San Anton de Concieiro

Textos:
-Los pelos del filanguiru.
-Cartas de Clarín.
-Vecinos, caseros, señores, 
-Cantares.
-Carta de Perico a Carmela.
-La rueca.


Concejo de Valdés
Este fue un lugar de trasiego de caminantes y arrieros que viajaban a través del Camino Real. Existía en otra época no muy lejana, una venta, parada de postas donde descansaban los arrieros y sus caballerías. A San Antonio acuden gentes tanto de la marina como de las brañas valdesnas, por lo que Concieiro no sólo es un cruce de caminos sino de pueblos y culturas diferentes. Dos son los días señalados para las fiestas: el 17 de enero se celebra San Antonio de invierno y se acude con figurillas de cera representando los animales a los que se quiere bendecir. En verano se celebran las Pascuins; cuarenta días después de Pascua. Esta ruta permite observar los dos tipos de poblamiento que se han desarrollado a ambos lados de Concilleros condicionado por el relieve y los factores ambientales; disperso en la marina y de pequeños núcleos en la montaña. La sierra de Concilleros, ubicada y en situación prelitoral recoge los vientos marinos cargados de humedad y nos avisa de las futuras condiciones metereológicas. El refranero popular apunta con mucho acierto "nubló Concieiro, agua en el caldeiro". 


“Los pelos del Filanguiru”
Pechu el de Pinón de Rita 
Conceyón hasta el zapetu, 
En un filanguiru dixo: 
- ¡Abaxo Muñón cimeru
Esa ye poca razón 
Faló Liru el de Forniellus, 
Que si homes enfocicaus 
Hay en Les Puentes con pelu 
Non chamben aquí rosquiyes 
Ni azucare los mocecus, 
Y saben voltar ablanus 
 N´el praducu de Don Restu.
Mira, Liru, poco picu…… 
Al oír esto los vieyus 
Zapicanon, y á les moces
 Entró la cambre y los niervus. 
Entóncenes la mozaca 
Qu´entamara isti sucesu, 
Platiquera cual denguna, 
Guapuca; pero con pepu, 
Dixo a Pechu: ¡Xenerucu….! 
Non busques uñes al guetu. 
¡Congrio!…. ¡Viven les Carlistes!… 
- ¡ Coni !… ¡Que remangu el pelu!… 
Y Pechu y Liru brincanon 
Bufando como dos xetus. 
El candil á montaraes 
Morrú, y, per si había enriedu, 
Les mozaques les rodiyes 
Con el refayu xuncienon; 
Los ninos colaron toso….. 
Cólica daba á los vieyus 
Y Liru gritaba: -¡Coñi!… 
Y- ¡Congrio! gritaba Pechu. 
Y de esfocicáes pegase 
Quedanon los dos mocecus 
Tan fartos como dos chobos 
Pe la seronda ó Xunetu!…. 
Enrique García Rendueles (1925)


