Momalo (Grado)

Textos:
-La vida en Asturias.
-Oviedo.
-Camín de la romería.
-La danza.
-El pantasma.


Ciervos, cámara nocturna.

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Momalo.-
Lugar de la parroquia de Santianes (Grado). Se asienta en la vertiente occidental de la cuenca del río Cubia, a media ladera, orientado al sureste, a una altura que ronda los 410 . Su población es de 17 habitantes. Dista 18 km de la capital. Al norte del lugar se localiza el espectacular castro de Peña Castiellu, recinto asentado en un crestón cuártico situado en el extremo suroriental de un espolón, al que  bordea en sus escarpadas laderas meridional y oriental un meandro del río Cubia; por el oeste , el afloramiento rocoso presenta una estratificación prácticamente en vertical, con una pared que supera en la mayoría del flanco, los 10 m de altura; parámetro éste, que aumenta progresivamente  a medida que avanza de norte a sur del lateral. Esta localización privilegiada desde el punto de vista defensivo, se ve completada por otros tres elementos, de fosos y un parapeto que refuerzan aún más el citado aspecto. El núcleo de Momalo aparece citado en la magna donación de Alfonso III, del 20 de enero del año 905. Diccionario geográfico de Asturias. 


La vida en AsturiasEra humilde y modesta. La riqueza y abundancia no fueron muchas en tiempos pasados: la vida  era humilde y modesta lo mismo en la ciudad que en las villas, aldeas y caseríos; la cultura nula ó escasa; el hábito todavía rudo; la limpieza y el aseo muy deficientes; la higiene aun en mantillas; la salud descansando, por lo general, en la fuerte y vigorosa naturaleza de la raza; mas ésta combatida, y á veces aniquilada, por la lepra, verdadera pandemia de la edad media, esta y más plagas, que mueven a la caridad para “malaterías” hospitales y albergues. La morada es pobre, y aun en la de los ricos y acomodados no había modo para mayores comodidades. La madera es todavía el predominante elemento de construcción de la casa y mobiliario; la traza de una y otra simplicísima, aunque fuerte y maciza; El hogar y llar ennegrecidos  por el humo, sin la salida propia de posterior chimenea, constituyen el principal departamento de la casa para comida, reunión, rezo doméstico y ciertos trabajos manuales; las otras habitaciones no pueden ser menos- pared por medio del establo- y en ellas el lecho paupérrimo sobre el suelo, yerba  y hojas; y siguen el arcón, los aperos de labranza. 
Las caserías, que caracterizan y distinguen más las viviendas de nuestros labradores están constituídas por casa rústica, baja ó de piso terreno, bastantes con piso y corredor ó solana sombreado por la parra; al lado la corte ó establo del ganado; encima de éste la tenada ó pajar para el invierno; cerca la “figal” ; adosadas á las paredes los caxellos ó colmenas; y próximo , el pequeño y apretado cubil para el gochu. Enfrente de la casa, muchas veces bendecida por la iglesia, hay una extensión de terreno mayor ó menor, según la importancia de la casería, á la que sirve a manera de desahogo, cerrado ó muriao sobre sí ya de pared ó de cárcoba, llamado cortada, corralada ó antoxana, para ejecutar diferentes faenas: las del acarreo y depósito de estiércol, cucho, en la cuchera, que más tarde se ha de llevar á las tierras de labranza cuando las sementeras; de leña para la cocina; el árgoma para el forno; y el rozo para estrar el ganado. Sirve también para espacio donde se sostienen y guarecen las aves de corral. La cocina es habitación principal de la casa. Amplia y espaciosa en cuanto sea posible, obscura y afumada por escasa luz y difícil salida de humos, en ella brillan y se destacan diferentes  enseres metálicos, limpios y bruñidos. El llar es el fogón, bajo, a penas levantado del suelo; el sitio donde se tiza, el verdadero fundo de la casa y sobre él aparecen las cadenas, calamieres ó calamiyeres, de las que pende el pote ó vasija de hierro, con tres piés, donde se cuece y condimenta la frugal comida. En las trébedes puestas sobre los encendidos troncos. Al extremo superior de la chimenea  se coloca el sardu,  de varas ó fuertes mimbres, donde se ponen para secar y curar las castañas, nueces, avellanas,etc. La estancia se alumbra en la noche por el candil, antes abierto y ahora cerrado, alimentado sucesivamente por saín, aceite y petróleo; en la traviella, tabla ó borde de la chimenea, se colocan pucheros y cazuelas, tariegos, escudielles y zapicas, al alcance de la cocinera; la masera así es amasadera como despensa para alimentos más a mano; en un extremo del departamento están las ferrares, cubas abiertas para el transporte del agua, con anchos aros de hierro que semejan  de plata á fuerza de exquisita limpieza, Tras el llar, en un ángulo de la cocina, está el forno tapado por la tabara, para cocer la boroña ó el pan; departamento cuya  curva construcción bien se acusa  en el exterior de las viviendas asturiana.  