Bedriñana y Peruyera (Villaviciosa)

Textos:
-Oraciones de Semana Santa.
-Testamento.
-Cuando se oye una blasfemia.
-San Antonio de Padua en la iglesia de San Francisco.


Bedriñana. Parroquia del concejo de Villaviciosa, situada al occidente de la  ría del mismo nombre. Comprende los siguientes núcleos de población: Las Cabañas, La Campa, La Ermita, Maseras, Pentanes, La Peruyera, La Pola, El Porreo, El Retiro, La Riega y los Torales, con una población  total de 255 habitantes. La iglesia parroquial, dedicada a San Andrés, se encuentra en el lugar de La Pola. Aparte de la iglesia, destacan el palacio Mauriño. Hay también un magnífico hórreo del llamado estilo de Villavisiosa, con sus cuatro linios tallados con diversos motivos.-

Oraciones de Semana Santa
Viernes Santo, Viernes Santo,
Viernes Santo de Pasión,
cuando crucificaron 
a aquel divino Señor.
Cuatro mil hombres vinieron,
todos en un escuadrón
a clavarle con los clavos,
a clavarle el corazón.
Vino Marco,
le dio un bofetón,
hasta la hora de la muerte
no se le pasó el dolor.
Le echan las manos atrás,
lo llevan como un ladrón.
Aquel portillito abierto 
nunca se verá cerrado
hasta que no pase la Virgen
vestida de colorado,
el vestido que tenía
siempre se le vio manchado,
que lo manchó Jesucristo
con sangre de su costado.
El ruido de los martillos
en su corazón entró……
-¡No tengo más que este Hijo,
no tengo más que esta flor!
Esta oración se repite
todos los viernes del año, 
y el que la sepa  y no la diga,
el que la oiga y no la deprenda
el día del Juicio Universal
Dios se entenderá  con ella.
Devocionario popular (Zona de Somiedo)
Boletín del Instituto de Estudios Asturianos. Nº. 137.-

