya imaginado nada igual. Pues esto es lo que pasa en la senda de Teverga; se principia en un valle horrible, va encrescendo todo el tiempo, y se acaba  como nadie puede imaginar siquiera.  Pero ya que estoy en terreno mas apacible, voy a describir  la capa intermedia  entre la cuarcita y la caliza.  Aquí se acaban  los precipicios; entra la senda de un pie ancho, a lo sumo,  en unos prados  tan pendientes  que creí oportuno apearme del caballo que me acababa de pasar por sitios  tan malos,  é hice bien,  como he visto después, porque al pobre animal le costó trabajo pasar la senda y de seguro hubiéramos  ido juntos al río; luego se baja a un castañedo, en el que vi con sorpresa había dos tinglados o barracas como para construir  casas.  Mi primera impresión fue decir al compañero: ¿Quién será el desgraciado que se venga a vivir aquí?
Desde allí percibimos  del otro lado del río  y a una altura  inconmensurable, unas casitas arrimadas a un peñasco, como para poderse  sostener en pie. Es el pueblo de Bandujo  del que es oriundo el señor Tames Hevia,  senador del reino y consejero de Estado. Por aquí ya se veía algún  vestigio de la raza humana. Hay un puente de madera para el servicio del pueblo  y de un molino harinero que está situado a la cabeza del puente y al lado de un peñasco formidable de caliza.  Aquí  principia una enorme capa de caliza compacta,  que tantas maravillas  nos va a ofrecer.  Al  pasar  por delante del peñasco vi una hermosa flor azul celeste de un color muy vivo  y muy común en Asturias, que siempre me ha llamado la atención,   mucho mas después  de unas que cogí hace cuatro años en lo alto de Algoibar, yendo a San Ignacio con una familia amiga de Madrid, y  las conservo, así como también otras  cogidas hace un año en lo mas alto de Pajares,  y quería conservar  esta  como recuerdo de un viaje por la senda.  Seguimos  andando por una calleja entre dos prados, y era tal el barro que había que me atasqué, y con dificultad  pude sacar los zapatos, á pesar de las trabillas de las polainas.  En los esfuerzos  para salir de tan infernal calleja,  perdí mi flor. Fue tal el acceso de rabia que esto me causó, que prorrumpí en un sarcasmo horrible a lo que puede haber de mas sagrado en el mundo  para el hombre y para mí: llega hasta la idolatría, la patria. No quiero poner en  mis labios lo que dije:  lo dejo al que me han dicho, fue el verdadero autor.  Cuentan que un francés  que vivía  hace muchos años en Lisboa le cogió en la calle  uno de los pronunciamientos tan frecuentes allí y en España hace algunos años, y una oleada de gente le arrojó a un foso de aguas sucias,que entonces también parece eran comunes  en Lisboa. El foso era grande, y el pobre francés no podía salir de el sin ayuda; imploraba a todo el que pasaba que le ayudase, pero los portugueses estaban ocupados de la patria, y al pasar le gritaban en vez de ayudarle ¡viva a patria! El pobre  hombre iba ya perdiendo la esperanza  de salir de aquel sitio a donde debía estar, como dice el Dante en su Canto VIII que están los orgullosos en el infierno ¡Come porci in brago  Di se lasciando, orribili  dispregi! y habiéndole contestado un grupo que pasaba  lo mismo que los que habían  pasado antes solo, exclamó el pobre francés:
(Grandes cerdos,  a esto llamáis una patria!) Esto mismo dije, Dios me perdone,  en un acceso de furia. A todo esto iba llegando a la parte sublime y horrorosa de la senda.  Figúrese el lector  una peña cuatro ó seis veces más alta que la torre de Santa Cruz o de otra torre que conozcan, partida por medio, a la distancia de lo ancho  de la calle del Principe y aun menos uno de otro pedazo de peña,  un río por medio, siempre mugiendo  por lo estrecho y apretado que va entre las dos peñas, tanto que algunas veces se esconde enteramente  debajo de lo que se camina,  y a una distancia de 200 metros de altura ó mas, una cornisa de  uno o dos pies, hecha con estacas clavadas en la peña y sin petril ninguno, todo lo más en los sitios mas pavorosos  una pequeña barandilla  y gente que se cree racional, pasando por esa cornisa. Pues esta es la senda al llegar a Teverga. 
Yo, metido ya en este terrible paso, fanático  por las grandes y fuertes impresiones, admirador entusiasta de Danta y de su infierno, a lo que tanto se parece,  no podía quedar indiferente a tanto horror, a tanta maravilla como se desplegaba  en tan corto espacio. Mi primer movimiento fue pararme  recostado sobre la peña y exclamar: “Dios omnipotente que a un soplo de tu voluntad creaste tanta maravilla, haz que  podamos ver pronto esta desde un carruaje;”  aquí, como se vé, me fui intelectualmente al fondo del abismo. Pero mi situación especial  de candidato a diputado así lo exigía.  Además, esos eran realmente mis sentimientos, como creo serán  los de todos los que allí pasen. “Ahí! seguí mi exclamación: mis amigos Gandau y Balmaseda y todos los diputados que creíais  que en Asturias se gastaba demasiado, aquí os quisiera ver yo, si después de pasar este espantoso desfiladero seguíais creyendo lo mismo!” Absorto ante la imponente majestad y grandeza  de aquellas moles calizas,  y aterrado por el abismo que tenía a mis pies, oigo la voz de mi compañero que me decía riéndose: “Mira como boga mi tapa-bocas.” En efecto, un golpe de viento se lo había quitado y había ido a parar  al fondo, es decir, al río, y flotaba majestuosamente. Esto me sirvió de aviso, y abotonándome  el gabán para que el viento no hiciese fuerza y me echara á mi a bogar, me agarré a la peña y agarrado seguí mas de un kilómetro que dura el abismo, no mirando fijamente sino  al suelo y poniendo   en práctica el precepto del Dante de no mover pie hasta que el otro está seguro. Pero de cuando en cuando me recostaba sobre la peña y la fuerza de la curiosidad  se sobreponía al miedo, y como hebeté (bestializado) yo estaba largo rato contemplando las maravillas de la peña de enfrente y del abismo, hasta  que sentía que mi compañero me agarraba  por el gabán y me sacaba de mi éxtasis, diciéndome: “Anda, hombre, anda, que la noche  se echa encima y el camino es largo y peligroso como esto.” Volvía a andar unos cuantos pasos  y a repetirse en todas sus partes  la escena anterior. De todos los escobios,  este es el más notable de Asturias por su extensión y aspereza. Aconsejo al que  no tenga una cabeza a prueba de vértigos, que no se meta en él, pues de fijo acaba mal. J. G. Miranda. Las dos Asturias. Almanaque de 1866.-







