Oviñana -Cabo Vidío-Playa de la Vallina- Playa de San Pedro.

Textos:
-Dibujo carro de esquirpia. Dibujo de María Josefa Canellada.
-Los astures.
-La danza prima.
-Tradiciones y leyendas.
-Carta...?
-La flor del agua.
-El carro de esquirpia.
-El bable.
-La piedra de la serpiente.

Carro de esquirpia. Dibujo de María Josefa Canellada.

Oviñana. Parroquia del concejo de Cudillero bajo la advocación de San Roque, de 4,26 metros cuadrados y 515 habitantes. Comprende los pueblos de Riego-Arriba, Riego-Abajo, y Vivigo. Existen varias opiniones acerca  del significado de Oviñana. La más aceptada dice que procede Albinus, nombre de un posesor romano, más la terminación "ana", referida a la "villan Albiniana". La parroquia de Oviñana perteneció a la de Soto de Luiña  hasta 1944, año en que separó siendo obispo de Oviedo Manuel Arce Ochotorena.-

En las Asturias,  un territorio poco expuesto  a las incursiones árabes o españolas, de siempre han existido  los conceptos de seguridad personal y propiedad. Hay pocos ladrones, que que se morirían de hambre en estas pobres y enmarañadas montañas. En función de esto los campesinos, en lugar de apiñarse en busca de protección dentro de ciudades amuralladas, viven en pequeñas granjas  y muy a menudo son los propietarios de las tierras que cultivan. Los trajes de las clases bajas son de estilo suizo; las mujeres, cuando lucen sus mejores galas, se visten con corpiños amarillos o  verdes  que atan en la parte delantera y adornan con joyas de oro y collares de coral.  Colocan sobre sus cabezas toquillas de colores oscuros y mantones negros o dengues;  a veces utilizan bonitos pañuelos que atan fuertemente sobre la frente, mientras que el cabello cuelga hacia atrás en largas coletas o  trenzas. Las bastas madreñas gallegas o zuecos -zapatos de madera -, son aquí sustituidos por zapatos de cuero, y también se lleva un pequeño calcetín, rematado en rojo o amarillo, por encima de las medias. Los hombres portan generalmente gorras blancas de fieltro, con el forro de color verde, y disfrutan con el juego de los bolos. De cuerpos robustos y costumbres ancestrales. Los sencillos nativos  mantienen formas de vida heredadas de los viejos hábitos  y que sólo perduran en estos lugares.  Aquel que sienta curiosidad por las costumbres locales podría remitirse a sus medidas y colonias, o escapularios salpicados de imágenes considerados filacterías o talismanes -podría escuchar los cuentos de las xanas, hadas indiscretas  o geniecillos - podría atender a filas o reuniones donde los hombres se divierten mientras que las mujeres hilan, o debería acudir a las esfoyazas, cuando los tallos del maíz son escogidos y limpiados de desechos.  Podrían compartir la fiesta de Ramos o los rebosantes platos de comida o probar la oblada, ofrenda propia de los funerales donde los sacerdotes  disfrutan de los mejores lugares, disponen de lo ofrecido y se guardan lo recaudado como si se tratara de su pitanza.  El miedo al mal de ojo está muy presente, pero para ellos el remedio lo constituye  la bebida procedente del afeitado del cuerno del venado, y es claramente en el asta donde se localiza la antigua fascinación fálica. En  relación con estos y otros usos locales consúltese la obra Recuerdos de un Viaje por España, capítulo 7 y … vol I, Madrid 1849. Ambos sexos son amables, civilizados y educados, especialmente las mujeres, gentiles y atentas con los desconocidos.  Sus casas pueden ser incluso humildes y sus ropas hogareñas, pero, lejos de las ciudades, las mejores cualidades de sus corazones no han sido nunca viciadas.  Aquellos que no abandonan el lugar permanecen pobres, trabajan duramente y están mal alimentados, tanto los hombres como las mujeres jóvenes y adultos.  Son más propensos a padecer broncocele o bocio, papera, lamparon o mal de la rosa, un tipo de escorbuto erisipelatoso, que algunos atribuyen a una insuficiencia de higiene y de vida sana, y otras a las frías sombras  de las húmedas montañas, que privan a la piel de la acción estimulante del sol. 
Las carreteras en Asturias, muy  similares a las de Galicia, recuerdan más a los tiempos de Adán que a los de MacAdam; la fuerza locomotriz principal es la jaca, la mula o el asno, ya que las carreteras, no son adecuadas para otros transportes  mas que para el carro de la Osa Mayor. La gran antigüedad de sus símbolos queda de manifiesto en los primitivos nombres de sus parroquias y en sus extraños y pintorescos santos que hacen de sus protectores, aunque sean desconocidos o hayan quedado obsoletos en cualquier otro lugar. Abandonados en su pobreza, preservados para los arqueólogos y fuera de los caminos de los ricos prelados modernistas,  quedaron como fósiles de un estrato eclesiástico inicial. 
El dialecto hablado por el campesinado, que defiere del de Galicia y se llama bable, fue uno de los primeros acercamientos  del godo-hispánico hacia el romance y la actual lengua castellana. Es lamentable que ningún diligente alemán haya recogido o compilado los restos de esta habla, ya sea  en refranes o romances, puesto que en estos, al ser el germen de una lengua,  se conservan  sin duda muchas reliquias curiosas de la historia y costumbres del pasado. El investigador puede consultar, en relación con esta provincia, Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, de Luis Alfonso de Carballo, y Asturias ilustrada, de José Trelles Villademoros. Viaje por Galicia y Asturias. Richard Ford. -

