Ruta minera de Jovellanos

Textos:
-Exhortación  a los mineros.
-El cerco de Oviedo.
-¡Ijujú! a mis queridos amigos de Asturias.





La ruta comienza en el Palacio de Valdesoto, para llegar a él por carretera puede llegarse, bien por la Autopista del Cantábrico tomar la salida de El Berrón, dirigirse por la AS-246 cruzando Xixún, Bendición y Faes, o bien desde Pola de Siero, subir por la carretera SI-8 que pasa por la estación de tren que conduce a Valdesoto y Carbayín.

1º tramo: Palacio de Valdesoto-Carbayín
2º tramo: Pumarabule-Cerezales
 3º tramo: Cerezales-La Cruz-Lieres.-


Exhortaciones a los obreros de las minas
¡Queridos compañeros! Vuestra profesión, dura, insalubre y peligrosa en todos los países, lo es más en el nuestro por la forma en que trabajáis y por la escasa inspección que en ella se ejerce. Por lo mismo envejecéis antes de tiempo, sois víctimas de muchas dolencias y os arrancan la vida u os dejan lisiados continuos y terribles accidentes. ¡Cuántos de los vuestros han perdido la existencia en las minas de Asturias, ¡Cuántos de los que han trabajado en ellas han quedado ciegos, mancos, cojos o experimentando otros detrimentos físicos!
Debiendo ser vuestras jornadas cortas, han sido largas, brutales, extenuadoras. Y vuestros salarios, lejos de ser elevados  para que pudiérais reponer bien vuestras fuerzas y atender a las necesidades de vuestro hogar  han sido bajos, mezquinos irrisorios.
Gracias a la organización con que ya contáis, han  mejorado algo algo las condiciones de vuestro trabajo.  La jornada es más corta y el salario más alto.  Pero aun así, dada la naturaleza de la labor que efectuáis, son muchas las horas que empleáis en ella y muy reducido el salario que percibís. Ante la vida que lleváis, ante la explotación que sufrís, es preciso que os sintáis todos decididos a mejorar vuestra suerte y a tener en el movimiento obrero que lucha por poner fin a la explotación el puesto que os corresponde.
Como habréis podido observar, las mejoras que han alcanzado los trabajadores de los otros oficios débenlas a la organización.  Entre vosotros, que sois muchos, que sois una legión formidable (os aproximáis a  cien mil, si es que no pasáis de esa cifra),  los asociados, los organizados, sois pocos.  Todos en ella  la harías poderosa, fortísima, y con su poder y su fuerza alcanzaráis de los patronos y de los mismos gobiernos que las condiciones de vuestro trabajo y de vuestra vida fueran muy distintas de las que hoy son. 
Uníos, pues, trabajadores de las minas; acudid todos, absolutamente todos, a la organización; fortalecedla con vuestra constancia, vuestra disciplina y vuestra entereza, y no la abandonéis jamás, porque vuestro abandono equivaldría  a dejar el campo  libre a los que tan inhumanamente os explotan. 
Pablo Iglesias (1850-1925). Asturias vista por viajeros.  Tomo I.-          

El mismo Plinio, conviniendo en que pueden hallarse algunos terrenos áridos para la vegetación, “son tan feraces en oro -añade-que según algunos daban en Asturias Galicia y Lusitania veinte mil libras; de forma que toda la Península estaba llena de oro, plata, hierro y plomo blanco y negro”……….  


