Carrea (Teverga)
Textos:
-Dibujos y texto de Luis M. de Luarca.
-Hechando la presona.
-La brisca.
En sus 7 km² habitan un total de 50 personas (INE 2006) repartidas entre las poblaciones de Carrea y Sobrevilla (Sorvilla en asturiano).
El lugar de Carrea, en el que viven 27 personas, se encuentra a 5 km de La Plaza, la capital del concejo. Situado en las faldas de la Peña Sobia, se halla a unos 700 metros de altitud sobre el nivel del mar. Está dividido en cinco barrios: La Calecha, Llaveseo, La Quintana, Carrozal y Orillero.
En las cercanías de Carrea se encuentra el santuario de la Virgen del Cébrano, patrona del concejo. Cada 15 de agosto se celebra una gran fiesta en su honor.
Carrea se encuentra situada en la Peña Sobia, una de las mayores alturas del concejo. En su parte superior podemos encontrar un pequeño lago y unas praderas en las que todavía se pueden encontrar algunas cabañas de pastores.
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Es un ser híbrido del bosque, mitad hombre mitad cabra. Tiene espesas cabelleras, sus patas son de cabra al igual que los grandes cuernos que posee en su cabeza, mientras que el torso y los brazos, al igual que su rostro, son humanos (en algunas zonas, incluso se le ve con apariencia de batracio, de ahí el expresivo nombre de Mufosu, como en Piloña). Existen dos mitos: uno en el oriente el cual se asemeja más al mismo mito cántabro, es decir, donde el busgosu es benefactor y guía a los pastores cuando se pierden, o ayuda a arreglar las cabañas de las brañas. El otro mito, más extendido en el occidente de Asturias, dice que el busgosu es el señor del bosque y de todo lo que habita en él. Es enemigo encarnizado de los leñadores y cazadores, les persigue haciendo que se despeñen por acantilados. Rapta a las mujeres de las aldeas para llevarlas a su cueva, y por mucho que se le trate de perseguir nunca se le puede alcanzar. Se cree que este mito fue introducido por los ferreiros vascos asentados en Asturias en el siglo XVII, aunque otros estudiosos del tema lo consideran un mito autóctono. José M. Gómez-Tabanera vinculó este mito al del "señor de los bosques", estableciendo ciertos paralelismos con el mito del oso humano, como en antiguas leyendas tales como la de Andara (una mujer-osa que rondaba por los bosques cántabros). En el occidente asturiano es conocido como Bulligoso, mientras que en Tineo le llaman Peludu y en Libardón Vellosu. Otro apodo que tiene es Calabiernu.
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La brisca
Gasparucu el Llagareru
y Lalo el de la casona,
dos xugadores de brisca
que meten mieu, van en contra
de Llaconcinos, de Grases,
y Másimo, de Camoca,
en un partido a seis xuegos,
en sin desquite, nin cosa
que lo valga. Están los cuatro
al pie d´una mesa coxa,
aforrada con´un cantu,
y asentaos en cualquier forma
sobr´un caxón y dos bancos
ena tabierna de Coya,
xunt´a la villa. Non se oye
una voz más alta q´otra
y les cares de los homes
paecen de barru. Tos
la vida está enos sus güeyos,
mirándose con zuzobra
pa que non pillen les señes
y pa pillales. Pepona
la tabernera, entre tantu,
non dexa la espicha ociosa
unviando vasos de sidre
al frente, por una moza
que va y vien en sin descansu
atendiendo a la parroquia.
Cada vasucu que llena
apuntalu so la boca
del tonel, con tiz, y aquello
ye algo ansi com´una roba
de paliquinos en ringla
y en secciones, que ya toma
tres tables. El llagar gole
a tabacu, a mexu, a folla,
a humedanza. Tien dos puertes,
la del patiu, onde amontonan
pipes rotes, arcos, dueles,
preseos, y la puertona
de la calle, con un ramu
de llaurel en una argolla
del fierru metíu; de modu
que la lluz ye mustia y poca.
Detrás de los xugadores
la xente fuma y s´agolpa
escupitiando, intrigada
co la partida, que agora
está cinco a cinco y xuega
el sestu, con tal pachorra
que pa tirar una carta
el primeru a quien i toca,
tras mirar al compañero
y´a los contrarios, resolla
a les quinientes.
-Paezme;
-dixo un mirón-, que non sopla
la suerte en dargún paraje;
larga la partía.
-Doila
-arrespondió Masimino-
por ganada.
-Non te pongas
repunante y xuega atentu,
-replicó Lalo.
-La sola
d´ioros,-gruñó Gasparucu;-
ye del trunfo.
-Pus amóntala.
Llaconcinos.
-Va el caballu;
¡mas amontada!
-Que corra.
-La coruxa y cuntaremos
dieciseis. Aguarda agora:
una carta, non t´ocupes,
-Cinco d´espades.
-Afloxa
una mala o sigue al patu,
-Va el seis
-Trunfo.
-Basta y sobra
col dos d´ioros pa estorbate,
-Déxala pasar, ¡q´importa!
-Qué voy a dexar si tengo
tres brisques!
-Echa una sola,
Lalo, que con esa tengo
lo de lley, lo xusto.
-Tómala;
non tenéis ganau el xuegu.
Sal, Maximino; una gorda,
una brisca.
-El as de bastos.
-¡Otra, Gasparucu, otra!
-¿Otra brisca?
-Dos pegaes,
si puedes.
-Allá va.
-¡Contra!
¿Echaré el tres?
-Van comételu.
-Va más eso que la roña
de ver que si lleven brisques
con un pixin.
-Pus a Roma por todu.
-El tres (dando un golpe
con los nudillos de fosca
sonoridad,
-Gasparucu
tirando las cartas): Oigan:
¿quién fizo señes diciendo
que non tengo el as? La groma
pudierai costai les mueles,
que non soi bobu nin floxa
ye la mi mano.
-¿Tú bobu?
gritó Llaconcinos; toma
otru vasiquín de sidre,
asosiégate, reposa,
y date por perdíu; eso,
le demás ye una bicoca
de gafura, y si tú tienes
manes yo tengo esta otra
pa rompete les ñarices
si andas buscando camorra
pa llibrate del desgustu
de pagar lo que te toca.
Ya lo sabes.
Llevantóse,
tirando la mesa coxa,
Gasparucu fechu un cuélebre,
y´al velo ansina, Antonona
foi derecha al Llagareru
y ayudada de la moza
emburriándolu hacia el patiu
dixoi con voz temblorosa:
-Si armes quistiones, puñefla,
dimpués de perder con toa
legalidá, non te dexo,
aunque tu pena te coma,
enjamás de los jamases
xugar a la brisca; roga
que te perdonen a esos
y toma con ellos, toma,
que ya pagará por tóos
Lalucu el de la casona.
Carlos Ciaño.
Revista Asturias. Habana, 28 de octubre de 1917.-
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