Los Astures
Los astures se distinguían de los demás  por su carácter altivo  y belicoso, conservándose únicamente de sus primitivas costumbres  las escasas noticias  que nos ha trasmitido Estrabón. Según éste geógrafo eran los astures  muy sobrios en comer, beber y vestir, tenían grande veneración y respeto por los mayores de edad, dándoles en todas las reuniones un preferente y distinguido lugar. Exponían  a los enfermos  en los caminos públicos  con el laudable objeto  de que si pasaba por aquellos sitios alguna persona que hubiera padecido la misma enfermedad, pudiera propinarles  el remedio con que sanaría. Usaban en la guerra  de espada, lanza y escudo, y de barcos de cuero en la navegación de sus costas; adoraban  a un dios sin nombre a quien tributaban el culto y celebraban bulliciosas fiestas la noche del plenilunio; contraían matrimonio a estilo de los griegos, y  tenían ciertas leyes  para su gobierno, haciéndose únicamente  mención de la severidad con  que se castigaba   a los autores de grandes crímenes, los cuales eran precipitados  desde los picos más elevados de las rocas; los  parricidas eran conducidos fuera del territorio, y después de apedreados en las márgenes de los ríos era sumergido su cadáver  en las ondas. Pero ¿qué tribunales o magistrados eran los encargados  de administrar la justicia y de aplicar tan terribles  penas?  Esto es lo que no  han podido alcanzar  nuestras investigaciones, porque los antiguos  escritores  que tanto se afanaron  en describir encuentros  y batallas entre diferentes regiones que ocupaban  la península  ibérica,  no se detuvieron  a examinar  y meditar sobre los elementos que venían a formar  la organización especial de su gobierno, y de aquí la ignorancia de sus leyes, de sus costumbres,  de sus magistrados y jueces y de todo lo perteneciente a la administración de justicia en aquellas remotas edades. De presumir es,  que en pueblos esencialmente  guerreros,  como eran los astures,  hubiera en su extenso y vasto territorio jefes  o caudillos  de elección popular que en el momento del peligro excitaran el entusiasmo de los naturales y  les llevaran a combate…….
Matías Sangrador y Vítores. (s. XIX)- Asturias vista por viajeros. Tomo III.-