El cerco de Oviedo
Tarde. Dieciocho de julio.
Gran animación en Sama.
Torrenteras de rumores
vienen y van por la plaza.
-Neñín -pregunta una madre-
¿qué cosa es esta que pasa?
-Parece que es otro Octubre.
Revolución en España.
De las negras bocaminas,
como un hormiguero bajan
los mineros recubiertos 
de polvo y sombra de entraña.
Caminos y carreteras ,
praderíos y montañas
se llenan de multitud
enfebrecida de ansias.
Vienen los hombres de Mieres, 
de La Felguera, de Ablaña.
Vuelve el Nalón a ser río,
por la cuenca de Laviana,
que cambia el verde en rojo
como madura manzana.
No se sabe ciertamente
qué cosa profunda pasa,
pero angustias en vacío 
llenan de pavor las caras.
…………..
Mineros en multitud 
se condensan en la Plaza.
Gente de mina y carbón, 
gente dura, gente brava;  
buena gente luchadora,
en Octubre ya probada
………………..
Y cuando en las verdes cumbres 
despunta la madrugada, 
tres mil mineros están 
preparados a la marcha.
dinamita en la cintura;
en las manos viejas armas
de Octubre, para esta lucha
de nuevo desenterradas
………………….
Mineros, bravos mineros
de la cuenca de Laviana,
vosotros ya sabéis bien 
lo duro de la jornada.
…………
La columna de mineros 
a Pajares se encarama
y por Castilla desciende
hasta León, tierra llana.
……………….
Cuando el tropel de mineros
se apresta a seguir jornada,
noticias de Asturias llegan
“¡Por fin se sublevó Aranda!”
Estalla la indignación 
en pólvora de palabras.
Desarmados, los mineros
con fuerza de puños se arman
y en unánime  clamor
juran tomarse venganza.
Unos gritan y proponen:
“¡Vuelta a Oviedo, camaradas!”.
Otros confirman recelos:
“¡La traición estaba en casa!”
Algunos arden de prisas:
“¡Hay  que matar al canalla!”.
…………………….
Frente a la ciudad perdida
los mineros hacen guardia
con crédito de valor
más que con plomo de balas.
Y así días y más días 
sin poder arrebatársela,
pidiendo a gritos sin eco:
¡Armas! ¡Armas! ¡Armas! ¡Armas!.
César M. Arconada. (1900-1961)
Asturias vista por viajeros. Tomo III.- 

Voy a llevarte a la mina
y enseñarte el calaeru
y verás la triste vida 
que arrastra el pobre mineru………
Añadir leyenda

Los toreros son monárquicos,
los frailes también lo son.
¿Y los mineros de Asturias?
¡Viva la revolución!
En Mieres nació mi abuelo,
mi abuela en Pola de Siero.
La capital de mi sangre
se debe llamar Oviedo.
Los moros llegan a Oviedo
-la que siempre estuvo verde-
matan a los españoles 
y violan a sus mujeres.
Camaradas, cómo arde, 
la ceniza de los muertos.
De los muertos de la cuenca 
que la del Tercio no vale.
En aguas de Covadonga 
se bañan los Regulares .
Los señores de Mallorca
y los mineros en sangre.
No cantes ni cante jondo
ni copla ni Romancero.
Canta “La internacional”
que ya cambiaron los tiempos.
Al vasco y al catalán,
al gallego y al murciano
dadle también un fusil.
El también es asturiano.
El Octubre no hay verbenas 
que no son de la estación.
Octubre quiere decir 
¡viva la revolución!.-



¡Ijujú ! a mis queridos amigos de Asturias
I
¡Es ella! Espléndidamente 
por todas partes la anuncia 
del suelo suyo sagrado 
la portentosa hermosura.
Con agua de Covadonga
-ya templo, si ayer fue cuna-
ella bautiza de España
la frente noble y augusta.
¡Es ella! En ella principian
contra el África sañuda
siete siglos de combate,
sin par desque el sol fulgura.
¡Es ella! Por sus montañas
el eco inmortal retumba
del ¡ijujú!, grito santo
en otras gigantes luchas.
¡Es ella! Bajo sus robles,
hogar de raza no espúrea,
de las viejas libertades
el fuego se perpetúa.
¡Te he visto, al fin! De rodillas
y la cabeza desnuda,
te saludo y te bendigo.
¡Dichoso yo, si me escuchas!
Porque decirte yo quiero,
ya que llanto no enjugas,
como a Galicia, tu hermana, 
la pálida faz te inunda:
-“Contra el desmayo  que sientes 
y entibia tu fe robusta,
del patrio “ijujú” a las ecos,
¡Cierra, Asturias”



II

Caminando, caminando
por tus soledades rústicas,
llegó  una voz a mi oído
sumiéndome en pena mucha.
Ya era ronca y penetrante,
ya débil y gemebunda,
ya cual rugir de leones,
ya como un ¡ay! de ternura.
¿De dónde esta voz venía
en cuyas notas se adunan
de tan contrarios afectos
las causas ciertas y ocultas….?
Una carreta chirriaba,
que azotó ventisca dura; 
penosamente subiendo
cuesta escabrosa y adusta.
¡Qué sudar los tardos bueyes
tirando con fuerza hercúlea
por la carga en que su dueño
suerte más próspera funda!
Si el cansancio los rendía
porque la carga era suma,
otra vez -siendo acicate
que los anima y los punza-
repetía la carreta 
su triste y salvaje música, 
y los mansos animales 
seguían la áspera ruta.
Así contra los que cedan 
al desaliento y la duda
grite ¡Ijujú! formidable:

¡Cierra, Asturias!



