Espinaréu (Piloña)


Textos:
-Dibujo de la Ilustración Gallega y Asturiana.
-La verdá pura y la estatua de Campoamor.
-Carta de Francisco López de Úbeda.
-Añorances.
-El cantu ´l romeru.


Espinaréu. Parroquia del municipio de Piloña. Se encuentra emplazada en la parte meridional del concejo, limitando con las parroquias de San Juan de Beleño, Valle, Arteosa y Sellón; y con los concejos de Caso y Ponga por el sur.  Dada la situación geográfica que ocupa, entre las sierras  de Sellón, Giblaniella, Aves y Bedular, puede considerarse  su espacio como típicamente de montaña.  El agreste paisaje de esta parroquia contribuye a que su ámbito  sea considerado como una gran reserva en donde se levantan parques naturales como el de Miera o la Pesanca, donde se encuentran abundantes bosques de castaño, abedules, robles etc. -


La verdá pura y la estatua de Campoamor
Fay aproximadamente 
de doce a trece semanas
que non sey lo qu´é poñer 
un pé fora de mi casa.
Pa min non houbo domingos,
ni houbo festas de la Barca; 
nin  fún a bailes, ni a jiras,
ni a verbenas, ni a veladas,
¿Queréis  creer que hast´hoy non soupe
a quién tocara la xata?
(por cierto que la limosna
del amigo Ángel, no é chanza)
¿Houbo quién gozase  menos
que you, esos días, en Navia?
Y todo,  ¿sabés por qué?
Por el diablo de la estatua.
Ocurrióseme  decir, 
condo la vin retratada
(non sey si nel “Nuevo Mundo”),
que non me gustaba nada;
y (nunca you lo dixese)
Véronse todos a min
como muiles a ua carnada, 
tratándome de rocín
por soltar tales machadas.
Hasta houbo quien m´ofreceu
nos focicos ua morrada
si me volvía  a ocupar
d´ua  cousa tan delicada.
Desde entonces, podéis crerlo,
non volvín salir de casa
hasta el veintiún de Agosto,
que, a ruegos de Bonifacia,
fun a sentarme un pouquín
al parque (¡gustome mialma!)
Arrimeme a Don Ramón,
mireilo como Dios manda,
y a min,   la verdá, señores,
gustoume muy pouco ou nada.
Francamente,  la cabeza
ta bastante bien sacada;
mas del piscozo a los pes,
y desde el pecho a la espalda,
¡pardiós!, hay que confesarlo,
non ten ben feito ua pulgada.
Si non merecería  más 
Campoamor, non ferye nada;
pero, mialma, si valía
parezme  froxa la paga.
¿Axuntárais  poucos cuartos?
¿Por qué non tuvestis calma
y esperastis a reunir
lo que se necesitaba?
Vou poñervos un ejemplo
que me parece que cuadra:
Ua vez tábamos  xantando
(¡xa fai años!) en mi casa,
y al llevar pa la maseira 
mi madre lo que sobraba,
díxonos: “Con esta carne
vou facervos ua empanada.”
Y entonces  saltou mi padre:
“Ramona, no me seas macha;
mentras no la podas fer 
ben cargada de tayadas,
que nos queden las barrigas
como tambores de fartas,
non faigas un sacramento;
sendo  el potaxe bon, basta.”
Y con el tempo comemos 
de todo conto hay, sin tasa.
Quixera que m´entendérais,
y pode que sí, a Dios gracias.
Aunque  tardáseis veinte años 
en xuntar lo que faltaba,
¿pensásteis  acaso que 
de nosoutros se borraba 
aquel nombre hermoso del 
autor  de las “Humoradas”?
Pos no, señor; don Ramón
quedou aquí com´ua  llámpara, 
y el sou nombre non se olvida, 
¡pardiós!, mentres mundo haiga;
¡pero….. por lo quél deixou,
non por lo que se lle faiga!
¿Quién non recuerda a la hermá?
¿Quién se olvida a aquella santa,
que, aunque non sabía fer versos,
sabía fer cousas tan guapas?
¿Conocéislle algún retrato?
¿Llevantáronlle  algúa estatua?
