Aguino (Somiedo)

Textos:
-Los pollos.
-Supersticiones.
-El alredore.
-La jota ´l Valle.
-El puerto de Somiedo.



Aguino: - Lugar y parroquia del concejo de Somiedo, puesta bajo la advocación del apóstol Santiago; tiene 14,82 km cuadrados de extensión y 37 habitantes. Situada en la zona central del concejo, complrende dos núcleos de población Aguino y Perlunes. Por el subvalle de Perlunes atraviesa el arroyo Aguino, que baña ambos pueblos para unirse luego  al río Somiedo formando la amplia  vega sobre la que descansa  la capital del concejo, Pola de Somiedo. En su corto recorrido, el río ha trabajado en profundidad el relieve del valle, tallando profundas gargantas  y desfiladeros (las Hoces del Furao) que dificultaron durante largos años el acceso de los vecinos al valle del río Somiedo, principal vía de comunicación de la comarca. El control y la explotación de estas tierras, que a partir del final de la Edad Media experimentan un rápido crecimiento demográfico, propiciado  por el aumento  de la cabaña ganadera, pasó sucesivamente por las manos del poder  monástico ( cenobio de San Salvador de Cornellana, en Salas)  y del poder señorial   (primero de los Quiñones  y después de los Miranda) hasta que recién inaugurado  el siglo XIX la supresión del régimen señorial  supuso la integración de los cotos jurisdiccionales  que aún  pervivían en la estructura municipal.  Aguino se encuentra a 4,8 km de la capital del concejo, en un agreste  paraje junto al arroyo Aguino  y cercano a la collada  de Aguino, donde se puede contemplar  una bella panorámica  de la Pola de Somiedo y su vega.  Tiene 18 habitantes y está a una altitud de 870 me. En la iglesia del pueblo  se conserva un cáliz, donado por el rey Carlos III en el año 1767, que según  una leyenda  popular  fue robado  por una pastora a una xana en la noche de San Juan.  En el camino  de este pueblo pueden  observarse  los restos de la torre y muralla  del castillo de Alba (siglo XIII) que, situado  en las estribaciones de la sierra de Perlunes, domonaba el camino del puerto de Somiedo. Diccionario Geográfico de Asturias. 

Los pollos 
En una jarra sin agua metí la mano y saqué,  la suerte de tres soldados morena dime que haré. Morena dame la mano y la palabra también, si no me la das ahora no seré mujer de bien.  Ella con la cobardía no me la quería dar,  viva la naranja china  y la guerra nacional. Vivan los cuerpos salados  que se saben jalear. 

Y tiene supersticiones, porque el paisaje las crea,  las extiende y las pregona...!Porque el paisaje las canta! Y no lo oyen los viajeros que lo atraviesan apresuradamente; lo oyen los que lo cultivan, los que aprendieron a amarle, los que viven con él en plena intimidad .. Por sus cumbres , por sus foces, por sus agros.... canta el paisaje historias de misterio, buenas para referidas en las noches de invierno, en la cabaña , y en las de otoño , en la "esbilla".. ¡El paisaje de Asturias vive y canta..! Bautizáronle las hadas, le hechizaron las jorguinas y pobláronle los gnomos... Si se le escucha atentamente, se percibe en sus ríos, en sus rocas, en sus fuentes y en sus árboles el murmullo de los dioses... Y cuando se abren las nubes y vierten el granizo en los bancales, es que las abre el "nuberu"", extendiendo sus brazos como pértigas; y cuando baja el rocío a colocar en las rosas el collarcito de gotitas de agua, es que lo echa el "ventolín" ; y cuando no se encuentra algún objeto que se acaba de dejar, es que lo escondió el "sumiciu"... ¡Canta el río...!Allí están las "lavanderas" viejas, huesudas, ásperas, malignas, que acechan en sus rabiones el momento de hincharlo, de irritarlo, para revolcarse en él y encrespar las corrientes con sus palas... ¡Canta palas.. ¡Canta la roca... ! Allá subió una bruja para aguardar a una amiga y para transmitirla su virtud y concederle el derecho a sucederla estrechándole la mano... ¡Canta el árbol! Una vez , un leñador advirtió que penetraba la luz en su cuartucho; era la luz de la luna , y la creyó la del sol.. Y el leñador fué al bosque y cortó ramas..., cortó brazos, cortó troncos... Y un perro enorme que se apareció, le miraba fijamente. Y cuando la luz del sol comenzó a derrarmarse por el cielo, el perro se evaporó..., la leña se evaporó, y el bosque apareció maravillosamente intacto... Y así dice sus historias el paisaje... Y así habla de fantasmas y de guaxas, de cuélebres y de huestias. Y así expone en todas partes las creaciones de sus mitologías......

