Argüeru-Playa de Merón-Molinos del río Merón (Villaviciosa)
Textos:
-Carta de Manolin de la Caleya.
-Carta que el célebre Manolin de la Caleya dirige a su amigo Pachu desde el Purgatorio.
Manzanéu-Puente Robléu-Molinos del río Merón-Argüeru. Distancia 13 km. Duración: 6 horas.
Aquí hace mencion el célebre Manolín de la Caleya, de la posicion social que ocupa en el Purgatorio.
Ya que te tenido el placer
de participar con calma
de mi repentino viaje
la estraordinaria causa;
ya que el testamento hice
por escrito y de palabra,
justo es que sepais ahora
lo que por saber os falta.
Hice el viaje en compañia
de un hombre que iba á mi espalda;
hombre de poco palique
pues no dijo mas que ¡anda!
y llegué á pocos momentos
al asilo do habitaban
varios amigos, los cuales
en Oviedo se llamaban:
Talin, Remigio, Ordoñin,
Don Ramon y otros que hablaban
alegres, al parecer;
mas al saber mi arribada,
levantáronse en tropel
y á porfía se esforzaban
en ofrecerme su asiento,
hasta que dije ¡caramba!
no hablen todos á la vez
porque no se entiende nada.
Entonces salió Ordoñín,
dió en el suelo una patada,
y cuando en la habitacion
el silencio ya imperaba,
hablóme de esta manera
entre el placer y las lágrimas:
“Don Manuel, querido amigo
á quien tanto yo apreciaba,
queda á su disposicion
desde este instante mi casa,
tendrá opípara comida,
descansará en buena cama,
tomará buen chocolate
de noche y por la mañana,
y si es que sabe tocar
diestramente la guitarra,
celebraremos bailando
tan dignísima llegada”.
Aquí concluyó mi amigo;
luego empezó la bullanga,
y cuando estaba acabando
para Pachin esta carta,
arrebátanme la pluma
y esclama Remigio, “basta;”
pero al ver el sentimiento
que aquello me originaba,
conferenciaron los tres
y sin duda les dió lástima,
obteniendo yo el permiso
para escribir a
P. D.
Si estas letras escritas con apuro
rechaza sin piedad, alguna vieya,
decid que las trazó vuestro seguro
servidor.
Manolín de la Caleya.
Andalucía y Asturias. Polémica en los dialectos andaluz y bable.
Por
D. Terrero y T. Cuesta.Oviedo 1881.-
La carta que el célebre Manolin de la Caleya dirige á su amigo Pachu el Bracu desde el Purgatorio.
Purgatorio diez y seis
de setiembre, en cuanto al año,
si el magin no me es infiel
son sesenta con mas cuatro.
Amigo Pachin: sabrás
que mi viaje acelerado
me prohibió adios decirte;
y como te quiero tanto,
es preciso que te entere
de la causa; ya que honrado
viví en esa tantos dias,
semanas, meses y años,
quiero dejar como siempre
el pabellon bien plantado.
Dejé el tonel del Canton
antes de las once y cuarto
de aquella noche fatal
en que fuí de esa arrancado:
víneme por San Vicente
como acostumbro, cantando,
y eso que no habia bebido
ni siquiera doce vasos;
y cuando llegué á la puerta
de mi opulento palacio,
oí al sereno gritar
las doce y media y nublado.
Me pareció buena hora;
y como estaba cansado,
cruzando una galeria
fuí derechito á mi cuarto
desnudéme; dí á Dios gracias,
como todo fiel cristiano,
y cuando casi me hallaba
felizmente dormitando,
oigo una voz que decia
horrísona retumbando:
“Manolin de la Caleya
Manolin, ya llegó el caso
en que abandones á Oviedo,
vamos, Manolin, andando.”
Al oir aquella voz,
mejor dicho, aquel mandato,
sin ver persona ninguna,
sobrecogime de espanto,
y te aseguro, Pachin,
que á no encontrarme temblando,
cedia á la tentacion,
pues chico, estuve tentado
de preguntar: ¿Quién me llama?
¿Qué me quiere?¿Dónde vamos?
¿Hay sidra donde me llevan?
si es asi, queda arreglado.
Pero cuando me encontraba
de este modo delirando,
siento que tocan mi cuerpo
unas formidables manos;
despues seguí á mi pesar
el camino ya trazado,
y dando vueltas mi mente
entre el delirio y el pánico
pude ver la realidad,
y se cerraron mis párpados,
hasta que llegué al asilo
que me habian destinado.
Esta es la causa, Pechin,
de no haberte visitado,
antes de salir de esa;
pues ya sabes ¡voto al chápiro!
que no acostumbro á mentir
y que soy bastante franco,
por lo cual he merecido
de vosotros el dictado
de célebre entre los célebres,
y cuando estaba sacando,
mas de una vez me llamásteis
el insigne ciudadano.
Además, cumplir contigo,
érame un deber sagrado
pues yo no podré olvidar
al que me dió unos zapatos,
una chaqueta, un chaleco
y un pantalon remendado;
al hombre, en fin, que mil veces
me honró con su dulce trato;
al que en muchas ocasiones
hácia mí estendió su vaso
diciéndome “Manolin,
cúidate, toma, echa un trago.”
Andalucía y Asturias. Polémica en los dialectos andaluz y bable.
Por
D. Terrero y T. Cuesta.Oviedo 1881.-
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