¡Y, sin embargo, señores, 
en toda la redoblada
na memoria de la xente
quedou pa siempre clavada!
José Férnandez García. “Pepe Muestras”
(Navia,  1878-1942). Antología del Bable. Tomo I.-
Unas traían unos tocados redondos que parecían reburojón de trapos en empujo de melecina; otras los traían que parecían turbantes de moros;  otras,  las más galanas, azafranados como cabeza de pito;  otras, de tanto volumen, y de tal hechura, que parecía tejado lleno de nieve. Vi tantas diferencias  de ellos como hechuras de pan de ofrenda.
En aquella  sazón  traían todos luto por una persona de la casa real, y era cosa  de risa ver los lutos de las asturianas. Una vi  que por luto traía  una soleta de calza parda, presa con dos alfileres sobre el  tocado. Puramente me pareció que las ánimas de aquellas asturianas debían de ser de casta de truchas empanadas en pan de centeno, porque quien viera un rostro negro,  una mantilla atrás,  y otra adelante, no podía pensar  sino que allí vivían empanadas las ánimas  no  encorporadas ni humanadas.
¿Pues las diferencias de los calzados,  no eran donosas? Unas traían unos zapatos de madera, que llamaban abarcas, con unas puntas de madero, que parecían colas de ternero retozón. Si aquellas mujeres supieran escribir con los pies pudieran firmar, que aquel pico sirviera de pluma. Otras usan unas sandalias, que llaman zapato de apóstol; éstas son de cuero o pellejo,  y las traen atadas  con un cordel tan fuertemente, que después de calzadas pueden  en las soplantas hacer  son como pandero, y creo  lo hacen a veces a falta de témpano. Otras traen  unos zapatos de vaca, no cosidos, sino clavados con tan fuerte clavazón, como si fuera postigo de fortaleza, y aun algunas para vestir al propio como al provecho,  traen echados tacones de herraduras viejas. 
Una cosa ví  en que juzgué que los asturianos deben ser volteadores de inclinación y aves de caza, porque sus madres los crían en el aire.  Y es que van camino ocho y diez leguas, y llevan  los muchachos en unos cestos o banastos sobre las cabezas; si como los traen el aire fuera en el agua, según razón,  habían de ser  pescado, y  cerca andan ellos  de ello,  pues no suelen tener casi nada de carne. Verdad es que a ellas les sobra.
Todas estas visiones llevara en paz y  en haz  de mi gusto, si encontrara alguna de buena cara. Pero teníanla todas tan mala,  tan negra y abominable, que yo imaginé que eran salvajes escamados, y  que quitados  los pelos y cerdas,  habían quedado así negras, porque el color negro es  efecto de mucho calor, como se ve en el cuervo. Mas debe de ser que con el frío se queman y ennegrecen  como los naranjos cuando se hielan, o se deben de afeitar  con color de guinea,  o las paren sus madres en los cañones de las chimeneas, o las ponen al humo que se acecinen, o cualquier cosí. Ya  sería posible que como Asturias ha sido y será el muro de la fe,  y la herejía tiene  por anticristos al ocio, al gusto y al dios Cupido, proveyó Dios de estas malas caras,  porque sin duda, viendo estos caballeros tan malas visiones,  se tornaran a la herejía, su señora, diciendo:
-Señora,  hay peste. No es tierra para nosotros, que  no viviremos dos días.
Y con esto dejará la herejía  la jornada y el intento de entrar allí,  santo y bendito. 
Francisco López de Úbeda. (s.  XVI-XVII)
Asturias visto por viajeros. Tomo I.-