El alredore
Soy de los alrededores de junto a Oviedo, a mi nadie me engaña si yo no quiero.  Querido Manuel Manuel querido quien fuera gorroneo  de tu justillo,  para entrar en tu cuarto y hablar contigo. Aquí me pongo a cantar con cobardía bastante, que son muchos los oyentes y  muy pocos mis alcances. Ole, ole, ole, ole, y muy pocos mis alcances. Somos del pueblo del Valle del concejo de Somiedo,  del partido de Belmonte de la provincia de Oviedo.  Bailen poco, bailen poco bailen poco y bailen bien, que mucho desagrada y lo poco parece bien. Viva el Valle, viva el Valle viva el ramo de laurel, vivan los mozos y mozas que se pasean por él. De las hermanas que somos yo soy la más calavera, subo a la buhardilla salgo por la chimenea.  Yo no sé si es caridad  o es envidia que me tienen,  si es caridad muchas gracias si es envidia tanto pierden.  Si  me quieres a mi sola  yo seré muralla firme, pero si quieres a otra  de ti vengo a despedirme.  Tengo pena y guardo luto y no me ha muerto nadie, que más pena para mi  que la ausencia de mi amante.  A la entrada de este pueblo  hay un árbol con cien hojas, a la salida otras tantas y en el medio buenas mozas. 


La jota ´l Valle

Viva el Valle, viva el Valle aunque alto y arenoso, quién tenga amores en él se puede dar por dichoso. Baila bien la bailadora  y mejor el bailador, la bailadora es la luna el bailador es el sol.  Canta compañera canta desimula tus dolores,  que no digan que tenemos pena por nuestros amores. Si quieren bailar bailen  morena si no lo dejo, ay que no estoy arrendada  morena por el concejo.  Si por cantar  me pagaran  toda mi voz empleara, y así como no me pagan  canto si me da la gana.  La despedida les doy la despedida voy dando, buena despedida es  que me despido cantando. Revista Folklore. 