Cartas de Leopoldo Alas Clarín
Oviedo, 12 de febrero 1890
Mi querido amigo: no le digo a Vd, nada. Estaba leyendo hoy el Liberal cuando me encontré la noticia de su desgracia. Yo no sabía que tenía Vd, hijos y la primera noticia es que ha dejado Vd, de tener uno. Tiemblo de pensar cómo estará Vd. No sé de qué tiempo era, pero de todos modos cómo estará Vd. No sólo por la amistad, sino porque para mí los hijos son el non plus ultra del amor, una revelación, un género literario casi sin explotar de veras, le puedo… que he sentido muy de veras su pena. Precisamente estoy estos días malo (por esto va el artículo retrasado), de humor triste, y la noticia que ha sido un argumento más. El tiempo hará algo… pleno van  En fin , allá Dios, si lo hay, que yo creo que sí, pese al doctor… ¿Tiene Vd. más? Le aprieta la mano de todo corazón. Leopoldo Alas.
Amigo Sinesio: con mucho gusto vuelvo al hogar paterno de mi tío, pero no se entienda que dejo por eso otros hogares. Lo que Vd. me propone: 2 artículos al mes por 30 duros; me conviene más que los de 50 por 4, porque yo a lo que voy es a ganar dinero, y como tengo parroquia como para hacer artículos de 15 duros durante un mes seguido sin levantar cabeza, lo de los 50 por 4 me perjudicaría. De modo que no piense usted en ello, 4 le costarán 60 duros.Lo que tampoco me conviene es la prescripción de los paliques, porque a veces no se encuentra título para el artículo y lo de palique me sirve. De modo que si Vd. no dispone otra cosa quedamos en que unas veces serán paliques y otras no. Cobraré como antes, los 30 duros al principio de cada mes. El primer artículo para que lo tenga Vd, en tiempo oportuno, puede Vd. ir a pedírselo de mi parte a Moya, al Liberal. Dígale esto: que si él no piensa publicar mi artículo “diálogo edificante”, que se lo dé a Vd. y que si piensa publicar este que le dé el cuento titulado “Benedictino” o el titulado “Rivales” que no ha publicado aún por largos. Y que yo arreglaré cuentas con el Liberal. De este modo tiene Vd. a su disposición mi artículo en tiempo oportuno. Suyo siempre mi amigo y recolaborador Leopoldo Alas. 

Pa algunos el bable ye enoxosu 
Y pa muchos quiciales revesosu 
Que ´n Asturies nacíos, so dulzura 
Non saben extremar ni so ternura. 
Anque paletu que falando lladre, 
Deprendí que de les llengües ye la madre 
La que faló Verxilio, y l´asturiana 
De la que el Sabiu Rey barrunto hermana.

Vecinos, caseros, señores, amigos y parientes
Algo más de la mitad de los vecinos sometidos jurisdicción de la Iglesia vivían en cotos donde los frailes eran a la vez los mayores hacendados de los mismos, como en Belmonte o Cornellana dueños absolutos del dominio directo y útil del territorio. Esto significaba, en la práctica, que la extensión jurisdiccional se solapaba sobre la vida cotidiana del campesino que era a la vez cultivador de tierras aforadas al monasterio o de otros bienes de exclusiva propiedad de los frailes. De este modo la virtual carga simbólica de señorío en los derechos señoriales quedaba eclipsada por la dependencia casi total y absoluta del campesino con relación al entorno monástico. Más allá de la carga simbólica que representan los derechos señoriales en forma de “emitas” de pan, “colines” de escanda o “marrana de San Martín” está la agresión continuada y apropiación indebida de pastos y bosques comunales, diezmos y primicias abusivos (caso del Monasterio de San Juan de Corias), facenderas, vendimias, y estafarais no retribuídas. La dureza de la vida monástica era algo que podía volverse insoportable en ocasiones, pese al incontable beneficio de una subsistencia garantizada en épocas de hambruna y a la recompensa espiritual en la vida perdurable.Pero no todos, una vez dentro, arrendaban la ganancia. El ejemplo del arzobispo Fernando de Valdés Salas, Inquisidor General, que envía a su manceba preñada a tierras castellanas para que alumbre allí, fuera de Asturias. Y sabemos que el hijo del tenaz inquisidor nace y se cría en Salamanca, El espectáculo del dominico Escalante obligado a descender del púlpito a golpes y empellones ante la expectación de los asistentes, no es conocido gracias a su relación personal y al esmero de Menéndez y Pelayo. Según relata el dominico: “ quitáronme la saya o túnica, traiéronme delante de todo el pueblo por espacio de media hora por la Iglesia Mayor, dándome muchos golpes, llamándome muchas infamias y luterano”. Emulando luego al obispo Acuña relata la huida en fuga de la cárcel en que yacía: “ Con el temor de que matarían, quité los grillos, salté por una ventana sobre un tejado, sin capa ni zapatos y sin cintas; la ventana estaba del suelo diez o doce brazas más o menos. Viome mucha gente sobre el tejado, concurrieron dando voces no me echase del tejado abajo. Quité las tejas y techumbre e hice una agujero. Bajéme en un desván y salí ansí por la puerta. Vino mucha gente conmigo, acompañándome, no me tornase a coger la gente del obispo”.

