Brañas de Urdial -Gallinero- Silvamayor (Concejo de Valdés)
-Musa asturiana.
-Xeniu y fegura.
-(Romance de los Vaqueros de Navia)
-Riñas del mió llugar.
-Anton de Xico.
-Escenas pastoriles.
-Cuerres o rediles.
-¡¡Aquellos ojos!!
-Recuerdos que serán.
-El aguador.
-Escenas médicas.
-Moral vigente.
-Los arrieros del puerto.
-Un recuerdo de L´Habana.
-El diañu burllon.
Santuario del Acebo |
Los vaqueiros
Gente montaraz y arisca, exclusivamente entregados al pastoreo, viven vida comun con sus ganados y familias en el estrecho recinto de sus chozas de piedra, donde soportan las inclemencias del invierno, y que abandonan solitarias cuando llega la época de sus periódicas emigraciones.
Organizados entonces en grandes caravanas, dejan las costas y las montañas del interior para dirigirse á los altos puertos de las cordilleras,á través de casi impracticables senderos, llevando consigo todo su ajuar sobre los lomos del ganado vacuno, y suspendiendo sus más frágiles menesteres, sus animales domésticos, y hasta sus tiernos niños de pecho entre las astas de los bueyes, á cuya prudencia y seguro paso los confian en las penosas jornadas del camino. Llegados á los puertos, ni siquiera establecen su aduar, viviendo vida primitiva en aquellos pintorescos lugares, alimentándose de la leche de sus ganados y durmiendo á cielo raso bajo la espléndida bóveda del cielo.
El origen maldito que se les atribuye, su vida de soledad y apartamiento, el apego á su rústica profesion y á sus salvajes costumbres, los encumbrados lugares que de antiguo habitan, y más que todo el influjo de la tradicion, perturbada por las generaciones, hacen de estos vaqueros una especie de párias, objeto de aversion y de menosprecio para los labradores asturianos, cuyo desvío pagan ellos con la más absoluta indiferencia. Ni los unos consienten sus alianzas, ni los otros las buscan ni las desean, manteniéndose siempre á distancia en todas las relaciones dela vida. Aún hay iglesias que conservan la inmensa viga atravesada por la nave, como insuperable barrera entre labradores y vaqueros, y aún hay mercados en los que el precio de la res se deposita sobre una piedra,de donde la recoge el vaquero, cuyo temido contacto parece recordar el de los antiguos leprosos de la Edad Media.
Y, sin embargo, es menester confesar, como decia Jovellanos, “que si hay un pueblo libre sobre la tierra, lo es éste, sin disputa, no porque no esté sujeto como los demás á las leyes generales del país, sino porque su pobreza lo exime de las civiles y su inocencia de las criminales; los reglamentos económicos no tienen jurisdiccion sobre él, porque solo cultiva para existir y solo trafica en los mercados libres….la aspereza de sus poblaciones aleja de él los molestos instrumentos de la justicia, y su rudeza natural los sorteos y los enganchadores para la guerra.”
Alejandro Pidal Y Mon.
Revista Cántabro-Asturiana. Santander 1877.-
Tocad duro el tambor, que el parche vibre, función por tantas con la entrada libre. Se hace aquí el sainete divertido, la comedia y el drama, todo junto,
porque anda entrelazado y confundido con esta situación aquel asunto. No hay pesar corto ni contento largo, cuando la noche mengua el día crece; siempre igual, siempre igual; y sin embargo, por rara anomalía nos parece el ayer dulce y el presente amargo. ¿Será acaso que el alma nunca olvida? Ama y no sabe amar, duda y espera, alimenta esperanzas y no siente dentro del corazón la dulce hoguera que la fe aviva; luchas en la mente y en el cuerpo dolores. Nuestra herencia desde que una mujer harto liviana, en un árbol llamado de la ciencia… encontró la serpiente…. y la manzana.
De ella la culpa fue, nuestro castigo; nuestros los daños, nuestros los dolores….
¡Quién piensa en ella, tan llena de infortunio y tan corta!
¿será que el cuerpo miserable, advierte que paso a paso deja atrás la vida,
que paso a paso encontrará la muerte? ¿Morir no es descansar?
Pues imagino que debe apetecer grato reposo el que cansado va por un camino; que fuerte y animoso o mustio y cabizbajo, marcha el hombre sujeto con cadenas á la pesada noria de sus peas y al fatigoso yunque del trabajo. Estudia, indaga, inquiere y atrevido cruza los mares y escudriña el mundo, y todo ¿para qué?, tiempo perdido, pues no alarga su vida ni un segundo cuando llega el terrible desenlace, cuando se encuentra enfermo y moribundo; en el mísero lecho donde yace insensible al consuelo y al cariño, en lágrimas ardientes se deshace tan débil y cobarde como un niño.
Llegó el tren, se detuvo, y enseguida subí a un vagón; miré con manifiesto interés hacia afuera a la salida…..y aún estaban los hombres en su puesto discutiendo problemas de la vida.
Carlos Ciaño-La Habana 1916.-
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Romance (De los Vaqueros de Navia)
I
Amigo Pachu: el domingo
farán aiquí xuntu á Navia
una de dousmil dimonius.
¡Quien touvera bona panza!
Ye el benditu de San Pedru,
Ya la xente empechizada
Estoncina gachus, chiebres,
Que escuenden en empanadas.
Xa esfuechan cabras, xa ouvechas
Dende miidiaus de semana:
Ponen chacones á muechu,
Chiegan pecheyus pur cargas:
Arroz ¡mal anu! ya zúquiri
Sei que vien á manegadas;
Tópanse los bochus brancus
Cumu quien diz, á patadas.
Ya guliendu el Samartin
Quies que torne para casa!….
Alcete el diablo pur burru;
Deixar tal chapacanada
Pur escudiechas de cheite
Que cuemu ahí nesa braña?…
El suañas, ou tas dispiertu?
Antes que tal cosa faga
Nun quede machu na recua
Nin cabra chibre de sarna,
La vaca Moura s´enforque
Nin quede ouvecha na cuadra:
Párame tres fichus Pepa
De la primera ventrada,
Ya nun nazga en ochu anus
Nin siquiera una tenrala.