El puerto de Somiedo
En el puerto de Somiedo, donde las aguas se separan, se ven algunas miserables cabañas, llamadas lugares.  Por un profundo barranco, y entre inmensas rocas, con conchas fósiles algunas de ellas, descendimos nosotros, creyéndonos como sepultados  en medio de aquellas enormes masas. Mirando hacia el Norte, nuestro ojos solo divisaron montaña tras de montaña a la distancia  de muchas leguas, y su prodigioso  número asemejaba al océano cuando es agitado por furiosa tempestad.  La aldea de Gúa parecia absorbida por las olas, y bajo aquellas rocas casi suspendidas en el aire, presentaba un magnífico espectáculo que no puede ser fielmente descrito.  Mas abajo en una pequeña eminencia está la Pola de Somiedo, villa de 21 casas, rodeadas por unos ochenta acres de buenos prados regadíos, cercados por altas rocas calizas. Si Shakespeare  hubiera pasado por tal camino su imaginación seguramente no se hubiera parado en la escarpada ribera de Dovres. La villa con sus praderas y pequeño río, con sus elevadas montañas, casi perpendiculares unas veces é inclinadas y cubiertas de árboles otras, con sus cabras saltando  de roca en roca y su bien cuidado ganado tranquilamente paciendo  a la falda de los montes, forma con todos estos objetos reunidos  un delicioso panorama.  Hubiéramos deseado, permanecer algún tiempo en tan encantadora villa; mas no fué posible  encontrar ni plan ni carne ni huevos ni vino, en un pais donde el vino y la carne son objetos de lujo para sus habitantes.  La quebradura, a través de la cual sigue su curso el pequeño río, se estrecha y ensancha alternativamente, de tres a seiscientos piés.  En sus inclinadas orillas hay algunos terrenos labradíos; otras, cortadas á pico, áridas y pedregosas, solo son con frecuencia  accesibles para las cabras, y están cubiertas de robles, avellanos,,fresnos, hayas, nogales y castaños, pues hasta donde no se ve tierra  pudieron enterrar las raices. Las rocas producen un escelente efecto, sobre todo cuando son de marmol blanco y están medio ocultas por el follaje. Más allá los ciruelos, los morales y las higueras varian la escena indicando la vecindad de la población. No puede fingir la imaginación un camino mas extraño. Pasa el viajero al borde del río aquí; mas allá por muy altas montañas, cuando no desciende  de alturas quebradizas teniendo á sus pies un horrible precipicio o sobre su cabeza rocas suspendidas amenazando aplastarle. Algunas veces se pierde de vista el curso del rio oculto por dos peñas; otras se distinguen algunos caballos a través de las ramas de los árboles, y todo oyendo siempre el dulce murmullo de las aguas.  En via tan peligrosa  difícilmente se pueda pasar a caballo; de suerte que el temor del peligro aleja frecuentemente el placer que se siente a la vista de lugares tan rústicos y tan románticos. Cerca de la ribera del río y a dos leguas de la Pola , el mármol está lleno de belennitos; presto desaparece, la piedra  caliza para ser reemplazada por el asperoz o piedra de afilar, parecida en tersura a la de Turquía aunque mas grosera, y compuesta de fragmentos, así como una especie de almendrilla donde el cemento y el soroque son silíceos. Viaje por Asturias.  Joseph Townsend. 1786.- 