Testamento

“ En la ciudad de Santander a veinte de Febrero de mil novecientos siete, yo, Rosario de Acuña y Villanueva, viuda de D. Rafael de la Iglesia; de edad de cincuenta y seis años; usando de las facultades que otorga el artículo seiscientos setenta y ocho del Código Civil, en relación con el seiscientos ochenta y ocho del mismo, hallándome en pleno uso de mi voluntad e inteligencia, hago este testamento ológrafo que anula cuantos hubiera hecho anteriormente y dejo dispuesto o expresado lo siguiente. Habiéndome separado de la Religión Católica por una larga serie de razonamientos derivados de múltiples estudios y observaciones conscientes y meditados, quiero que conste así después de mi muerte, en la única forma posible de hacerlo constar, que es no consintiendo que mi cadáver sea entregado a la jurisdicción eclesiástica testificando de este modo, hasta después de muerte, lo que afirme en vida con palabras y obras, que es mi desprecio completo y profundo del dogma infantil y sanguinario, visible e irracional, cruel y ridículo, que sirve de mayor rémora para la racionalización de la especie humana: Conste pues, que viví y muero separada radicalmente de la iglesia católica ( y de todas las demás sectas religiosas) y si en mis últimos instantes de vida manifestase otra cosa, conste que protesto en sana salud y en sana razón de semejante manifestación, y sea tenida como producto de la enfermedad o como producto de manejos clericales más ó menos hipócritas, impuestos en mi estado de agonía; y por lo tanto ordeno y dispongo que diga lo que diga en el trance de la muerte (o digan que yo dije) se cumpla mi voluntad aquí expresada, que es el resultado de una conciencia serena derivada de un cerebro saludable y de un organismo en  equilibrio. Cuando mi cuerpo dé señales inequívocas de descomposición ( antes de ningún modo, pues, es aterrador ser enterrado vivo) se me enterrará sin mortaja alguna, envuelta en la sábana en que estuviese, si no muriera en cama, écheseme como esté en una sábana, el caso es que no se ande zarandeando a mi cuerpo ni lavándolo y acicalándolo, lo cual es todo baladí; en la caja más humilde y barata que haya, y el coche más pobre ( en el que no haya ningún signo religioso ni adornos o gualdrapas, de ninguna clase, todo esto cosa impropia de la sencilla austeridad de la muerte) se me enterrará en el cementerio civil, y si no lo hubiese donde muera, en un campo baldío, o a la orilla del mar, o en el mar, pero lo más lejos posible de las moradas humanas.  Prohibo terminantemente todo entierro social, toda invitación, todo anuncio, aviso o noticia ni pública ni privada, ni impresa, ni de palabra, que ponga en conocimiento de la sociedad mi fallecimiento: que vaya una persona de confianza a entregar mi cuerpo a los sepultureros, y testificar donde qué enterrada. Si muero en Santander entiérreseme en el panteón donde yacen los restos de mi madre, y donde hay nicho para mí ya comprado, y cuando yo muera póngase sobre el sepulcro de mi madre una losa de mármol con el adjunto soneto, esté o no esté mi cuerpo enterrado junto al de mi madre. Declaro como mi único heredero a Don Carlos Lamo y Giménez, abogado, mayor de edad, a quien lego todos mis bienes  muebles o inmuebles, en una palabra, todo cuanto posea en la fecha de mi fallecimiento, salvo las mandas que nadie le dispute la herencia ni en total, ni en parte, pues quiero y mando que todo sea para el dicho Don Carlos Lamo y Giménez. Todas mis ropas de mi uso particular, así blancas como de color,se las dejo a mi prima Petra Solís y Acuña, condesa de Benazuza, para que las use en memoria del cariño que nos unió desde la más tierna infancia. De mis alhajas que elija una para él y otra ara su hija D. Luis París y Zejín. Encargo a mi heredero universal, Don Carlos Lamo y Giménez, con el mayor empeño, y se lo suplico encarecidamente, cuide de los animalejos que haya en mi casa cuando yo muera, especialmente mis perros, y sobre todo mi pobre Tonita; que no los maltrate, y les proporcione una vejez tranquila y  cuidada, y que tenga piedad y amor hacia las pobrecillas avecillas que dejé, y si no quiere o no puede sostenerlas hasta que vayan muriendo de viejas, que las mande matar todas, pero de ninguna manera las venda vivas para que sufran los malos tratos que les da el brutal pueblo español: sean todas muertas antes que vendidas vivas. Creyendo en el Dios del Universo; con la esperanza de poseer un espíritu inmoral el cual no se hará dueño de la conciencia de la voluntad ínterin vaya unido intrínsecamente a la naturaleza terrestre; segura de que en la inmensidad de la creación nada se pierde ni se anonada; presintiendo, con los fueros de la razón, una justicia inviolable cuyos principios y fines no puedan ser abarcados por la flaca naturaleza humana, confiando en la existencia de la verdad, la belleza y la bondad absolutas, Trinidad omnímoda de la Justicia Eterna. Boletín del Instituto de Estudios Asturianos. Nº 117.-
Cuando se oye una blasfemia
Jesucristo iba de caza,
de caza como solía,
los perros lleva cansados
de correr  cuestas arriba
y se encuentra con un hombre,
hombre de malancolía.
Le preguntó si había Dios, 
le dijo  que no lo había.
Le preguntó si había Virgen,
lo mismo le respondía.
-Calla, hombre, no digas eso,
que hay Dios y Santa María,
que te pueden dar la muerte
como te dieron la vida.
-No temo yo a la muerte
ni tampoco  a quien la envía,
que tengo yo mis doblones
que de comer me darían.
A eso de la medianoche
la muerte por él venía.
-Márchate, muerte espantosa,
déjame vivir  un día.
-No te dejo, mal hombre,
hombre de malancolía, 
que hoy Dios y Santa María
mandan darte muerte 
como te dieron la vida
y que te dea de comer
una culebra cocida
y que te dea de beber
un vaso de pez derretida
y te baje a los infiernos,
a los más hondos que había.
Devocionario Popular (zona de Somiedo)
Boletín del Instituto de Estudios Asturianos. Nº 137.- 

