Cirieño (Amieva)
Textos:
-Verde y negro.
-Ca cosa en su tiempu. -Andanzas de Pachín de Xuaca. |
Cirieño: Lugar de la parroquia de Sebarga (Amieva), situado en el valle del río Ponga, con un caserío dispuesto de forma alargada en la cima de una loma. Goza de un paisaje inigualable, presidido por las alturas del pico Burón y el Pierzu al sur, y la sierra de Tresiero y los picos de Siña al noroeste. En un extremo del pueblo se localiza la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves de Sebarga. Aparece citada como Santa María de Subuarga en un documento del año 926. - Diccionario Geográfico de Asturias.- |
Verde y Negro
Sr. D. Salvador Canals.
Amigo, señor y compañero: El Asturias que usted tan magistralmente describe en el libro que ha tenido la bondad de enviarme no es el mío. Es el Asturias negro que apenas conozco Yo no conozco ni amo más que el Asturias verde. Pero ¡ay! éste todos los días pierde algunos palmos de terreno, batido y arrojado hasta en sus más escondidos recintos por el otro. ¡Si usted lo viera, amigo Canals, como lo he visto yo en mi infancia! ¡Si usted hubiese trepado por sus augustas montañas, si hubiera dormido sobre sus praderas inmaculadas, si se hubiera bañado en sus ríos cristalinos lloraría, como yo lloro, sobre su tierra deshonrada y profanada, y maldeciría de la industria, como maldigo yo!
En aquellos riscos, donde sólo se posaban algunas nubecillas arreboladas para velar quizá los secretos amores de algún dios, la piqueta ha abierto surcos negros ó sangrientos; en aquellas praderas, donde antes no sonaban más que las esquilas del ganado, se escuchan ahora los silbos penetrantes de la locomotora; en aquellos ríos, donde al salir de la escuela me chapuzaba con mis compañeros, ahuyentando á los rojos salmones y a las plateadas truchas, ya no quieren bañarse ni los hombres ni los peces, porque no son más que negros, hediondos lodazales. ¡Oh, qué dolor!
A. Palacio Valdés. Madrid 7 de Febrero de 1900.-
|
Andanzas de Pachín de Xuaca
A pesar de que Pachín entrando a casa, trata de hacerlo lo más silenciosamente posible, conteniendo la respiración, marchando de puntillas, guardando el equilibrio con los brazos en alto sin soltar la cachaba y al estilo marras, procurando así, que “la so Xuaca” no llegue a enterase de la hora a la que él vuelve del mercado, el hombre no logra hacerlo con tanta limpieza como para no dejar de tropezar, con la cachaba, con una sonora caldereta que el dios azar o la malicia de la tía Xuaca, dejaron la noche anterior, falsamente colocada al borde de una “tayuela” puesta entre un largo escaño y el lar, paso obligado inmediatamente, después de abrir la puerta de la estancia. Ruedan pues la caldereta y la “tayela” por el tillado, cuando Pachín, azorado, dejando escapársele por entre dientes un apagado y silbante; ¡Cooo…..!, se dispone a recoger del suelo los objetos delatores de su tardo regreso de Cangas, Xuaca, asomando la cabeza por el hueco del ventanuco del tabique que, hecho de varetes de avellano entrelazados y arcilla, divide en dos la estancia, se detiene diciéndole con voz serenamente sospechoso y tonillo un si es o no es zumbón:
-Dexa, home dexa; que allá vo yo a llevantalos, que tú, ya tas que non ves tres en un burru, con tou tropieces. ¡Cuando digo yo que tas dando en ciegu! ¿Non? ¡Pues a pesar d´ello como se tratara de un xarrucu de sidre, mialma que non dibes a derramar una gotera! ¡Pa esos güenos güeyos te dieron!
