Parcia, Corigos, Vega de Pervís (Amieva)
Con que llamamos allubies
en Asturies á les fabes?
Xuro que ñunca en mio vida
oí tales ñecedades;
ya perdonen esti dichu
y estos rudos sonsonantes.
¿Vostedes xamás oyeron
de les olles asturianes
que lleven tocin abondo
con morciella ó con pataques,
ye con otres porqueríes,
ye con otres patarates,
que lles ponen tan blandines
como si foren corbates,
y tan grasientes y ñidies
como manteiga de baques?
pos fabes llamamos eses,
¡y nos saben bien en miániques!
Allubies! que son allubies?
Ñin sabeis lo que falades.
Ñon les fizo Dios pa boques
que ñon sean delicades.
¡Ó quien vos diera comelles
anque fora con verzaques!
Fabes, sí, fabes llamamos
á eses cosines guapes
que ñacen como otres yerbes
ye dan floriquines blanques,
desapues unes caxines
que son verdines y llargues
ye que lles guisen aquellos
que yos saben bien guisades,
ye mustia ya la caxina
macháquenla con les vares,
ye van dexando caduna
cinco, seis ó siete fabes
que paecen dientiquinos
de puro bien retorneaes.
Ya estes llamais allubies!
pos ñon son males bobades!
será pelos vuestros llibros
que toos son ñovedades
perque en los ñuestros ñon tienen
utru ñombre que el de fabes.
Ainda mas destes blanquines
tambien hayles colloraes,
ñegres, paxices y prietes
y otres muy pintarraxáes,
¿Que valen eses llenteyes
ñin todes eses cosaques
donde estan lles mios querides
donde estan lles mios galanes?
Sea benditu el que crioles
per, de gloria, eterñidades.
Illi ños fartuque de elles
ye nos llene bien lles pances
ye nos dea per sustentu
en ñuestres ñecesidades
fabes, tocin ya morciella
morciella, tocin ya fabes.
Amen.
A. P. C.
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Catecismu del llabrador |
P. ¿Qué cosa e´Orden?
R. Orden e´una palabra que nos cuesta un sentidu, que tien muchos y que tenemos que guardar co´los cinco que Dios nos dió, Pa´los que están engaramitaos en Gobiernu, el orden consiste en poder tosquilar toos los carneros de la nación sin miedu a poder recibir daque topetazu. Viéndes la llana y cómpranse fusiles, sables, uniformes… Con todo esto diz que se mantien el orden… ¡Güen comión está el tal orden! Tamién hay órdenes jembras, y son las que llaman reales, no porque las dé el Rey (que el anxelín no piensa en por agora más que en xugar a las cabruxas) sinó por ser tan efeutivas como el sol e´ claru, y que las jacen cumplir a raja..tabla.
P. Algunas de estas órdenes. ¿han de ser respetadas y veneradas en particular?
R. Sí, padre.
P. ¿Cuálas?
R. Las últimas que nos dan.
P. ¿A qué llamais matrimonio?
R. A un hombre y una muyer que se unen pa´tirar del carru de la vida y, colgando per un llau, entornau per otru, allegan a lo últimu de la jornada col peleyu rompidu en doscientos mil peazos, pos, si queda algunu pel camín, el otru tien que siguir tirando solu. y si quier uncise otra vez, veráse obligau a coletar con dos carrus en llugar de unu.
P. ¿Quién compón el mundiu?
R. Tovía no nació el que lu ha de componer.
Catecismu del llabrador |
P. ¿Qué e´jacer esamen de concencia?
R. E´metése en la vida del vecinu pa´venir en conocimientu de si podemos citalu a juiciu por alguna cosa; pensando y descurriendo pe´los parajes ´onde andevo y ocupaciones que tevo y preguntando a los que lu vieren, po´si pueden danos lluz y testimoniu favorable.
P. ¿Qué e ´contrición de corazón?
R. Un dolor o pesar grandísimo del dañu que nos jecieren en nuestros intereses, con propósitu de demandar al dañador y jacer que se ejecute la sentencia, si nos convien.
P. ¿Qué cosa e ´propósitu de enmienda?
R. Una firma resolución de nunca enjamás premetir que nengunu nos coma tan siquiera una herba.
P. ¿Qué e ´confesión de boca?
R. E´ dicir, con engaños y mentiras, que nos nunca llevamos las nuestras vacas a los praos ajenos, anque nos hayan vistu ma´e ´doscientas veces allendándolas en ellos. Por eso la llamamos de boca.
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Cantiga serrana
Ya se van los ganados
á Extremadura;
ya se queda la sierra
triste y oscura.
¡Ya se van los pastores,
ya van marchando;
más de cuatro zagalas
quedan llorando.
Pasaron el verano
los claros días,
los del invierno llegan
con sus neblinas.