Apegado a sus tradiciones y recuerdos históricos, cada asturiano es una crónica viviente de las mejores glorias de su pueblo. Sus bailes, de los que el principal es la tan renombrada danza prima, traen a la memoria  los primitivos juegos guerreros  de los antiguos asturos. Hablando de él, dice con oportunidad el Sr. Caunedo: “Este antiquísimo baile, si es que tal nombre merece, muy semejante a las danzas circulares de que habla Homero, era en otros tiempos  un ejercicio gimnástico, que tenía por objeto agilizar  los miembros, y consistía  en asirse  de las manos empuñando la lanza, moviendo los brazos, y formando un gran círculo que giraba sobre sí mismo. Acompañábanse  con canciones guerreras, y  se terminaba con un simulacro de batalla. A la lanza de los astures han sustituido los asturianos un palo largo, arma terrible en sus robustas manos; y para que la semejanza fuese completa  entre la danza de nuestros días y la primitiva, solía terminar en reñida refriega, a la que se daba principio con los vítores que cada bando contendiente  prodigaba a sus respectivo concejo; por ejemplo: ¡viva Pravia! ¡viva Piloña! Las mujeres danzan separadas de los hombres,  y en otro tiempo  formaban un círculo o rueda dentro de la de aquellos. “ Efectivamente, el baile a que nos referimos, y cuyo mismo nombre ya está revelando su remota antigüedad, es la danza propia de un pueblo guerrero y de primitiva civilización.   El colocar á las mujeres en el centro  como para defenderlas de los enemigos, lo monótono y acompasado de la canturia con que van repitiendo sus melancólicos romances, y sobre todo el ixuxú, ese antiguo grito  de guerra ó hurra de los astures, convertido también en exclamación de contento, bien corraboran  nuestra creencia.  Al ver interrumpirse  la danza  por esta poderosa  voz de alarma, se cree estar asistiendo a un baile céltico en el seno de sus seculares bosques, y que, sorprendidos por la presencia del enemigo, agrupados los guerreros  al rededor  de sus mas caros objetos,  se lanzan al combate.  Estas refriegas con que  suele acabar la danza prima, es la tradición conservada a través de los siglos, para revelar al observador la verdadera significación de aquel histórico regocijo. 
-¡Ay, un galán d´esta villa!
¡Ay, un galán d´esta casa!
¡Ay, diga lo que ´l quería!
¡Ay, diga lo que ´l buscaba!
-¡Ay, busco la blanca niña!
¡Ay, busco la niña blanca!
-¡Ay, que no l´hay n´esta villa!
¡Ay, que no l´hay  n´esta casa!
Si no era una mi prima, 
Si no era una mi hermana;
¡Ay, del marido pedida!
¡Ay, del marido velada!
¡Ay, bien qu´ora la castiga!
¡Ay, bien que la castigaba!
¡Ay, con varillas de oliva!
¡Ay, con varillas de malva!
¡Ay, que su amigo l´espera!
¡Ay, que su amigo l´aguarda!
Al pie de una fuente fría, 
Al pie de una fuente clara, 
Que por el oro corría, 
Que por el oro  manaba.
Ya su buen humor venía 
Ya su buen humor llegaba,
Por donde ora el sol salía,
Por donde ora el sol rayaba,
Y celos le despedía, 
Y celos le demandaba.
¡Ay, busco la niña blanca!
La que el cabello tejía, 
La que el cabello trenzaba, 
Que tiene voz delgadita,
Que tiene la voz delgada.
Un niño en brazos traía, 
Un niño en brazos llevaba,
Ramo de flores traía,
Ramo de flores llevaba.
Que en el mi jardín había,
Que en el mi jardín estaba.
Un amor que yo llamaba,
El que fuera y no tornaba;
Un amor que yo quería, 
El se fuera y no venía.
……………..
Alegres cartas m´enviaba,
Muy tiernas cartas m´envia:
¡No os caseis! la muy amada.
¡Que no os caseis! me decía.
…………
¡Ay, Antonio se llamaba!
¡Ay, Antonio se decía,
Aquel que dióme la saya,  
Aquel que dióme la cinta, 
Aquel que andaba en la guerra, 
Aquel que andaba en la armada
Con espada y con rodela, 
Con rodela y con espada……
Quier que le sirva á la mesa, 
Quier que le sirva en la sala.
¡Ay, Juana, cuerpo garrido!
¡Ay, Juana, cuerpo galano!
¿Dónde le dejas al tu buen amigo?
¿Dónde le dejas al tu bien amado?
-Muerto lo dejo á la orilla del río,
Déjolo muerto á la orilla del vado.
¿Cuánto me das volver he te le vivo?
¿Cuánto me das volver he te le sano?
-Dóite las armas y dóite el rocino,
Dóite las armas y dóite  el caballo.
Viaje de SS. MM. Y AA.
por Castilla, León, Asturias y Galicia.
En el verano de 1858.
D. Juan de Dios de la Rada y Delgado. -