Deixa que riviente desta,
Cumu diz que morreu Marta,
Ya dispués será outru día,
Que Busecu nun se acaba……
Xa á Téifaros, ou me topu,
Chiega cada tufarada
De Andés, las Cortes, Piñera
Vichainclan, la Culurada,
Que queixera cien barrigas,
Ya de uchenta la carpanta,
Ya embutir en una tarde
Lu ménus una cuitrala.
Adious, Pachu; si nun morru
Desta qu´esperu panzada,
Prometu vulver pur outra
Pa la Virgen de la Barca.
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II
Xanton Farrucu d´Antona
Na boda de la so hermana
Seis garfechadas de fégadu
Ya dous ochas de cuachada;
De una tenrala lus bréfites,
La asadura ya las patas,
Tres andochas, dous muscancius……
Lus bochus brancus de Cángas
¡Mal anu lus que comeu!
Garbanzus, toucin ya fabas,
Ya papas de arroz cun zúquiri
¡Nuestra Siñora mi valga!
-Nun cuemas tantu, Farrucu,
Que estoupas cumu granada;
Ya el dache que che das:
Nun se ven tal inchentada.
Ya dispués, pa ricalcar,
Tragou media manegada
De figus, ya remuchoulus
Cun aguardiente anisada.
Nastoncias deu nel payar
Cun tou el cuerpu á la charga,
Ya empezou á returcese,
Ya á berrar cumu una cabra.
Cruxíanche lus caniles
Cumu crux una carraca;
Ya pur axina que chiega
Toda la xente espantada.
Nun diu tiempu á que i mitiesen
de aceite dous garfechadas;
Que al xiringai la primera,
Sin dicir Xasús mi valga,
Torceu la nuca, tirou
Tres ducenas de patadas,
Echou l´alma al bilu bilu,
Ya quedou cumu una rana.
Ponxénunlu imbulubrau
Pa metelu na furaca,
Ya á poucu chegon sou primu
Cum murluza, de Chuarca;
Ya dixu: “¡Probe Farrucu!
“Sei que morreu de carpanta.
“Nun chego á tiempu á metete
“Na barriga diez tachadas,
“Que sinon ¡álceme Xudas!
“Ainda nun la intrigaras……
“Denche á guler chiculate,
“Pur si quiciais apestaña…..
“Aunque ricelu que estandu
“Cun la faragacha branca,
“Espurríu cumu un chebratu
“Ya cun las manus cruciadas,
“Si Dious nun fai un milagro
“Que tiemble toda la braña,
“Pa miou cortu intendimientu
“El miou Farrucu recacha.”
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III
Farruquin el de Busecu
Morrera de una inchentada;
Farruquin el de Busecu
Que naide fondu i tupara.
Tantu i inchou la barriga,
Que nun chi cabe nas andias,
Ya tous amasan en echa,
Cumu si fora de pastia.
Fui mester que lu mitiesen
En una masera ancha,
Que ponxenun en mi carru
Cun una churia amarrada.
Rezánunche padrenuestrus
Ya risponsus pur el alma,
Cantánunche el gori-gori,
Vaciánunlu na furaca.
Ya, al dache la dispidida,
Díxuche Xuanin de Pacha:
“¡Adious, Farrucu, miou primu!
“¡Adious Farruquin del alma!
“Qué escudiechas de putaxe,
“Qué chacones, que tachadas,
“Qué ochas de arroz cun zúquiri
“Te chievas en esa panza!
“Lus caniles encaxabas;
“Ya fixiste más distrozu
“Nus bochus ya nas fugazas
“Que el osu fai nel maíz
“Ya el xabaril nas patacas.
“Tou lu chebabas de afeitu,
“Cumu quien siega á gadaña….
“Güechus que ti vian ir
“Cantando pur estas brañas.
“Ya güei ti ven espurríu
“Mitidu nesa furaca!
“¡Quien morrera cumu tu
“Cun la barriga bien farta,
“Ou cumu el rucin del Reciu
“De un inchente de cebada!”
Dixu, ya torceu el fucicu,
Esfregándulu na manga,
Dous chágrimas i rudanun
De lus güechus á la barba;
Tres berridas de castron
Sacou del fondu del alma;
Cuntestánunche lus outrus,
Ya vulvénunse pa casa.
José María Flórez y González.
Revista de Asturias. Oviedo 15 de Agosto de 1879. -
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Riñas del mió llugar
Cuntóme una ocasión la tía Morriña L´historia d´una riña Qu´ hebo ´n un llugarín ó Villa corta, Cuyu nombre y razón no vos importa.
Había en el dos muyeres Qu´estaban al fugar las anfileres. Llamadas, si no miente la memoria, Una Mari-quiñón y otra Frichoria.
Aquella, qu´era roxa como el día Por Roxa ´n el lugar se conocía: De l´otra nombre nunca tevo el cuentu. Cuntan qu´un día la Roxa, Qu´andaba desipando una congoxa, Topó con la Frichoria Que diba con un xarru por salmoria, Y á parllar entamaren guapamente Como sabe jacelo aquella xente. Parlla que parllarás, las dos muyeres, Si quieres, si no quieres, Consultando el carpir de so apetitu Opinaren dir char un gorgollitu; Y, sin meter la llengua ´n á cebiella, Del camín pe l´oriella, Jórense despacín las dos parleras; Echaren sos goteras Y golviérenlas char pasau el sustu Pa quitar de las otras el mal gustu.
Caliente ´l pasapan con los sorbinos, Sacaren de seguida los cuarticos, Pagaren en concencia lo gastau, Y viraron después jaca ´l mercau.
Diendo á dar con so rilla, Parlla que parllarás, á Cima-Villa. Y d´allí no pasaren, ni, lo qu´es, Jora al hacelas pasar un par de güés, Qu´el diañu, que no durme ni dipicua, Con intención enicua Quixo armar cantillana El…. ¡mal añu par´elli y pa so llana!
