Ríofabar (Piloña)
El Naranjo de Bulnes
De vuelta a Asturias, llamé a Gregorio el Cainejo (habitante de Caín, que es el Bulnes de los Picos de Europa por el lado de Castilla), para hablarle de mi persistencia en estudiar de cerca el Naranjo.
Gregorio es el hombre fornido, cazador eterno de robeznos, que vive en la peña mientras las nieves no le arrojan al valle; sus pies descalzos agarran como ventosas en las cornisas inclinadas de los acantilados infinitos que cuelgan sobre los precipicios de los Picos de Europa: desaloja al robezo de sus más inexpugnables torres, y lo mismo duerme al pie de un ventisquero que corre a cobrar un animal al fondo del abismo. Gregorio era el hombre que me convenía.
El 4 de agosto de 1904 dormimos Gregorio y yo al par de unas cabras, al acabar la canal de Camburero. Salimos al amanecer en dirección al Naranjo, y a las ocho de la mañana habíamos almorzado ya junto a una fuente que nace en las estribaciones mismas del coloso. Habíamos llegado al Pico de Orriellos, como también por otro nombre le llaman. Por el Norte, y conforme nos íbamos acercando, lo fuimos estudiando, con la perfecta claridad que lo permitían nuestros Zeiss prismáticos.
Esa vertiente Norte, única sobre las que nos cabían dudas en cuanto a su inaccesibilidad, es muy sencilla: un descanso o saliente de la peña en el primer tercio inferior de la misma, y dos grietas verticales hasta la cúspide. Examinadas bien estas grietas con los anteojos, comprendimos, desde luego que una de ellas, la de la derecha, era absolutamente impracticable. ¿Lo sería también la otra?. He aquí un juicio que no podíamos emitir desde luego; la teníamos demasiado lejos, dada su altura, y tan sólo podríamos formarnos uno aproximado desde su arranque, es decir, desde el descanso o saliente del primer tercio inferior de la torre. Pero, ¿podríamos llegar a él?. Había que intentarlo. De este modo la ascensión, sí era posible, se componía de dos partes: primera, a la grieta y segunda por la grieta.
|
Roberto Frassinelli
Vino a España en la época feliz para anticuarios y bibliófilos en que los tesoros de la desamortización se malbarataban en las ferias y baratillos; y en la pintoresca aldea de Corao, cerca de Santa Eulalia de Abania, donde estuvo el sepulcro del Rey Pelayo, a corta distancia de Covadonga, sentó sus reales, creando una casa modesta, con gran jardín primorosamente cultivado. Pero su verdadero teatro eran los Picos de Europa: Peña Santa, la Canal de Trea, los gigantescos Urrieles asturianos. En las montañas se perdía meses enteros, llevando por todo ajuar un zurrón con harina de maíz y una lata para tostarlo al fuego de la hierba seca, su carabina y sus cartuchos. Bebía el agua en la palma de la mano; carne, sólo la de rebeco, que abatía al certero disparo de su escopeta, y cuya asadura tostaba sobre la misma lata al fuego.
|
Los hombres y el paisaje
Cuando penetres en la primera calleja de una aldea, pronto verás que las cosas no son tal y como las ha contado el poeta; ¡qué impresión de sobriedad grabarán en tu alma estas casucas bajas y oscuras, apretadas las unas a las otras para mejor protegerse del frío y de los vendavales invernizos! Más sobrios te parecerán aún estos severos montaraces, cuya expresión de fatigados luchadores no suele desaparecer con frecuencia bajo el relámpago de una sonrisa. No te extrañe su hermetismo, que ellos llevan una existencia dura, de combate constante, como todo el que vive y vegeta a estas alturas; que el destino de estos hombres no difiere en mucho del de estas hayas, aferradas con sólidas raigambres a la roqueda para alimentarse de esta tierra pobre y misérrima. Como ellas, viven unidos, fuertemente unidos; a veces, formando cada aldea con una sola familia; y viven también como ellas; con la robustez necesaria para soportar el peso de tanta nieve, y viven, viven….. hasta que una tempestad las tronza o una avalancha las sepulta. A veces, unos y otras mueren en la vejez, lentamente, cuando se apaga la débil llamarada de su vida….. y nadie se apercibe que hay un árbol menos en el bosque o una cruz más en el cementerio.
|
Leyenda de Fabio Orduño
I
Fabio Orduño era brioso,
e valiente capataz;
osos et zorros cazaba
jabalíes e aínda mas.