Los casamientos ofrecen  varias particularidades, estando muy  en uso la llamada rebodo.  Alguno días antes de la ceremonia nupcial, la novia acompañada de su madrina, recorre todas las caserías del territorio en que vive, y al dar parte de su casamiento  ofrece un polvo de tabaco de una caja de plata  que en la mano lleva. Todo el que acepta está obligado a contribuir para el dote con un presente, que suele consistir  en grano, dinero ó alguna pieza de ropa. El banquete tiene lugar en la casa de los padres de la desposada, y apenas terminado, se deposita la dote  y menaje, entre el que se cuenta el lecho nupcial, adornado  lo mejor posible,  en un carro de bueyes, que precedido de la gaita y coheteros, y seguido de los novios, sus amigos y parientes, se dirige a la casa que aquellos van a habitar, y allí se celebra la tornaboda  con baile y cena.  Es una galantería, casi obligatoria,  hacer los desposados  durante  el primer año de matrimonio una peregrinación a Covadonga, y presentar a la Virgen alguna ofrenda que las mas veces consiste en una medida de grano. También hacen muchas jóvenes solteras este devoto viaje, y beben con fé del agua que brota bajo de la cueva de Pelayo, creyendo así encontrar marido en el preciso término de un año. A esta conseja alude el canto :
¡Ho vírgen de Covadonga, 
Bien de veras te lo digo
Que no vengo mas á veros
Hasta que me deis marido.
Las filas son la tertulia de la aldea.  En las largas noches del invierno se reúnen a hilar todas las mujeres, en tanto que los mozos, usando  de la frase del país, las galantean; y  las ancianas  refieren antiguas leyendas de moros encantados, ó de las batallas del  Rey Pelayo, al que en Asturias  no se nombra jamás con otro dictado que el de Infante.  Para los gastos  del alumbrado  de la fila contribuyen los concurrentes con una cortísima retribución semanal.
Las esfoyazas son otras  reuniones que ofrecen gran diversión a los campesinos y tienen por objeto despojar de las hojas inútiles a las espigas de maíz y  enlazar  estas unas con otras, a lo que se llama enristrar. En tanto dura la esfoyaza, se suceden  sin intermisión los cantos y los cuentos, y terminada, se celebra con bailes y  una ligera  refacción de frutas y sidra. -


Tradiciones.-Leyendas.
En ningún otro país abundan tanto como en Asturias. Una de las mas poéticas es la de las Xanas.
Son éstas unas mujercitas de un codo de alto y de extraordinaria belleza, que habitan en palacios de cristal, debajo de las fuentes solitarias, y por cuyo caño se deslizan, pasada media noche, con objeto de lavar sus ropas, que son cual  ellas mismas de deslumbrante blancura.  Estas graciosas hechiceras  no son malignas, y suelen regalar a sus favorecidos, madejas de hilo que  devanadas en cierta dirección no se acaban jamás. La Xana elige siempre para residir  la fuente más lejana de las poblaciones, situada en las praderas, y protegida por árboles. Dícese también que guarda tesoros de oro y joyas, de que segrega  alguna parte para favorecer a sus amigos.
Esta extrañísima tradición, cuyo origen no puede concebirse,  se encuentra en el norte de Francia y en las montañas de Escocia. En estos países se denomina a las Xanas: Lavanderas de noche.
Otra tradición de las mas arraigadas es la de la Hueste, que consiste en cierta procesión de fantasmas blancos,  que llevando en la mano cirios verdes encendidos, vagan a las altas horas de la noche en derredor  de las iglesias  o cementerios. Estas apariciones  dícese tienen por objeto anunciar  la muerte de alguna persona notable.  Cuando esta es joven y soltera, suele verse su misma  efigie, vestida de blanco y coronada de flores,  así como las compañeras  que la rodean y entonan cantos patéticos.
Es también una creencia que suele alarmar a las sencillas aldeanas, la del mal de ojo. Supónese que hay personas dotadas  de la maligna calidad de fascinar con su mirada y causar la muerte a los niños y a los animales domésticos. Para evitarla, es costumbre  colgar al cuello de los primeros, en la época de la lactancia, relicarios o amuletos. Cuando acomete  una dolencia desconocida a un niño se atribuye a mal de ojo, y se le hace beber agua en que estuvo en infusión un fragmento  de asta de ciervo con lo que se cree  recobra la salud. Igual medicamento se suministra cuando el paciente es un buey ó caballo.
Oviedo 30 de gosto de 1858. Nicolás Castor de Caunedo. Album de un viaje por Asturias. (1818-1879).-