Cantares
Los pastores en el monte, por cuidar los animales ni oyen misa los domingos ni visitan los altares. En el monte nací yo: donde nacieron los robles, donde nació la madera para los escarpidores. ¡Adiós la Torre del Ciego, Torre de la Panadera!¡Adiós, al Cantu-palomar, donde yo tocaba la mueya!... Esta ronquera que tengo me la cogí en la majada con el sol, con el nublado, el orbayu y la rosada. ¡Qué triste llega el pastor a la cabaña, mojado; todito lo disimula si no le falta el ganado!" 


La relación entre el noble propietario de la tierra y su casero no se agota en el pago del foro o el arriendo, se prolonga a base de fidelidades y obligaciones personales. Don Pedro Argüelles Meres, dueño de la Casa de Meres, mandaba en su testamento “ que a lo pobres de la feligresía de la parranda se les den quatro anegas de pan de limosna que se repartan entre todos” , en 1752 la la respuesta 2ª de las generales del coto de la Paranza, de la Casa de Meres, recoge la descripción de un rito de comensalidad por el que se formalizaba la situación de dependencia global que unía a señores y colonos. El día de Navidad los vecinos del coto pagaban al señor, que era don Diego Ramón Argüelles Quiñones, copan y medio de pan y dos gallinas, y a su vez “ el referido Don Diego tiene la obligación de hazer que dicho día se de una comida a todos los vezinos y a sus mugeres de modo que de cada casa sean dos personas”. En los testamentos de la nobleza es habitual una preocupación por los colonos; el testamento de la Señora de Malleza rezaba: “…. a los rentemos mando que lo que se hubiese obrado adjudicandome algun horrio o cassa que yo oy este poseyendo se los buelba por que les hago grazia y donazion de ellos  por hazerles bien y por el afecto que les tengo” y doña María Luisa de Mier, esposa del regidor don Alvaro de Inclán Valdés y Leiguarda perdonaba “ como perdono la mitad de todas las deudas de rentas atrasadas a mis caseros pobres cuia condonación tenga efecto aun quando no muera de esta enfermedad” Doña Petronila Alvarez Caldas y Valdés, había encargado a sus testamentarios “ que sean caritativos con los pobres y en especial se lo ruego a mi hijo Don Manuel la tenga con los rentemos de su casa y la mía olor lo mucho que los amo y la buena correspondencia que siempre ha encontrado en ellos”, dice don José García Avello, presbítero : “ quiso dicho mi hermano que se diesen a cada uno de sus comuneros veinte rs, de vellón por una vez y assi lo cumpliré”. Del “señor” asturiano constata Jovellanos “su alabada humanidad” , la “siempre pronta protección” que brindan a sus colonos para “consolar sus aflicciones, socorrer sus necesidades, componer sus desavenencias, dirigirlos, acariciarlos”; estos “ caballeros “ son para sus caseros “ sus protectores, sus jueces, sus amigos, sus padres”. En el testamento de doña Francisca de Rivas Hevia leemos “ que Antonia Fernandez mi criada abra por espacio de doze años me sirve como tambien al dicho mi marido mientras vicio y quando  entro en casa era muy niña sirviome y io la fuy  criando se la den mis vienes treinta ducados de vellón y una cama de ropa destilo de aldea y que no se le pida cosa alguna que su padre como casero que a sido de mi casa este deviendo atrasado”.- 


