Textos:
-Dibujo de Luis Luarca Navia.
-Los Chxobus.
-Acerca de las brañas vaqueiras.
-Conjuros.
-El sustu de Nolo.
-La Ñubera.
-El Turulleru.
-El pastor más guapu.
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Lus Chxobus
Cuando lus chxobux trantan d´acumeter il ganau, las vacas facen un corru ben apretau cunus cuernus pa fora, ya dientru guardan a lus xatinus, mientris lus torus nun paran d´andar alridor, ya lus perrus tan al acechxu. Paez mintira qu´il ganau faiga aquestas cousas, pero ía verdá, fainlu muitu ben. Una vez pudi you velu, foi na Boizuna fai dous annus ya mediu, cuando escumenzaba l´iviernu. Faía muitu fríu cun nievi abondu, pero pur dalgunus chxaus dil monti taba desveníu ya ´l ganau pudía pacer un poucu. Escurcía cuasi cuando you chegei a dachxes vista. Taban lus chxobus tratando d´acumeter al ganau. You quedeime quietu amagau cabu ´n chamascu, pos nada pudía faer sin escupeta nin palu. ¡Aquechxu foi trimendu! Los chxobus yiban ya vulvían tratando d´arimase al ganau, peru las vacas zarraban muitu ben il corru defendiendu a lus xatinus cunus cuernus, mientris lus torus ya lus dous canes nun chxes daban alientu. Asina pasou´n bon ratu. Pur fin cuchi unus trochus ya garabuchus sequinus ya cun echxus fixi una bona fugeira. Al risplandor del fueu lus chxobus escapanun perseguíus pu lus canes, pudiendu you chegar xuntu al ganau qui taba alborotau bramandu. Delantri las vacas, qui nun desfaían il corru, al centru un chxobu muertu cun dous furacus nu banduchxu, ensangrentau dafeitu. Tamién il toru Mariechxu tinía lus cuernus chenus di sangri ya bufaba ya riburdiaba comu ´n cundenau.Tan claru, il Mariechxu foi ´l qui matou al chxobu espetánduchxe lus cuernus nu banduchxu. D´achí un bon ratu a fuercia di xiplíus vulnienun lus perrus; unu cunas urechas fundidas ya roxas di sangri, ya l´outru coxu d´una pata traseira. Afalagei lus perrus ya dichxes un cachu pan qui chevaba nu bolsu, tumbánduse echus cabu di mi, aflanando lus probes. Dexeilus desfugase ya descansar un poucu, arriandu depois apriesa todu ´l ganau pa casa. Rebincaban lus xatus delantri sunandu las esquilas, las vacas detrás al son di las chuecas, ya lus canes ya you a ritaguardia. Asina chegemus al pueblu di nueiti, muchaus ya cansaus, peru contentus. ¡Xerabrieus! ¡Chximbrémunus d´un mal día di chxobus! Folklore de Asturias.- María Josefa Canellada.-
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Acerca de las brañas vaqueiras
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Dentro de la población asturiana existe, o existió, un grupo social bien diferenciado en función de su forma de vida – la explotación ganadera en régimen de trashumancia – cuyo origen, historia y características han llamado siempre la atención, siendo objeto de investigación por algunos destacados estudiosos del pasado regional.
Ya Jovellanos, en su carta dirigida al canónigo don Antonio Ponz, escrita hacia el año 1793, sobre los vaqueiros de alzada, los definió diciendo que eran así llamados “los moradores de ciertos pueblos fundados sobre las montañas bajas y marítimas del Principado, en los concejos que están a su ocaso, cerca del confín de Galicia”, agregando que se llamaban así porque vivían comúnmente de la cría de ganado vacuno, y de alzada, porque su asiento no era fijo, sino que alzaban su morada y residencia emigrado anualmente con sus familias y ganados a las montañas altas.
“Pasan el invierno los vaqueiros y las vacas, mantenidas éstas con el heno que tienen recogido, mientras cubren todo el suelo las nieves, que ni son abundantes, ni durables en él, porque la mayor parte de las brañas, sobre ser bajas, están cercanas a la costa, los aires marítimos templan considerablemente la atmósfera y la humedad del vendaval las deshace en un punto.