II
Pero facer devotiones
eso non fizo jamás,
nin rezar as litanías,
nin los santos adorar.
III
Nin reliquias nin medallas
nunca as quiso allevar.
Antaño vivió en Galicia
e en Asturias aínda más.
IV
Galán era, el rozagante,
bien fornido, assaz capaz.
Queríanle las marusas
mas él, mentido e falaz,
a todas prometió amor
por mas bien as engañar!
V
Nunca fincó en Cova Donga
os inojos al altar
nin quiso a la virgen santa
sus cazas encomendar.
VI
A la muy santa medalla,
que pudiera le librar
faz á faz contra as garras
del oso que ha de cazar,
non quiso dalla credenzia
nin sabió non la burlar!
VII
Ma, por fin allegó el día
en que, por o castigar,
fízose o diablo oso pardo
e metióse a montañear
en tanto que Fabio Orduño
metíase á le buscar!
VIII
Ambos vienen en os brazos!
Fabio Orduño, o fier rapaz,
acométele atrevido;
ma o diablo, con grand disfraz,
fínjese cuasi en a morte,
por le mas bien engañar.
IX
Pobre Fabio! Pobre Orduño!
¿Por qué non sabes rezar?
¿Por qué sin a santa imágen
aventúraste á luchar
contra o demonio fecho oso
que te quier descabezar?
X
Ya se ruedau en a terra!
Ya se facen rebolcar!
Ay! Que Orduño é corpo morto,
sin cabeza e calcañar!
XI
Comióse entrambos o diablo
que ningun pudo matar!
E quando aquesto ovo fecho
Despareció do logar!….
XII
E bajose á os infernos
para volver á bramar
quando cazadores de osos
sin medalle osen cazar.
XIII
Que quier Dios que á sua madre
de Cova Donga á pregar
vagan os buenos cristianos
antes de andarse á folgar.-
|
Boda ´n Porceyo
En´a Ilesia de Porceyo
que repiquen les campanes;
el cueteru de Xixón
que arrestalle les xiraldes;
el tambor de l´Abadía
y de Llantones les gaites,
que toquen la nupcial marcha
co los punteros y el parche.
Alegraivos, mociquines
solteres, pos hoy se casen
dos chavalinos muy curros
que ha tiempu se cortexaben:
ella, Sunción de Miguel
y Telva, que son sos padres,
con un mozu gallasperu,
Lucianín el de Pinzales,
fíu del Jefe la Estación.
¡Qué bona parexa facen,
Suncia y Luciano!…. ¡Miráilos!
La envidia de les chavales
casaderes son los novios,
cuando de la Ilesia salen
de cha-ios les bendiciones,
bien xuncidos pe les manes.
Quien a bon árbol s´arrima,
güena sombra, ya se sabe,
lu acobija; pos Luciano
char supo ´l güeyo, ¡carape!
El ye pa todo amañosu:
desde Xixón a Pinzales,
non atopó ´ntuavía
quien i ponga ´l pie delantre;
lo mesmo desguarnia ´n coche
si empapiellen les rodaxes,
hasta topar con ´el quiz,
como ´ndereza les llantes
de una moto o de una bici
cuando i fallen los pedales;
sabe arreglar un llaviegu
y cabruñar les gadañes,
igual siega ´n prao de yerba,
com´ inxerta los pomares.
O sea qu´isti Lucianín,
fíu del Jefe de Pinzales,
y´ un combién pa quien lu lleve;
¡recorcio ´n diela, mecachis!…..
Telva y Miguel, con tal xenro,
ye pa descuajarindase.
Los suegros tienen cebera
pa todu el añu bastante;
¿non los véis que tan llocíos,
gordos y tienros que plasmen?
Non falta maiz ´n el horriu,
nin ´na panera patates,
fabes de la granja y pintes,
güevos de pita y moscancies;
na masera pan de trigo,
la boroña y les castañes,
mantega, cuayada y quesu,
y miel d´abeya nes xarres.
¡Qué xatos y qué nuvielles
n´el corral! ¡Qué hermoses vaques
con tetos como chorizos
pa dar lleche por ferrades!
¡Qué gochos tan bien cebaos!
Tierres de llabranza y güertos,
bosques, praderes, figares;
cases propies e´na villa
que guapes rentes i os valen;
bien fornida la corexa
tienenla ya y tan tirante,
Telva y Miguel, que ´l pelleyu
de la saca ´n que lo guarden,
cualsiquier día arrevienta
pe la carretera alantre.
