Bada y San Juan (Parres)
Lo tuyu y lo miu
La to quintana y la mía
por mor de tar averaes,
al cantar los paxarinos,
allegres, po les mañanes,
cantaben pa tí y pa mí
siempre los mesmos cantares.
Les rames de la figal
de to casa ´l estirase
venín mecese a mio casa
co les de les mio figales.
Y puestos a comer figos
non deferenciaba naide
cualos yeren de los tuyos
o yeren de la mio parte.
Yeren los mismos rayinos
de sol los que callentaben
el to cuerpu y el mio cuerpu,
la to carne y la mio carne.
Y asina fuimos pasandu
de rapacinos a grandes,
averaos el ún al otru
como taben les quintanes.
Y aquellu qu´entoncies yera
asuntu de vecindaes
acabó por enredanos
del mesmo modo que taben
mecíes unes con otres
les rames de les figales.
Y hoy, pal mio bien y pal tuyu,
secáronse los bardiales
que taben pa desllindar
d´una parte y la otra parte,
onde acaba lo tuyu
pa que lo míu entamase.
Hoy tou ye de los dos
porque yos dió por xuntase
al to corazón y al míu
axenos a propieaes
que non seyan les ñacíes
d´isi gran gociu d´amase.
Cantando a Asturias. Bernardo Guardado Rodríguez.-
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Pilarín, Periquillo y todo lo demás
…..allí en aquel barranco, entre coches destrozados yacían sepultados y convertidos en una masa informe de barro, carne y sangre los cadáveres de las dos muchachas….” Yo me había perdido, y no sabía de qué habían muerto las pobres; pero el Ruiz me lo explicó cuando salimos. Es que, por lo visto, las había matado la justicia divina. Por lanzarse al mundo, ya ves; que era como un absorbente remolino que arrastraba a fiestas y diversiones.Y, claro, cayeron en las garras del vicio y no pensaban más que en cines, teatros y bailes. Y como al vicio se iba en tren……..Pero tampoco hacía falta que te montaras. Con estar cerca………
Allí, sobre la vía, al lado de los raíles estaba el cadáver de un niño de unos cuatro años…. Estaba del todo desnudito. Hasta los calcetines le había arrancado el aire comprimido…. No tenía cabeza…. La buscamos y la hallamos al fin. Iba en la rueda de la máquina…..”
Como mínimo, como mínimo, el niño debía haber escupido a su madre; que el cura no nos dijo lo que había hecho, pero era de imaginar algo así ¿no? Para que se quedara descabezado…. Y yo pensé que la moraleja era que no teníamos que cruzar las vías del tren. Pero no; teníamos que pensar en el ferrocarril de la muerte y que la justicia de Dios era el maquinista. O sea, una parábola.
Con lo cual, que yo lo pensé y desde entonces me daba una angustia muy grande subir a un tren. Y tampoco podía mirar por la ventanilla, no fuera que apareciese una calavera. Como en el ejemplo que nos contó Don Secundino, que unos estudiantes asomaron una calavera por la ventanilla y una señora se murió y otra se volvió loca.
El florido pensil. Memoria de la escuela nacionalcatólica. Andrés Sopeña Monsalve.-
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Pilarín, Periquillo y todo lo demás
Otra historia que también nos gustó mucho fue una que se titulaba El huérfanito quiere ver el cadáver de su madre.
Era un niño que se lo llevaban a casa de una vecina porque su madre estaba tísica y vomitaba sangre……
Pocos días después, el niño estaba jugando, y aquella señora en cuya casa estaba recogido lo llamó enjugándose unas lágrimas que corrían de sus ojos, le quitó el delantal blanco que llevaba, y le puso otro negro.
Así debió pasar también con el nuevo, que no me acuerdo cómo se llamaba. Que iba todo de negro; pero todo, y los calcetines y la camisa, que le asomaban los puños y el cuello; y eran negros. Pero yo no me atreví a preguntarle si él también había mirado por la cerradura, como el del ejemplo:
En el suelo había un paño negro con seis velas grandes que ardían…. En medio un ataúd…. ¡Dentro del ataúd estaba su madre del alma!”
Y no se terminaba ahí, que luego ponía que las campanas tocaban a muerto; y a mí me parecía que el nuevo se había puesto malo. Y el huérfano llegaba corriendo a la iglesia, gritando. Y gritando y llorando se levantó de pronto el nuevo y salió corriendo. Que no nos enteramos de cómo terminaba y no pudimos extraer la moraleja, porque Don Secundino nos mandó a todos a casa.
El florido pensil. Memoria de la escuela nacionalcatólica. Andrés Sopeña Monsalve.-
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Diablo
Refranero:
Cuando y llueve y fai sol, tá el diablu ´n corredor;
Cuando llueve y torbellina, tá el diablu ´na cocina;
Cuando llueve y fai sol, quema la casa el diablu mayor;
Dios y el diañu ´n un costal, non pueden tar;
El diañu duerme ´n poques payes;
El diañu manda facelo y él mismu lo descubre.
Un engaño propio del diablo: cierto campesino va en busca de un cabrito perdido; oye berrear, coge al cabrito, carga con él hasta casa y cuando llega siente que el cabrito le mea, a la vez que huye rápido y se burla: “Ja, ja, ja, que te la pegué”.
Para hacerlo huir exclaman en Pola de Allande:
Jesús, María y José,
si eres el diablu
de ti reniego;
mal añu pa tí,
doite mierda de gatu negru,
la cruz te fago,
veite pa las peñas de Fontoira.-
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