En otros sitios de éstas, figuran pocos o ningún mueble de comodidad más que la humilde cama con colchón, “sergón”  de fueyes ú hojas de maíz; Se ven el taburete y la tayuela de asiento; las cestas, paxu, goxa, macón,  tejidas de mimbres ó de madera. Se desayuna  en verano  con leche de vaca, tal cual se acaba de ordeñar, en la que mojan pedazos de borrosa, y  en invierno con sopa de leche bien caliente. a las doce, hora señalada por el sol ó por la campana de la parroquia  ó ermita próxima, se come el pote, llamado así por tropo la comida del mediodía. A las ocho ó nueve de la mañana se echan en la férrea vasija habas y agua, y una hora después tocino salado, algunas veces morcilla, verdura picada ó patatas, se hierven a fuego lento hasta que  reunida la numerosa familia, alrededor del llar, cada individuo espera con su escudilla de barro y tosca cuchara de madera á que el ama de la casa proceda al reparto.  Para cenar sirve el mismo pote de la mañana,  que ya se tiene cuidado de hacerlo abundante. En ciertas épocas del año, los labradores comen también las farrapes ó fariñes, harina de maíz cocida en agua  hasta tener espesa consistencia, que se sirve en platos y se acompaña con leche.  Si algún día de la semana  el ama de casa va al mercado del pueblo próximo á vender  gallinas, huevos ó algún producto de la casería, entonces con el dinero del precio, antes de mercar una tercia de bayeta ó estameña  para remendar las ropas, suele comprar un pan grande de trio y dos ó tres docenas de sardinas arenques, que sirven de almuerzo al hombre de la casa.  Por regla general, el aldeano mata un pequeño cerdo, que ha criado en casa y hace, por Diciembre ó Enero, un pequeño samartín de chorizos y morcillas, que cura ó ahuma bajo el sardo de la cocina, así como los restos de tocino, huesos pellejos( los jamones se venden) se salan en el duernu y se depositan después en el hórreo.  Rodeando las viviendas están las principales tierras de labor de la casería, las de pasto y  arbolado, los montes no muy lejos, llamándose llosa, dedicada á labrantío , la finca  que está unida ó muy próxima a la morada. Varias  caserías colindantes ó vecinas forman la quintana. Los domingos  y días festivos los dedican relativamente al descanso. Muy de madrugada siegan la pación ó yerba verde de primavera y otoño, si es que no lo hicieron en el día anterior. Por la tarde no pocos frecuentan la taberna de que no está desprovisto ningún pueblo; pasan allí algunas horas bebiendo sidra ó vino; juegan á los bolos, á la llave ó chapa, con mugrientos  naipes á la brisca, al tute,  hasta que al oscurecer tornan á sus hogares. Las mujeres casadas se reúnen a la puerta de las casas ó bajo de una panera, mientras las solteras se agrupan y se divierten en el centro del pueblo ó  quintana,  bailando al compás de las panderetas, no estando muy lejos los galanes, que alguna parte toman en el regocijo, si bien para galantiar  tienen otros días y horas. Si, como se ve y es universal y corriente, con fiestas  se casan y vienen al mundo nuestras gentes del campo, también con fiestas  y con ritos singulares se entierran.  La generación de antaño alcanzaba con salud edad más provecta, aun llamando tardíamente al médico,  generalmente á un cirujano romancista, cuando no á un intruso curandero campestre ú hombre curioso, que con  remedios caseros ha causado y seguirá causando innumerables víctimas. La fila es la tertulia de la aldea. En una casa del lugar, prefiriendo las que tengan amplia sala ó cocina espaciosa, reúnense  generalmente  en jueves y sábados por la noche y en el invierno las  familias conocidas con objeto de dedicarse á hilar la mujeres, sosteniendo  el alumbrado y pocos más gastos, ya por  pequeña cuestación semanal ó hilando en determinado día en favor de los dueños de la casa. No siempre, pero si con frecuencia, la fila  es un pretexto de diversión y concurren los mozos de la redonda, que en animada conversación con las jóvenes hacen más agradable la velada.  