Caranga de Arriba
:

Lugar de la parrquia de Caranga ( Proaza). Dista 6 km de la capital del concejo. Su población es de 41 habitantes. Se encuentra en la misma vega rodeada de peñas que el pueblo de abajo, a orillas del Trubia y de la carretera que conduce al concejo de Quirós (AS-229), a una altitud de 260 m. Tiene una capilla dedicada a Nuestra Señora de los Remedios , citada por Madoz y cuya fiesta se celebra el 15 de septiembre. Hay un puente de factura medieval que atraviesa el arroyo Zaraméu.










Río Trubia



Cortín con colmenas de miel



Castañeu

Cementerio de Caranga










Caranga de Abajo: - Aldea de la parroquia de Caranga ( Proaza) situada a 250 m de altitud, en la confluencia de los ríos Trubia y Teverga, así como de las carreteras AS-228 y AS -229 , que conducen a los vecinos concejos de Quirós y Teverga. Dista 5 km de la capital del concejo y tiene una población de 42 habitantes.Se ubica el pueblo en una pequeña vega entre los desfiladeros que ambos ríos forman previamente y el que, tras juntarse, formarán en Peñasjuntas, nombre en sí mismo expresivo de la angostura del lugar aguas abajo. La iglesia parroquial es del siglo XVIII y de estilo popular, al igual que la pequeña capilla de San Mamés, situada a orillas del río en un llano que Madoz denomina Santa Engracia. El pueblo posee diversas construcciones , casas y hórreos que forman un conjunto de interés etnográfico. A la orilla de la carretera se conserva la antigua escuela costeada a principios de siglo por los hermanos Gervasio y Balbino García, emigrantes a Panamá; tiene un solo aula y en sus cercanías se halla la casa del maestro, sufragada algo más tarde por los mismos donantes.











Castañeu

Castaño y Roble

Añadir leyenda













El Castaño: - Junto con el carbayo son los elementos más representativos del piso basal asturiano. - El castaño es un árbol de porte elevado de hasta 30 metros, de notable longevidad. El tronco es robusto y comienza a ramificarse a escasa distancia del suelo. - Las hojas caducas están dispuestas alternadamente sobre las ramas. - Las castañas son ricas en fécula, glucosa, sacarosa y materias albumonoides. - El castaño resiste bien al frío formando parte en Asturias de los bosques mixtos con robles y abedules, si bien presenta una tendencia natural a formar masas puras. - Oficina de Turismo del P. de Asturias.



- El felechu {helecho} - Los helechos suelen cubrir el suelo de los bosques húmedos, especialmente si no hay arbustos.




viven en los montes de hayas de Somiedo, Degaña y Monasterio de Hermo, o en las masas de robles y abedul de la reserva de Fuentes Carrones, y algunos por Proaza. - Los osos son los vertebrados con la menor tasa de natalidad del mundo. - Una vez que el macho ha conquistado a la osa se formará una efímera pareja que permanecerá junta por un tiempo. - Finalmente se separarán y retornarán su vida solitaria. - Las crías nacen calvas, ciegas y sin dientes. - Cuando salen al exterior están ya cubiertos de pelo. La pérdida de sus hábitats naturales y el furtivismo constituyen las principales amenazas. 


Añadir leyenda

El Oso Pardo es el más común y único de Europa , de pelaje pardo con patas oscuras. pacífico, pero buen luchador; se alimenta sobre todo de frutos, insectos y miel, el hambre le hace atacar a los mamíferos salvajes y domésticos.









Desde el Mirador de Proacina vista de ciervos




































Caranga de Abajo



Caranga de Abajo






También nombraremos la capilla de San Mamés en Caranga que presenta un único cuerpo de planta rectangular con ventana dintelada abocinada de derrame interno en el muro izquierdo y vano circular abocinado de derrame interno y externo en el opuesto. El interior se cubre con tejado de madera vista a dos vertientes. Delante de la puerta, hay un pórtico con tejado a tres vertientes, sostenido por cuatro pilares de madera que se apoyan en un alto basamento, realizado en mampostería, reservándose los sillares las cadenas esquineras, los vanos y la espadaña de arco de medio punto y un solo hueco que remata la construcción.


Wikipedia enciclopedia libre 
























Un Tejo al lado de la Iglesia




Aldea de Caranga de Abajo











Añadir leyenda




Comentarios

Entradas populares de este blog

Asturias vista por Viajeros siglo XVI -XX

El ñeñu enfermu {Antigüa poesía Asturiana}

Riocaliente (Ardisana)

Aguino - Perlunes

Coya (Piloña). Fotos antiguas

Playa de Barayo

Manifiesto del Hambre

Entradas populares de este blog

La Esfoyeta (Comedia Asturiana)

Asturias vista por Viajeros siglo XVI -XX

Coya (Piloña). Fotos antiguas