No sé como demongrios á la Roxa, Que no tien llengua coxa, Antoxósei dicir de prontu ¡gloria! Y, en cuantas que la oyó la tia Frichoria, Púsose enfurecía Como vaca paría, Y, sin mirar p´ atrás, jecha un demoñu Agarrase del moñu De la Roxa enfeliz qu´á voz en gritu Aclamaba perdon pa ´l so delitu. Pero l´otra, qu´en dar jalla consuelu, Zacurrei el fardel duru y sin duelu, jasta que la Quiñón , muy ofendida, Al ver que va de veras la partida, Retenoxada ya, dixo: ¡recoya! Y, en cuantas eso dixo, allí jué Troya Y lo que allí pasó no e pa cuntau, Qu´el diañu del pecau Por sembrar la zizaña, Capaz de regolver á toda España.
A la bulla que armaban las guerreras Jo llegando la xente á las carreras Y detrás de la xente, á las señales, Los dos municipales. Que, apacigüando jueron pocu á pocu Aquella San Quintín de sorbi mocu. Axuntáronse allí pa en tos más güeyos Qu´en palaciu del Conde hay d´esperteyos Sin que por eso, ni por tantu briu Llegar la sangre hubiera jasta el ríu:
Hebo daqué moquete Y el brazu pe la manga to metete; Unos cuantos rasguños, Mas de venti docenas de repuños, Muchu, “t´he de matar, repicotera, Tengo abrite en canal, mal sacavera. Y otras hazañas mil de lléngua solu Que no hay á quien no i fue el pasabolu. No quedó moña vivu, ni horquilla, Que no jora á bailar la xiraldilla; Ni oreya con pendiente, Ni chinchon que no jora á dar n´a frente, Siendo eso de la riña la desgracia, Y quedando después en paz y en gracia Sin volver á acordase De lo que ya pasó, ni á propasase.Y hay quién diz, qu´otru día ´n la mañana En amor y compañía Joren Quiñón y la Frichoria en puntas A tomar sos goteras las dos xuntas.
Angel de la Moría - Llanes 1839.- |
El banquete mortuorio Xa chiegan, Antona, vechus Pur el prau de la Vachina, Ya sigun cuerren lus diablus, Traen floxa la barriga. Mialma nun sei si pa echus Habirá abonda cumida Qu´anque nun son mas que diez Sei que cuemen mas que trinta. En estu salíu Antona, Pegando cada birrida, Que un xatu que la escuitaba Choraba á chágrima viva. “¡Ay Bárbula de mia alma! ¡Ay Bárbula de mia vida! ¡Qué mozu mi chevou Dious! D´un dulurcin de barriga!”… Ya si lu chevara solu, Del mal el menus ainda; Peru chimpióume un gurraíu Que espanzóu pa dispidida De una patada Farrucu, Al dache la perlisía, Cuandu ch´esquitou el alma Dispués de aquecha cumida.” Cheganun n´estu lus mozus, Ya á poucu la cumpañía, Que entre muyeres ya viechus Lu menus venti sirían. Asentánunse á la mesa Cun toda la curtisía; Estoncinaban de afeitu; ¡Bona dentame tinían; Arrimeten á la xanta, Ya sin afloxar la trincha Deixan á Antona pur puertas Pa lus días de so vida. -“¡Brinduche! dixu el Reciu A Bárbula la Puntiga, Ya bebéuse dous cuartichus De la primera imbestida. Agarrou Bárbula el xarru, Cuidando daque tenría, Ya al tupai el fondu secu, Hóubuche á rumper la crisma; Que antes la galantiára, Rigalánduche sardinas, Ya dispues torcéulu el diablu, Ya casóuse cun Francisca. Embilórtanse lus dous; Peru tercianun axina Antes que se esnandraxasen, Qu´echa ye moza de xixa. Saltou nastoncias el Riescu, Ya afloxánduse la trincha, Pues nun cabe nus calzones, Diz que ches falou asina: “Morreu bien fartu Farrucu; ¿Qué che faltou n´aquel día?… Cumu Farrucu morreu, Cualquier vaqueiru murría… “Cuatru horas fai que cumemus, La nueite si vien incima… Pa escanciar pur el camin Trai, Pachu, aquecha cabrita. “Pesca, Xuan, un chacuncin; You chievu esta fugacina, Pur si quiciaes el estógamu Se afloxa cun la currida; “Que una chegua inda falta Pa chegar á la Vachina; Ya del cuerpo que nun cueme, Antona, el alma che esquita….. “Naide se chimpie el fucicu Pa que en la braña nus digan Que antruxamus bien: pardious, ¡Fartéistenus bien mia ficha!…. “De güey nun anu nus xuntes Pa fer outra muntiría; que si cum esta Farrucu Nun riblincara achí arriba, “Enfórqueme el diablu, Antona, Si en el cielu hay xusticias Ya cum estu, adious, mia nena, Cacha, num berres, mia ficha.” J. M. Flórez. La Ilustración Gallega y Asturiana. Madrid 18 de Enero de 1880. Nº 2. Tomo II.- |
¡Adiós, la casa de abaxu, casa de Juana Porrera!
¡Adiós, al Cotera-llaciau, coterín de la Jelguera! ¡Adiós, al Cantu-palomar, donde yo tocaba la mueya
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Los trabajos artesanales eran los relacionados con el bosque y la madera. Los madreñeros eran el más común de los oficios. Exportaban a Castilla y también los vendían en las ferias cercanas. Para hacer una madreña el hombre cortaba y tallaba la madera y la mujer la pintaba de negro y la ahumaba para fijar la pintura negra. También se tallaban utensilios de madera como las manieras, gazapos, araos, garabatos, mangos y otros productos de cestearía. Los cuáqueiros más cercanos a los arrieros que a los braseros, los cuales a caballo entre Ibias y Degaña, en las localidades de Tablao, El Bao, El Corralín y Sisterna, fabricaban concos, o cuencos de madera para vender al otro lado del puerto. Cesteiros nel Rebollar, madreñeiros en Tablao, zapateiros en Sistierna y para sastres el Bao".- |
Los Vaqueiros de Alzada, grupo singular en la historia rural de Asturias, tanto por su peculiar forma de vida casi nómada como por su manera de esquivar algunas de las leyes del poder establecido de la época, algo que les condujo durante mucho tiempo a sufrir una terrible discriminación. Sin ellos no se podría comprender la vida rural en el Principado. Los lugares de origen y de destino más utilizados por los vaqueiros, la intensa labor de arriería y trajinaría realizada por los mismos, o las fiestas y mercados donde ponían a la venta sus productos, son detalles que descubren la realidad de este colectivo humano tan singular. Desde la costa de Cudillero hasta las majadas de los Picos de Europa, pasando por los Puertos de Agüeria, los mejores lugares, los más bellos y los más duros se encuentran ocupados por alguna de estas majadas o brañas que dan cobijo al pastor y ganadero.