Con las  pintadas ruecas y torneados “rusos” van convirtiendo en  hilo los manojos de estopa; alguna anciana recitaba antiguamente los hermosos y viejos romances, preciada joya literaria  de pasadas  épocas, y antes también se cantaban con aire y son cuya cadencia se ha perdido.  Los jóvenes refieren cuentos; algunos memorias del servicio militar; frecuentemente se entretienen más, ríen y gozan con agudas y preguntas  ingeniosas, casadielles,  acertijos,adivinanzas, etc.  Mas encanto tienen las esfoyazas, que participan de solaz nocturno en invernales noches. Esta operación, se hace por turno en casas de labranza, concurriendo los mozos de la redonda que, aquí como en todas partes, van siempre tras ellas. Las mujeres, sin distinción de edades, esfueyan ó desenvuelven las hojas, descubriendo el dorado grano de las panojas y las apilan, separando las riberas, pequeñas; los niños las entregan a los hombres estos tejen las hoja, formando ristras ó riestras de cuatro metros más o menos de largo, Semejantes tareas son de mucha alegría. Canta en opuestos bandos la gente moza; retozan  se obsequian unos á otros con disparos de panoyas; y para final de fiesta hay baile, gaxos de boroña y libaciones de sidra, Antón de Marirreguera describe esta escena de la esfoyaza: 
La postrer nuiche 
ya d´Octubre yera 
Y acabóse temprano 
la esfoyaza. La xente 
veladora y placentera
 De comer la garulla
 daba traza: Había de
 figos una goxa entera, 
Peres del forno, gaxos 
de fogaza, Y tizaben 
el fuevo con tarucos, 
Fartos de reblincar los 
rapazucos. Al par del
 llar so les calamieres, 
Porque ya facía friu, 
s´asentanon Entremezclados
 homes y muyeres:
Les moces á los mozos
 purrin peres, Y desque 
la barriga fartucanon,
 Trabaquiaben les 
vieyes á los vieyos, 
Y los mozos 
armaron sos trabeyos. 
Bien pasada media noche termina la esfoyaza y entonces los galanes acompañan á las mozas a sus casas, que suelen no estar cerca, seguidas de las viejas; pero al amanecer todos están en el trabajo. En la noche de San Juan tiene virtud privilegiada y presagio de felicidad duradera el acto de coger en las fuentes la “flor del agua” , ó la capa superficial de su remanso, sobre el que se depositó el bendito rocío; rocío en otras regiones de peregrinas cualidades y resortes. Así lo cantaba Caveda en Los enamorados de la aldea: 
Verná de San Xuan la noche
 templadina y estrellada 
y el carbayu non pondré
 arrimadu a to ventana; 
ni á to puerta cantaré
 con el paxarín del alba:
 ¡ay! por el agua corría,
 ¡ay! por el agua manaba. 
La paz dichosa mora en tales pueblos; nada turba su tranquilidad en lo ordinario; pero sí, a deshora, la presencia de infeliz y contrecha anciana, la bruxa, mensajera de enfermedades y desgracias, porque ella lleva consigo el mal de ojo, que describe Caveda en su inimitable y sentida poesía El Niño enfermo: 
Si lu agüeyara la vieya 
Rosenda  del otro llugar? 
Desque allá na cuerra lu 
diera en besar, poqueñín 
a pocu  mordiéndose vá. 
 Dalgún maleficiu la maldita 
i fay;  Que diz q´á Sevilla 
los sábados vá, y q´anda 
de noche  por todu el llugar, 
chupando los ñeños que
 gordos están.  ¿Si el miu 
la bruxa  también chupará? 
Témolo en concencia , 
 témolo en verdá. Mañana
 sin falta,  si he que llego
 allá, con agua bendita lu tengo 
asperxar, y ponéi la cigua  
antes de mamar,  y dai 
pan bendito mezcla al papar, 
y de San Benito se i ha de 
colgar la regla que fora 
del Padre Bastián. 
 De tan laberíntica medicina popular son  interesantes ejemplares el ya indicado “mal de ojo”, el también referido “del filu” “la caída del cuayu”, la “paletilla en bajo” etc. que hacen el proceso de la ignorancia y credulidad de centenares de campesinos. 
La operación de la siega, á la terminación del verano, es alegre, concurrida y provechosa. Asisten a los prados robustos y hábiles segadores, armados de cortantes guadañas, llevando a la cintura el zapicu o vasija de madera donde va la piedra de afilar. Buscase para ese trabajo los días mas calurosos, que hacen más penosa la fatiga, A la sombra de cercanos árboles consumen al mediodía frugal comida y aun duermen breve siesta; pero á la caída de la tarde amontonan el heno sobre carros, colocan los alegres rapas sobre la abultada carga y ésta la almacenan en la tenada. 
El molino, fábrica y también tertulia de la aldea, se sitúa, en las  laderas de terrenos próximos a los ríos; tómanse  más altas y atrás las aguas desde la compuerta, para calcular la corriente, y siguen su curso por la presa o humilde canal a orillas del río a fin de llevar la fuerza a la pobre fábrica. 