San Andrés de Agüera
Despues de viajar  durante cuatro horas llegamos a San Andrés de Agüera. Viniendo de Castilla y de León hay otros caminos para penetrar en Asturias, pero como este son todos muy difíciles... Así pude comprender por qué los moros que en tres años subyugaron la Península , no dominaron el Norte, aparte de que los vencidos no dejan nunca de reconquistar su perdido territorio. Cuando dos príncipes débiles y viciosos enervaron la nación por los años 700 a 711 , nada pudo contener la impetuosidad de los conquistadores que con su caballería ligera arrasaron todo el Mediodia y el interior del país, desplegando su victoriosa bandera en los principales puntos del reino. Cuando el desdichado Rodrigo  pereció en las ondas del Guadalete, aquel príncipe  se retiró a estas montañas donde conservó con su valor los débiles restos de un vasto imperio. Aquí se formó aquella raza vigorosa que en los siglos sucesivos  arrolló á los descendientes degenerados de los árabes y siguiendo  el curso del tiempo los espulsó de todas las fortalezas españolas, una tras lucha de setecientos ochenta años. Cuando llegamos a San Andrés de Agüera, pedimos alojamiento en la casa rectoral, donde el buen párroco nos recibió de manera mas hospitalaria. El curato le fue dado por el señor obispo y pasa por uno de los mejores de los que se puede otorgar el prelado. La casa rectoral de modestísima apariencia, es casi una choza distribuida  con poca comodidad. Entramos en un oscuro vestíbulo  de poco más de tres pies en cuadro que conducía a una pequeña cocina sobre la izquiera y a una sala sobre la derecha. La primera no necesita descripción; la segunda tiene cuatro piés sobre doce, de piso desigual, paredes blancas pero sin cielo raso ni artesonado. Los muebles consistían en una mesa de roble y dos bancos. La sala comunica con el pequeño despacho y el dormitorio, que tienen una raquítica ventana. Debajo del gabinete hay una bodega, repleta de pellejos de vino, a la que se desciende  por unas estrechísima y oculta trampa. Las  dos criadas se acuestan en una habitación  cerca de la cocina, y el coadjutor en una pieza separada de la casa para que si le llaman por la noche, se levante sin turbar el reposo del buen cura. En cuanto llegamos nos dieron chocolate y vizcochos y por la noche buena gallina y buen vino que nos indemnizaron de los trabajos del día. La mejor cama fué cedida por el párroco para el extranjero y de una ú otra manera pudo alojar a los demas. El siguiente fué viernes dia de abstinencia; pero político y atento me sirvió gallina. En la comida admiré mas su despreocupación: me hostigó a que probase las truchas del Luna rio famoso por ellas, pero el coadjutor retiró el plato y dijo: -No puede comer pescado porque ya comió carne.- Es verdad, respondió el cura; los católicos no mezclamos carne y pescado en dia de abstinencia; pero nuestro amigo añadió con prudencia, no está en este punto sujeto a igual obligación. La parroquia tiene 150 vecinos, ó 700 almas de comunión además de los niños que no tienen 10 años. Los habitantes viven esparcidos  en nueve pequeños lugares, de los cuales siete están situados en la montaña y dos en el valle, siendo muy trabajoso para el cura el ejercicio de su sagrado ministerio, cuando el país está nevado. Un poco más abajo, se encuentra Agüerina, donde vimos la casa del cardenal Cienfuegos, y la choza donde nació. Ninguno de los cardenales actuales no pasaría con gusto una noche ni en una ni en otra. Los hijos de estas montañas vistes con preferencia de paño negro que sus mujeres hilan. Esta industria apreciable  que es enemiga del lujo, no destierra la pobreza ni la necesidad mas absoluta que allí reinan. Las tierras accesibles no están incultas, el mismo sol obliga a las más árias á reportar algún producto , y así  en los terrenos elevados se siembra trigo dejando los bajos para el maiz. Cocida la piedra caliza les sirve de principal abono. La extensión de terreno que una pareja de bueyes puede trabajar en un día equivale a casi medio acre y se vende por término medio en 100 ducados ú 11 libras esterlinas. Es como se vé, poco precio y se gradúa la renta en una fanega ó cincuenta y seis libras de pan de 24 onzas la libra. No teniendo nada que hacer me entretuve en dibujar la vista de Agüera  y Agüerina , y fuí después con el cura a ver el cuerpo o reliquias de San Fructuoso en la iglesia parroquial. Cerca de estos santos restos hallan los criminales protección contra sus perseguidores  y estan seguros los que alcancen el pórtico antes de ser cogidos. El templo los libra, pero pueden morirse en él. Asilos como este son poco dañosos, pues los asturianos son notables por la dulzura y sencillez de sus costumbres, y es aquí  inofensivo lo que en otras provincias pudiera traer fatales consecuencias. En aquellos sitios montuosos me han dicho que no solamente hay lobos, sino también osos y una especie de trigres, los cuales son feroces en invierno. Entonces los pastores llevan sus rebaños, consistentes en carneros, y cabras á pasar la noche al pueblo; y cuando pasan por las montañas llevan grandes con férreos collares de agudas puntas. Viaje por Asturias. Joseph Townsend . 1786.- 



























































































































El Mirador de Aguino- La berrea es un gran espectáculo en los bosques de Asturias. A partir de la primera quincena de septiembre los espacios naturales son un enclave privilegiado para asistir a un ritual que se repite desde hace siglos : la berrea. En la época de celo, los venados pueden llegar a perder hasta la quinta parte de su peso debido a que se dedican única y exclusivamente a la actividad sexual. Los berridos pronto serán sustituidos por el ruido, más violento, del entrechocar de las astas . Los machos no sólo braman y se pelean en los claveros, también escarban y orinan sobre la tierra , formando un barrillo en el que se revuelcan para delimitar su territorio. Tras varios días de luchas , los machos ganadores cubren a las hembras en sus harenes









































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