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El hábitat es extremadamente disperso. Los trashumantes que pueden ser vaqueiros en la zona occidental o pastores en la oriental, trasladan sus animales y los dejan en estado semisalvaje durante el estío, para ser recogidos antes del duro invierno de la montaña asturiana. Ser vaqueiro choca con ser baldo o sedentario. Su cultura trashumante y arriare se diferenciaba del resto del campesinado astur. El ciclo reproductivo del ganado se corresponde con el festivo, de esta manera se mide el tiempo: los animales paren en enero y febrero; los mejores se preparan para el traslado a los puertos. Los que nacen en mayo no valen hasta después de que canta el cuco:"mátalu el zurru o piérdese"
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Antes que Dios fuera Dios y el sol diera por los riscos, eran ya los Feitos Feitos y los Garridos Garridos
Son tos güeyos dos tinteiros;
tu nariz, pruma cortada;
tus dientis, letra menuda;
tu boca, carta ciarrada.
Esta misma copla ya figura en el segundo tomo del
Fartóume de varechadas
el fíu de Xuaquina Mayo,
dicíndome qu’eran chanzas
ya ¡mi alma fumiaba el sayo!
El Parrondo parra muito
ya más en tierra fanosa,
si non dígalo Manuel
Rubio de La Candanosa.
Quiso falagar la moza
aquel fíu de la Beluca
ya en vez de palabras dulces
díxoi: —Miel, manteiga, zucra.
Tuve yo un carneiro mocho.
tresquiléilo pa una manta,
cada vez que manta pongo
el rabo se me chevanta
El mieu Xuan condo morréu
lo postreiro que falóu:
—Adiós, mieu rocín castaño,
nu’ cielo te vexa you.
Varechadas, golpes de va |
Esta representación dirigida a Carlos III es un testimonio excepcional , en el que tocan temas que hay alrededor de los vaqueiros de alzada. El documento procede el archivo de la Casa de Miramontes (...) Manuel Redruello, vaquero de los que llaman del alzada en el Principado de Asturias, por sí y a nombre de los demás vaqueros de alzada que habitan y pueblan en tiempo de verano las mayores alturas y quebradas peñas del dicho Principado y especialmente de los que avecindamos con nuestras familias, por el referido tiempo, en el lugar de Genestoso, hijuela de la parroquia de Cibea, en el concejo de Cangas de Tineo, con tanta más confianza, cuanto mayor es su infelicidad y más lamentable su suerte y la de los demás sus compañeros, llega A. L. R. P. de V. M. y con el más profundo respeto representa:
Que esta clase y porción de vasallos, por una vaga aunque heredada tradición o concepto obscuro de su origen y establecimiento en aquella provincia, experimentan el sumo desprecio de aquellos naturales, sus convecinos, negándose a concurrir y alternar con ellos hasta en los templos, pues por evitar (a lo que parece) mayores escándalos y alborotos se les señala el ínfimo lugar en las iglesias para que desde él limitadamente puedan adorar a Dios y asistir a los divinos oficios, sobre cuyo particular está lleno el archivo eclesiástico de pleitos seguidos con el mayor tesón y ardimiento, y en la actualidad los hay pendientes. Este abatimiento lo han sufrido los suplicantes reduciéndose y acomodándose a tan ínfima condición, porque al fin han podido lograr su subsistencia a costa de una continua transmigración con sus familias, ganados y ajuares, en la forma que se expresará, pero ya no pueden continuar en su tolerancia porque se les impide y pone embarazos a su modo de vivir y sustentarse en el referido Principado desde su estancia. Es así, Señor, que nuestro ejercicio es la trajinería, conduciendo con caballos los abastos y géneros de otras provincias a la de Asturias, y nuestras mujeres entre tanto quedan en las alturas de los montes cuidando y apacentando un corto número de ganados vacunos y lanares. En tiempo de invierno habitan en las montañas fronteras a el mar, donde su inmediación hace se experimente un clima menos riguroso. Allí hacen su mayor residencia, tienen sus casas donde se albergan con sus ganados y praderías para apacentarlos; por lo mismo, esta morada constituye su vecindario y feligresía, y en ella se les exigen las contribuciones reales y el Pecho Personal, así para el reemplazo de el ejercito como para el Servicio del Milicias, lo que se acredita de el testimonio que acompaña esta humilde representación. Pero en tiempo de verano faltan enteramente los pastos y se ven precisados a dejar yermas estas casas, cargando todos sus muebles y familia para conducir los ganados ocho, diez o más leguas, y buscarles el alimento en las más remotas brañas, que habiendo estado cubiertas de nieve producen en este tiempo hierbas frescas entre aquellas peñas, donde tenemos unas pequeñas chozas o, con más propiedad, nidos para que nuestras familias duerman a techo; no puede extenderse ni pasar tan incómoda mansión de cuatro meses, porque o vuelven las nieves o baten los vientos en aquellas alturas, de suerte que es forzoso dejarlas y restituirse a las habitaciones de invierno. Así, nos llaman con propiedad vaqueros de alzada, porque andamos con el ganado vacuno en un continuo y progresivo alzamiento de casa o transmigración.