III
¿Qué pueblo habrá que no llore?
¿Qué espíritu que no sufra?
Respondan los más felices, 
pregunta a todos, pregunta.
¡Más cuánta alegría, cuánta
sus infortunios no endulza!
¡Cuándo el dolor no fué padre 
de sus grandezas futuras!
En tus verdes pumaradas
que brisas del mar arrullan,
he visto la danza-prima
lanzarse  jóvenes turbas.
¿Acaso es vaga memoria,
imagen de fieras pugnas
entre cristianos y moros
lo que la danza figura…?
Frente a frente las parejas, 
en rueda ordenada y justa,
se miran como dos bandos
que para la lid se agrupan.
Pues doncellas y  mancebos
forman cadena que ondula,
y en viejas trovas cantadas
se requiebran y disputan, 
y avanzan, y retroceden
imitando ataque y fuga,
sin que hasta el fin de la danza 
la cadena se interrumpa.
¿Y la tristeza…? Va huyendo
del ¡Ijujú! que cual burra,
contra ella gozoso grita:
¡Cierra, Asturias!




IV
¡Pobres hijos de estos valles
y estas montañas abruptas,
cuyas altas cumbres olas 
de irritado mar simulan!
No oigáis  el pérfido canto
que os brinda loca fortuna
en tierra de otro hemisferio,
de España insaciable tumba.
Canto de sirena ha sido; 
amadla  de lejos; nunca
sintáis de cerca su beso,
que mata cuanto más gusta.
Preferid vuestra miseria
el oro con que os deslumbra,
y vuestro cielo apacible
al suyo ardiente sin brumas.
Al negro pan de la patria 
no hay otro que sustituya;
amarlo  es partir con ella
sus goces y desventuras.
Id por las chozas nativas,
recorred una por una :
¡qué de hermanas sin hermanos!
¡qué de huérfanos y viudas!
De tantos como partieron 
¡qué menguada es ¡ay! la suma.
Unos, en el mar hallaron
y otros allá sepultura.
Si el labio de la sirena 
dulces promesas formula,
¡el Ijujú! le responda 

¡Cierra, Asturias!



V


¡Asturias!, no en la molicie,
ni en lágrimas infecundas;
en la fe y en el trabajo
remedio a tus males busca.
En tu redención confía;
el que imposible la juzga, 
niega a Dios y niega al siglo
que al hombre dicen: -“¡Plus ultra!”
¿No ves, pobre ciega, cómo 
tus horizontes se azulan?
¿No ves rayando ya el cielo
un alba risueña y pura?
Ya a la grave sinfonía 
del  Cantábrico, se junta
la gran voz de los talleres,
del arte y de las industrias.
La rauda locomotora, 
vida y riqueza te augura,
y por su boca de bronce
el cañón fundido en Trubia.
Para tus noches y nieves
luz y calor te asegura,
pródiga, la madre tierra, 
en sus hulleras profundas.
Por hilos  de alambre atada
-leve yugo de tus nupcias-
con el alma de otros pueblos
unísona tu  alma pulsa.
¡Anda…… y llegarás!
La calle 
subiendo de la amargura,
tu “¡ijujú!” lanza a la muerte:
¡Cierra, Asturias!
Ventura Ruiz Aguilera. (1820-1881).-Asturias vista por viajeros. Tomo I.-

“deja esa hacienda, al fin, que te arruina;
ven conmigo a la mina
que es el vivir aquí vivir muriendo;
estás el año entero trabajando: tu siembras
y cuando ves que el tiempo se avecina
de conducir los frutos al granero,
¡Ay! Entonces, Pachín, ¿Cómo te hallas?
como trucha cogida entre las mallas
entre el fisco, el señor y el usurero”
Así pues Pachín emprende el camino hacia la villa minera.  Eran aquellos unos dominios por donde las montañas/… por cien vocas, cual horribles fieras,/ vomitan el carbón por sus entrañas”;  donde el río, / de embetunadas aguas cenagosas, cual monstruo horrendo; el sitio, en fin, en “donde empiezan las grises lontananzas,/ y una fábrica inmensa ver se deja.-














































































































































































































































































































































































































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