A la venida del verano, y éste es el segundo medio para la multiplicación de sus ganados, se ponen en movimiento todos estos pueblos para buscar los montes altos de León y sus frescas yerbas. Estuvo en algún tiempo arreglado el día de la partida y de la vuelta de San Miguel a San Miguel, esto es, desde el 8 de mayo al 29 de septiembre. Ya en esto, como en todo, son libres, así como atrasan su vuelta hasta San Francisco, suelen también retardar su partida hasta San Antonio. Llegado este plazo, alzan y abandonan del todo sus casas y heredades, y cada familia entera, hombres y mujeres, viejos y niños, con sus ganados, sus puercos, sus gallinas y hasta sus perros y gatos, forma una caravana y emprende alegremente su viaje, llevando consigo su fortuna y su patria, si así decirse puede de los que nada dejan de cuanto es capaz de interesar a un corazón no corrompido por el lujo y las necesidades de opinión. Otra cosa bien digna de notarse en estas expediciones es que el ganado vacuno sirve también para el transporte aún con preferencia a los caballos o rocines. Vería usted que sobre las mullidas y entre los mismos cuernos de los bueyes y vacas, suelen ir colocados, no sólo los muebles y cacharros, sino también los animales domésticos y hasta los niños, inhábiles para tan largo camino. No conociendo el uso de los carros, ni permitiéndolos la aspereza de los lugares que habitan, ni la altura de los vericuetos que atraviesan, fían sus prendas más caras a la mansedumbre de aquellos animales que la providencia crió para íntimos compañeros del hombre y en cuya índole dócil y laboriosa colocó la naturaleza el mejor símbolo de la unión y felicidad doméstica.
En las montañas, su vida se acerca más al estado primitivo, pues ni tienen casas, haciendo la estación menos necesario el abrigo, ni se afanan mucho por su subsistencia, hallando en la leche de sus ganados un abundante y regalado alimento.
A la entrada de octubre vuelve la caranava con su fortuna y penates, y colocándolos en el hogar primitivo, pasan allí la cruda estación más guarecidos y no menos libres y dichosos. Créame usted, amigo mío, estas gentes lo serían del todo, y su independencia será la medida de su felicidad, si con tantas precauciones no los forzase todavía la necesidad a buscar otros medios de subsistir una fortuna más amarga y ganada con mayor afán”
Los lugares en que habitan los vaqueiros reciben el nombre genérico de brañas. Las brañas son aldeas de caserío disperso, y su emplazamiento ofrece cierta variedad, pero lo más general es que se hallen situadas en lugares relativamente altos, bien cerca de las cumbres o en valles próximos a ellas. La vida de las brañas se hallaba principalmente absorbida por el cuidado del ganado, principalmente vacuno y la práctica de la arriería entre la costa de Luarca y la meseta de Castilla.
La característica más importante de la comunidad vaqueira como grupo social radica en el género de vida predominantemente pastoril de sus miembros, desempeñando particular papel en ella el nomadismo o trashumancia, y en consecuencia las especiales relaciones con otros grupos de aldeanos sedentarios, generalmente tirantes a causa de la contraposición de sus respectivos intereses, hecho del que se derivan particulares situaciones de carácter social.
Faltan datos para conocer varios siglos de historia de los vaqueiros, pero se sabe que en 1433 ya practicaban la trashumancia en largas distancias, porque una partida de cuentas de la Casa del Conde de Luna consigna lo que habían pagado los que habían venido a Laciana de la marina aquel verano.
Los vecinos del lugar de Saliencia, del Concejo de Somiedo, reclamaron en el año 1536 contra lo dispuesto en las ordenanzas del concejo, alegando que durante el invierno, en éste y otros lugares del mismo, “los que eran pobres se iban con sus casas y familias por tener que comer, e porque no podían sufrir la tempestad” pues la de Somiedo “era tierra muy fría e fragosa e de muchas nieves” agregando que los ricos enviaban con el ganado a sus criados, dejando las casas pobladas.