La profesión agrícola, aunque principal, no fue nunca exclusiva entre los habitantes del país, que con las labores del campo alternaron y alternan en otras de diferente industria. La alfarería fue una de ellas en manifestaciones de trabajo rudo y tosco. Vestigios quedan por comarcas de Avilés y Castrillón  con sus cántaros y ánforas, pucheros, tazas, pucheros, tazas y demás vascas de barro grafítico negro, en Llamas del Mouro, de Cangas de Tineo, y en más localidades donde sigue la heredada profesión poco menos que estacionaria, á la manera de la del ladrillo y teja. En esta son notorios los tejeros ó tamargos de Llanes, que todos los años, después de terminada la sementera en Mayo, salen de costera, unos como amos ó empresarios, otros como criados ú oficiales, y se desparraman por Asturias o provincias limítrofes y se dedican a penosísimo trabajo de la manipulación de la arcilla en desmanteladas tejeras, hasta regresar a sus casas en los últimos días de Septiembre. Retornan con los ahorros de sus varias soldadas con las que atienden a múltiples necesidades. Los canteros ó erguinos de Rivadesella, hábiles labraste solicitados desde muy lejos. La producción de sal tiene igualmente vieja historia en el país con industria aquí floreciente en los primeros siglos de la Reconquista. De aquel trabajo quedan recuerdos en ambas orillas del Nalón, donde había gran número de hornos para la extracción de sal..La explotación aurífera  principalmente en términos de Castropol, Cangas de Tineo,  Tineo, Valdés. El ferreru asturiano  es un tipo clásico en las aldeas, verdaderos artistas fabricando navayes, peslleres, calamieres, trébedes, otros objetos manuales, de cocina, y de múltiples usos.  Los artesoneros trabajan muchas veces al aire libre en el mismo monte cuando no pueden transportar pesados troncos de los árboles, y allí se instalan con máquina simplicísima  y tornean artesones, fuentes, cacerolas, tazas, cachos para el vino, etc.. que venden de casa en casa ó por ferias y mercados. Operación semejante es la de los madreñeros. Todos estos obreros de la madera no son fijos y sí ambulantes, peregrinando por distintos concejos. Artesoneros de fama son los de Degaña, y madreñeros notorios los de Aller, Somiedo y otras localidades. No sucede lo mismo con otros moradores de sitios apartados y los que trabajan en vida nómada y ejercicio ambulante en que se mantienen todavía no pocos zapateros y los andadores goxeros de Peñamellera baja.  Estos hacen o componen las cestas, macones, maniegas y goxas, desparramándose por Asturias y otras provincias. Las mujeres se dedican en invierno a tejer cestas y cestos varios de mimbres, que en verano cuidan de recoger en las vegas. Pintorescos con los “viajes” temporales de los americanos “para echar un remiendo á la labranza, reforzar el ganado, poner corredor a la casa, correr las romerías con vistosas alhajas, obsequiar a las rapazas , apalabrar a alguna para más adelante retornar  otra vez a la isla. Ciertamente que por ley de lucha la  emigración americana consumió muchas vidas; mas también fue fomento principalísimo de la riqueza provincial. La vieja Asturias, hay que buscarla en apartados repliegues de las montañas,  lejos de los centros y comunicaciones. Aun en estos escondidos sitios de una Arcadia que fue hay contados “ejemplares" de ancianos de vida patriarcal, que no sabe del mundo más allá de sus montes, sino rumores y relaciones de los que en el vivieron. Octavio Bellmunt y Traver . Revista Asturias. Tomo I. 

