La evocación permanente
Una reunión…. A la vera del fuego, en el hogar, bajo un par de candiles en la “hila”, rodeando el maíz en la esfoyaza… Se han olvidado los cuidados diarios de preocupación atosigante; si el tiempo no anda muy bien y si la añada se presenta mal; si el ganado en la Pola bajó un poco, y si en cambio la hierba subió mucho… Ahora se trata de cosas de menor gravedad y más deleite porque hay que hablar de Falina, y que murmurar de Pepa, y que contar la gesta de Nemesio, y que tratar la ruindad de Antón…. Hay que meterse enseguida por todos los recuerdos del lugar. Por este cauce del hogar caliente, la esfoyaza bulliciosa, la “hila” vociferante, llegó a nosotros la corriente de agua de la tradición astúrica desde sus manantiales primitivos… En ella vinieron juntos la arena de oro del cuento, y la gota azul de la leyenda, la espuma blanca del mito y la mota fugaz de la canción… Es el mito, es el cuento, es la leyenda, es la canción la que se eleva en chorro en todas estas veladas de intimidad eglógica profunda, y casi siempre tras ellos, se levanta una voz, un poco triste, de timidez balbuciente, que pide con auténtica ansiedad:
-Ahora el cuentu de mieu….!
Suena un rumor; es un ánima… Se escucha un ruido; es un ánima… Cruza una sombra: es un ánima… Se alza una nube: es un ánima… Sometida al castigo de sus culpas, el ánima pide preces que alcancen a suavizárselo, y que lleguen incluso a suprimírselo.
Antaño, había humilladeros con cepillos que aguardaban la limosna que diera el transeunte..Hogaño se conservan todavía los cepillos de la Iglesia para las devociones de los fieles, como deber de los párrocos. La ronda de las Animas benditas era uno de los varios complementos de la recaudación de los cepillos.
-Alma, qué tienes…? Qué haces….?
Eres muerta, o eres viva…?
-Soy un alma, caballero,
que de las carnes salía…
Y ahora voy para Santiago
y el camino no sabía…
-Arrímate los rosarios
que rezaste en la otra vida..
-Ay, triste de mí, cuitada,
que no ayuné ningún día..!
-Yo ayuné siete cuaresmas,
la una te largaría…!
Y mis criados los los viernes…
También te la darán un día…!
La vela de las Tinieblas,
también te la largaría…!
Ay, el alma como corre,
ay, el alma como corría..!
Dentro de la media hora,
´l alma por allí volvía..
-Duerma, duerma, caballero,
buena sea su dormida,
que por ganar la su gloria,
ganó la suya y la mía…!
-Detente, el alma, detente,
detente, por vida mía,
que te quiero preguntar
lo que Santiago decía..
-No, no puedo detenerme
a contarle lo que había,
que tengo el cuerpo en las andias
y voy a la postrer Misa…!
Constantino Cabal.
Boletin del Instintuto de Estudios Asturianos. Oviedo, diciembre 1947.-
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