El aislamiento propio de su forma de vida propició la endogamia y la existencia de apellidos típicamente vaqueiros, sin perjuicio de que en el siglo XX vaqueiros emigrantes los distribuyeran muy lejos, principalmente por Madrid, Cuba y Argentina. Tales son, entre otros, los apellidos: Ardura, Acero, Berdasco, Feito, Gayo, Lorences, Mayo, Riesgo, Parrondo...
Los contrastes en vida y costumbres entre los aldeanos estantes y los vaqueiros trashumantes y el conflicto de intereses de ambas comunidades, explican el caráctes de “extranjeros viandantes” que los aldeanos sedentarios atribuyeron en varias ocasiones a los vaqueiros, según consta en los procesos de los pleitos con ellos habidos y que, hasta muy entrada la segunda mitad del siglo XX, los vaqueiros hayan sido despreciados y postergados.
A través de los siglos, estos ganaderos han ido evolucionando hacia el sedentarismo, desapareciendo casi por completo la vida nómada que antes llevaban – emigración colectiva casi total de las familias en las estaciones de primavera y otoño -, y podemos decir que son cada día más escasos los vestigios de la trashumancia, al extremo de que en muchos casos la población vaqueira se ha fijado permanentemente, convirtiendo las brañas en aldeas.
Actualmente las brañas de verano o altura se pueden encontrar por el Puerto de Somiedo, zona osera y de grandes masas de robles y castaños, siendo curiosa la braña de la Pornacal, de cabanas de teito (cabañas de techo vegetal) cerca de Villar de Vildas, concejo de Somiedo. También hay cabanas de teito en los altos del Camín Real de la Mesa, larga calzada romana que iba por altitudes de más de mil metros desde Torrestío (oeste de León) hasta Grado (Asturias centro-occidental), y en la braña de Tuiza, por la que pasa la carretera que sube desde Teverga hasta cruzar el cordal de La Mesa en el Alto de San Lorenzo y bajar hasta el valle de Somiedo. Las brañas de invierno se encuentran en los montes limítrofes de los concejos de Belmonte y Tineo, principalmente por las sierras de La Manteca y Begega. Los pueblos o brañas de Valle, Villaverde y Santa Marina de Begega eran los últimos reductos de vaqueiros trashumantes. Ahora esa sierra está partida por una mina de oro en fase de cierre. Hacia las montañas de la costa occidental, mucho más bajas, se entienden brañas por los concejos de Salas, Cudillero y Valdés (Luarca), atravesando esa zona una arriscada carretera, desde Malleza de Salas por Gallinero y Lendepeña, zona de lobos, hasta Arcallana, o por Brañaseca hasta San Martín de Luiña en la carretera de la costa. Y yendo de Luarca a Tineo por la carretera de Aristébano, Naraval y Navelgas, comarca vaqueira muy estudiada por la antropóloga María Cátedra, que ha escrito varios libros sobre la vida, costumbres y universo mental de los vaqueiros de esa zona (“La muerte y otros mundos” o “La vida y el mundo del vaqueiro de alzada”
Bibl.: Benardo Acevedo y Huelves “Los vaqueiros de alzada en Asturias”, 2ª ed, Oviedo 1893, Oviedo 1915. Juan Uría Riu “Los vaqueiros de alzada”, Oviedo 1976. Fuentes: La bibliografía citada y otros libros cuya mención excedía el espacio disponible, La Gran Enciclopedia Asturiana, Google y cuarenta años de andar por las brañas.
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Conjuros
La culebra maldita y la cervatina bendita hicieron una apuesta a cual primero se vestía a cual primero se calzaba, a cual primero se a aquel lindo cueto llegaba y la su bocina tocaba. La cervatina como era bendita primero se vistió, primero se calzó, primero a aquel lindo cueto llegó y la su bocina tocó, la culebra maldita por debajo del tronco barronco raíz del fresno infeliz como secó la estopa le seque la boca, como secó la pacha le sequé la babacha, como secó el carbón le seque el corazón.