-Sí, muyer, sí, lo que non discurras tú non lo discur un escribanu; pero como en esti zorrín mundiu de lladrones de contribución, aunque el diañu non se dá un puntu de folgar con nosotros, faciéndonos dexar la llana carretera del sosiegu pa encaminamos pel falsu atayu de la entranquilidá, andamos de acá pa llá, tornando y virando, más emburriáos pe les manes de Dios que pe la guía de nuestra avaricia y pel dale que dale de les nuestres piernes, dígote yo, Xuaca de mió alma, que estando agora los caminos fuera de sazón pa andalos de noche, al descuidu, con ochenta durucos al llombru; risque el alba más tempranu o fuxa la noche más tarde, siendo la mió vanidá tan pequeñina y la mió humildá tan grandona, escusáu te ye faceme tales honores cuando torno a casa.
Conque, dichu en otra más clara solfa, digo yo, que demás cuenten músiques de calderetes y tayueles; que hasta agora bien me pasé sin elles, y…… pa que lo ajorres tou, tamién te pues apear de les indiretes con que me afuraques la mio alma. Eso ye, y sábete muyer, que onde fablen cartes, callen barbes.
-Entaina, entaina a dai a la llengua, que pa eso non te la traben los escayos, y, sobretou, non lo digo per cuando te aliende a sidre….Sóbrate picu, pero pa los de juera, que a min non me embobes nin me la pegues con eso de a cuentes vieyes, baraxes nueves; que bien sé yo en qué güeyu traes el ciescu, y, como dixo el otru, el mal del tordu, el picu delgáu y el rabu gordu. ¡Bien sabe el gatu que barbes llambe!
-Dai, muyer dai, que sinón revientes como un botiellu ….Un día va matate una apoloxía o daqué otru mal de esos que traen el mal humor.
-¡Non te dé agora por fablar finu, que non ficieren la miel les abeyes pa la boca de los borriquinos; que eso tú quies nombrar llámase aploplexía el mal que dío Con Pepón de Cardes en el campusantu y el mesmu que te va facer espurrir la pata a ti si non dexes el xarru……
-¡Munchu adeprendisti de pocu acá! ¡Allégrome yo de ello por la cuenta que me tien…..! Dai, dai al picu, parllotera, que el demoniu te lu mueve.
-Al que quier bailar, pocu son y basta, y muera el xatu y muera fartu.
-Sí; pero de tanta llonganiza, empapiza.
-Y tanta sidre afuega…..
-Síguila, muyer, síguila.
-Xuaca, mujer como de unos cuarenta años, de talla mediana, de fisonomía, entre ceñuda y sonriente, simpática; de cuerpo recio y, en general, bien proporcionado a la estatura, y luego de haber salido de tras del tabique citado, siempre mirando con el rabillo del ojo a su hombre y de haber encendido lumbre valiéndose de unas cuantas brasas desenterradas de entre las cenizas del lar envueltas en un manojo de árgoma secas, dispónese a “echar” la torta, para lo cual suspende de las ensarradas calamilleras una ahumada calderuca permediada de agua, entretanto va peñarando harina de maíz sobre un blanquísimo trozo de lienzo, y Pachín, descolgando de sobre las vigas del techo una guadaña y, un “angazu”, y tomando de un rincón una macona, prepárase para ir al prado; pero alcanzando apenas a poner el pie sobre el dintel de la puerta, detiénese a la voz de la avizora Xuaca, que le pregunta:
-¿Onde vas agora sin posar la ropa que lleves puesta? ¿O ye que ya pienses echala pa tos los díes?
-Non por ciertu….¿Onde vo a ir? A cortar una macona de verde pa les vaques.¿O crees tú que elles pásenlo na más que con muxir y regolvese como tú?
-¡Como malicio yo que anoche non pegaríes el güeyu, pacíame que iríes a cabruñar, primero, debaxu de la figar y de pasu, antes de segar, echar un sueñucu! ¿Non quies, antes sorber un traguín de lleche caliente con borona?
Andanzas de Pin de Xuaca. Palique de Alba….. Antonio Bascristóbal de Diego.-Mas collaboraciones na Revista Asturias de Buenos Aires. Academia de la Llingua Asturiana.
Comentarios
Publicar un comentario