En 1803 y 1804, que ocasionó una hambruna y una devastadora epidemia de fiebres pútridas, inaugura el siglo. En cuanto a Asturias, la miseria afecta particularmente a los concejos de Castropol, Grandas de Salime, Tineo y Luarca.  En este último, “no solamente muchos padres de familia se habían visto  en la posición de abandonar sus tiernos hijos a merced de la caridad, sino que  además había habido muchos muertos ocasionados sin más causa que el hambre”. 
“Pueblos enteros abandonan sus hogares y demandan de la caridad pública en los caminos y poblaciones el preciso alimento para sí y sus necesitadas familias; y aún los labradores mejor acomodados, consumidas las existencias que conservaban, dejan sin cultivo los campos por no tener siquiera las semillas de maíz, patata y habas para poder hacer la siembra que tan próxima se halla”. Pero aun más: el cierre del puerto de  Pajares viene a agravarse con la prohibición de atracar en los puertos del litoral a los buques procedentes de Galicia, con objeto de impedir la entrada del cólera que ya ha invadido algunos pueblos de dicha región. 
“En semejante caso ¿qué otro recurso queda a la indigencia que busca trabajo y no lo encuentra mas que acudir a la capital a implorar caridad pública? Pues bien; a estos infelices, a estas virtuosas gentes que piden y no roban para comer, se les da la acogida más dura y cruel  que los hombres han podido imaginar para sus semejantes. Recogidos por los dependientes de vigilancia civil, se les encierra   en un inmundo patio contiguo a la cárcel Fortaleza, donde permanecen hacinados, expuestos a la intemperie  y sin alimento alguno  todo un día…. Después de permanecer en tal estado se les despide  al caer la noche por los mismos que los han recogido, conduciéndolos a las afueras de la ciudad en dirección a sus respectivos concejos”
En el año 1856, desaparecido el brutal ataque del cólera que había asolado la provincia, vuelve el espectro del hambre a ocupar el primer plano de las preocupaciones de las autoridades municipales, las cuales de nuevo van a intentar atajar la penuria de productos mediante acopio  y suministro de cereales (especialmente de maíz) a los mercados para prevenir el alza de los precios, tomando otra vez medidas contra los acaparadores y revendedores.  
  El Siglo Médico, correspondiente al 15 de enero, confirma la existencia del cólera en Galicia,
“cuyos síntomas eran vómitos, cursos, calambres y desfiguración de la persona en términos que no se conocía al que poco antes se había visto robusto, y de la cual muchos morían a las 24 horas, otros a las 48 o antes”.
 Las medidas contra el cólera
Recomendaba, además, que,  aparte de la limpieza de la vía pública, de la que debían desaparecer las inmundicias de toda clase que pudiesen amontonarse en ella, sería conveniente dirigir principalmente la atención a esas habitaciones malsanas en que se aglomeraban las familias, “ a esas bodegas vivideras sin ventilación, sin más luz  que la que reciben de la calle, en las que los padres y las hijas, el cerdo y la gallina, duermen en funesta mancomunidad, viviendas húmedas sin tillado, sin vertedero, en las que asfixia el humo” “Muchos artesanos viven en inmundas cloacas; la luz apenas penetra en tales viviendas; los muebles se reducen a tal cual andrajo suspendido de un clavo y la cama  es un mal montón  de hedionda paja, con un cobertor  desgarrado para todo abrigo”.-