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El sustu de Nolo
Yera una noche de invierno: oyendo la mar de cerca, ´chábase na cama Nolo, el de cai Pachu Manuela, sobre un sabanucu floxu puestu nun sergón de fueya. So madre allá ´n utru cuartu al empar co´la so nuera, que la probe se quexaba yo non sé de que dolencia, y tenía la cara inflada del mesmu modo y manera qu´infla ´l papu a una rapaza cuando la mord´una ´veya. Xuana, qu´ansí se llamaba la nuera de la tía Manuela, ´taba casada con Nolo, co ´l héroe d´esta leyenda. Ya tovieren cuatro neños, que morrieren na panera, Nolo lloraba por éllos, Xuana morríase de pena, y diba ya per tres meses qu´ el neñu últimu morriera y a la panera non diben pos tenín miedu a la huestia. Todes les noches Nolín, al posase la chaqueta, pedía a Dios po´les rapaces pa ´qu´en gloria los toviera. Pero aquella noche triste en que el mar com´una bestia roncaba, ´zotando ´l agua de golpe contra la peña Nolo nin rezó po´el neñu, nin po´la so visagüela y echó la ropa na cama tapando hasta la cabeza. Roncaba Nolo allendando por calentar la pelleya, cuando sintió un ruídu ´xtrañu, lo mesmo que el que s´oyera si andoviesen munchos homes pel desván ´n agarradiella. Entama ´ntós a rezar Nolo y saca la cabeza p´encomendar al Siñor los rapazos de la güela; pero nones, en desván fai rinchidu hasta la fueya. Prencipia ´ntóncenes Nolo a pensar qu´era la huestia lo del ruídu o que era ´l diablu que i tentaba la pacencia, o que quiciaves sería el ánima de so güela, que golviera ´questi mundu pa´reclamái daqué deuda. Ya non puede asosegar y con mas miedu que virgüenza, vase y diz: Ma, llevantáivos qu´anda el diablu ´nte la fueya. Vamos a buscar vecinos como Mingo, y Xuan de Pepa, que ye un home que non teme pos dispón de muncha juercia. Ma, llame tamién al Cura y al Alcalde Pepe Andreda pa´que vengan sin tardar y traigan danguna trenta, foces, palos... y que el Cura traiga ´l sopu y la cazuela bien llena d´agua bendita pa´bendecir la panera. Al oyir esto la madre, que era una moyer de flema, llevantóse de la cama y alborotando la ´ldea, xuntó todos los vecinos que yeren lo menos treinta, mentes Nolo y la moyer cad´un en so cama queda. Ta ´tán allí los vecinos del barriu de la Fonciella, con trentes, foces y palos, fesories y una ´scopeta y entamen a descurrir, modu d´escorrer la huestia. Un mozu determinadu fo a buscar una ´scalera y arreválgase ´n teyadu del qu´entamó a quitar la teya, mentando que los demás, con el Cura a la derecha, miren todos pal desván, que tenía la puert´abierta, Nolo sigue allá na cama tapadu hasta la cabeza. "Ahí va la huestia" y saltando nel desván entama correr tras d´ella, que cai xunta los vecinos Ramón, Mingo y Xuan de Pepa, ésti pégai co´la foz y en dos metades la dexa. Regódiense los vecinos a reconocer la huestia y ven que yera.... la gata de Pachina la Cuetera, que tría tres cascabeles que i había puestu una neña. Desde ´ntóncenes Nolín, si oye falar de la huestia, diz: "Eso son bruxeríes que cunt´algún taramiella".