No creemos que la emulación que experimentamos provenga de nuestro modo de vivir, que no es envidiable, sino de los efectos y esquilmos que nos produce, los que apetecen nuestros vecinos, aunque no se mueven a imitarnos en el trabajo y afán. Solo quieren hacer compatibles su regalo y abundancia con la ociosidad y quietud. De este principio nace el empeño que han tomado los de el lugar de Genestoso de expelernos de las brañas pertenecientes al dicho lugar, donde siempre algunos de nosotros hicimos nuestra mansión de verano, y en prueba poseemos algunas porciones de prados que nuestros mayores nos dejaron con carga de Aniversario. Han seguido a este fin un largo pleito en vuestra Real Audiencia de Asturias sobre el despojarnos de esta posesión particular, apoyada de la general costumbre que va expuesta, admitida y hasta ahora no reclamada por otro lugar o vecindario alguno del Principado. Y sin embargo que hicimos nuestra defensa justificándola por notorio, y acreditando también las muchas y graves extorsiones que habíamos sufrido, aquel tribunal nos condenó por sentencia de vista y revista a que no pudiésemos aprovechar los referidos pastos, ni continuar nuestra antigua costumbre y posesión, no viviendo, ni habiendo en ellos vecindad la mayor parte del año; cuya providencia, ya por evitar nuestra entera ruina, nos allanabamos a cumplir deteniéndonos en nuestras miserables chozas, expuestos a la inclemencia y rigor de los tiempos, hasta verificar la residencia de más de los seis meses. Pero vuestro Fiscal que reside en aquella Audiencia ha tomado la voz de los vecinos contra nosotros con tanto empeño, que ha pedido y a su instancia se ha mandado, que esta morada haya de ser con la cabeza de familia, y afianzándola, y no solo esto, sino que se haya de cumplir en ella con el Precepto Pascual; siendo así que de nuestra habitación de ivierno a ésta de verano hay la distancia de once leguas, en una y otra no podemos cumplir y sin ambas no podemos vivir. En el invierno es imposible permanecer en las brañas y alturas de Genestoso porque se cubren de nieves, en el verano nos es forzoso dejar las de Valdés porque perecerían nuestros ganados faltándoles el pasto; luego, los efectos de estas Providencias serán el privarnos de aquel suelo y extrañarnos de la provincia, no solo a nosotros los que pastamos el verano en Genestoso, sino a todos los demás vaqueros de alzada, nuestros compañeros, que pastan por esta dicha estación en las demás brañas del Principado, pues por lo proveído se extenderá a ellos el rigor que nosotros ya experimentamos, porque se verifica la misma razón, y si algunos quedasen será a costa de gratificar a los respectivos vecindarios porque no reclamen, como si tuviesen acción a contradecir y defender este aprovechamiento de sus términos, lo que por tanto tiempo han callado y lo han permitido. Ellos tienen sus casas en los valles y abrigos de los montes, y aunque en el verano lleven sus ganados a las alturas, sobran en ellos los pastos para todos, a no ser que quieran utilizarse arrendándolos a extraños. Últimamente, Señor, no hay Ley en estos Reinos, según nos aseguran, que prescriba tales requisitos en asuntos de pastos, y aunque vuestra Audiencia y su Fiscal hayan contraído a el suelo de Asturias las doctrinas de autores que escribieron en otras provincias, donde el modo de población y el clima son diferentes, no deben a la verdad adaptarse, porque la incapacidad de habitarse aquellas alturas por nos de cuatro meses, excluye la circunstancia de que hayan de pasar de seis. En esta atención
A. V. M. humildemente suplicamos, que extienda su Real Clemencia a estos miserables vasallos, mandando que la Audiencia remita los autos que acreditarán toda nuestra narrativa y que informe a mayor abundamiento la Diputación del Principado si es así cierta la costumbre y nuestro modo de vivir, y en vista de todo libertarnos de la nueva servidumbre que se nos impone, suspendiendo entre tanto los efectos de las expresadas sentencias y resoluciones en su ejecución tomadas, para que continuemos nuestras antiguas posesiones, usos y costumbres. Así lo esperamos de vuestro paternal amor y Real protección.
Dios Nuestro Señor guíe la C. R. P. de V. M.
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El cura de La Figal ta feit’un gran confesore, qui vey confesar las mozas debaxo del cubertore. Aquechu qui mi pidisti xunta los molinos nuovos cuidabas qui ti lo daba: ¡Chávate, qui tas de guovos! Son tos güeyos dos tinteiros; tu nariz, pruma cortada; tus dientis, letra menuda; tu boca, carta ciarrada A la virxen de Belén le ofrecemos esti ramu los vaqueiros de Buseco, dunde nun se cuoye un granu Achó arriba n’aquel monte ta mexando una vaqueira, quixera tene’l mieu bicho xunta la su mexadeira You caséime con un vieyu pa que me fixera rire, puxei la cama bien alta ya nun pudía subire Isti pandeiru qui tocu en el medio tien un ramo cun un litrero que diz: “Vivan los que tan bailando” Isti pandeiro qui tocu ya de pecheyo de ovecha, ayer berraba no monte, güey sona que retumbecha |
Escenas pastoriles A las siete de la tarde comienzan a llegar centenares de cabras y ovejas, y se suben al cueto que hay en el centro de la majada. Las pastoras gritan con voz argentina y acariciadora. ¡ Venid, las mis cabrunas! Las cabras se acercan a las pastoras y toman de la salera especie de petaca de sayal un bocado de sal, t se retiran lamiéndose. ¡Qué cuadro más interesante!. Mugen las vacas. Los jatos iñan en los bellares. Balan las ovejas. Las zagalas, acompañadas por el tintineo de las campanillas y cencerros, cantan canciones pastoriles.