Carta……?
-Canta, pega; canta, pega,
canta na figal del guertu,
qu´anque ´l capellán lo niega,
respondo  de que ye ciertu
que, si cantes, carta llega.
-
Carta de Lin…..! Al salir
del puertu de Santander
miániques cudié morir…!
¡Güeyos que lu vierun dir
cuándo lu verán golver!
-
Dendes qu´ el se fo á l´Habana
escureció atristayau
el sol en la mió quintana….
y quedó como axelau
el rosal de la ventana
-
Quiero cantar pa ´sparcer, 
y  ¡non sé….! Debo tener 
un cuélebre ´n corazón
que m´escomienza á morder
cuand´ antao la canción!
-
¡Y tóo por el dineru…
Lin quier ser un fanagueru
pa comer pan y folgar….
y al home, y al formigueru
Dios yos mandó trabayar!
-
Canta, pega; bien decía 
Pepe de Pin de Piloña,
que solamientre  quería 
pa l´alma una romería,
y para ´l cuerpu, boroña.
-
Canta, pega, muchas veces, 
y si llega la cartina
darete figos y nueces,
y darete una cestina
de fresones y cereces.
………….
Cantó la pega y marchó;
pero ¿vieno carta al fin?
Non, y ó non l´escibió Lin, 
qu´hay quien diz que no ´scribió,
ó perdióse nel camín.
Bernardo Acevedo y Huelves. Almanaque Asturiano de el Carbayón. 1895.-

La flor del agua
Mañanita de San Juan / cuando el sol alboreaba,
la Virgen Santa María / de los cielos abajaba
con una candela encesa / y un libro po ´l que rezaba;
con un ramito en las manos / para bendecir el agua.
Después que la bendició, /  lavó su bendita cara;
y, después que la lavó, / estas palabras hablara:
-Bendita  sea la doncella / que aquí viniera por agua;
que la llevará bendita, / llevarála consagrada.-
La hija del Rey lo oyera / del su cuarto donde estaba;
muy á prisa se vestía / muy á prisa se calzaba,
y muy á prisa llegó / donde la Virgen estaba.
- ¿Quién eres, hija querida; / quién eres, hija galana?
-Soy hija del rey, Señora;  / vengo por la flor del agua.
-Si fueras hija del rey / vinieras acompañada,
de condeses y condesas / andivieras arrodeada.
Non lo fice así, Señora, / por venir más de mañana.
¡Buena compaña encontré, / tan buena no la esperaba!
-¡Como la encontraste buena, / pudieras hallarla mala;
que una mala compañía / hace á una mujer ser mala.
-Diga, diga Señora, / ¿dónde llevaré yo el agua?
-Llevaráslo tú doncella, / ´n el regazo de tu saya
y también la llevarás / en mangas de tu delgada.
La doncella como es noble / un jarro de oro llevaba;
cuando lo metió en la fuente / se volvió flor del agua.
La doncella, que la vio, / cayó en tierra desmayada.
-Non te desmayes, doncella; / non te desmayes, galana;
que yo soy la Virgen pura, / soy la Virgen soberana.
-Diga, diga la Señora,  /  si tengo de ser casada…..
-Casadita, sí por cierto, / pero bien aventurada.
Has de tener  siete infantes, / los siete Infantes de Lara:
los ha de matar el Turco, / un lunes por la mañana.
Aunque te los mate todos,  /  non te llames desdichada;
que has de tener una hija / monjita de Santa Clara.
En teniendo aquella hija / te tengo arrancar el alma, 
y te llevaré á los cielos / en silla de oro sentada.
J. Menéndez Pidal.-




El carro  de origen y estructura romanos. Su eje es móvil, como lo pide esta tierra quebrada, llena de altibajos y caminos estrechos. Llámase pertegal o sollao el plano hasta la lanza  de la pequeña carreta  donde va la carga contenida por el marco de tablas, lladral, o por la esquirpia, banda de entretejidas  varas de avellano, sujetas las dos por estadoños o estadorios (pales verticales) a los lados; el pequeño círculo de las dos ruedas está formado por piezas curvas, cambachu, guarnecidas por otras de hierro, medialluna, claveteadas, quedando sujetas por un sólo y fuerte madero, cambón, diámetro que divide la rueda en dos mitades y en su centro sirve de apoyo al eje, empotrado en el moil.  Así metido aquel en las ruedas, gira con ellas; y para templar su movimiento tiene dos gargantas a cada lado con dos cuñas, trechorias, que más o menos apretadas facilitan o retardan aquel, y cuando se hallan secas hacen cantar al carro, Este áspero sonido, débil e intermitente en ocasiones, agudo y sonoro otras veces hasta oirse  en lejanas distancias, es “música” de todas horas en los valles y montañas del antiguo Principado. Dicen los aldeanos que anima al ganado; pero las Ordenanzas no lo ven así y disponen que cese en poblado, a cuyo efecto untan con jabón o aceite las resecas trechorias, Aguilera dijo en insporados versos en su romance de ¡Ijujú!
Una carreta chirreaba,
que azotó ventisca dura,
penosamente subiendo
cuesta escabrosa y adusta.
¡Qué sudar los tardos bueyes
tirando con fuerza hercúlea
por la carga en que su dueño
suerte más próspera funda!
Si el cansancio  les rendía, 
porque la carga era suma,
otra vez -siendo acicate 
que los anima y los punza-
repetía la carreta 
su triste y salvaje música
y los mansos animales
seguían la áspera ruta.
Antiguamente, cuando había más fieras, se procuraba  que cantase el carro al pasar por montañas o sitios desiertos, y su agudo grito ahuyentaba a los hambrientos lobos; de igual manera que, al regresar  de una fiesta, tocaban  ruidosamente tamboritero y gaitero al atravesar solitarias y apartadas colladas. -