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Aunque vivo en este puerto, donde la neblina posa, no voy a tú cabaña, galán, por ninguna cosa. |
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Por aquella sierra abajo un lindo pastor venía; ¡buen pastor debia ser por lo bien que disponía! A la su mano derecha traía mortal herida que le hizo otro pastor por celos que le tenía. Hablaba con los corderos y a las ovejas decía: - Buscaréis otro pastor que os cuide noche y día que os lleve a beber agua a la fuente que yo solía, y de noche a la majada y después a la pacía. Allí se murió el pastor, al pie de una verde oliva, al son de un triste cencerro, porque campana no había. Ya le lloran tres serranas d las altas serranías; una dice: - ¡ Adiós hermano ! otra:- ¡Adiós primo! - decía, y la más chiquita de ellas: - ¡ Adiós! dueño de mi vida.- Bellezas de Asturias.- Aurelio de Llano Roza de Ampudia. |
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Lázaro en el monte está dando voces de agonía, y la Virgen bien le oía. - ¿Qué haces ahí, Lázaro? - Aquí estoy decípola y decipela percerbón y culebrón, aque aquí me quemo, que aquí me abraso. - Lázaro: vete a tu casa y en una escudilla de fresnal, echarás agua de fuente de prial, petres silvas de un silvadar, tres ortigas de un ortigal y tres arenitas de sal; que mojarás con esto tus llagas y quedarán sanas y salvas. |
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¡Adiós, la casa de abaxu, casa de Juana Porrera! ¡Adiós, al Cotera-llaciau, coterín de la Jelguera! ¡Adiós, la Cantu-palomar, donde yo tocaba la mueya!-----
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"Cuando los homes, de tarde, na braña, perdíense pola mor de la nublina trupa y empicipaben a amoriar de les güeltes y güeltes que daben, agarrábense al rau d´una vaca na intelixencia de que diba llevalos al camín peronde dir empobinaos pal pueblu. Pensándolo bien y conociendo ´l tarrén, aquello yera imposible, porque a aquelles hores de la tarde, la vaca, en vez de dir escontra ´l llagu a beber o moscar, lo que faía yera tolo contrario porque diba xustamente de güelta a pasar llueñe la nueche, pastando. Aparentemente los paisanos daben una esplicación racional al fechu d´agarrase al rau de la vaca, pero, vistes les coses a modo, la realidá yera bien estremada. |
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La Ñubera
A finales del s. XII o principios del XIII, en agosto, descargó una enorme tormenta que asoló frutales y los sembrados de todas clases. Las gentes aseguraban que habían visto en el cielo una figura de mujer, y una mujer que venía como peregrina, que venía a San Salvador de Oviedo, confesó que esa mujer era ella misma. Era una endemoniada que venía a curarse a Sal Salvador, y su historia está escrita en manuscritos de Cambray. El demonio la tuvo durante 16 años. Un día la dejó a la entrada de una abadía aragonesa, mientras él entraba a perturbar a los monjes. Entre tanto, llega Santiago y ve a la niña, y marca con la uña una pequeña cruz en el dedo medio de la mano izquierda de la niña. Esto quiere decir que ya está marcada para la salvación, y desde ese momento empieza su lucha contra el demonio, que a su vuelta entra de nuevo en el cuerpo de la niña. Antes la había criado una con una vida fastuosa, de palacios, comodidades y servidumbres. La había llevado por los aires a todos los países y había aprendido muchas lenguas. Se alimentaba de hierbas crudas y era muy esbelta, pero fuerte. El diablo grita dentro de ella que no se marchará de este cuerpo, que solamente Santiago o San Salvador podrían echarlo, y entonces ella marcha como peregrina a San Salvador de Oviedo. En el camino encuentra a cinco caballeros de Jaca que le dan cinco panes. Ella los reparte como cinco limosnas en honor a las cinco llagas de Cristo. Pasó cinco puentes en el camino, y cada uno de ellos el diablo la tienta para que se tire al agua; pero las limosnas la libran de aquel peligro. Se llamaba Oría. Llegó por fin a San Salvador. Después de muchos incidentes, exorcismos y empleo de reliquias, el diablo, amenazando con muchos males y lanzando un gran aullido, dejó el cuerpo de la muchacha que quedó como muerta. Después la peregrina esperó durante unas semanas en Oviedo la llegada del obispo que debía bautizarla.. En el bautizo se le impuso el nombre de María, y enseguida, de ser una salvaje como lo había sido hasta entonces, pasó a ser una muchacha bellísima. Contaba a las gentes que hablaban con ella todas las andanzas de su vida, y les confesó que ella misma, hacía unos pocos años, ella misma encima de una nube, había provocado una enorme tormenta de granizo que había descargado sobre Oviedo y su comarca.- Juan Uría.- Vaqueiros.