Oviedo
El Hospicio. Después de la procesión visité el hospicio, casa general de trabajo. El número de reducidos era de 65 hombres, 55 niños, 90 mujeres y 70 niñas, no comprendiendo los pequeños que están con nodriza ó fuera del establecimiento. La casa es cómoda y grande; consta de cuatro cuerpos que tienen tres pisos perfectamente distribuidos, con buenos departamentos para talleres y dormitorios, algunos de los cuales tienen 250 pies de longitud y son altos anchos á proporción. Los fondos para sostener este asilo son 30.000 ducados anuales de arbitrios sobre el aguardiente y otros 3000 de diferentes rentas, lo cual asciende a 4000 libras esterlinas de lo que produce el trabajo de los acogidos, que se calcula en tres mil reales estando aquí comprendido lo que hacen para el gasto de la casa. Entre 280 personas enfermas del hospicio, no encontré ningún impedido, de modo que definitivamente se puede apreciar  su trabajo en nueve reales, cada uno por año. No es fácil calcular el gasto individual de un pobre de estos para el contribuyente, porque se reúnen en este establecimiento todos los niños desamparados. Así la madre mete al niño abandonado en la cuna del torno, llama por medio de una campanilla, y se marcha! La limosna y el pauperismo. Además de este refugio de pobres y niños el obispo distribuye  diariamente a la puerta de su palacio la cantidad de setenta reales, dando un cuarto o un ochavo á cada uno que viene, á mas de una pensión semanal á las viudas y huérfanas. También los canónigos dan abundantes limosnas y pan y sopa  al medio día en los conventos, en particular los benedictinos, que como mas ricos son los mas liberales en sus donaciones. Cuando los pobres enferman hay un cómodo hospital siempre dispuesto á recibirlos.  ¿Pero imagina el lector que todas estas obras piadosas concluyen con el  pauperismo? Cientos de mendigos cubiertos de andrajos y harapos, hormiguean, sucios, por las calles de la población. Esto demuestra evidentemente que se aumenta el número y la miseria de los pobres, por la costumbre de subvenir á sus necesidades. ¿Qué estímulo tienen para el trabajo? ¿Quien bebe agua en la fuente irá a sacarla del pozo? Un individuo tiene hambre? Pues en un monasterio le darán de comer. ¿Está enfermo? Abierto tiene el hospital que le recibe. ¿Tiene hijos? Pues no tiene necesidad de trabajar para sostenerlos, que ellos serán provistos, como él. Es enemigo del trabajo para buscarse el pan de cada día? Pues se retira al Hospicio. …. Suprimid la fuente y cada uno desde luego sacará el agua del pozo. Cerrad el Hospicio, dad sus fondos á otro destino; no deis mas alivios que las recompensas que puedan estimular a la industria y entonces será cierto que si la miseria disminuye también aumenta la población, porque de la necesidad brotará el trabajo, aumentará constante y regularmente la población, pues la riqueza se esparcirá por todas partes y la indigencia estará confinada a la calaña del holgazán  Mucho me agradó la respuesta del obispo, á quien me tomé la libertad de preguntarle, si pensaba en el mal que hacia con la distribución de sus socorros. “No tengo duda sobre eso, me dijo; es obligación de la autoridad civil limpiar la calle de mendigos, pero mi deber es dar limosna á los que me la pidan”, El Hospital: Fui después con el médico a visitar este establecimiento. Las enfermedades mas notables eran terciadas, hidropesías y un mal particular llamado mal de la rosa.  El tratamiento de las terciadas principia por la sangría y continúa por los vomitivos, purgantes y la quinina. Este último remedio es verdaderamente eficaz, mientras que el mérito de los primeros es puramente negativo. El mal de la rosa está considerado como una especie de lepra, pero tiene poca afinidad con esta enfermedad. Ataca la parte superior de las manos, el empeine y el cuello, desciende por el esternón hasta la ternila ziphoide, pero deja libre el resto del cuerpo. La parte atacada tiene un color rojizo que va acompañado de dolor y calor y así concluye por una especie de sarna. En el curso de la enfermedad se observan vértigos, delirios la lengua sucia, escalofríos, llanto y según el testimonio del doctor Durand una propensión particular a ahogarse. Esta afección desaparece en verano y viene a la primavera; se le cura con salitre y purgantes dulces, pero si se la descuida suele concluir  y degenerar en lamparones, marasmo, melancolía y hasta en locura. En Oviedo, como en otras muchas poblaciones españolas  , hay un hospital destinado á los enfermos sifilíticos abierto tres veces al año, para recibir entre tanto lo que no puede contener y dando origen a que todos los cirujanos se lamenten de que estos enfermos  tarden tanto tiempo en recurrir a ellos para ponerse en curación. Provenga esto, o de la violencia del tratamiento  o de la debilidad de los síntomas, es lo cierto que este mal es universal.  