San Antonio de Padua en la Iglesia de San Francisco
Veníi p´acá rapacinos, mozos, muyeres y niños, veníi que voy á contavos  un casu que non ye cuentu. Un casu qu´aconteció  en esta cuida d´ Uviedo  al coyer de les castañes del añu  mil seticientos  veintinueve del Siñor, que non sé si fué bisiestu. En-es  cases del Fontán  hubo de antes un tenderu  qu´estando  faltu de cuartos y muy sobra  de pleitos, embarcó  pa les Indies á trabayar com´un negru,  pa volver  fechu un indianu  de pelucones repletu.  Dejó  aquí a la su muyer  por non llevar munchu pesu y pasó un   mes y otru mes;  y pasó tiempu y más tiempu sin dar noticies denguna  de su vida y paraderu.  La probe Pacha  escribiói cartes y cartes sin  cuentu, pero afogábense  toes y non llegaben  al puertu.  

A la postre, medio lloca  y col corazón desfechu, escribiói  otra y llevaba  á la iglesia del convento  del campo de San  Franciscu,  como ´l últimu remediu.  Delantre de San  Antonio  arrodillóse nel suelu  y dixioi: Santu gloriosu  apiádate de miós duelos y búscame al mió  maridu  si por acasu no é  muertu. Búscalu y dai esta carta  qu´en el hábitu te dexo,  y dii que te dé rimpuesta  que si non de pena muero.  Failo ansí,  santu gloriosu,  que bien podrás  desde el cielu más  maravilles facer que ficiste  nestos reinos. Dexoi  la carta y salió  rezando  pa sus adientros  la oración de San Antonio  que tantos milagros  fexo.  Temprano  al otru día fué  á rezar  de nuevo al santu y al ver que tenía un papel  ente la manga y la mano,  esa, dixo  ye la carta  que i punxe ayer en  el hábitu; y  toa desconsolada, llorosa y  empapiellando  quexábase del dispreciu  que ficiera    del su  encargu.  Enteróse  ´l sacristán  de lo qu´estaba pasando, y dixo  qu´aquel  papel no i fué  posible  quitáilu.


Entoncies Pacha pensó non podía estar pegau por qu´ella lu dexó sueltu; cogiólu y soltóilu ´l santu, y a más una bolsa enyesa con escudos mexicanos. La probe muyer quedó ansina como plasmada al ver que el papel dicía: “Querida Pacha del alma, gracies á Dios qu´ á mi llega de tos manos una carta. Entriegómela un frailín de la Orden Franciscana diciéndome que i la diste llagrimosa y alloriada, porque non sabíes de mí dempues que salí de casa. Otra tanto digo yo que ye lo que me pasaba por non tener carta tuya nin saber una palabra anque munches t´ escribí po la estafeta del agua. Aquí me tienes en Lima de la noche á la mañana trabayando sin descansu pa facer una ganancia y volverme á xunta tí á vivir como Dios manda. Ya quier marcharse el frailín y non quier dise sin carta, por eso non digo más y te dexo por hoy, Pacha. Recibe con estes lletres esos escudos de plata, llimadures d´ esta Lima que no ye del too mala, y un abrazu cariñosu del tu maridín del alma” Llamábase Antón de Dante y Antón de Dante firmaba. La muyer plasmá d´ afechu, y en el suelu arrodillada daba alabances á Dios y á San Antonio de Padua. Esti cuentu non ye cuentu, fué una realidá probada y en lletres de molde vi qu´está en Uviedo la carta. Lletres asturianes Academia de la Llingua Asturiana.









































































































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