Santo Adriano del Monte de Grao
Hay documentos del siglo XIII que ya mencionan este pueblo escondido en alturas casi inaccesibles. Durante setecientos años vivieron allí gentes en la grande y relativa felicidad de sentirse en paz, sin más desgracias que las naturales.
No tenían acceso para coches y no se ven vestigios de tendido eléctrico, pero poseían extensos pastizales en los puertos de montaña cerca del pueblo y en ellos muchas vacas, caballos, yeguas y mulas y cosechaban escanda, lino, habas, maíz, patatas. Tenían excelente agua, mucha leña, buenas casas,muchos asientos de piedra y de troncos en las plaza y calles de tierra y disponían de horas y voluntad para charlar y vivir en comunidad.
El progreso fue avanzando o retrocediendo y las gentes se preguntaron sobre su esencia y su utilidad.. Aquel aislamiento tenía sus inconvenientes, muchos y muy duros, A partir de 1960 los labradores y ganaderos, aquella milenaria sociedad de pastores y recolectores, fue emigrando hacia las ciudades y la industria y a últimos del siglo XX Santu Adrianu del Monte ya era un despoblado y no un pueblo.
Ya hace 20 años que nadie vive en él Muchas casas se derrumbaron, las caleyas son barrizales.
Por las noches pasean las leyendas y la magia de los seres invisibles y crecen la ignorancia y el miedo a los fantasmas de lo desconocido, los dioses de lo inexplicado. Santu Adrianu del monte se ha transformado en un despoblado busgoso, una isla en un paraiso de montes, bosques, arroyos y paderas.
El asfalto queda a 7 Kmos y el acceso es por una buena pista de tierra en monte abierto, 7 Kmos de monte sin gente.
El uno de Abril del 2015 fue una jornada buena para caminar hacia el despoblado mágico. Un busgófilo y una busgófila así lo hicieron. Empezaron a caminar por la pista de barro a las once de la mañana y a las tres dela tarde llegaron a Santu Adrianu.
Durante tres horas subieron y bajaron gran cantidad de repechos de un quince por ciento de pendiente. Un tartamudeo de rampas, una escalera de zetas de tierra. Tuvieron tentaciones de desistir. No lo hicieron, pensando en que si ya habían subido tanto el Santu tenía que estar ya cerca, en el cielo Y ellos, en las nubes.
Después de una hora de caminar llegaron a un pueblo normalmente deshabitado. Son 6 casas dispersas de la montaña al río y se llama La Condesa. Se sentaron a descansar en la escalera del castillo de toba ( piedra sacada del río y serrada en forma de ladrillos que parecen adobe). Y en esto , apareció la condesa Rosa Peliroxa, inquiriendo qué hacían allí, gastándole los escalones y extrañando a los pájaros. Respondieron los invasores de la soledad con sus explicaciones y promesas de buena conducta. Rosa la condesa peliroxa, depuso su lógica alarma y mostró su natural afable.
Estaba contándoles que ella había vivido en ese castillo, que era de su abuela Rosalía de La Condesa, madre de la condesa Rosina y abuela de las mozas internautinas, pero que había emigrado a Villasiderurgia del Mar.
Que fueron muchos años de aislamiento condesal, que tenían que llevar los muertos encima trepando por el monte y que ahora, si hace buen tiempo y la pista no está cubierta por la nieve o hecha una trampa de barro, pueden llegar, mal que bien, en un todo terreno , pero antes ni eso. Rosa, la condesa peliroxa, viene a veces a ve mantener el castillo y a cuidar las vacas de su sobrina Emigrantina.
Este año ya tuvo ocasión de ver al oso enfrente del castillo. El oso adrianeroccon una mano dobló las varas del avellano y con la otra iba cogiendo avellanas y las comía muy tranquilamente sentado, cogió un carapiellu de ellas, comió las dos maduras y dejó las dos verdes..Pero el oso es criatura de pocas palabras y no pudieron entablar mucha conversación, Fue una pena, para una vez que apareciia alguien. Eso sí, quedaron para otro día, Que este año , los osos est,an bajando mucho a estos pueblos despoblados. Pronto van a quedar por aquí más osos que personas. A La Condesa ya bajaron cuatro veces.
Estaban charlando los invasores de la soledad y Rosa La Condesa Peliroxa cuando apareció el Buen Marqués armado con una foz cortacabezas de impertinentes.. Una vez que los caminantes demostraron su pertenencia al mundo del Busgoso, el Buen Marqués dijo que ni marqués ni foces en vinagre, que él es un buen hombre emigrado de Santu Adrianu , horas más tarde, cuando lo que quedaba de los caminantes,bajó del santo despoblado,los metió en un carro y de buen grado los llevó a Grado.
Que los osos se lo paguen. Para él y para Rosa la condesa peliroxa, que no es condesa pero sí es de Condesa, los caminantes escriben este relato. Como agradecimiento, recuerdo y comunión en el mundo del Busgoso. Luis Menéndez de Luarca.
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