Las enfermedades peculiares a Asturias, son las fiebres intermitentes, hidropesía, histérico, hipocondría, humores fríos, papera, obstrucciones de las glándulas, caquexia, escorbuto, lepra, locura, epilepsia, parálisis,   reumatismo, tisis, erisipela y el mal de la rosa y la sarna.  Lázaros: Hay en Asturias veinte Hospitales así  llamados para curar la lepra, enfermedad que se presenta bajo diferentes formas. Algunos atacados están cubiertos de una costra blanca y seca, con la que parecen molineros;  otros tienen la piel casi negra, muy gruesa, llena de arrugas, sudorosa y húmeda; varios tienen las pantorrillas y los muslos flacos, las venas dilatadas, pústulas y úlceras, que dan un insufrible olor, y no son pocos los que tienen hinchazones, sobre todo las mujeres. A  veces tienen las facciones desfiguradas, a tal punto que apenas parecen personas, y las hay con tumores malignos del grandor de una avellana repartidos por todo el cuerpo. Todos, por lo general, se quejan de un calor y de una comezón insoportables. La sarna común es un poco menos repugnante que la lepra. Ataca generalmente la cabeza de los niños y lleva consigo úlceras malignas, comenzó insufrible y muchos parásitos. Va precedida ordinariamente de temblor, y de una ligera fiebre que termina, como la pequeña viruela, por una erupción de numerosas pústulas. Estas, grandes en las personas sanas, son puntiagudas y rojas, supuran abundantemente y desaparecen al cabo de nueve ó diez meses; los débiles conservan la enfermedad por toda la vida y las mujeres están menos expuestas á sufrirla que los hombres. Las fiebres, como  los abscesos y lo mismo las pleuresías, concluye n  frecuentemente,  según dicen, por la sarna y esta desaparece en seguida para volver cuando la fiebre cesa.  En los adultos ataca á los brazos y las manos, cuando no a las piernas y muslos, cubriéndolos de una costra sucia. En los pobres por falta de cuidados y aseo, es muy grande la comezón y durante la noche insoportable. El paciente que sufre tal enfermedad, se cubre de pequeños animalitos, visibles por el cristal de un lente, y los cuales forman pequeños tubitos en la epidermis. Las causas se encuentran en la humedad, hija de la situación particular de la provincia. Además del clima, la alimentación general de los habitantes contribuye bastante al nacimiento de algunas enfermedades comunes en este Principado, donde se come poca carne y se bebe poco vino. Duración de la vida:  Aunque la comarca está sujeta á tan varias enfermedades endémicas, no es aquí donde hay menos ejemplos de longevidad. Bastantes individuos viven cien años, Las peregrinaciones. - Cuando salí del hospital pasé con don Nicolás Trelles a visitar el “hospital de los peregrinos”, de donde es capellán y confesor. El tal establecimiento es un gran edificio con una sala mal aderezada y una multitud de celdas-dormitorios. Aquí son recibidos y alojados, durante tres noches, los peregrinos de todas las partes del mundo que van al sepulcro de Santiago de Galicia y cuando llegan a Oviedo se presentan ante un altar particular y cada hombre recibe diez cuartos de socorro. Si por casualidad muriese alguno en la población  es enterrado con mas pompa, que el primer noble de la provincia y los canónigos le acompañan hasta el cementerio.Las reliquias: Las peregrinaciones me las recordaron y excitaron mi deseo de conocer las de la catedral Me dirigí al obispo que al siguiente día por la mañana me recomendó a su sobrino el canónigo, para que me mostrara todo lo mas curioso que hay entre aquellos tesoros. Viaje por Asturias. Viaje por Asturias. Joseph Townsend. 1788.



Camín de la Romería
¿A dónde vas, rapacina, 
a dónde vas tan lozana, 
que pareces una rosa  
desprendida de una mata? 
- Corre prisa la respuesta  
o déjolo pa mañana? 
- Quisiera saberlo ahora; 
 por eso lo preguntaba. 
- Pues voy pa la romería…. 
-Ya la llevas en la cara.
- Muchas gracias, señorito.
- Mo se merecen, rapaza. 
- Temprano va usted de fiesta.
 - Me levanté con el alba. 
- Con el alba durmió usted? 
- Casi, casi, mi sultana, 
porque soñaba contigo. 
 ¿Y sabes lo que soñaba? 
 Que eras tu la luz primera 
que iluminaba mi alma!
 - Se conoce, señorito que
 es usted de mucha guasa. 
 Pero a mí no me confunde;
 ¿no ve que soy asturiana? 
- No necesitas decirlo,  ya se
 adivina en tus gracias. 
- De verdá que está gracioso; 
y me interrumpe  
la marcha.  - Siga usted,
 yo la acompaño. 
- Ya la virgen me acompaña. 
 - Dos vírgenes para mí? 
No esperaba dicha tanta. 
- Mejor se queda usted solo
 mientras cruce otras más guapa.
 - Esperaría muchos años 
y no podría encontrarla. 
Déjame que te acompañe 
hasta la iglesia cercana. 
- No puede ser, señorito.  
- Te lo prohibe algún guardia? 
- Qué chistes se gasta usted. 
 - Y tú qué ojitos te gastas! 
 - Déjeme en paz, buen cristiano. 
- No me quites la esperanza;
 mira que si voy a misa es
 solo  por una santa que me 
encontré en el camino 
mientras llegaba a mí el alba.
 - Pecador, Dios lo perdone!  
- Soy buen cristiano, rapaza.
 - San Pedro lo lleve al cielo….
 -¡Que Dios te puso en la cara!