- Estoy ronca y ya no puedo entonar la mi tonada; soy pastorina en el monte y me dañó la rosada. Comienza el ordeño. ¡Qué gritería arman las pastoras en lo alto del cueto! A las cabras les gritan : ¡jooo! y a las ovejas ¡jeee!. Cuando las pastoras están ordeñando, si se acerca a ellas alguna cabra en busca de más sal, le escupen en el hocico, lo cual le produce un efecto desagradable, la hace estornudar y se retira para no volver....... Los últimos rayos del sol se apagan en las altas cumbres. La noche se va extendiendo sobre la fresca majada, y las estrellas empiezan a parpadear en el profundo azul del cielo. La joven pastora Mariana Díaz, dueña de la cabaña donde me hospedo, entró y me dijo: - Ahora voy a preparar para V y para mí una cena de pastores. No le damos gloria porque ésta puede darla más que Dios; pero si gloria tuviéramos, gloria le dábamos a usted. Encendió el fuego con leña de haya, remangó los brazos hasta los codos, y en una fuente amasó harina de maíz con agua y un poco de manteca fresca. Cubrió la presaga con un paño blanco, sobre el cual colocó la pasta, y con sus manos perfumadas le dió palmaditas hasta formar una torta alargada. Puso la torta al fuego sobre un tortero ingrientu, y con una varita golpeaba de vez en cuando. - Ahora me dijo, voy ha hacer unos fritos que va V, a chuparse los dedos con ellos. Después no vendrá mal una tortillina. Cortó las tajadas de pan, las empapó en leche y la frió con manteca. Luego envolvió el reyu y coló la leche por él. - Ya está la cena. Torta caliente; fritos de pan; una tortilla de huevos leche y queso ¡A cenar!.- |
Cuando un águila lleva una gallina, pollo o cordero, se recita el siguiente conjuro:
Aguila bendita que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita deja lo que llevas que non es tuyo nin mío es de Dios que lo crió. Aguila maldita que en el cielo estás escrita en el mar y en las arenas en el cielo y las estrellas, deja la prenda que llevas que nin es tuya nin es mía es del dueño que la crió que bien caro le costó. |
Como en cierta ocasión obligasen los temporales de nieve a abandonar su braña de verano, los vaqueiros bajaron de las alturas hacia los valles, siguiendo las huellas de una vaca blanca que llevaban entre las suyas diciendo: Donde la vaca blanca vaya a hacer su enfoscada allí iremos nosotros a hacer nuestra majada. La vaca blanca llegó a un piornal y allí se quedaron los vaqueiros a vivir.
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Cuerres o rediles.
Construcción en forma de muro circular o cuadrangular de poca altura con un hueco y un cierre de madera o ramaje. Se realiza con mampostería en seco. Los hay exentos y adosados a las paredes naturales. Se utiliza para el ordeño y esquile de cabras y ovejas.
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El vaqueiro de hoy quién es? Si ya no existe la alzada, ni en la cabaña de piedra calienta el catre la vaca, ni hay camino del arriero, ni senda de trashumancia, ni tan solo los vaqueiros con las vaqueiras se casan.
Si al verano solariego en las praderías mansas, la xata roxa y frixona, la oveya bermeya y xalda, todas en mismo rebaño apaciblemente pastan, sin tasa ni distinción, ni meses, ni temporadas.
Ser vaqueiro hoy es ser hijo y nieto de la braña, llevar alto el apellido que no tiene fecha santa,
la costumbre de cantar y bailar hasta que el alba ponga fin a la armonía de auténtica vaqueirada.
Tener conciencia futura, sin olvidar la pasada, vivir de cerca el presente con lo que venga y que traiga
el aire al dar la vuelta donde no queda montaña, Y alzar el orgullo al viento de ser la Asturias más alta. |
Los caminos de la gloria ásperos caminos son; por ellos, roto y descalzo, de la eterna luz en pos, alejándose del mundo va Francisco Bernardón.
Tan cerca está de las cumbres, tanto el mundo atrás dejó, que la luz eterna irradia con dulcísimo fulgor en la escuálida figura del pobre siervo de Dios. Para llamarse hijo suyo padre y madre abandonó y el peso de sus riquezas para caminar mejor; que á ser dichoso le bastan un humilde corazón, un saco y una escudilla, agua limpia, claro sol y el mendrugo de pan bazo que la piedad amasó y sella con dulce beso al darlo en nombre de Dios. Por desiertos y poblados va predicando el amor con obras y con palabras, que obras sus amores son. Sus palabras son suspiros arrullo adormecedor, mansa luz de luna llena música que nadie oyó, batir de angélicas alas, perfume de suave olor que el espíritu suspenden como en celestial visión. Las más viles criaturas son sus hermanos en Dios; desde el gusano á la estrella para todas tiene amor. Como al rabadán su perro, le atiende el lobo feroz y mansamente acaricia la mano de su señor. Las pintadas avecillas se congregan á su voz; como flores desde el cielo caen á su pie en montón, y en sus hábitos algunas buscando dulce calor. Una mañana de Mayo antes de salir el sol, en la selva de la Umbría de este modo les habló: Avecicas, si supiérais cuanto le debéis a Dios, fueran todos vuestros cantos en su alabanza y honor. Avecicas , mis hermanas, no seais ingratas, no, y publicad por el mundo las glorias del Criador. No sembrais ni regais campos y El os mantiene y os dió los ríos para beber, los bosques para mansión los árboles elevados para que anidéis mejor. No bilais, pajaritos míos y vuestro cuerpo vistió con suave y caliente pluma de hermoso y vario color. Para volar os dió alas, para cantar dulce voz; volad cantando, avecicas, las alabanzas de Dios. Trazó una cruz con su mano dándoles la bendición, y ellas, formando en los aires la cruz que les señaló, dispersáronse cantando la más hermosa canción. Viéndolas volar Francisco, lleno de inefable amor su corazón agitarse dentro del pecho sintió; avecilla que aletea por volar de su prisión predicando por el mundo la cruz de su Redentor. Los azules horizontes su mirada traspasó y vió los pueblos esclavos que esperan la redención; y vió páramos, eriales, extensas aradas vió cuyos surcos aguardaban la siembra del sembrador; y vió el Africa, y, soñando morir por su redención, con la caridad de un mártir dulcemente sonrió. |
¡¡¡Aquellos ojos!!! A una niña miré un día sin saber lo que era amor, y dejó en el alma mía.... un no sé qué de alegría, un no sé qué de dolor...... De borrar traté, aunque en vano, la faz tranquila y riente que en el espejo tirano de su delirio mundano supo retratar mi mente.