Asturias
En Asturias apenas hay, pues, eucaliptus. Los viejos monarcas  de la selva astur aguantan el flanco oriental con ejemplar denuedo y oponen  a la invasión los compactos  castañares, los ansares apretados de alisos y sauces. Y los duros robles  de los que se hacían quillas de naos  para la carrera de las Indiasl……..
Victor de la Serna (896-1958). Asturias  vista por viajeros. Tomo III.-

El bable
I
Gústesme  porque yes probe,
tan probina como vieya,
fabla  dulce de mió Asturies,
encanto de la mió tierra.
Gústesme proque, homildica, 
como l´homilde violeta,
que non piensa ´n ser carbayu
nin pino, nin clavelera, 
vives como fai mil años
escondida nas aldeas,
sin apetecer les gales 
nin cobiciar la riqueza
de to fíu ´l castillano
que t´escarnez y disprecia.
II 
¡To fiu!…..¡Medráu ´stá
esi ´ngratucu fachenda!
Fosi munchos años fa
de la quintana ú naciera,
y con dotores y sabios
trabó amistá ´n otra tierra;
y ¡mal añu! inchose tanto
de vanidá y soberbia
que non quier llamate má 
el mazcayu, por vergüenza….
como si non foeses tú,
anque probe y anque vieya, 
cien veces mas noble q´il
y que toa la Cademia.
III
Dicen q´está ricu…… ¡al diañu
doi yo toa su riqueza!
Robóte les gargantílles
que tien, llatines y griegas; 
cuando tú matabes moros
con fóces, palos y piedras,
deprendía él sos lladríos
padir lladrando á Castiella:
más tarde garró goxáes
de xiringonza francesa
y ahí lu tienes, que non sabe
de ú ye, ni aonde s´alcuentra.
Quien lu arrepare non diz
que tal madre ´n tí tuviera,
porq´ il ye mar cenagosu,
traidor y amargu ´n concencia,
y tú yes regatu mansu
de corriente clara y fresca,
onde se miren les flores
y los ablanos  s´espeyan
y onde texe filos d´oro
la xana zaragatera.
IV
¡Que lu fala Castelar
y que Cervantes  lu enseña!
¿Y qué? ¿Por eso ye bono
el castillán?…. ¡Ya quixera!
Cervantes y Castelar
falarín faciendu señas,
que lo gande de lus dos
non ye ´l verbo, ye la idea;
y anque ´sto non fora ansina,
cuánto illos más grandes fueran 
si su pensar engarzasen
en la fabla de mió tierra
blandina, dulce, sabrosa
como la miel de l´abeya.
Facer  una gran estauta 
teniendo gran ferramienta
non ye, pa Dios nin pal mundo, 
nin nunca fó, una gran  cencia;
el méritu ´stá  en que salga 
con una navaya vieya,
y…… salen, porque lo dicen
nel Niño enfermo Caveda,
nel Cantar….. Xuan Acebal, 
na Danza Tiadoru Cuesta;
Tiadoru, esi namoradu
del bable, esi gran poeta
que tien más premios ganaos
q´hay  en el cielo d´estrellas.
V
Non, castillanos, non; mi alma,
por más que í-déis cien vueltas, 
vuestra llengua fiede á moro,
y á cuchu francés apiesta,
mientres q´el vieyu llatin
solo arreciende la nuestra.
¡Ay! si como ye de pura
tuviés un poco de fuerza,
s´erguiés y se cepillara 
vistiéndose á la moderna, 
sería río caudalosu
d´agua traspariente  y fresca
y non se trocara nunca 
enjamás per otra llengua.
El castillano ¿qué yé?
¡Don  Naide  Muncha-fachenda!
Que güelva á Francia  el francés
que se metió por Castiella, 
y al moro güelva  lo moro,
y el inglés á Ingalaterra;
que quede ´strañu l´strañu,
¡y á ver, dempués, que i queda!
VI
Quiérote, bable, y non sé
remediar esta querencia; 
quiérote porque yes probe…..
Siempre mi atrae  la pobreza 
cuando ye,  como tú, suave
y sencillina y melguera. 
Bernardo Acevedo. 
Almanaque Asturiano el Carbayón. 1890.-