 Como seguían charlando 
 los dos, en amena charla, 
un vieyín que en la caleya  
cuidaba atento unas vacas, 
gritó con cierta malicia 
 mirando pa la rapaza. 
 - El diañu son estas cosas….. 
Aparta, Galana, aparta…… 
 Revista Asturias. La Habana. 1915.- 


La Danza
Con chaleco de cien picos, faja colorada y nueva, los calzones de pedrosu y terciada la montera, arrebálgase Perico ena danza , y llancia fuera del pechu ijujú tan grande que plasma tóa la rueda. Les moces mírenlu tienres, pos ye de gentil presencia, y tien tierruques  de suyo y muy bones po la renta. Non hay fusu más derechu, nin boca más pedigüeña, nin centura más lliviana, nin cara más gayaspera, nin güeyos más faladores  nin voz más regusta y fresca…. en fin, ye tal , que barrunto que utru Perico non heba.  Ye nel mirar más llambión qu´una gata balboniega, y en escurrir picardíes atrás al raposu dexa. Más que diez homes de cuayu  fai él solu nun´ andecha, y cabruña  el so gardañu  sin decaí castra de muezca.  Fora Sansón un enxencle d´isti  rapaz a la vera; y aunque al añu  se tosquila  de veces una docena, fai ceniza un regodón y esmigaya una portiella, pos más que puños, los suyos  son porrones en concencia.  Ye nadando  un esguín rial, com´ un algu  na carrera,  y naid´ en brincar  bardiales  y aventaja  en lixereza. Onde  afinca  el so calcañu  nin  rastro de tapín  queda, y al mirallu  con tortoriu  el cuayu  al más finu  tembla.  Non sabe lo que ye miéo….  po les bones ye  una seda, mas  po les males….  ¡carape! el que lu busca lu alcuentra.  Ya, galvaneros los mozos, como la flor se ximielga cuando el fresquillín del monte muy sele, al colar la besa,  anden pa  tras y pa lantre; ya  llevanten  la cabeza; ya taramiellen y griten o dalgunu s´enduviella echando  la zancanía  al so vecín,  que na  tierra  dexa  el molde  del renaz  o designa  una vaniella.   Ya, lo mesmo que  nel prao  de xatos  una parexa  reviciando, co los cuernos,  el unu  col utru  enrieda, lo mesmo xunt´ a Perico, la xente se engarapiella, y a lluego siguen cantando ¡mal haya una mala llengua! El non fai  casu de naide; sólo fala  co la neña que va agarrada del  deu  de la so mano derecha.  Ye blanca como la lleche, nidia  como la mantega,  son sos güeyos dos lluceros  y  so boca una cereza.  Tuércese com´ una blima  cuando  el vientu  la solmena  y ensiñ´ al  falar  los dientes tan blancos como la perla. Fai  pocinos  al  reíse enos dos papos, y  al vela, no hay home  nisti  mundo  que non  quixera  mordella.  Ye llista  com´ una xana…. trabayadora y  artera, ye una paya  la fesoria  en sos manines de cera.  Canta com´ una  xiblata  la bendita Madalena; si un roble  podiés  oilla  ponse  tienru  y  empapiella.  Más molleres  se fendieron  
por querer falar con ella, que quede cuntar de pelos en so abundante guedeya.  Mocáis, trescientos mil; tellerones,  non hay cuenta  los que se dieron los mozos mil veces a so presencia.  ¡Bien lo merez  en verdá….. !  ¿Non ye  honra  pa cualquiera  perder por neña  tan guapa  les narices o una oreya?  Non va vez a romería  que non s´ entame  quimera y haiga  más escalabrotes  que cuetes  hebo na fiesta.  Ansina yera so madre…. ¡Dios ena gloria la tenga! y como diz el refrán, “ de bon árbol  bona estiella”. Quiérense  los dos rapaces;  ¿qué muncho ye que se quieran siendo  Perico tan machu  y Xuana  siendo tan fema? Mas golviamos a la danza, qu´el diañu, que nunca fuelga, fexo lo que fai mil veces, que a palos se desfixera. Entamen  nuevos trebeyos: canta la xente  contenta hoy día vale quien tiene,  verdá que non tien rempuesta. De la parexa  cercanu va Xuanón  de la Caleya, muy temíu  nel  conceyu, pos ye d´entraña  muy negra. Ya vió de cerqu´el  focicu más d´una vez en audencia  al siñor xuez, por la mor de cortar co la foceta  les narices, en Androceo, al fiu de Pín  d´ Andrea, porque  birlando, tirólu y extrapallói una  deda. Llocu  está d´amor  por Xuana,  alloriau cuerre tras d´ella, sin llograr  nunca  el mazcayu villa  falar siquiera. Al mirallos como entrambos  gociaben en so presencia, entroi  rixu d´ entamar  col so rival  una griesca.  