Carta de Perico a Carmela
   
Ye la fiesta del lugar
Que tien per nombre Canzana,
Pueblu muy afayadizu
Fincau en una montaña.
Ya les campanes repiquen
Ya del tambor y a gaita
El xirigateru son
Fai revuelvos en el alma;
Ya guíen los volares
Y estallen pe la quintana;
Ya los mozos y les moces
Van á llevai á la santa
Ramos enllenos de cintes
y rosques de pan d´escanda,
Mientres embabucadina
Carmela la de tía Pacha,
Que ye la más pinturera
Y la más guapa rapaza
De cuantes tien el conceyu
Y una llegua á la rodiada,
Co ´l dengue de terciopelu
La cotilla colorada,
Unes sartes de colores
Que i arrodien la garganta,
Pañuelu espintaraxau,
Zapatos, saya floriada
Y blanques medies de filu;
En la tenobia sentada,
Arremellando los güeyos,
Deletríando tá una carta
Que i unvia d´allá los mares,
El só Perico de Xuana,
Y que lletra más ó menos
D´isti modu n´ella i fala;
“Carmelina la melguera,
“La de miós sospiros ama
“La que me tien en sos güeyos
Prisioneres vida y alma;
“Mándesme que yo te cunte
Too lo qu´aquí me pasa,
Si m´afayo n´estes tierres,
Si so calor non m´abrasa,
Si son guapes les rapaces
Y hay alguna tan mellada
Que con veyures y dengues
Fai que quiera enquillotraba
Olvidando el to cariñu,….
Ay, non por Dios, calla, calla,
Qué mal me facen tos dudes
Y me sollivien el alma,
Pos les moces que aquí hay
Puestes n´una enfilandrada
Diérales yo xunto á ti
Per un ñisu ó una corbata,
Que nín siquiera esto valen
Comparaes con to gracia.
Yo solu n´el pensamientu
Traigo tó imáxen fincaa,
Y d´ella non me aseparo,
Porque´ella á mió vida salva
De llaceries y de males
Piores qu´el trasgu y la güaxa.
Si me vieres, Carmelina,
Riyéreste de mió facha;
Con calzones coloraos,
Centurión con espingarda,
Morrión muy arrellumbrante
Y una casacona larga
Que m´allega á los calcaños
Y les varíes m´a tapa.
Pregúntesme si son munchos
Los trabayos qu´aquí un pasa
En esta guerra del diaño
Donde un honre á I´otro mata,
Sin arreparar que son
Fueyes d´una mesma rama.
¡Ay! Mela de miós entrañes
Non pienses que ye folgancia
Nin tararira ximuestre
O dalguna moxiganga,
Lo quo sofrimos los probes
Qu´estamo n´esta esfoyaza:
Si vinieres per acá
Y atopáreste en batalla
Con esta xente de Xudas
Que el degorriu la llevara,
Pudieres ver per tus güeyos
Cuanta pierna se taraza,
Cuanta costiella se quiebra,
Cuantu brazu s´esmigaya,
Cuantu llombu s´estocina,
Cuanta corada s´arranca,
Cuanta mollera se fiende
Y cuantu cuayu se maya.
Entre fumu y polvarea
Paez qu´isti mundo s´acaba
Y nin s´oyes les trompetes
Nin la voz del que nos manda:
Sólo s´escucha un xiblíu
Que mete el fuelgu n´el alma
Y dempués d´isti cotarru
Los quexidos que allí llancian
Homes tiraos pel suelu
Ximielgándose con rabia
Entre só sangre y diciendo
¡Ay madre de la mió alma!
Y si per milagru salva,
Con fame, calor y sede
Volvies á coyer la marcha
Y aquíxente pa otru llau
Donde ye peor la danza.
La Virxen del Cármen quiera
Llévame aina á mió casa,
Pos son munches ya les ganes
Que tengo de ver to cara
Y de platicar contigo
Sentaos n´alguna lata,
O coyéndote les manes
A la par de la ventana;
Y rezai cuantu t´avague
A tan millagrosa santa,
Per isti probe rapaz
Que te quier con toda l´alma.
Adiós Mela la melguera,
La de mios sospiros ama,
La que me tien en sos güeyos
Prisioneros vida y alma,
Non i pierdas el cariñu
A tó
Perico de Xuana.