A veces, era dichoso creyéndola ya olvidar; más del sueño en el reposo, cual fantasma vaporoso, volvió mi dicha a turbar.Y, por remediar mis males, juré por fin no volver a pisar, ¡ay!, los umbrales de los campos ideales que fueron mi dicha ayer. Pero fué vana promesa, porque muda y sin enojos, quedó mi alma herida y presa en la luz de aquellos ojos de aquella niña canguesa. |
Recuerdos que serán
Volverán días bellos para España y el cielo cambiará, tornando el sol a lucir espléndido y la tierra a alumbrar. Los humanos, dejando los fusiles, tornarán a la paz; pero los que cayeron en la lucha, esos, no volverán. Volverán los trigales y maizales los campos a dorar; los campesinos otra vez, un día, las mieses segarán. Cantará el ruiseñor dentro del bosque cuando el ronco cañón cesado habrá; pero los combatientes que murieron, esos, no cantarán. Volverá Primavera esplendorosa la vida a organizar, y el hombre ayudará a Naturaleza en ese eterno afán. Es la historia de un día la que encierra, cual el cuello el collar, el hecho grandioso de los héroes que un día hizo llorar. ¿Dónde están los valientes que forjaron un rudo batallar, al precio de su sangre y de su vida, la nueva sociedad? Hoy están olvidados; el egoísmo impide recordar; el mundo sigue, loco como siempre, sin dejar de rodar. Ellos hicieron la existencia amable y trajeron la paz. Respeto a los caídos. Recordemos, un instante no más, que su sangre se trocó en simiente del Bien y la Verdad. Manuel Aguirre. año 1937.- |
El Aguador |
Escenas médicas Son las ocho de la mañana, en el despacho tiene una enferma.
El médico pregunta -¿Qué quieren a estas horas? No lo sé ; vienen dos una mujer trae los ojos tapados con un pañuelo. Ha pasado media hora; el médico penetra en el despacho. Una mujer, efectivamente, tapa sus ojos con un pañuelo que en tiempos no lejanos fué blanco. Un hombre, el marido, le acompaña. -¿Qué sucede? - demanda el médico. - Ay, siñor, tengo una gran dolencia en los güeyos. Duéleme abono y chóranme muitu. El médico quita el pañuelo, que como un telón, cubre una tragedia. Levanta los párpados suavemente, y en aquel momento, un pus amarillo y denso se aprecia, pegado como un musgo a la roca.¡Todo está perdido! Una queratitis de hipopión ha destruido por completo y definitivamente la visión de ambos ojos.- Estos ojos los tiene enfermos lo menos hace seis días ¿Verdad? - interroga el médico. - Va para ocho - responde el marido. Primero saltóle unas chinas, partiendo un poco de leña, y fuimos a un vecín que con una navaja sacólas. Al día siguiente no hubo novedad, pero luego fuimos notando yo y el vecín que criaba una nube, y me dijo: Hay que correrla con una cerda de jabalí, porque si no, la tu mujer ciega de hecho. El mi vecín, que para eso tien mucha maña, pasóla la cerda diez o doce veces por las dos niñitas. Asi que pasaron unas horas, pusiéronsele los ojos y los párpados túmbios y unas fuertes dulencias la acometieron, y tan fuertes son, que va pa dos días que no entra bocal en su cuerpo, y está tan débil que crey que no llegamos hoy ¿Sabe lo que la refrescó mucho? Un poco de miel que la untamos anoche en los párpados ¡Ah! Se me olvidaba decirle que al pasar por la Regla, la vecina la sopló con un poco de azúcar. Después de esta escena, vivida muchas veces, los comentarios se agolpan, las razones pugnan por escapar del cerebro. Son tantas las cosas que pueden decirse, que el médico, abrumado por tanta ignorancia, enmudece. Por su mente pasa en tropel todo lo que el curandero ha contribuido a complicar una enfermedad que, asistida a tiempo, y por manos técnicas, habría carecido de importancia. Las manos sucias, encallecidas, torpes para tales habilidades, han herido con la punta de la navaja la parte más noble, más delicada del cuerpo humano:los ojos. La piedra habrá salido pero en su lugar ha quedado una infección que determinó las manchas. Por si fuera poco, la cerda de jabalí raspó la herida, abrió nuevos cauces a la infección, y el azúcar, con sus picos aristas, fijó, irritó aún más. La miel, medio apropiado para que vivan todos los microbios, les sirvió de cultivo para que prosperaran rápidamente, y la pérdida de la visión fue el remate de tanto disparate. Si en lugar de hacer lo que hizo se hubiera puesto bajo la dirección de un médico, éste, con manos expertas, instrumental apropiado, con gasas esterilizadas, con colirios, etc, la habría salvado y la noche no invadiría su cerebro. La Maniega año 1928 .-
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Moral Vigente
Un artículo publicado en el número 7 de La Maniega, firmado por D. Manuel Pérez, de Trascastro, titulado “Nuestra maldad”, me saca de mi mutismo con intención de censurar y execrar tanta maldad como cabe en esa caja de Pandora, llamada corazón humano. ¡Quién pudiera escribir algún atractivo para predicar mucho sobre ese asunto! Ya sé que sería predicar en desierto. Pero hay que fustigar tanto vicio. Si queda algo de dignidad o temor a Dios o al diablo, pudiera surgir una reacción en las costumbres. Dejemos que los filósofos se rompan la cabeza averiguando si el niño al nacer, es bueno, como opina Rousseau, o malo, como opinan otros. Lo cierto es que el niño ya nace en pecado y arrastrando pesado bagaje de inclinaciones y tendencias, transmitidas de sus padres. Según las costumbres de éstos, será la herencia. Pero ésta sería educable y podría enderezarse al niño por el recto camino, si no viviera en un ambiente relajado, donde se practica lo contrario de lo que se debiera, y aquí se estrella todo esfuerzo de maestros y sacerdotes, que son los únicos que intentan atajar el mal; ya que los padres sólo un pequeño porcentaje se ocupa de esas minucias. Se les deja amplia libertad para tos: va a los bailes nocturnos, que son escuela de obscenidades y deshonestidad; frecuentan reuniones de adultos, aunque sea en tabernas, donde se blasfema, se murmura, se habla….a boca llena. Por su parte, los padres también les enseñan mucho. Concretándome en este pequeño mundo en que vivo, es muy raro que transcurra una semana sin que los vecinos de la parroquia de Nariego visiten el Juzgado por alguno de los motivos que abajo