Añorances………
Ya ´l solín de miós amores, xoya  y gala de ´l  estíu
So color  pe les camperes  y los vallis  non quier char, Ya so discu non tien fuebu, non tien fuerces, non tien bríu…… Ya non hay ´n illi framores……
Ya nel alba rotilante  non s´ ascucha  l´armonía,
Nin la trova dolzayona del llaud d´el anxellín, Ya ´l regatu non marmura  cual danantes  asolía, Ya non reza la fontana, Ya les branques  mariposes  baxo ´l cielu azul  y grana Non van gora esnalexando pracenteres nel xardín. Ya non trai recau d´amores la brisina perfomada Que na frenti de la Arnalde per de sele ritembló, Ya non rise la Natura pe l´aurora ñacarada………
Ya naló de ´l arroyuelu Aquel cisni risplandienti qu´á les sedes d´almu cielu Y al riscar de l´alborada  sos llusiones refervió. Ya non cuelan afanosos  pa les veigues  y llenures Los galanos paxarinos  en bandá en sin parar, Ya non conten nos bardiales sos delicies y ventures, Pos nel ñeru ´scalecíos Acurrúquense los probes ablucaos y atarecíos……. Y si aporten abrir picos….. ¡ye ´n  tan sólo pa llorar! Ya non brillen les praeres á les lluces del sol d´oru Que llanciaba  pedreríes dende orienti perxentil, A les Xanes y Vestales Qu´ ensiñaben per sos frentis de los máxicos rosales  Ises tintes hichiceres gala y  dornu de ´l abril. Ya la gaita non risuena  pel edén  de la quintana, Que se escuende  como pelra  pel fondero del pinar, Ya non toc´á gloria lloñe  de la ´rmita la campana. Ni na verdi selv´ amena Maja cántiga  non  llancia, de ñostalxia fonda llena, La calandra melguerina que namórame  ascuchar. Ya non ardin comu inciendiu los framantes  horizontes A ú nalaben  per bandaes  palombines mil un dí, Ya perdiendo so guapeza, so collor….. pampes y montes……. Ya ta tóo ´ntristecío. Ya tien tóo per la  tierra de la muerti, ¡coime! ´l frío, Ya y´un  páramu isti mundu sin dellicies ¡ay! pa mí. Ya les pintes golondrines per al par de mió ventana Del mió sueñu non me vinin  con forfuga  á dispiertar, Ya nel álamu cercanu tiempo fau que non s´afana. En  llanciar la tardiquina Ruisiñor enamoradu la so ´ndecha pelegrina Que más maja non hay flauta  que la puida, mialma, ichar. Ya non anden los rapazos de bullanga nin de tuna De les nuichis estivales pe la soavi pracidez, Ya non canten sos amores á les lluces de la lluna. Los troveiros y gallanes Que fan guardia, por si aporta presentas ´ á les ventanes De sos vírxenes currines el rostrín de nívea tez. Ya non oise tienra  nota na planiz de la campera  U la Maya flores cueye pa texer un ramiquín, Ya non fa facer  calones la guapina llavandera Na reguera cristalina Que ´allá baxa bolliciosa de lo ´n  pruno la colina Y nel ríu d´aquil valli va topar descansu y fin……. Ya non blinquen los nuviellos pel verdor  del prau cimeru
Ximelgando les esquiles  que el sol fay arrelucir, Ya non oise ´l rín…. rín…. llocu, presurau  bullangueru
Que los grillos faladores Esparpayen  tóos á una sin parar,  pe los reores  Cuya músique tal paezme  que da ganes de durmir. Ya non va curre  que curre los folgaos rapacinos A colase per ñeraes é nes agues del Caudal, Ya non salven los bardiales, ya non plaguen los caminos  P´atrapar los manzanales Unde tan les de raneta que cad´una  val dos riales, Porque son puru almibre dolce miele  del panal. Ya non  rínse los cielinos, ya non fulxe la quintana, Y nel bosque y carbayera ya non casca rubiu ´l sol, Ya nes peñes non retrañe d´un zagal la soberana, Ya no oise pe l´aldea
“La molinera trilla, trilla…..”, que la xente fierv´ en ruea De tardino pe la danza y al rellumu del rebol.
Ya  reburdia ´ l airi fríu  llagrimando per les teyes,
Ya los xelos y les ñieves faen á un atiritar, Ya se funden nos xaguanes á  fataos les llacies fueyes Que los gafos viendavales Atruñando co les cañes de les fayes y nozales Asparramen pel spaciu co ´n  un tréticu danzar. Ya esnaló pe les altures ¡ay, Señor!, ´l alma dorada,  L´alma  guapa y rotilante  que de Xuno foy canción, Ya non queda más que lluto ´n ista  poza condergada A  ú la nuiche llarga y fría
Sos ñegrures, sos escarches, sos chubascos nos unvía, Y ú la guya de la pena nos abluca ´l corazón.
…………………………….
¡Ay qué tristi ta Natura de ´l iviernu los rigores!
¡Ay qué tristi ta isi cielu, siempri nublu, siempri gris!
¡Ay que tristis tan les veigues en sin páxaros  nin flores!
¡Ay qué tristi, Virxen mía
Ta isi cerru….. y isi monte…… y isa llun´atericía!……..
¡Ay qué ascures  tan les nuichis!….. ¡ay qué tristis son los dís!
Daniel Albuerne. (Villanueva de Santo Adriano, 1879-1912).
Antología del Bable. Tomo I.-

El cantu ´l  romeru
Yera fresquillina
La nuichi, el romeru
Lloñe de sos campos
Perdióse dafechu,
Y llegó  á la bardia 
Del floridu güertu
Semadu de flores,
De roses y  ensueñu.
Echó  una tonada
Con gran sentimientu
Pidiendo descansu,
Por Dios, pal so cuerpu;
Caleció á la llume,
Tastió de lo aneyo,
Dixo los cantares
Que-i deprendió  ´l cielu;
Mentanto á la neña
Que-i  tizra ´l fuebu
Tres veces les llárimes
Moyároni el pechu,
Y ellí entrastayada
El alma de duelu,
Cantando yos diba:
“L´ adiós  del romeru.”
Apenes el alba 
De lluz y contentu
Rodiara la ería 
Afuxó ´l romeru,
Como l´arandina
Al llegar l´hibiernu.
Colaron los dís
Y axelóse ´l riegu;
Ñacieron les fueyes,
Esmucióse ´l vientu;
Una mañanina 
De sol abriliegu
La neña moría,
Arrecendía el güertu,
Y allá pe los campos 
Cantaba ´l romeru.-







































































































































































































































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