Vestiu de asturianin
Semellava una moñeca;
Fincábase en el garrote, 
Entornaba la montera.
La chaqueta al recostín,
La camisa muy abierta;
Si toviera pelu en pechu 
Fora mozu de la aldea.-

La piedra de la serpiente
En el distrito de Cangas de Onís se padeció uno de los años pasados la epidemia de unos carbunclos pestilenciales, que infaliblemente llevaban a la sepultura a los que eran atacados de ellos. Hablando un cirujano, que asistía como podía a los enfermos, con don Antonio Duque, caballero principalísimo de aquel partido, sobre tal estrago, y afirmándole que aquellos  carbunclos eran sin duda venenosos, pues nadie escapaba, le dixo a don Antonio  que tenía una piedra  de experimentada eficacia  contra toda mordedura venenosa, y acaso  tendría  también virtud contra aquella distinta especie de veneno. Sobre éste, al parecer  levísimo fundamento, se fue aplicando la piedra  a muchos infestados de los carbunclos, y todos sanaron, muriendo al mismo tiempo los que no lograron este beneficio.  En las cercanías de Villaviciosa, lugar distante  siete leguas de esta ciudad de Oviedo, fueron mordidos dos hombres por un lobo furioso. El que más padeció esta hostilidad, porque fue herido, no sólo en una, sino en distintas partes, acudió    a un caballero  de aquella villa, llamado D. Pedro de Peón, el cual,  sobre otros bellos talentos de que es adornado, posee un conocimiento nada vulgar en materia de medicina; preguntándole, ¿qué remedio podría aprovecharle? No ignoraba dicho caballero que cuantos se leen  en los libros  para la hidrofobia, o mal de rabia, cada día se experimentan inútiles; y acaso sabría también que el célebre  Boerhave los desprecia a todos, afirmando, que aun no se ha descubierto alguno, que lo sea para esta horrible dolencia. Así le dixo al herido, que no sabía remedio alguno para su mal; pero nada se aventuraba en probar en él  unas piedras que tenía, con que se curaban las mordeduras de las culebras, y otras sabandijas venenosas. En efecto, las aplicó una en cada herida. Sin más diligencia se curó perfectamente, y el compañero, que había sido menos herido, rabió y murió. Fray Benito Jerónimo Feijóo. (1676-1764). Asturias vista por viajeros. Tomo I.-
Añadir leyenda






Musa asturiana. La Danza
                    I

Con chaleco de cien picos, 
faja colorada y nueva, 
los calzones de pedrosu,
y terciada la montera,
arrebálgase Perico
ena danza, y llancia fuera 
del pechu ijujú tan grande
que plasma tóa la rueda.
Les moces mírenlu tienres,
pos ye  de xentil presencia,
y tien tierruques de suyo
y muy bones po la renta.
Non hay fusu más derechu,
nin boca más pedigüeña,
nin centura más lliviana,
nin cara más gayaspera,
nin güeyos más faladores
nin voz más regusta y fresca……
en fin, ye tal, que barrunto
que utru Perico non hebia.
Ye nel  mirar más llambión
qu´una gata balboniega,
y en escurrir  picardíes
atrás el raposu dexa.
Más que diez homes de cuayu
fai él solu  nun´andecha,
y cabruña el so gadañu
sin dexai castra de muezca.
Fora Sansón un enxencle
d´ isti rapaz a la vera;
y aunque al añu se tosquila
de veces una docena, 
fai ceniza un regodón
y esmigaya una pertiella,
pos más que puños, los suyos
son porrones en concencia.
Ye nalando un esguín rial, 
com´un algu na carrera,
y naid´ en blincar bardiales
y aventaxa en lixereza.
Onde afinca  el so calcañu
nin rastru tapín  queda, 
y al mirallu con tortoriu
el cuayu al más finu tembla.
Non sabe lo que ye miéo…….
po les bones ye una seda,
mas po les males…. ¡carape!
el que lu busca lu alcuentra.
Ya, galvaneros, los mozos,
como la flor se ximielga
cuando el fresquillín del monte 
muy sele, al colar la besa,
anden pa trás y pa lantre;
ya llevanten la cabeza;
ya taramiellen  y griten 
o dalguna s´enduviella
echando la zancanía 
al so vecín, que na tierra 
dexa el molde del renaz 
o designa una vaniella.
Ya, lo mesmo que nel prao
de xatos una parexa
reviciando, co los cuernos,