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El Turulleru
Ya ves tú que col turulleru puede facese tú-rú-rú-Güeno, pos tamién puede facese tí-tu; tí-tu. Pos aquel paisanu, que tenía al fiyu llendando muy lloñe, ena Llosa, subíase él a la tenobiera l ´horru, y tocaba ´l turulleru. El fiyu oíalo, y sabía que aquello quería dicir: ¡fí-yu! ¡fí-yu!, y entonces mismu axuntaba les vaques y venín pa casa. -¡Ma! Eso non yé nada. Ya verás: Una vaqueira taba sola col so ganau ena pastiza. Llegó un día una cuadrilla ladrones, y dedicárense a matar ganau y a vivir ellí. La vaqueira non podía facer nada, nin la dexaben marchar. Pero un día garró la bocina y empenzó a tocar: tú-tu-ru-tú, baxa a la villa y cuéntalo así: que siete ladrones me roben aquí, que comen y roen a costa de mín. Del buey castaño ya no hay más que un zancaño, la vaca ruda al fueu ensuga, la vaca mariella ya stá na escudiella. La vaqueira de otra braña sintiólo y entendiéndolo. Dió parte a la Justicia y atrapárenlos. Esto pasó na braña de Sapinas, en Luarca.
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El tíu Andrés y a tía Ramona tían dous burros. Nun sos burros casteyanos: éranye dous bestíus, dous pultracos pequenos, pra ganar nelos, para que facesen cuito pra aquelas pezas. Xa saliran de cuas madres, xa nun mamaban. E despóis cayeu úa nebarada miu grandísema no mes de Marzo; nun se bía nin paredes nin nada: todu era chao. Abía qu´apilar a nebe cuna pala e facer carreiros pra salir da porta pra fora das casas. Esos beyos nun tían que cumer nin praus burros nin pra elos. Pois tebo a justicia qu´ir buscalos, aus poltros y a elos, que morrían de fame. E trouxéronos prá cárcel qu´abía entoncias en Penedo. E depóis bendéronyes us poltros y elos morreron alí. Lebáronos á cárcel purque nun abía outro sitio onde botalos. Abía lí na cárcel un cepo mui grandísimo lebárono pra Grandas y úa cadía dos presos, que nun marchasen, porque botábanyes a cadía al pé a pechaban cúa chabe ´l candado. |
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Llegó hace años un mendigo pidiendo limosna a la puerta de una casa de Barzanallana, y la dueña de la casa, viendo que le faltaba un brazo al pordiosero le preguntó con la natural curiosidad: ¡Ah Virgen, humín, a usté ¿que-y pasó nese brazo? Ay Dieus, nina, contestó el otro ¿inda me preguntas qué me pasou, ya tuviste tú la culpa de que you quedara manco ya que tuviera qu´eichame a pedir? Usté ¿qué diz, oh? Lu que ois ¿Nun t´acuerdas de la nube del año pasao, aquetsa nube de piedra que pasou per encima ´l tsugar ya foi caer ahí abaxo ente Foyeu y Barzanatsana? ¿Nu me vou acordar? Non, deso vei a quedame memoria mientras viva: gracias que descargou nu monte. Se tsega a caer na sienra, déixamos a todos por puertas. - Pues n´aquesta nube iba you, qu´era ´l nubleiru; pero como tú saqueiste la pala ´l forno, curteiste la nube, ya you caí nuna entrecha, ya rompí este brazo contra una paré. Desde entonces ando pediendo limosna ya nun me puedo valir. |
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En la sierra de Vedramón, cerca de una capilla, hay hoy una pequeña laguna (el oyo del mar) cubierta casi siempre de hierba. Dicen que el ganado que se acerca a beber allí es engañado por la falsa seguridad que ofrece, y se hunde. Los pastores tienen cuidado de que no se acerquen los animales a quel sitio. Pero en cierta ocasión, un pastor de los que guardaban los rebaños comunales, se distrajo y dejó que uno de los bueyes se acercase a beber. El buey desapareció en la laguna. Después murió el pastor y durante muchos meses se le vió recorrer aquellos montes durante la noche llamando al buey. - Tó... Bey... Tó... repetía una y otra vez, rasgando el silencio de la noche con un acento tristísimo. Enterados los vecinos, se reunieron en junta con el vistor al frente y acordaron ir de noche al monte. Apenas llegados, oyeron las voces del desgraciado pastor, y dijeron: - Te perdonamos la muerte del buey. No queremos que vuelvas más a dar voces a este monte. Y las voces no se oyeron más. |