 


En fecha de 29 de noviembre de 1792, en carta dirigida a Aranda, se refería a su hermano Miguel como “el aborto miserable de nuestra familia” proponiendo borrarle de los padrones municipales, archivos parroquiales y de los expedientes del Consejo y de las Ordenes Militares como caballero del habito de Santiago que era “ por que se ignore en los siglos venideros hubo sujeto de su apellido que haia podido hacer traycion a las deudas sagradas de noble, caballero y christiano”. En carta de 14 de octubre de 1792, don Fernando se dirigió a su hermano Miguel en estos términos: “ y ni te acuerdes de mi ni de otro alguno de la familia: que te miran y te miraran como a un mostruo y se conformarían con que no hubieses nacido, o con que hubieses muerto, antes de poderte haver precipitado en el avismo en que te has querido sumergir”, firmado “ quien fuera tu hermano”.

De les pipes, toneles tinaxes 
sólo queden estielles y rodases, 
y la viga qu´al techu sollevóse,
con so pesu a la postre ´smorciellóse. 
Esti triste llagar peresgonciáu, 
d´arañones y mofu semilleru, 
pregona de los cures la influenza.
¿Quién al vete ¡ay llagar! tan olvidáu 
se tenrá por dichosu y por sidreru, 
que no i caya la cara de vergüenza?


La Rueca
N´arca rebilicoquiada
Hebo guardada la rueca,
Onde filara so vida
La santa y piadosa güela.
Allá pelos años mozos,
Cabo l´arroxada leña,

Dempués d´echadu ´l rosariu
Filó d´amores la freba,
Metanto que xelu y ñeve
Abaxaben de la sierra,
Y canturriando El Galán
D´esta villa y Doña Enxendra,
Entamaba la fusada
Que corazones allegra.
Dimpués, amistando penes,
Apeigaba cola lengua
El filu rotu exmesando
Deprisa, exmesa qu´exmesa;
Y, á par xustaba ´l roqueru
De sedes y llentexuelas,
El fusu revolotiaba
Allegre porque s´enllena,
Como l´abeya ente flores,
Pa dar cumplida cadexa.
Diba ´l filu lluengu y bonu,
Y la vida bona y lluenga
Ansí pasaba exmesando
Ora pasín, ora apriesa.
Y cuando ´l sol poco á poco,
Mortiguada la foguera,
Con lluciquines rosades
Valle y montes encapiella,
Sentadina na quintana
Mirólu fuxir l´agüela;
Y enos dedinos cual gayos
Duna parra seroñega,
Fo quedando adormecía,
Fo descansando la rueca;
Qu´hebo guardá cual riliquia
Pa que los míos tíos la ufrendan
A los ñetos, y filando
Un cerru de bona mena
El llino semao na vida
Sía fusada nas estrellas.
Enrique García Rendueles.


Allégrate, Sión, porque 
ya vieno To Salvador á vete, 
To pá y to pastorín ena 
mayada El neñu quier facese. 
¿Veslu llegar blincando pela ería, 
Más lluciu que trigal que Mayo mdre, 
Pezpuntiando ´l punteru gasayosu, 
Y asentar en el llar so escañu, viesti? 
So cara ye de roses, 
Les manes son claveles. 
Allégrate, Sión, porque ya vieno: 
Pódeis espabilar y facer fiestes. 
¡Bon Pastorín! 
¿qué quiés ista reciella? 
¿Ónde la vas llendar? 
Do-ú el prao tienes 
Cuayau de la cebera, enonde mana, 
La pómpara bullosa de la fuente 
Que non seca ´l estiaxe Nin del 
sol viciayosu el rayu tiemple? 
Ay! quien non yanta de los 
trigales Ha tar flacu y enxencle, 
Quien no bebie na fonte de tos 
gracies ¿Ónde ha matar la sede? 
¡Xesús, bon pastorín ! si arremiellando 
Los güeyos la gafura miedu mete 
Allastímate tú de los probinos; 
Si, arregañando ´l diente, 
Quiere el llobu en tos llindes fer so 
agostu Apúrrei col civiellu, 
dai nes piernes. 
¿Oveya separtada de to vera 
Onde puée atopar meyor pesebre? 
Pastorín, non la dexes 
descarriáse Ent´escayos y sebies; 
Xúblai, Siñor, pos á los tos xiblíos 
¿Quién non golvi á los brazos que-i ufrecies?
 











































































































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