                  II
sólo fala co la neña
que va agarrada del deu
de la so mano derecha.
Ye blanca como la lleche,
nidia como la mantega,
son sos güeyos dos lluceros
y so boca una cereza.
Tuércese com´una blima
cuando el vientu la solmena 
y ensiñ´ al falar los dientes
tan blancos como la perla.
Fai pocinos al reíse
enos dos papos, y al vela, 
non hay home nisti mundo
que non quixera mordella.
Ye llista com´una xana……..
trabayadora y artera,
ye una paya la fesoria
en sos manines de cera.
Canta com´una xiblata
la bendita Madalena;
si un roble podiés oilla
ponse tienru y empapiella.
Mas molleres se fendieron
por querer falar con ella,
que quede cuntar de pelos
en so abondante guedeya.
Mocáis, trescientos mil;
tellerones, non hay cuenta 
los que se dieron los mozos
mil veces a su presencia.
¡Bien lo merez en verdá….!
¿Non ye honra pa cualquiera 
perder por neña  tan guapa
les narices o una oreya?
Non va vez a romería 
que non s´entame  quimera
y haiga más escalabrotes
que cuetes hebo na fiesta.
Ansina yera so madre……..
¡Dios ena gloria  la tenga!
y domo diz el refrán,
“de bon árbol bona estiella”.
Quiérense los dos rapaces;
¿qué muncho ye que se quieran 
siendo Perico tan machu
y Xuana siendo tan fema?
Mas golviamos a la danza,
qu´el diañu, que nunca fuelga,
fexo lo que fai mil veces,
que a palos se desfixera
Entamen nuevos trebeyos;
canta la xente contenta 
hoy día vale quien tiene, 
verdá que non tien rempuesta,
De la parexa cercanu
va Xuanón de la Caleya,
muy temíu nel conceyu,
pos ye d´entraña muy negra.



  III
Ya vió de cerqu´el focicu
más d´una vez en audencia 
al siñor xuez, por la mor
de cortar co la foceta 
les narices, en Andorcio, 
al fiu de Pin d´Andrea,
porque birlando, tirólu
y estrapallói una deda.
Llocu está d´amor por Xuana,
alloriau cuerre tras d´ella,
sin llograr nunca el mazcayu
oilla falar siquiera.
Al mirallos  como entrambos
gociaben en so presencia, 
entroi rixu d´entamar
col so vival una griesca.
La sangre de sopetón
púnxosei na cabeza;
¡yeren celos! ¡probitín!
que güelven llocu a cualquiera.
Esperó qu´el bon Perico
golviés a falar con ella,
y cuando lu vió  agachau
garrólu pe la chaqueta.
-Todos los mozos- i dixo-
que vez danzando na rueda,
se taracen les coráes
al vete tanta fachenda.
Déxanos en paz, borricu,
sálte a galantiar a fuera,
anque pecao mortal
ye que t´escuche esta neña.
Non la mereces, porcaz;
dime si tienes vergüenza,
¿a qué mozu d´un tochazu
fixiste besar la tierra?
Por enxencle  non t´apurro
metanes ena mollera 
un palu qu´en remeducos
te desfaiga la montera.
Fuxe de la danza, pitu,
que si como das la llengua
dieres palos,  dau el casu
podieres gastar fachenda.-
Fartu Perico d´oillu,
pálidu como la cera,
blinca p´atrás,  y  el civiellu
fai reflundiar en so diestra.
Sin dicéi “voy a purrite”,
sin avisallu  siquiera,
diói un palu na vidaya
que lu dexó   muertu en tierra.
Al mirallu retorcese,
como fai la llargatesa,
si metanes en el ráu
sei piega con una piedra, 
fuxó la xente plasmada;
lluego la xosticia llega 
llevando presu a Perico
y al calavre pa la iglesia.
Tres años  que presu xime;
cinco i falten de condena,
y cuando la xente danza
llágrimes vierte una neña.
Teodoro Cuesta.-














































































































































































































































































































































































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