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El pastor más guapu
Cola so gorra verde, de seda, muncho guapa, qu´en una escarapela lleva una pluma blanca, capellina de seda con flores d´oru y plata, y cuerpos qu´arrellucen y ´l calzolciu d´a cuarta, tal diba mont´arriba, colando pa la braña, un chaval más que mozu, roxu, de bona traza, de condición allegre y de carina guapa. Al amiralu ´n tientes, saca-y ún pela facha y les espueles d´oru que nos zapatos calza, de qu´ha de ser la suya familia d´emportanza. Verdá ye que non lleva com útros, una ´spada: lleva un ramu clavales pos tien fasta la gracia de que quiciás namora pero qu´en xamás mata, non siendo co los güeyos ¡Tien nelllos tal encantu...! Cada vez qu´apistaña y faise que los abre o faise que los ciarra, da-yos a les neñines y párpagos la gracia del mirar de palomba, del pistañar de garzía. Cansadín pela pindia subida de la panda, pruye-y sentás ´un pocu en medio la toñada, nun matu d´herbagüena que flores mil espaya, repartiendo l´arume per tuda la montaña, y allí, ´n nial floridu, el mociquín descansa poniendo la mexella enrima de la palma diciendo seliquino con llingua dormilada: ¿ Qué probe sería aquilli que tien la barba blanca? y ¿únde ´n istes brañes tará ´aquella zagala que-y llamen los pastores reina de la montaña..? Y nisti pensamentu los dolces güeyos ciarra. ... Vien una ´scapitina y pósase-y na cara y bésalu nos llabios, después, esnala..... Marmulla ´nte les fueyes la brisa susegada y, escondía, una fonte na concharina canta... Y vien la mermeyera, y el chavalín pigaza, y, a pocu dempués , durme.... y, a pocu dempués, suaña... Y suaña que, d´amores, princeses mil sospiren per elli, rinquen flores, desfáenles y tiren a la so cara d´ánxele el oru y el marfil, en fueyines, volando, y kqu´una más fermosa que viense arrodillando da-y goler una rosa que pieslla nel so cálice les arumes d´abril. Y suaña que lu arrodien xentiles caballeros faciendo cuantu podien por tase rinsonderos, mentres cad´un na mano per el sombreru tien; y qu´entós, a illi amiya la princesa más mona qu´afinca la rodilla y pon-y una corona fecha de pelres y oru, apertada a la sen. Y redoblen tambores y sonen mil cantidos de munchos cantadores y escúchense toquidos de gaites y de músiques per todu l´alredior. Y los corros de neñes de melenes castañes dorades o cenceñes, venides de les brañes canten al guapu mozu cantidos mil d´amor.
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Se veía a menudo junto al tchau Reondo una mujer con un niño. Un día se juntaron los brañeros y valiéndose de un caballo blanco, sobre el que colocaron un pellejo de vino con la pez al exterior, lograron coger al niño, aficionado a montar. No lo bajaron hasta Pigüeña . Pero el niño no hablaba nada. Un día llegó una brañera del Páramo diciendo que oyera a una mujer por Los Lagos que gritaba: ¡Barrabaselín!¡Ven....! El niño salió de su acostumbrada mudez y dijo: Ya mía mai que tchora por mí. Desde entonces, no se volvió a ver más al niño, ni oir a la mujer. |
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