……..¡Ixuxú!…. grita i conmigo:
¡Vivan los novios, carape!….
Antología del Bable. Tomo II.-
|
Sueñu que ye vida.
Pa ´l que non tien sosiegu
Y avalla en ´es llabores
Desque Dios unvia el día
Fasta que vien la noche,
Paéz el xergón, de fueya,
De plumes de palombes.
Pero entavía más blandu
Pa mozos ye y pa moces
Qu´, al chase ´l alma alcuentren
Enllena de perdones
De romeríes sin cuhetes,
Sin gaites nin tambores.
¿Qé reina habrá endayuri
Qu´el catre d´ella atope,
Anque lu encurrumpine
Con llana ó con pilote,
Más blandu, más mullíu
Qu´aquel xergón en onde
Espurri ´l cuerpu Pina
Dempués de ver dos hores
Al mozu galantiante
Con el que ta en sos glories?
Sallando ´l maizucu
Qu´á dar panoyes roxes,
Quiciás porqu´al so pelu
Semeyen les panoyes,
Enteru coló ´l día,
Y, ansina que foi noche
Pintó Llope en so casa
Y al pie del llar sentóse.
El gozu de la neña
Al velu non se esconde,
Qu´lluz sal pe los güeyos
Y pe la cara en roses.
Los vieyos, n´utru escaño,
Esclúquenlos y emboben,
Falen algo, empapiellen……..
Callen, pigazen, ronquen…….
Entrambos, Llope y Pina,
A cuentu traen cien coples,
Marmullen polo baxo,
Riyendo faen que roñen,
Embúrriense, y con plizcos
Aforren les razones.
El mozu co ´l so palu
Fai mil ribilicoques
En ´a ceniza; y ella
Pa non tener ucioses
Les manes, un tarucu
Esbilla, menia ´l pote,
Inflando los papinos
Asopla, los tizones
Compón, y si ye el casu,
Faltando-y otres coses,
Co ´l mandilucu enrieda
Que va encoyendo en llórcies.
Dacuando blinca ´l gatu
Llambión, enriba pónsei;
Y si ella lu afalaga,
También el mozu entóncenes
Fai esbarriar pel llombu
Sos manes pecaores.
El gatu entiesa el rabu,
Miaga les gracies, dóblase,
Fasta que diz la neña
(Al gatu non, al home
Que ta mirando en tientes)…..
-¡”Cudiao non t´enquivoques!”
El tiempu cuerre; el mozu
Andando á trompicones,
Pos pa marchar les pates
Alcuentra perezoses,
Camín va de la puerte
Y aspera qu´allí emboque
Co ´l so candil la neña
Que ye sol de los soles.
Acasu ella lu ameche,
Acasu saín i sobre,
Acasu co´ les manes
Tamién ella lu arrodie;
Pero ´l candil acasu
Al viento i diz que asople,
O él solu acasu apágase
O apágalu el demontres.
Lo cierto ye qu´á escures,
Sin lluz y hasta sin mosques,
-“Adiós, diz Llope á Pina,
Y, adiós, diz Pina á Llope.
|
Sueñu que ye vida. |
………..
La neña va pa ´l cuartu
Y al ventanucu asómase…..
¡Qu´azuliquín el cielu,
Qué guapu ´l valle, ´l monte!
La lluna enriba atendi,
Abaxo ´l ruidu óyese
Que sobre los guixarros
De Llope faen les broques….
La neña zarramica
Anque ´n mirar s´enfote,
Y, en sin querer, de sueñu
La cabecina dóblasei….
Ya entorna la ventana,
Ya queda Pina á soles,
Ya con entrambes manes
Que lleva ´l cocorote,
(Miéntres el senu alzáu
Más fachendosu ponse),
Desata los corales,
Qu´al piscuecín s´enrosquen;
Ya…. pero abasta, abasta,
Pos tantes relaciones
Son pa naguar la cuenta
Y al más pintau amorien.
Direvos qu´en un verbo
La neña desvistióse
Y, mientras marmullaba
Dalgunos paternostres,
Con ixuxús el mozu
Arroxidando lloñe,
La devoción acasu
Quitábai á la probe.
Direvos qu´al echase
La neña sonriyóse;
Que ´n menos d´un menutu
El sueñu entroi de golpe;
Y aquella sonrisina,
Sin esnalar com´otres,
Quedóse enriba ´l ñeru
De perles y amapoles.
Félix de Aramburu y Zuloaga.-
Comentarios
Publicar un comentario