se expresan. Si todas las parroquias hacen lo mismo, habrá que plenas en establecer varios Juzgados en el Concejo: no solo no basta para poner juicio a tantos como lo necesitan. Por referencias que ellos mismos divulgan mutuamente, pues ya nada afirmo, espanta el cinismo con que quitan el agua al vecino o varían un cauce o manantial, buscando erectos que no tienen; asombra la frecuencia con que se abre por la noche la anciecha por causas desconocidas para que el ganado, tan poco escrupuloso como sus dueños, se vaya por prados o cortinales; indigna la desaparición misteriosa de nabos, alcacer, patatas, leña, madera, mojones o hitos, etc. Presumo que los niños presenciarán muchas veces esas “operaciones” cuando no las hacen ellos mismos, previas las correspondientes instrucciones paternas. Epílogo : El niño nace con tendencia al mal, y su vida, en la mayoría de los casos, es una preparación para la práctica del mal. ¡La maldad va en aumento! ¿Adónde iremos?¿ Adónde llegaremos? - Pio
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Los arrieros del Puerto
No es necesario ser viejos para recordar los tiempos, no muy lejanos, en que al anochecer del viernes llegaban á Cangas, procedentes de Madrid, los ordinarios o cosarios, encargados de poner en comunicación a nuestra villa con la del Oso y el Madroño. En dos épocas del año tenía gran solemnidad esa llegada: una, la del viaje llamado de la cera, por el cual mandaban todos los del Concejo de Cangas residentes en Madrid los cirios que, con sendas inscripciones, habrían de ser consumidos en las iglesias de sus pueblecitos durante los señalados días de Jueves Santo y Viernes Santo, y otra, la de diciembre, que llevaba los mazapanes, turrones, y demás obsequios propios de la Nochebuena. Esos dos viajes, que pudiéramos llamar los de precepto, subsisten en la actualidad, y son como una supervivencia de aquellos arrieriles que semanalmente fueron realizados durante tantos años; pero aun cuando los actuales hayan sufrido tan notable modificación en cuanto a los modernos medios de tracción, es de notar que siguen efectuándose por descendientes de los mismos arrieros del Puerto. ¡Rara vinculación en tan típico profesionalismo, que, a pesar de las competencias de estos tiempos, subsiste, como si gozasen de una exclusiva a perpetuidad! Para intentar hacer esa modesta información sobre tema de tanto interés, hemos pensado en seguida en valernos del auxilio de uno de los mismos arrieros, y para ello, sabiendo que el tío Alonso, de El Puerto, vive en esta corte, nos dirigimos a su casa, en busca de la deseada conversación. Recibidos por el amable anciano, quien, a plegar de los noventa años que cuenta conserva maravillosamente el don de su privilegiada memoria, nos empieza la narración con todo detalle, cómo se efectuaban aquellos viajes, en los cuales él había debutado con su padre nada menos que en el año 1851. Nueve días invertían en el recorrido, verificando una jornada diaria que solía representar una distancia de nueve a diez leguas, cuyo viaje nos va describiendo con una charla llena de interesantes y amenos detalles anecdóticos que bien pudieran servir para ser recogidos en un libro. Fué precisamente en el año antes referido cuando se inauguró la línea del ferrocarril de Madrid a Aranjuez, y a propósito de aquel solemnísimo acto, cabe citar las siguientes frases del ilustre historiador D. Ramón Mesonero Ramos: “ entretanto que la Europa entera llamará a nuestras puertas por las fronteras del Norte, con máquinas infernales de 200 caballos, nosotros saldremos al encuentro con galeras de 14 bueyes o sendas mulas de calibre de 200 pulgas, uncidas a la caja e un desvencijado clesín”. Cada arriero o empresario de aquel importantísimo servicio disponía de una recua, compuesta por diez machos, teniendo distribuídos por mitad lo turnos Cangas a Madrid, y viceversa; encontrándonos los que iban con los que venían en el pueblo de Ataquines, en cuyo lugar pernoctaban todos juntos en una venta llamada de la tía Francisca. Para los viajeros existían las mismas clases que hoy rigen en los trenes. La de primera, a burra completa; a media burra los de segunda, y los de tercera, en el coche de San Fernando, medio camino a pie y el resto andando. Criados.- Los asturianos, en general, abastecen a Madrid de criados de servicio: los más finos y aseados sirven de lacayos; otros, más toscos, hacen de compradores y mozos de servicio, y todos por lo regular, no desmienten la antigua y conocida honradez de su provincia. De criados, barrenderos, serenos, camareros, aguadores, mozos de cordel, carniceros, cobradores y taberneros eran con preferencia las ocupaciones deseadas por nuestros plaisanos. Las más linajudas casas de la aristocracia madrileña no tenían apenas otra servidumbre que la de nuestros paisanos, y aun por alguna aldea changueas existen en la actualidad jubilados por las casas del Duque de Alba, Medinaceli o algún otro prócer de semejante prosapia. Madrid, Junio de 1927.-
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Cuando te veo venir el sentío se me quita, y me arrimo á la paré, porque me farta la vista. Haré un hoyito en la arena, vivita me enterraré, por no ver en mano ajena prenda que tanto adoré. Jamás creí en el amor, pero siempre que te veo postrándome de rodillas digo - ¡creo, creo, creo! Cuando paso por tu calle compro pan y voy comiendo porque no diga tu mare que con verte me mantengo. Por tu remorena cara me muero, porque presumo que se abra el corazón y á la cara sube el humo. A una piedra de la calle yo le conté mi dolor; ¡mira tú qué le diría que la piedra se partió!
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Braña de Urdial |
Braña de GallineroLugar de la parroquia de Barcia (Valdés) . Dista de Luarca 5,6 km, su altitud es de 485 m. Tiene una población de 13 habitantes. Situado en una ladera, es de hábitat disperso, se encuentra próximo a la Sierra de Rañadoiro. Aparece en la relación de brañas vaqueiras del concejo de Valdés que se efectuó en el año 1974. |
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Santuario del Acebo |
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