El Saludador
En la literatura castellana de los tiempos inmortales, se halla el “saludador” a cada paso. El tipo era vulgar; lo es todavía. Don Gregorio Guadaña escribió de un relacionado con él:
“-Nació con tal gracia mi bisabuelo, que desde la barriga de su madre venía soplando…..”
El Arenal de Sevilla supo de sus hazañas portentosas. En él plantaba un muchacho, se lo presentaba al público, y exclamaba de esta suerte:
-Señores, está rabioso…..!
Mandaba separarse a todo el mundo, se aproximaba al muchacho. “y le disparaba tan cruel tabagada que daba con él en tierra. Acudía luego con un calvario de cruces, levantase el muchacho, y con este arbitrio llovían ignorantes a comprarle el aliento a peso de plata. Solía, cuando saludaba de mal de rabia, arrimarse al paciente que no la tenía, y saciable la bolsa por ensalmo; y cuando el pobre la hallaba menos, rabiaba de veras….. Solía untarse los pies con un betún fuerte; pero descuidándose un día de no untarse, por estar hecho una uva, le saludó el fuego de forma que ninguno le viera hacer el canario que no dijera que rabiaba; y por más soplos que daba, el fuego no se quería dar por saludado………”
Y un amo de entremés preguntó a un viejo:
-El mozo que usted dice ser su hijo, tiene señal conocida?
El viejo responde así:
“ -El es saludador, y tiene una cruz debajo de la lengua…”
Esto que de él se contaba en los pretéritos siglos, es lo que se cuenta hoy. El saludador de Asturias tiene una cruz debajo de la lengua; mas sin tener esa cruz,puede ser saludador por otras circunstancias esenciales: por llevar en el cielo de la boca, la imagen de la rueda de Santa Catalina; por ser el séptimo hijo, si los seis anteriores son varones: por haber venido al mundo con un hermano gemelo y antes que él……..
La cruz es la señal más extendida, y el saludador la tiene porque nace en Viernes Santo, por la tarde, y a las tres. Cura sin hacer más que “saludar”, esto es, echar el aliento, aplicar la saliva y decir fórmulas….. Y su edad importa poco, puesto que la virtud de saludar nace con el individuo. Una mendiga que llegó a Coceña llevaba un niño chiquito que mostraba la cruz bajo la lengua; la mendiga la explotaba…….
-Ye el gran saludador -contaba de él.
Entre las gracias del saludador, está la de coger un hierro ardiendo sin abrasarse la mano y de pisar carbones sin abrasarse los pies. Pero sin duda renunciaron todos a practicar esta prueba, desde que el bisabuelo de Guadaña se olvidó de bañarlos en betún, y salió con cojera para un siglo.
Y de las curas del saludador, la que él hace mejor, la de la rabia. Cura la rabia en el hombre, y la cura asimismo en los ganados. Hasta ayer, iba de viaje por determinados pueblos, llevando a todos ellos la salud…..
No obstante, el saludador era una autoridad de tomo y lomo, y con ciertas restricciones se le dejaba operar aun a los ojos de la Inquisición, y ante los de los obispos. En el año de 1608, el Obispo de Oviedo, Álvarez Caldas, se expresaba de esta suerte:
“-Mandamos que los saludadores sean examinados y no les admita ningún cura o concejo, ni otra persona, sin nuestra licencia….o de nuestro Provisor, so pena de excomunión o de mil maravedís”.-
La Mitología Asturiana. Constantino Cabal.-
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