Malatería de Llendelafaya -Collada de Aciera (Proaza)
Doña Arbola
Estándose Doña Arbola-sentadita en su portal,
guya d´oro, -cosía en un cabezal.
Entre puntada y puntada,-dolor de parto le dá;
sus manos blancas retuercen,-sus anillos quiéen quebrar;
-¡Oh, palacios los palacios,-palacios del Valledal;
el Rey mi padre vos fizo-quien fuera parir allá!-
Allí llegara la suegra-(¡Más valiera nao llegar!(
-¿Tú que tienes, Arbolita,-que así non solías estar?
Doña Arbola, -¿quiés parir?-Ve parir al Valledal;
allí tienes padre y madre-que de tí se dolerán,
allí tienes tus hermanos-que al niño bautizarán.
-¿Y si mi Don Morcos viene,-quién le dará de cenar?
-Yo le daré del mi vino,-yo le daré del mi pan;
de la caza que él trujese-mandaréte la mitad;
de la perdiz algo menos,-de la palomba algo mas.-
A eso de la media noche-da Don Morcos en portal,
-¿Dópnde está mi espejo, madre, -donde me suelo espejar?
-¿Qué espejo quieres, mi fijo,-el d´oro o el de cristal?
Si quieres el d´azabache-tambien lo dir he a buscr.
-Non quiero, madre, el de oro- nin tampoco el de cristal,
¿Dónde está mi esposa Doña Arbola?,-que es mi espejo natural?
-La tu esposa Doña Arbola-en fuego deben quemar;
dolor de parto sintiera-fué parir al Valledal.
A mi tratóme de puta,- a ti de hijo de rufian.
-Ensilla el caballo, mozo, -que la quiero dir busar.-
Sin detenerse un momento-fuese para el Valledal.
Siete vueltas dió al palacio-sin hallar por donde entrar;
el viejo padre de Arbola-asomóse a un ventanal;
-Albiricias vos doy, Don Morcos-que un fijo varon tien ya.
-Tenga varon, tenga hembra,-que se baje para acá;
e si mandar se lo vuelvo-ha de ser con mi puñal.
-Si muere por el camino,-tú ante Dios responderás.-
Arbola, desque lo oyera-de la celda donde está,
besando al recién nacido,-comenzara a suspirar.
Sin detenerse un momento,-bajóse luego al portal;
la cogiera entre sus brazos-tiróla encima el ruan.
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