La sangre de sopetón púnxosei na cabeza;  ¡eren celos! ¡probitín!  que güelven llocu a cualquiera.  Esperó qu´ el bon Perico  golviés  a falar con ella,  y cuando lu vió  agachau  garrólu  pe la chaqueta. - Todos los mozos - i  dixo -  que ves  danzando  na rueda, se  taracen les coráes  al vete  tanta fachenda.  Déxanos  en paz,  borricu,  sálte a galantiar  a fuera,  anque  pecao mortal  ye  que t´escuche esta neña. Non la mereces,  porcaz; dime si tienes vergüenza, ¿a qué mozu  d´un tochazu fixiste  besar la tierra?  Por enxencle non  t´apurro  metanes  ena  mollera un palu  qu´ en remeducos  te desfaiga  la montera.  Fuxe de la danza, pitu,  que si  como das la llengua dieres palos, dau el casu podieres gastar fachenda.-  Fartu  Perico d´oillu,  pálidu como la cera,  blinca p´atrás, y el  civiellu  fai reflundiar  en so diestra.  Sin dicéi  “voy a purrite”,  sin avisallu siquiera,  diói  un palu  na vidaya que lu dexó  muertu  en  tierra.  Al mirallu  retrocede,  como fai la llagartesa, si metanes  en el  ráu  sei piega  con una piedra, fuxó  la xente  plasmada;  lluego  la xosticia llega llevando  presu a Perico y al calavre  pa la iglesia.  Tres años que presu xime; cinco i  falten  de condena,  y cuando la xente danza  llágrimes vierte una  neña. Teodoro Cuesta. Revista Asturias.  Habana,  20 Diciembre de 1914.- 
El Pantasma
Media noche barrunto que juesi, 
pos, hébia ´ntá poco 
que cantara ´l pitón na corrada
de Lin “El Chamoco”
y, aportaba ´ndemás qu´enagora 
se via ´l sietestrellu
per derriba  la biesca qu´afinca 
na vera ´l castiellu;
cando Pin de Sarafa  d´Anieves
intró na ´sfoyaza
qu´entamara Xuanón de Tudela 
con una filaza;
qu´ansí venguen de nochi les bruxes
y sáquenme ´l untu, 
si al miralu  llegar  non creyemos
que yera un defuntu:
Remellau, co los güeyos plasmones, 
arquiada la ceya, 
permariellu, tremblando ´l probacu
lo mesmu  que jueya.
Tevo asin, en sin fala nin fuelgu,
dos hores en basma 
y, allá ´l fin, marmulló ´nte respingos:
-¡Que viera ´l pantasma!
Averósei  entós desiguida 
Pachón “El Coríu”
que, paréz ye ´n custión de pantasmes 
la mar de ´ntindíu
pos, topó co la güestia  tres veces
cruciando ´l fayedu
y otres dos col busgosu y el trasgu
colando pa Uviedu
y, entamóla con il a preguntes
d´aquista manera
pa saber cual jués la bisarma 
qu´a Pin i sortiera:
-¿Yeren munchos pantasmas en ringla
con lluces nes manes?
Perqu´entóncenes yera la güestia
camín d´Argollanes…….
-Non, diz l´utru , non yera más qu´unu.
-¡Caray! ¡El busgosu!
¿Yera un  home con pates de cabra 
y el cuerpu pelosu?
-¡Non, que va!
-Dentós ¿yera un homacu 
de gorru bermeyu?
¡Pos el trasgu que ta ´spatuxando 
per todo ´conceyu!
-Non, tampocu  era ansina…….
-¡Recoya!
¿Dentós como yera?
-Pos, com´ una sombrona muy grande 
que diba a mió vera;
reblincando  y a todu galópiu
si yo  ´scorrexaba
y aparándose ´n secu nel intre 
que yo m´aparaba……
Lo que jués el pantasma yo, mialma, 
que non lo descurro
peru, yera grandísimu  y, de pinta, 
lo mesmu que un burru….
-¡Acabáres, pelgar!
-¿Ya cayisti?
¿Cual ye?
-Pos amigu,
pel retratu que fayes, ta claru:
¡La sombra de tigu!
Mas cuentiquinos del escañu . Antonio García Oliveros.-
























































































































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