Tárano (Cangas de Onís)
SEÑALDADES
¡Maruxina, Maruxina,
Nial de miós pensamientos
Que esnalando, y esnalando,
Como paxarinos tienros
Fartucos d' andar p' el mundu,
Sin topar n' el mundu fuelgu,
Ván nochase los probinos
De tó memoria 'n el ñeru !
Hoy lloñi de tí, mialma,
Hoy lloñi de tí flaquezco,
Y quiero tar xunto á ti
Siquiera co 'I pensamientu:
Ende van mis señaldades
Como paxarinos tienros;
Ende van los miós amores
So les aliquines dellos.
Cuando alleguen cabo á tí,
Co los tos brazos abiertos
Aguardalos, Maruxina;
Sal, mió neña, escontra dellos;
En regozos de to saya
Fay que se posen d' un vuelu,
Y afalágalos, mió vida,
Calécelos en to pecho
Non sía qu' á morrer vayan
Tarrecidos por el xelu:
Failes ñeru en tos manines;
Y, como yes madre dellos,
Su piquín en la tu boca,
Dayos tu misma limentu
Qu' ansina, por tí cebados,
Vevirán los miós recuerdos.
¡ Paxarinos del amor !
Paxaretinos parleros
Qu' alegran mió triste vida
Cantando en mió pensamientu,
Enguedeyados los probes,
Enguedeyados y presos
En 'os bardiales d' escayos
De miós llaceries sin cuentu;
En sin ver la lluz del sol,
Que siempre enfoscan mió cielo
Neblinas de señaldá
Y el orbayu de miós güeyos:
Cuando alleguen xunto á tí,
En sin alendar y secos,
N' fonte de tus amores
Dayos de beber, mió cielu,
Que van ardiendo de sede,
Por to querencia morriendo.
Cúidamelos, Maruxina;
Non niegues agua al sedientu,
Y Dios te lo pagará
Como han pagátelo ellos
Amorosinos cantando,
Cantando sones melgueros
Al pié de la tó quintana
En los árboles del güertu:
T' arrollarán al dormite
Como una madre al so neñu;
Por la nuichi, cuando dormias,
Oiraslos cantar en sueños;
Oiraslos al ser de día
Cuando seliquín el vientu
Ximielgue les verdes fueyes,
Pinte la lluz los peñedos,
Y aún el llucerín del alba
Pestañe solu ' nel cielo.
Y si quiciabes morrieres,
Dios non me premita vellu;
Non se escaecerán de tí
Que en el mismu cementeriu
Quexaríanse, esnalando
Sobre to defunto cuerpo;
Maruxina, Maruxina,
Nial de miós pensamientos.
Juan Menéndez Pidal.
Los nuevos bablistas. Enrique García Rendueles.-(1925)
Comenca la fabla
Ya avie el sol fenescido,
la luna querie asomare;
oriellicas del Nalon,
esse rio tan cabdale,
penssoso marcha don Nunno,
muy pensoso por demase,
c´asaz tyempo fa qu´absente
estouiera por su male
de la fermosa Dosinda,
la fija del conde Thagle.
Tornava de luengas tierras
de con moros peleare,
lembrandose d´aquel tiempo
en que solie ruare
los palacios de su dama
para d´amores fablare;
d´aquellas platicas tiernas
con que la foe requestare,
amor que su alma sentie
por el su apuesto talante;
del dia en que se partiera
quando amoroso et leale,
en tierra de lancon fincado,
cavallero en su alacane,
hy le jurara por Dios
et Sancta María su Madre,
de non le falsar la fe
que prometido le hae,
magüer que el mandado fuera
del su sennor naturale;
et en su adarga avie escrito
en procua de vien amare,
un mote qu´ansi descie,
en letra fecha con sangre:
“Non cave myedo nel pecho
que pleno d´amor estae”
Atales cossas coidando,
fue una casa divisare
qu´esta al pie d´una montiña,
qu´al pie d´un montico estae.
Sonava hy un atambor,
un atambor redoblare;
e asmando el buen cavallero
qu´aurie fiesta et dancare,
fincó acicates al potro
e cedo, e non de vagare,
uase para do escochara
aquel atambor sonare.
Las puertas fincan cierradas,
finiestras otro que tale,
e adentro solo s´ascucha
quedo, muy quedo sonare,
tun, tucu-tun, tun,
tucu-tun, tun,
el atambor redoblare.
Con el cuento de la lanca,
en la puerta fue llamare,
e ansi fabló el cavallero,
bien oiredes que dirae:
Queraisme abrir, los pecheros;
pecheros, abrir queraisme,
ca un doncel vos lo demanda
que quiere vusco dancare
Fadigado de carpir
e de la lanca tomare,
oy quiere dar al su cuerpo
un aplasciente solace.
Ni una palabra á don Nunno
nadie non foe a replicaee.
Las puertas fincan cierradas,
finiestras otro que tale,
e adentro solo s´ascucha
quedo, muy quedo sonare,
tun, tucu-tun, tun,
tucu-tun, tun,
el atambor redoblare.
TORNA A FABLAR EL CAVALLERO
Traidores sodes, pecheros;
traidores, e aun mas covardes,
ca non franquedes las puertas
a quien lo foe a demandare.
Si non abrides agora,
jurovos yo por mi padre
de non solo abrir las puertas,
sinó otrossi vuesas carnes;
e si nupcia, o siquier boda,
fuere lo que celebrades
yo afruentar he la poncella
como a ramera vulgare.
Ninguno dio al cavallero
responso del su fablare;
las puertas fincan cierradas,
La Ilustración Gallega y Asturiana. Tomo III.
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