Sombrío quedó el cielo,
mustia la tierra;
no tiene el prado flores
ni el cielo estrellas.
Secas vuelan las hojas
como un enjambre;
con las hojas del bosque
marchan las aves,
y de las avecillas
con las canciones,
otros climas buscando
van los pastores.
Por el árido lomo
de la montaña,
una gigante sombra
se mueve y pasa.
¿Acaso el sol de invierno
débil proyecta
la sombra de una nube
sobre la sierra?…
No; lo que nuestros ojos
allá columbran,
no es de una errante nube
la sombra oscura;
entre nubes de polvo
va caminando
el rabadán que emigra
con sus rebaños.
Y así, como escuadrones
del mismo ejército,
pasan unos tras de otros
los ganaderos;
pasan, y pasan
como una tenue sombra
por la montaña.
Que ya la flor de invierno
brotó en el prado;
ya la niebla hace trono
de Picos Albos;
ya el lobo en la Congosta
lúgubre aúlla…
ya se van los ganados
á Extremadura.
Puerto de las Outédas
agrio y fecundo,
tus selvas quedan solas,
tus bosques mudos;
solo el río por ellos
ya pasa y canta,
la canción del olvido
cantando pasa.
Noches claras y tibias
de luna llena,
en que aroma el ambiente
la madreselva,
y en que un millón de estrellas
tiembla en el cielo
como argentadas hojas
de un alamedo.
Noches de amor, pasasteis,
y con vosotras,
las circulares danzas
y algres coplas,
¡De tantas alegrías
é idilios tiernos,
en esos prados queda
solo el recuerdo!
Aun humea el rescoldo
de esas cabañas,
y así el recuerdo humea
solo en las almas.
Gruñendo los arroyos
bajan del monte,
y el sol no irradia en ellos
su lampo móvil;
el viento en las cañadas
silba con furia….
¡ya se queda la sierra
triste y oscura!
En pos de sí dejando
sombra y tristeza,
va la nube que cruza
la cordillera;
y entre el polvo que mueven
esos rebaños,
acorde son de esquilas,
risas y cantos.
Sobre recia y ventruda
yegua cuatralba,
entre mantas y enseres
puesto á horcajadas,
el rabadán canoso
marcha cubierto
con la de doble oreja
gorra de pelo.
Y dos fieros mastines
de piel hirsuta,
y al cuello la carlacanca
de férreas puntas,
le siguen como hastiados
de ir de camino,
culebreando el cuerpo
medio dormidos.
Dispersos los zagales
entre el rebaño,
on un diestro silbido
guían el hato,
que al escuchar el silbo
gira uniforme,
como á la voz de mando
los escuadrones.
Así alegres trashuman;
que el alma engendra
en nuevos horizontes
ideas nuevas;
llevan delante de ellos
luz é ilusorias
esperanzas, y dejan
olvido y sombra.
No; atrás no queda todo
con el paisaje;
algo llevan consigo
de esos lugares;
un cantar á sus labios
cae desde el alma,
y el cantar vierte aromas
de la montaña.
Grato al alma el recuerdo
vuelve, y entonces
en silencio marchando
van los pastores;
mientras que las ovejas
y cabritillos,
las cañadas atruenan
con sus balidos.
El dulce amor, la danza,
la fiesta alegre….
con la voz del recuerdo
les dicen ¡vuelve!
Cuando esa voz escuchan
con tierno halago,
¡ya se van los pastores,
ya van marchando!
¿Cómo las serranicas,
sin ser hoy fiesta,
lucen sus arracadas
de plata vieja,
y el manteo adornado
con sobrepuestos,
y rizada camisa
de blanco lienzo?
¿Cómo, sin ser hoy fiesta,
se están de holganza
sentadas á la puerta
de sus cabañas?
¿Qué miran, que sus ojos
fijan inmóviles,
en la cumbre lejana
que el sol traspone?
Ven, á traves del llanto,
la parda nube
que pasa y que se mueve
sobre la cumbre;
ven cruzar los pastores
por la alta sierra;
ven que la nube pasa
y ellas se quedan!
¡Triste es ver el esbozo
de algo que pasa
y perderse en las brumas
de lontananza!
Algo nuestro parece
que muere en ello,
parece que nos deja
sin algo nuestro.
Por eso miran tristes
las serranicas
ondular esa nube
por la alta cima;
que la mitad del alma
de algunas lleva,
y en pos de sí dejando
va llanto y penas.
Para que allí germinen
dichas mañana,
como fecunda lluvia
deja esas lágrimas…
Más ¡ah! quizá el olvido,
tal vez la muerte,
algunas de esas flores
tronchen ó hielen!
Vendrá tras el invierno
la primavera,
con ella los pastores
á la alta sierra;
pero mientras no vuelven
con sus rebaños,
más de cuatro zagalas
quedan llorando.
Somiedo.- 1889.
J. Menéndez Pidal.-
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